Entre Ángeles y Demonios: La...

By BeluRomiara

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Eldar despierta de una pesadilla el día de su cumpleaños y descubre que fue algo más que una pesadilla. A par... More

Capitulo 1 - El Príncipe Oscuro
capitulo 2 - Despertar (parte I)
Capítulo 2 - Despertar (Parte II)
Capitulo 3 - El Consejo de las Sombras (Parte I)
Capítulo 3 - El Consejo de las Sombras (Parte II)
Capitulo 4 - El Ataque (Parte 1)
Capítulo 4 - El ataque (Parte II)
Capitulo 5 - Eldar y el Consejo
Capitulo 6 - Lyra (Parte I)
Capítulo 6 - Lyra (Parte II)
Capitulo 7 - Contactos (parte I)
Capítulo 7 - Contactos (Parte II)
Capitulo 8 - Muchas cosas a ala vez (Parte I)
Capítulo 8 - Muchas cosas a la vez (Parte II)
Capítulo 9 - Un viaje lleno de peligros (Parte I)
Capítulo 9 - Un viaje lleno de peligros (Parte II)
Capítulo 10 - La tierra Oscura y las traiciones (Parte i)
Capítulo 10 - La Tierra Oscura y las traiciones (ParteII)
Capítulo 11 - La Ciudad de LAs Sombras (Parte I)
Capítulo 11 - La Ciudad de Las Sombras (Parte II)
Capítulo 12 - Huyendo del Castillo (Parte I)
Capítulo 12 - huyendo del Castillo (Parte II)
Capítulo 13 - Secretos Revelados (Parte I)
Capítulo 13 - Secretos Revelados (Parte II)
Capítulo 13 - Secretos Revelados (Parte III)
Capítulo 14 - Entre Ángeles y Demonios (Parte I)
Capítulo 14 -Entre Ángeles y Demonios (Parte III)
Capítulo 15 - El portal Infernal (Parte I)
Capítulo 15 - El Portal Infernal (Parte II)
Capítulo 16 - Muerte y Redención (Parte I)
Capítulo 16 - Muerte y Redención (Parte II)
Capítulo 17 - El Regreso (Parte I)
Capítulo 17 - El Regreso (Parte II)
Capítulo 17 - El regreso (Parte III)
Capítulo 18 - Momentos Cruciales
Capítulo 19 - De Vuelta al Ruedo
Capítulo 20 - Dos pájaros de un tiro (Parte I)
Capítulo 20 - Dos pájaros de un tiro (ParteII)
Capítulo 21 - Ordenando el Caos (Parte I)
Capítulo 21 - Ordenando el Caos (Parte II)
Capítulo 22 - Epílogo

Capítulo 14 - Entre Ángeles y Demonios (Parte II)

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By BeluRomiara

Eldar entró en una recámara enorme y totalmente diferente a las demás. Su estilo gótico, como todo en el castillo, contrastaba con el blanco de sus muros. Toda la decoración y los muebles eran blancos con ribetes dorados. Todo era de un gusto exquisito pero resultaba extraña la combinación. Se sorprendió al encontrarse frente a un espejo enorme y de apariencia muy antigua, de seguro era el único dentro del castillo. Vio a Gêldar parado a su lado, tan alto y marcial que imponía respeto. Se vio a si mismo parado junto a su padre y notó que el parecido entre ambos era asombroso pero escalofriante. Eldar se resistía de todas formas posibles a parecerse a su padre y más que nada a convertirse en un demonio. Ambos contrastaban vestidos de negro entre tanta claridad.

Una puerta balcón estaba abierta y las cortinas ondulaban suavemente con la brisa fría que provenía de afuera.

Eldar fijó sus ojos de hielo en la puerta que estaba detrás del cortinado y por un momento tuvo el impulso de correrlas con brusquedad y descubrir que había del otro lado, pero sus pies parecían estar clavados al suelo.

Gêldar miraba a su hijo con la mirada impasible, sin demostrar la más mínima emoción o preocupación, su rostro pálido permanecía duro e inexpresivo.

- Aquello que quieres comprobar está detrás de esas cortinas - le dijo señalando la puerta abierta.

Eldar vaciló un instante sin saber que hacer. Cuando por fin pudo despegar sus pies del suelo, avanzó lentamente y se detuvo frente a la ondulante cortina. Cerró los ojos un instante con el corazón acelerado sin lograr comprender que estaba pasándole y suspiró profundamente. Trató de serenarse, se sentía raro y no entendía por qué razón. Estiró una mano y con timidez hizo a un lado la cortina.

Una terraza totalmente iluminada por antorchas apareció ante él. Una mujer le daba la espalda apoyada en la balaustrada. El cabello castaño relucía a la luz de la enorme luna de Argozz y caía en cascada por su espalda hasta la cintura.

Se quedó inmóvil, como petrificado, sin saber que hacer. A pesar de su nerviosismo, decidió dar un paso al frente para acercarse a la mujer que no parecía advertir su presencia. El ruido de sus botas en la arenilla del suelo llamaron la atención de la mujer que se dio vuelta y quedó frente a él. Sus miradas se cruzaron y ambos quedaron inmóviles. Los ojos color miel de ella eran cálidos y aunque su rostro era pálido parecía tener la piel tersa. Su boca se desplegó en una sonrisa y le extendió una mano con la mirada llena de emoción.

- He esperado tanto este momento -le dijo con la voz entre cortada - Soy Aline...yo...soy tu...

No pudo terminar la frase, el nudo en su garganta se lo impedía.

Eldar avanzó hacia ella tímidamente sin saber que hacer o que decir. Las palabras de ella le sonaron sinceras y su emoción le parecía genuina, pero todo su ser estaba en shock en ese momento. Jamás se le habría ocurrido pensar que alguna vez estaría frente a su madre, simplemente por que hasta ese momento pensaba que su madre estaba muerta. Y ahora ocurría todo esto frente a él y lo dejaba en un lugar que lo volvía débil, que lo hacía sentir infinidad de emociones y sensaciones contradictorias, buenas y malas. Todo se daba en el momento menos pensado y en el lugar menos imaginado. ¿Súmmum sabría lo de su madre?¿Era real o solo un hechizo para confundirlo? No, ella era tan real como él la sentía.

Se detuvo en seco y clavo sus pupilas heladas en las de ella tratando de descubrir algo malo, pero todo en ella irradiaba luz. Eldar estaba tenso y respiraba profundamente conteniendo en su garganta toda la emoción que clamaba por salir de su pecho, pero no sabía que hacer.

- Tienes... su misma mirada - dijo Aline sonriendo - Eres tal y como te imaginé durante todos estos años... se que desconfías ahora mismo...cuando escribí la carta que seguro habrás leído, no sabía que todo esto pasaría después. Desde que Gêldar me trajo de la muerte, he esperado este momento...si no quieres verme más te entiendo...me basta con haberte visto aunque sea un instante...y haber curado tus heridas...

Eldar iba cambiando su expresión lentamente con cada palabra de Aline. Su expresión dura cambió por otra de tristeza. Entonces no había sido un sueño, ni el producto de su delirio por las heridas recibidas, realmente era su madre la que lo curaba mientras él estaba medio inconsciente.

- Yo... no sé... que decir - dijo apenas audible.

En ese instante su corazón se quebró por la emoción contenida, y por segunda vez, cayó al suelo de rodillas dejando caer las lágrimas acumuladas en sus ojos. Todo se derrumbó a su alrededor y de pronto ya nada tuvo sentido. Sin saber cómo la Daga de los Mundos brillaba en su mano a la luz de la luna.

Aline se arrodilló frente a él y pasó los dedos con suavidad por su cabello azabache.

- Lo siento tanto - le dijo con tristeza - Nunca pensé que las cosas pasaran de esta manera...que todo este dolor fuera posible.

Aline acariciaba el cabello de su hijo como si éste fuera un niño pequeño. Y es que para ella lo era en algún punto. No había tenido la oportunidad de verlo crecer, de cuidarlo, de enseñarle cosas, de arrullarlo en las noches. Ahora era todo un hombre que demostraba tener un coraje ejemplar, pero en el fondo estaba ese niño que ella quería abrazar y proteger.

- ¿Por qué nadie me dijo esto? - dijo Eldar entre lágrimas y reproche - Podrías haberme buscado...contarme la verdad...un papel no es lo mismo. Me dejaron creer que estabas muerta...y todas las mentiras...

Eldar no la miraba, tenía la cabeza gacha y solo se dejaba contener por Aline que lo acariciaba y lo abrazaba como no había podido hacer antes.

- No puedo regresar - dijo Aline con pesar - Solo puedo decirte que es costo a pagar por haber burlado a Azrael. Es difícil de explicar.

- Yo... me siento culpable por eso - dijo Eldar con una enorme tristeza .

- No digas eso.

- Me he convertido en un monstruo en estos días. He matado demonios y me he alimentado de su energía como un vampiro. He sido atacado por demonios voladores...sirenas y toda clase de bicho pestilente de esta tierra oscura. He sufrido horribles dolores que me hicieron perder el eje. Me han herido de muerte y he sobrevivido...Puedo tolerar todo eso y más también...ya no le temo a nada... pero... no puedo soportar que me hayan mentido tantos años. ¿Y todo por esto...?

La daga de los Mundos brillaba azulina en la  mano de Eldar que la hacía girar con una habilidad increíble entre sus dedos como si se tratara de una moneda. Alzó la cabeza y sus ojos de hielo se cruzaron con los de Aline.

- ¿Tan importante es esta maldita cosa como para arruinar mi vida de esta manera?

Las palabras de Eldar eran duras, pero a la vez estaban cargadas de verdad y de una gran tristeza.

- La Daga es muy poderosa - dijo Aline tomando la mano de su hijo y deteniendo el movimiento de la afilada hoja - Pero su poder se potencia en tu mano...hasta ahora solo había sido custodiada por mortales...pero tú eres diferente...

- Yo soy un monstruo - dijo Eldar entre dientes.

- ¡No! - exclamó Aline - Tu energía es diferente, tu esencia es diferente, tu sangre te hace diferente y tu linaje es poderoso...por eso la Daga se hace mas fuerte contigo. Cuando tú la empuñas puedes hacer con ella lo que quieras y la daga te obedecerá, si la lanzas a un enemigo no importa que no tengas puntería por que ella dará en el blanco que elegiste. Y solo tu puedes tocarla...cualquiera que lo haga con la intención de usarla le quemará en las manos.

Aline hablaba casi en un susurro, como si temiera que alguien pudiera escucharla.

- De la única forma que la Daga puede ser usada por otra persona es si tu...y solo tu, la cedes de plena voluntad. Si pudiera ser robada ya se la hubiesen llevado hace muchos años. Mi padre murió tratando de que no se la llevaran...y a pesar de matar a mi padre el demonio no pudo llevársela. Desde ese entonces la Daga esperaba su próximo guardián y ese eres tu...sé que ella te eligió... sabía que lo haría...por eso le pedí a Alma que te la entregara cuando fuera el momento. Hasta ese entonces permaneció oculta de todas las miradas.

- Por eso él se acercó a ti - dijo Eldar con tristeza y enojo a la vez - Te enamoró para llevarse la Daga pero no pudo llevársela.

- No - dijo Aline sonriendo - En realidad Gêldar siempre supo que yo tenía la Daga. Podría haberlo intentado en cualquier momento...pero se enamoró de mi y yo de él. Nunca mencionó querer la Daga en todo el tiempo que estuvimos juntos por esos días. Ahora todo es diferente por que la Daga de los Mundos se ha vuelto indispensable para los sueños de conquista de Azkeel. A Gêldar nunca le interesó eso. Tú eres su hijo... él te quiere a pesar de ser quien es...

- Vaya manera de querer - dijo Eldar con sarcasmo - Sus demonios casi me matan.

- Eldar... mi niño - dijo Aline con dulzura en la voz - Si no fuera por Gêldar no estarían con vida tus amigos y tal vez tu estarías prisionero y serías torturado hasta la muerte por Eysêll. El ser su hijo te da un lugar de privilegio en Argozz. Ningún demonio se atrevería a hacerte daño... si te han atacado ha sido con intención de capturarte. Gêldar los mataría sin pensarlo si alguno te hiciera daño.

- Le cortó el brazo a uno que me hacia daño - dijo Eldar en un susurro recordando el momento en que se dejó capturar.

- Son momentos muy difíciles - dijo Aline - Yo no se como compensarte por todo este dolor.

- Todo este tiempo - dijo Eldar secando sus lágrimas con el dorso de su mano - Pensé que yo era el culpable de tu muerte.

- No, no...no digas eso - dijo Aline acariciando la mejilla marcada de su hijo - Yo elegí tenerte a pesar de las advertencias de Gêldar. Sabía que podía morir y no me importó. Te deseaba tanto que no tenía miedo a la muerte. Cuando naciste solo pude verte un momento, pero fue suficiente para saber que serías muy importante para la humanidad toda...aunque nadie lo sepa.

- ¿La humanidad? - dijo Eldar sorprendido e incrédulo.

- Si. La Daga de los Mundos ahora tiene dueño y Azkeel la necesita para abrir su portal infernal - dijo Aline en un susurro - Como solo tú puedes usarla para abrir el portal, usará cualquier cosa para extorsionarte y lo abras.

- Lyra - dijo Eldar como siguiendo el hilo de sus pensamientos.

- Si - asintió Aline - Si logra su cometido desatará el infierno en la tierra en su afán de recuperar lo que él cree que le pertenece.

-Y tu pretendes que salve al mundo y apenas si puedo salvar a un grupo de suicidas que decidió acompañarme aquí.

- Sabemos que has venido por tu novia, pero tu misión es destruir el portal. Así está dispuesto desde hace años y así debe ser - dijo Aline bajando más la voz.

Eldar miró a su madre con sorpresa.

- ¿Por qué todos quieren que yo destruya eso maldito Portal? - reflexionó - Tu y Súmmum... ¿Se conocen?

Aline se puso de pie e invitó a su hijo a hacer lo mismo.

Apenas podía creer que estaba frente a su madre y sentía dentro de su pecho que esto era solo el comienzo. Un impulso le hizo abrazar con fuerza a Aline, que correspondió al abrazo con los ojos llenos de lágrimas. Miles de emociones pasaron por ambos, se debían el abrazo y a él no le importaba. Había deseado hacerlo tantas veces en su vida, que ahora le parecía irreal.

Después de un momento ambos se miraron a los ojos largamente como si estuvieran reconociéndose .

Aline lo llevó hacia el balcón alejándolo de la puerta y posó sus ojos de miel en la esfera plateada de la luna.

- Tu novia es bella - dijo de pronto - Me recuerda a mí cuando conocí a Gêldar. Si estaba con él no me importaba nada. No tenía miedo. Y a pesar de los años sigo sintiendo lo mismo.

- Lyra... ella es inocente ... - dijo Eldar recordando su deseo de verla - ¿Ella se encuentra bien?

De pronto Eldar se dio cuenta de que no sabía nada de Lyra.

- Si. Nadie le hará daño mientras crean que es importante...aunque ellos no saben.

Eldar sintió que su corazón se oprimía y se aceleraba a la vez. El recuerdo de Lyra junto a él acudió a su memoria y creyó ver en los ojos de Aline una mirada de complicidad.

- Yo no...¿Tú sabes que no es virgen como creen? 

