Capítulo 17 - El Regreso (Parte I)

798 31 0
                                    

LIBRO SEGUNDO

1 - El Regreso

La vuelta en soledad le pareció extraña, habían pasado demasiadas cosas en tan poco tiempo; y en todo ese tiempo siempre había estado acompañado de Súmmum o de Alex, e incluso de Lyra, que se sentía extraño caminando solo, en medio de la ciudad, entre las calles desiertas. El portal lo había arrojado en un campo abandonado lejos de su casa y había tenido que caminar casi un kilómetro para entrar a la ciudad. Daría cualquier cosa por tener su motocicleta y llegar más rápido. Por suerte era de noche, lo que le daba la ventaja de no cruzarse con demasiadas personas, era consciente que su vestimenta era algo extraña y su aspecto también. No era muy común que un chico fuese vestido con ropa de combate al mejor estilo medieval. Llevaba el arco colgando de su espalda y amarrada a él la magnífica espada de Gêldar; dentro de su bota la Daga de los Mundos asomaba parte de su empuñadura de obsidiana; y sobre su hombro Niteris vigilaba el entorno desde sus ojos rojos. Si consideraba el hecho de que nadie podía ver sus armas, todo se reducía a su manera rara de vestir. Pero no estaba seguro de que vieran o no a Niteris. Solo las finas marcas blancas en su rostro y parte de su cuerpo, eran los fieles testigos de los momentos difíciles que había pasado. Pero una en especial, la de su pecho, era la que lo hacía recordar cuan diferente era ahora del resto de los seres humanos. Mientras caminaba por las calles desiertas, recordó cómo era antes de que su vida cambiara y sintió un profundo pesar. Ya nada sería igual que antes. Sentía que habían pasado años desde su partida a Argozz. Todo se veía diferente, las calles tenían un aspecto raro, algo que no se veía a simple vista pero que él podía sentir. "He hecho un acto de redención, he comprado tu regreso a la vida y he pagado un alto precio por ello - le había dicho Gêldar cuando despertó - Ahora tú debes hacer que no me arrepienta" Aún trataba de asimilar aquellas palabras.

Solo faltaban un par de calles para llegar a su casa, le hubiera gustado avisar pero no tenía forma de hacerlo, su celular había quedado en su habitación el día que partieron hacia Argozz. Algo dentro de Eldar estaba inquieto, no dejaba de pensar en Súmmum y en el pedido que le había hecho de sacar a Lyra y a Alex del castillo. Sabía que lo había logrado, pero luego había perdido todo contacto con su mundo. Llegó al edificio y antes de subir los pocos escalones de la entrada, notó que el vidrio inferior de la puerta estaba roto. Miró hacia todos lados antes de tomar el picaporte e intentar abrir la puerta de entrada al edificio. Por supuesto, la puerta estaba cerrada y él no tenia las llaves. Maldijo su suerte con una serie de insultos en voz baja. Miró hacia arriba, tratando de divisar la ventana de su departamento. Todo estaba oscuro.

- Solo faltaba que no hubiera nadie - dijo entre dientes.

De todas formas se agachó y haciéndose lo más pequeño que pudo pasó a través del agujero que dejaba la falta del vidrio. Algo no estaba bien, algo era diferente y no sabía qué podía ser. El hall de entrada estaba oscuro, pero no le importó, el tiempo pasado en Argozz lo había hecho acostumbrarse a la oscuridad. Sus ojos se adaptaban perfectamente a la falta de luz como los de un gato. A pesar de superar su ceguera, Niteris aun lo acompañaba y lo advertía de los peligros. Subió por la escalera hasta el piso en el que vivía y se quedó parado ante la puerta un momento. Ningún ruido que proviniera del departamento se escuchó a través de la puerta.

Eldar suspiró profundamente y tomó el pomo de la puerta suavemente. Una alarma se encendió en su cerebro al comprobar que la puerta apenas estaba apoyada sobre el marco. Por un instante se quedó paralizado en la oscuridad del pasillo.

- Niteris, ¿Por qué estás tan tranquilo? - dijo en voz baja y el corazón acelerado - Algo está mal aquí.

Con el corazón acelerado pero la mano firme desenvainó la espada de Gêldar y empujó la puerta suavemente con la punta del pie. Dentro del departamento estaba oscuro, pero él podía ver cada detalle entre las sombras. Todo parecía en orden. salvo por algunas cosas que estaban en diferentes lugares, podía decirse que estaba tal cual él lo había dejado.

Entre Ángeles y Demonios: La Daga de los Mundos (en edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora