Entre Ángeles y Demonios: La...

By BeluRomiara

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Eldar despierta de una pesadilla el día de su cumpleaños y descubre que fue algo más que una pesadilla. A par... More

Capitulo 1 - El Príncipe Oscuro
capitulo 2 - Despertar (parte I)
Capítulo 2 - Despertar (Parte II)
Capitulo 3 - El Consejo de las Sombras (Parte I)
Capítulo 3 - El Consejo de las Sombras (Parte II)
Capitulo 4 - El Ataque (Parte 1)
Capítulo 4 - El ataque (Parte II)
Capitulo 5 - Eldar y el Consejo
Capitulo 6 - Lyra (Parte I)
Capítulo 6 - Lyra (Parte II)
Capitulo 7 - Contactos (parte I)
Capítulo 7 - Contactos (Parte II)
Capitulo 8 - Muchas cosas a ala vez (Parte I)
Capítulo 8 - Muchas cosas a la vez (Parte II)
Capítulo 9 - Un viaje lleno de peligros (Parte I)
Capítulo 9 - Un viaje lleno de peligros (Parte II)
Capítulo 10 - La tierra Oscura y las traiciones (Parte i)
Capítulo 10 - La Tierra Oscura y las traiciones (ParteII)
Capítulo 11 - La Ciudad de LAs Sombras (Parte I)
Capítulo 11 - La Ciudad de Las Sombras (Parte II)
Capítulo 12 - Huyendo del Castillo (Parte I)
Capítulo 12 - huyendo del Castillo (Parte II)
Capítulo 13 - Secretos Revelados (Parte I)
Capítulo 13 - Secretos Revelados (Parte II)
Capítulo 14 - Entre Ángeles y Demonios (Parte I)
Capítulo 14 - Entre Ángeles y Demonios (Parte II)
Capítulo 14 -Entre Ángeles y Demonios (Parte III)
Capítulo 15 - El portal Infernal (Parte I)
Capítulo 15 - El Portal Infernal (Parte II)
Capítulo 16 - Muerte y Redención (Parte I)
Capítulo 16 - Muerte y Redención (Parte II)
Capítulo 17 - El Regreso (Parte I)
Capítulo 17 - El Regreso (Parte II)
Capítulo 17 - El regreso (Parte III)
Capítulo 18 - Momentos Cruciales
Capítulo 19 - De Vuelta al Ruedo
Capítulo 20 - Dos pájaros de un tiro (Parte I)
Capítulo 20 - Dos pájaros de un tiro (ParteII)
Capítulo 21 - Ordenando el Caos (Parte I)
Capítulo 21 - Ordenando el Caos (Parte II)
Capítulo 22 - Epílogo

Capítulo 13 - Secretos Revelados (Parte III)

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By BeluRomiara

El demonio lo llevó por el otro pasillo hasta una escalera por la que bajaron uno o dos pisos, luego tomaron por otro pasillo ancho por el que llegaron a una puerta enorme ante la cual el demonio se detuvo.

- Mi señor lo espera ahora - dijo el demonio abriendo la puerta como una invitación a que entre.

Eldar vio un salón enorme, con grandes ventanales cubiertos de cortinados pesados y oscuros. Todo el mobiliario era un sillón enorme que estaba vacío, por un momento pensó que no había nadie en el salón, pero advirtió que uno de los ventanales estaba abierto, dejando al descubierto una terraza enorme con una balaustrada de piedra. Apoyado en el balcón, dándole la espalda, estaba el príncipe de Argozz, tan inmóvil que parecía una efigie.

- Observa la tierra de Argozz - dijo Gêldar con voz potente.

Eldar permaneció de pie detrás de su padre, podría sacar su Daga y matarlo justo en ese momento; no había nadie alrededor, solo ellos dos y la luna enorme brillando en el cielo negro.

- Todo este reino un día será tuyo - dijo Gêldar en el mismo tono.

Eldar permanecía en silencio, miles de emociones se acumulaban en su cabeza y en su pecho, se sentía confundido y enojado, tenía un sentimiento de frustración que no podía definir.

- Sé que estas ahí - dijo Gêldar con la vista perdida en la oscuridad de la noche - Tu ira... la puedo oler desde aquí...no sabes que decir.