- Se nota en tu mirada que ella te pertenece en cuerpo y alma. Ha estado contigo luego de que Azkeel supiera de su condición de virgen, ahora debes guardar el secreto. Un demonio regresó de tu mundo con la noticia y fue la oportunidad para traerte y de paso ofrendar algo a los Grandes Demonios. Sé que harás lo correcto esta noche - lo tranquilizó ella - Gêldar no te detendrá. Sé que no confías en él, pero ahora ves que todo cuanto te dijo es verdad.

- Pretendes que lo admire por eso - dijo Eldar sarcástico y triste a la vez.

- Debes dejar a un lado tus prejuicios - dijo ella con voz suave - Gêldar es abominable y salvaje cuando es el príncipe de Argozz. Ningún demonio se atreve a desobedecerlo. Es temido como guerrero por que es implacable y bestial. Pero conmigo es diferente...ha aprendido a amar. Es difícil de comprender cómo un demonio de su estirpe puede tener sentimientos. Pero te aseguro que es sincero contigo. Eres su hijo...no te traicionará...se dejará castigar por ti como lo hizo por mí si es necesario.

Eldar bajó la mirada, su cabeza era un torbellino de recuerdos y sensaciones encontradas.

- Sé que ahora estás confundido Eldar...pero por mucho que te duela aceptarlo él es tu padre y jamás te hará daño. Si tu decides matarlo él no opondrá resistencia, se dejará matar por ti sin dudarlo.

Eldar recordó cuando Gêldar se quedó inmóvil esperando que él lo matara con la Daga de los Mundos.

- No sé por que me dices todo esto - dijo confundido.

- Hay muchas cosas que ignoras aún... pero se revelarán a su debido momento. Este viaje tiene mas de un propósito y aunque se ha ido dando todo de manera casi casual, debes saber que las casualidades no existen.

- No me dijiste si lo conoces a Súmmum - dijo Eldar de pronto.

Aline lo miró a los ojos un instante y le sonrió.

- Si - dijo simplemente - Súmmum es un viejo amigo... y tu guardián.

- Mi... Gêldar no lo quiere - dijo Eldar.

Había estado a punto de decir"mi padre", pero se corrigió a tiempo. De todas formas Aline sonrió al escucharlo.

- Viejas riñas que ahora no tiene sentido que sepas - dijo Aline sonriendo - No tienes de que preocuparte.

- Yo solo quiero irme de aquí y que los que vinieron conmigo regresen a salvo a sus vidas - dijo Eldar mirando a los ojos a su madre - Pero ahora...el saber que estás viva...me hará más difíciles las cosas...

- Siempre puedes volver si lo deseas...pero antes de irte deberías asegurarte de no dejar cabos sueltos.

- No te comprendo.

- Para que tu mundo no se convierta en un infierno privado de Azkeel -dijo Aline en voz baja - El portal debe ser destruido y eso no le gustará a Azkeel y su hija. No te será fácil irte de aquí y mucho menos volver si no dejas el terreno limpio. He visto la maldad y la furia de Eysêll y Azkeel mas de una vez.

- Si no entiendo mal - dijo Eldar - Me estás sugiriendo que mate a Azkeel y a Eysêll.

Aline asintió ligeramente con la cabeza y Eldar pudo ver la figura alta y fuerte de su padre erguida en el marco de la puerta.

- Como si fuera tan fácil - dijo tratando de esquivar la mirada de Gêldar - Son demasiado fuertes... un pez demasiado grande para mi boca... además mi... Gêldar...

Otra vez lo traicionaba su boca y eso lo puso nervioso.

- Él no va a impedirtelo se decides hacerlo - dijo Aline mirando a Gêldar de frente - De hecho, ya sabe que destruirás el portal y también lo de tu novia. Todo tiene un ciclo. Aquí, las cosas son diferentes, el ciclo de Azkeel se está agotando y Gêldar debe reclamar el reino. Para eso debe retar a duelo a su padre y ganarle en lucha. Pero para eso debe tener un motivo... 

- Un momento - dijo Eldar tratando de comprender la situación - ¿Todo esto es para que Gêldar se deshaga de su molesto padre?

- No es eso - dijo Aline un tanto avergonzada - Cuando destruyas el Portal, y debes hacerlo, Azkeel y Eysêll irán contra tí y Gêldar tendrá que defenderte por que tú eres su hijo. Todo será un caos

- Y entonces....

- Entonces no es tan fácil destruir el portal y marcharte por donde viniste. ¿Lo comprendes? Ni bien destruyas el portal Azkeel caerá sobre ti y tus amigos. Querrá destruirlos a todos y Eysêll disfrutará el momento.

- No lo sé -dijo Eldar pensativo.

- Eldar... tu padre no puede enfrentarse a Azkeel por que si, hay leyes entre los demonios que no pueden quebrantarse...es difícil de explicar - Aline trataba de que Eldar la entendiera- Todo aquí es diferente de como es en tu mundo.

- Pongámoslo de este modo - dijo Gêldar detrás de su hijo - No puedo ir contra mi padre sin un motivo válido. Antes te dije que no iré contra mi padre pero que no dejaré que te hagan daño por que llevas mi sangre. Todo cuanto te dije es verdad. Solo hay una manera de ir en su contra, y es retarlo a luchar por el liderazgo de Argozz pero debo tener un motivo. 

Eldar se quedó mirando a Gêldar sin saber que decir. En cuestión de minutos todo el panorama había cambiado tanto que ya no sabía que pensar. Había llegado a Argozz pensando que su padre era un monstruo desalmado y ahora, aunque le costara aceptarlo ya no sentía lo mismo. No es que Gêldar fuese un ángel, pero después de todo no era tan terrible como él creía. Empezaba a sentir que todo estaba cambiando muy rápido y comenzaba a dudar de cual era el verdadero propósito de su viaje.

- ¿Y que hay de Lyra? - dijo de pronto - Me prometiste que nada le pasaría...

- Cumpliré con mi promesa hasta donde me sea posible - dijo Gêldar seriamente. Deberás cuidarla de Eysêll.

- Y quiero que Súmmum y Alex estén a salvo también.

- Eso no te lo puedo asegurar - dijo el príncipe de Argozz fríamente.

Eldar sostuvo la mirada de su padre con gesto desafiante.

- Eldar - intervino Aline - Sé que es demasiado para ti, pero no hay tiempo para planificar mejor las cosas.

En ese momento unos ruidos vinieron de afuera de la habitación y alertaron a Gêldar que salió apurado para ver que pasaba fuera.

- Todo esto es una locura - dijo Eldar con gesto marcial - Solo quiero que Lyra esté a salvo.

- Algo pasa afuera - dijo Aline dirigiéndose al interior de la recámara.

Eldar apresuró el paso detrás de ella y se adelantó. Era cierto, algo pasaba en el pasillo y Gêldar estaba parado franqueando la entrada de la recámara.

Se acercó lo suficiente para ver que Eysêll tenía a Alex acorralada contra la pared y un enorme perro infernal la miraba amenazador. Súmmum era sujetado por tres demonios que luchaban por lograr que el brujo no se zafara de sus garras.

- ¡Sueltenlos ahora! - dijo Gêldar en un tono que heló la sangre de Alex.

Detrás de él estaba Eldar que clavaba sus ojos en Eysêll de una manera felina y dispuesto a abalanzarse sobre ella en cualquier momento. Empuñaba la Daga de los Mundos y estaba sereno y frío como si ninguna de las emociones anteriores le hubieran afectado.

- ¡Vaya! - exclamó Eysêll pasando su mirada de Eldar a Aline - ¡Parece que el clan de la ridiculez esta reunido a pleno! ¡Que el diablo me ampare! ¡Me deprimen, son patéticos!