Eldar dio un pequeño paso hacia adelante y se mordió el labio inferior hasta sentir el sabor de su sangre en la boca. No sabía que decir, no estaba preparado para aquel momento, emociones diferentes luchaban dentro de su pecho, tantos años creyendo una historia; viviendo en una mentira, tanto tiempo ignorando su origen y su verdadera identidad. Tenía los ojos llenos de ira y de lágrimas que estaban detenidas dándole un brillo especial a su mirada; un nudo en la garganta que dolía y no lo dejaba hablar.

- Sé que no me temes - le dijo Gêldar ladeando la cabeza - Tu corazón está alterado pero no por el miedo. Ven, acércate y mira todo lo que será tuyo si té quedas aquí...

- No me interesa tu herencia.

La voz de Eldar sonó entera, fría, como a lo lejos.

Gêldar volteó para ver de frente a su hijo, lo miraba como el propio Eldar miraba a veces, con la cabeza gacha como los gatos que acechan una presa.

- Siempre supe que serías así - dijo Gêldar casi con emoción - Sé que estas enojado, que estas cambiando, pero el cambio es bueno... te hace fuerte.

- No me interesa ser como tu - dijo Eldar con enojo.

Se sentía como un niño pequeño que no quiere aceptar lo que sus padres le dicen, se sentía indefenso ante la situación, sin elección.

- Deja de lado tu ira por un momento. No puedes negar tu destino, debes aceptar las cosas y sacar el mejor provecho de ello.

- Solo vine aquí por Lyra -dijo Eldar .

Estaba parado con las piernas abiertas, bien erguido y todos sus músculos estaban en tención. Parecía esos soldados que custodian los edificios del gobierno. Erguido, alto, imperturbable; por dentro en cambio era una tormenta de emociones violentas.

- ¡Ah! - exclamó su padre - El amor todo lo puede... eres capaz de romper todas las reglas por el amor de una mujer...

- Tu no sabes de amor...

- Te equivocas - dijo Gêldar alzando la voz - Tu madre me enseño a amar... el amor verdadero...

- Si... me imagino - dijo Eldar - ¡Si la amabas tanto deberías haberla salvado de la muerte!

Gêldar avanzó unos pasos y rodeó a Eldar hasta quedar a su espalda y luego puso una mano sobre su hombro. Eldar sintió un escalofrío que le erizó el cabello desde la raíz. El príncipe lo llevó lentamente hasta la balaustrada de la terraza. Eldar pudo ver todo el reino de Argozz desde allí, incluso la playa en donde habían desembarcado y el barranco de los espectros donde Alex casi sucumbe.

- Mira a tu alrededor - le dijo sin sacar la mano de su hombro - ¿Crees que no me hubiera sido fácil matarte a ti y tus amigos?

- No lo harías, me necesitas para abrir tu inmundo portal - dijo Eldar entre dientes.

- Yo no necesito el portal - dijo Gêldar determinante - Mi padre lo quiere así y es el soberano de este reino. Cada orden que da no se cuestiona, se obedece.

Eldar podía ver la Puerta Mortal desde allí. Del otro lado estaba Brandon junto a los otros cazadores esperando que ellos salieran. Una ola de responsabilidad por ellos cayó sobre sus hombros.

- ¡Ah sí! - exclamó Eldar cáustico - ¡Mi abuelo!

Gêldar lanzó una carcajada que resonó en la noche y se perdió en la oscuridad de su reino.

- Eres infantil pero tienes el coraje de un guerrero - le dijo casi divertido.

A Eldar no le causó nada de gracia pero no dijo nada, hizo como si la risa de su padre no le hubiese afectado y se apartó de la baranda.

- Tienes coraje - dijo Gêldar ya serio - Eres arrogante. No te tembló la mano cuando mataste a mis servidores y eso me gusta de ti.

Gêldar atrajo hacía el balcón a su hijo nuevamente y Eldar no opuso resistencia, se dejó llevar sin decir nada.

- Yo no pedí esto - dijo distante - No me gusta ser un demonio, no quiero serlo y no me interesa este reino.

- Aún no sabes nada de este mundo. Y no eres un demonio. Eres mi hijo y eso te hace diferente.

- Se lo suficiente para no querer formar parte de él.

- No puedes evitarlo, perteneces aquí - dijo Gêldar profundamente - ¿No te has preguntado por qué te haces cada vez mas fuerte? Un humano común hubiera muerto con la mitad de tus heridas ¿Porqué conoces este castillo como si ya hubieras estado aquí? O ¿Porqué supiste que decir frente a la puerta mortal y pasar sin que el guardián de la puerta te mate?