- Es suficiente Eysêll - dijo Gêldar con una calma que daba miedo - He dado orden de que no se haga daño alguno a estos humanos. Tienen permiso de andar por el castillo mientras que depongan sus armas.

Alex y Súmmum se miraron sorprendidos. Realmente estaban confundidos con lo que estaba pasando. Solo Súmmum comprendía la situación y mirando a Aline por encima del hombro de Eldar le hizo una reverencia apenas visible.

- ¡Eres un idiota! - dijo Eysêll furiosa y arremetiendo contra Gêldar - ¡Nuestro padre se pondrá furioso por esto!

- No me contradigas Eysêll - dijo Gêldar clavando sus ojos encendidos en el perro de su hermana - Y saca de aquí a tu "mascota" antes de que la mate.

- ¡Me dijiste que podía hacer con estos dos lo que se me diera la gana!

- He cambiado de opinión - dijo Gêldar mientras contenía a su hermana que se tiraba sobre él.

- Veamos que dice nuestro padre al respecto.

- A él solo le importa que esta noche se abra el portal y así se hará.

- Eres un estúpido que hace mal las cosas - dijo Eysêll entre dientes - ¿Qué sucede contigo? ¿Tu hijo te pone débil?

Gêldar clavó sus pupilas llameantes, que habían cambiado del celeste al negro del abismo, en su hermana y desenvainando su espada la arrinconó contra la pared. La filosa hoja presionaba el pecho de Eysêll y una gota de sangre ya comenzaba a bajar por su escote.

Los demonios que venían con ella no sabían que hacer, ninguno se atrevía a meterse con Gêldar para defender a Eysêll. El enorme perro se paró en sus patas traseras y acercó su hocico lleno de baba al cuello de Gêldar. Los dientes enormes estaban expuestos en señal de enojo y un gruñido grave salía de su garganta. Esperaba que su ama le diera la orden de ataque.

- Esto es fabuloso - dijo Súmmum por lo bajo.

Eldar se mantenía firme en su posición detrás de su padre atento a lo que pasaba y listo para intervenir si era necesario.

Gêldar se mantenía erguido con los ojos clavados en los de su hermana sin prestarle atención al fiero perro.

- No tienes las agallas para matarme - dijo Eysêll sonriendo burlonamente - Además mi cachorro te atacará antes de que puedas clavar un milímetro tu espada en mi pecho.

- No apuestes - dijo Eldar dando un paso adelante.

La Daga de los Mundos refulgía en su mano y estaba dispuesto a lanzársela al enorme perro.

- No entiendo por que les dan armas a los niños - dijo Eysêll mirando a Eldar con fastidio.

- Señores - intervino Súmmum - Creo que deberían calmarse aunque esto se pone interesante..

- Tú, cierra la boca - dijo Gêldar sin sacarle de encima los ojos a su hermana.

Un silencio tenso se instaló en el pasillo. Solo se escuchaba el gruñido feroz del perro.

Aline miraba con gesto preocupado a Gêldar pero no se movió de su lugar, confiaba en que él resolviera las cosas.

Súmmum aprovechó el momento de tención para ponerse al lado de Eldar e intercambiar una furtiva mirada que nadie notó.

Gêldar decidió por fin no matar a Eysêll y se alejó dando un paso atrás mientras que envainaba su espada nuevamente.

- Todavía no - le dijo con gravedad - Todavía no...

El enorme perro volvió tomar su posición al lado de su ama, pero no le sacaba los ojos de encima a Gêldar.

- No sé que es lo que ve nuestro padre en ti que te pone a cargo de este reino y te perdona todos tus errores - dijo Eysêll furiosa - Disfrutaré mucho matándolos a todos cuando acabe el ritual.

Su mirada paso de Súmmum a Alex y luego se detuvo en Eldar.

- A ti te dejaré para el final - dijo amenazante - No tendré miramientos.

Gêldar dio un paso adelante con la mano aferrando la empuñadura de su espada, pero la mano de Aline lo detuvo.

- Te estaré esperando ansioso - dijo Eldar con sarcasmo - Tal vez la pasemos bien.

- Disfruta ahora mientras puedes - dijo Eysêll alejándose por el pasillo seguida de su comitiva - Después verás realmente de lo que soy capaz. Gêldar ya no me detendrá...

Súmmum y Alex se quedaron mirando como Eysêll desaparecía por el pasillo seguida de su escolta infernal.

- ¿Están bien? - preguntó Eldar como saliendo de sus pensamientos de golpe.

Alex le dirigió una mirada de reproche.

- No mejor que tu - le dijo enojada mirándolo de arriba a abajo - Pareces un digno heredero.

- No estoy para una de tus escenas - dijo Eldar fastidiado por la reacción de Alex.

- He cumplido con mi palabra - dijo Gêldar en tono distante - Tus amigos están a salvo.

- Tanta generosidad me pone nervioso - dijo Súmmum haciendo una mueca - Es un gusto saber que estás...viva ... Aline

- ¿Sabías? - dijo Gêldar lleno de ira.

Gêldar avanzó un paso hacia él y Aline lo detuvo nuevamente poniéndole una mano en el hombro.

- No es tiempo de viejas riñas - dijo con suavidad - Por favor Gêldar, hazlo por mí.

- Todo lo hago por ti - dijo él sin mirarla. Sus ojos estaban clavados en los de Súmmum - Ya sé quien eres - le dijo a Súmmum.

- Que alguien me explique que es lo que está pasando por favor - dijo Alex confundida.

Gêldar pasó la mirada de Súmmum a Eldar sin prestarle atención a Alex que esperaba una respuesta.

- El momento del ritual se acerca - dijo seriamente - He cumplido. Ahora tu debes cumplir.

- Así lo haré. Pero antes quiero ver a Lyra - dijo Eldar a modo de advertencia.

- Pides demasiado, te dije que ella está bien. Ahora todos deben permanecer en una habitación hasta el momento en que comience el ritual.

- Un momento - dijo Alex enojada - Necesito saber qué está pasando...

Gêldar miró a Alex de reojo pero no dijo nada. De todas maneras se notaba que estaba molesto con la interrupción de la chica.

- Vamos Alex tranquila - intervino Súmmum - Ya tendremos tiempo de hablar con Eldar.

- Alex... lo siento - dijo Eldar - Deja que termine y te lo explicaré todo, pero ahora solo manténte callada.

Alex se mordió el labio inferior en clara señal de molestia, pero se mantuvo en silencio y se limitó a apoyar la espalda en la pared y observar detenidamente al nuevo Eldar que tenía frente a ella.

- Si se puede me gustaría que permanecieran en mi recámara - dijo Aline tímidamente.

Gêldar se dio media vuelta y se encontró con la mirada dulce de ella. La expresión de él era dura y fría como siempre, pero poco a poco se fue transformando y se tornó más cálida.

- Aline - le dijo suavemente - Es peligrosa toda esta situación. Ellos deberían ser prisioneros ahora. No sé que dirá mi padre si se entera de que los protejo...si me ordena encerrarlos tendré que hacerlo y no podré evitarlo. Hago todo esto por que tu me lo pides, pero no sé en que termine. Me expongo demasiado y lo sabes.

- Lo comprendo y te lo agradezco - dijo ella con una sonrisa.

- Trataré de mantener a mi padre tranquilo -dijo mirando a Eldar - Pero no sé por cuanto tiempo ni lo que Eysêll le haya dicho. No tienes mucho tiempo, así que solo dispones de unos minutos para ver a la chica y yo te estaré esperando afuera.

- Entonces no perdamos mas tiempo - dijo Eldar  - Súmmum, lo siento... te explicaré todo...

- Ve tranquilo - dijo el brujo con una sonrisa - Aquí estaremos. Yo tengo mucho que hablar con una vieja amiga...

***

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