- Si - dijo Eldar tímidamente - Pero no sé si quiero saberlo...

- No importa si quieres o no. Dentro de ti ya sabes por qué.

Gêldar le sonrió a su hijo por primera vez, fue una sonrisa fugaz, casi imperceptible, pero Eldar la captó y de alguna forma eso lo relajó un poco.

- Solo quiero terminar con esto - dijo mirando la playa a lo lejos - Llevarme a Lyra y a Súmmum y Alex y volver a mi vida.

- Sabes que ya nada será igual. Siempre estarás atado a este mundo.

- Me trajiste aquí con un propósito - dijo Eldar con un nudo en la garganta - Y yo arrastré mi gente a la muerte ¿verdad?

Gêldar guardó silencio por un instante y luego miró a su hijo a los ojos. Su mirada era intensa, Eldar sentía que su padre se metía dentro de su alma y que no podía ocultar sus secretos, por un momento temió que descubriera sus planes.

- Dentro de un momento - le dijo con voz grave - Tus amigos y tu chica serán llevados a la Gran Torre y luego se dará comienzo al ritual que abrirá el portal... cuando eso pase me traicionarás y solo tendrás una oportunidad de sacar de aquí con vida a tu chica y tus amigos, pero tienes que saber que no todo es lo que parece, ni aquí, ni en tu mundo.

- No comprendo de que hablas - dijo Eldar temiendo que el príncipe ya supiera de sus planes.

- No puedo ir contra ti por que eres mi hijo y llevas mi sangre - dijo Gêldar a modo de advertencia - Pero tampoco puedo ir en contra de mi padre, no te haré daño a ti, pero no podré dejar ir a tus amigos.

Eldar dio tres pasos atrás alejándose de su padre y una ira inmensa se apoderó de él.

- ¡Me diste tu palabra de que no los matarías! - le gritó furioso.

- Eldar - dijo el príncipe en total calma - Esto es la tierra oscura, tu amiga esta viva gracias a un poderoso hechizo que ya está por caducar, tu chica vive por que tiene mi protección, y ese seudo brujo que viene contigo... en realidad es no es quien dice ser, debes aceptar que de alguna forma todos están muertos ya y que no saldrán de aquí. ¿Cuánto crees que resistan? El viaje a través del portal es intenso. Si me atacan no me dejan opción.

- ¡Lyra no pertenece al Consejo de las Sombras! - dijo Eldar alterado - ¡Los demás sabían que riesgos corrían... pero ella no tiene que pagar por lo que yo soy!

- ¡Otra vez el amor! - exclamo Gêldar quedamente - ¡El amor hace débiles a los hombres, somos capaces de sufrir los castigos más terribles por el amor!

- No hables de amor... no sabes nada de eso - dijo Eldar entre dientes - Mi madre si sabía de amor, ella te dio su vida y tu solo le diste muerte...

- No sabes que dices - dijo el príncipe negando con la cabeza.

- ¡Si lo sé! - afirmó Eldar - Y también sé que no permitiré que nada le ocurra a la gente que vino aquí porque les prometí que cuidaría de ellos... 

- De eso hablaremos después - dijo Gêldar con un tono gélido - Tal vez podamos negociar.

- ¡No estoy dispuesto a negociar nada!

- No seas crío - le dijo su padre amenazador - ¡No sabes nada sobre tu madre y crees que puedes venir aquí y salvar al mundo! Solo se puede salvar a la persona que amas a costa de un sacrificio...

- Tu no sabes de sacrificios - dijo Eldar colérico.

Gêldar dio un paso hacia su hijo y quedó a solo unos centímetros de él, lo miraba fijo con los ojos envueltos en llamas, Eldar podía sentir el calor que irradiaba el príncipe de Argozz en ese momento. Se quedó inmóvil un poco sorprendido por la reacción de Gêldar pero no se movió de su sitio.

El príncipe de Argozz tenía la mirada encendida, se podía decir que estaba ofendido. Dejó caer su magnífica capa y de un solo movimiento se abrió la chaqueta que llevaba y luego la camisa dejando al descubierto su ancho pecho.

Eldar dio un paso atrás. Su padre tenía profundas cicatrices en el pecho, marcas horribles de heridas profundas que de seguro le habían causado un gran dolor; a Eldar se le revolvió el estómago por un momento, él creía que sabía lo que era el dolor de una herida, pero al ver el pecho de su padre comprendió que en realidad no sabía nada.

- Estas marcas - dijo el príncipe colérico - ¡Son las consecuencias de haber amado a Aline y haber permitido que tu nacieras!

A continuación se dio vuelta y dejó su espalda al descubierto para mostrar marcas aún peores.

- Y estas - dijo volviendo a vestirse - ¡Son por haber traído a Aline de la muerte, preferí soportar este castigo antes que perderla! - exclamó recuperando la calma habitual.

Eldar quedó con la boca abierta sin comprender de que estaba hablando su padre, por un momento creyó comprender pero luego desechó la idea porque le pareció imposible.

- No... no comprendo

- ¿No? - dijo Gêldar en voz baja y mirando a su alrededor.

- No sé a que te refieres...

- Aline está viva... de una manera diferente que como se vive en tu mundo - dijo Gêldar distante - Se la arrebaté a Azrael y la traje a Argozz conmigo. ¿Sabes quién es Azrael?

Eldar sacudió la cabeza como si quisiera despertar de un mal sueño, se sentía descompuesto, estaba aturdido.

- Azrael el Ángel de la muerte, el encargado de separar las almas del cuerpo y dirigirlas a donde deben ir. Se auto exilió del cielo para recuperar las almas que los demonios le robamos a Él. Es poderoso e implacable.

- ¿Que mierda estás diciendo? - dijo dando un paso atrás - Mi madre murió... yo vi su tumba...

- No todo es lo que parece, lo que viste es una farsa y un cajón lleno de piedras - dijo Gêldar fríamente - Te fueron ocultadas muchas cosas en tu mundo mortal. Aline agonizaba cuando naciste, tu absorbiste toda su energía vital y yo sabía que Azrael la iría a buscar para llevarla con él, así que me enfrenté a él y me lleve a Aline. Luego Azrael le reclamó a mi padre y muchos demonios fueron exterminados en una batalla que duró años y que yo inicié. Después acepté el castigo impuesto por mi padre a cambio de aceptar a Aline en Argozz y que permaneciera con vida.

- No puede ser...

- Soporté el castigo durante siete días para que Aline se salvara y con cada azote que recibía ella mejoraba - dijo Gêldar distante - La condición es que no puede salir de Argozz, por eso hice que vengas aquí, no me importa el portal, solo aproveché el deseo de mi padre y que tu tenías la Daga De Los Mundos. Un traidor del consejo proporcionó la información necesaria y por eso estás aquí. Azkeel, mi padre, es un ángel caído muy poderoso y solo quiere recuperar lo que cree que le corresponde y yo comandaré sus legiones cada vez que así lo mande por que es mi padre, pero Aline es mi debilidad desde que la conocí, por ella he ido en contra de mi sangre y por ella me revelé en contra de mi propio reino... Por ella ahora voy a retar a duelo a mi padre por el reino.

Eldar dio otro paso atrás con el rostro desencajado por la ira y la emoción, no podía creer lo que estaba escuchando.¿Su madre estaba viva y en Argozz? ¿Qué clase de tortura era esa?.

- Solo quieres confundirme - le dijo entre dientes - Ya se como es aquí... quieres envolverme para que yo esté de tu lado... para que me acerque a ti...

- Te estoy diciendo la verdad - dijo Gêldar mirándolo a los ojos.

Eldar estaba tan sorprendido por la revelación que no era capaz de reaccionar de otra manera que con enojo, sentía ganas de matar al príncipe en ese instante. Por un momento estuvo a punto de sacar la Daga de su bota y lanzarla al corazón de su padre, pero por otro lado no podía hacerlo, era como un doble sentimiento, como querer hacer algo que sabia que estaba mal y por eso no lo podía hacer.

- ¡ Que conmovedor! - dijo Eysêll desde la puerta de la terraza.

- Eysêll - dijo Gêldar molesto por la aparición de su hermana.

Eysêll hizo caso omiso de las palabras de Gêldar y se dirigió directamente a Eldar que la miraba con desprecio.

- ¡Por fín ! -dijo Eysêll seductoramente - ¡Al fín nos encontramos!

- Por desgracia no es la primera vez - dijo Eldar entre dientes.

- ¡Ups! Lástima que no hayas correspondido a mis caricias aquella noche... estabas tan..excitado. Podríamos haber dado comienzo a una nueva raza.

Eysêll miraba a Eldar con ojos felinos mientras que el príncipe daba vueltas por la terraza con evidente mal humor por la presencia de su hermana.

- ¡Basta ya! - dijo colérico - ¿Es que no estabas preparando el ritual? - le dijo fulminándola con la mirada.

- Todo está listo ya - dijo ella sin prestarle atención y rodeando a Eldar mientras jugueteaba con su látigo - Tu hijo es tan excitante que apenas si me resisto a tocarlo...

Eysêll se acercó a Eldar y extendiendo una mano acarició su pecho.

- No vuelvas a tocarme - le dijo él entre dientes - No me agradas...

- ¡Que malos modales! - dijo ella divertida - Era de esperarse...eres digno hijo de mi hermano. Lo que me recuerda que eres mi sobrino. ¿Gêldar piensas que si tengo sexo con él, Dios se enojará conmigo?

Gêldar avanzó hacia ella con violencia y la tomó por la muñeca apartándola de Eldar.

- Si todo está listo - le dijo en tono grave y gélido - Busca a los prisioneros y a la chica y llévalos a la torre.

- Todavía no es tiempo -le dijo ella deshaciéndose de la mano de él - Nuestro padre dará la orden.

- ¡Pues entonces quédate con él hasta que la de!

- Nuestro padre vino un poco frustrado del mundo de los humanos - dijo ella sarcástica.

- ¿De qué hablas?

- Al parecer - dijo mirando a Eldar nuevamente - no tiene el Libro de las Sombras y eso lo tiene de muy mal humor... tal vez los mate a todos esta misma noche.

- Si no traes a mis amigos y a mi chica ahora - dijo Eldar desafiando a Eysêll - Mi "abuelo" tendrá otro motivo para estar de mal humor... ¡no abriré su portal de mierda!

- No seas estúpido - dijo Eysêll dejando de sonreír - No sabes lo que dices. Podría matar a tu chica lentamente delante de tus ojos solo para divertirme.

- Lo que digo es que quiero que cumplas con tu parte del trato - dijo señalando a su padre con el índice.

- Cuando la ceremonia comience ellos estarán allí - dijo Gêldar.

- Me dan asco ustedes dos -dijo Eysêll frunciendo el seño - ¡Tanta amabilidad de tu parte Gêldar! Pareces un humano estúpido dando su palabra...es cierto que esa mujer te puso estúpido.

- ¡No te metas entre mis asuntos o lo lamentarás Eysêll! -le advirtió Gêldar.

- Son patéticos y estúpidos los dos - dijo ella mirando a Eldar - Tu cometes la misma estupidez que mi tonto hermano, el amor los pone estúpidos y predecibles. Tu chica es bella...te has jugado el pellejo por ella y ella ni se acuerda de ti ... ¿no es divertido?

- No me interesa lo que digas - dijo Eldar entre dientes - Esta noche me llevaré a Lyra y antes de irme te dejaré un recuerdo mio que no olvidarás.

Eysêll avanzó hacia él hecha una furia arrastrando el látigo detrás de ella.

- ¡Eysêll! - le advirtió Gêldar.

Ella lo ignoró por completo y se puso a solo unos centímetros de Eldar con los ojos llenos de furia y totalmente negros. A Eldar le recordó a los demonios de Ónix, los ojos como dos agujeros negros, un abismo sin expresión, sin alma.

- Eres demasiado arrogante  - le dijo con malicia - Eres irrespetuoso y te voy a enseñar a respetar a una princesa.

Dicho esto, azotó con furia su látigo contra el suelo y todas sus puntas se abrieron transformándose en serpientes sibilantes.

- No me dan miedo tus lombrices - dijo Eldar cáustico con la cabeza gacha y la mirada fría.

- Eysêll... - la voz de Gêldar era tan helada como la de su hijo.

- No te metas en esto -le dijo ella furiosa - Voy a darle una lección a tu amado hijo... a ver si después es tan valiente.

Eysêll agitó el brazo con fuerza y el látigo surcó el aire con un silbido estremecedor directamente al cuello de Eldar. El látigo no llegó a su destino, Eldar empuñaba la Daga De Los Mundos que había sacado con una habilidad increíble y con una sonrisa cortó de un solo tajo el látigo por la mitad.

La princesa se quedó parada mirando su látigo en el suelo y luego miró a Eldar con mas ira de la que ya tenía.

- Volverá a crecer -le dijo entre dientes.

Sin decir nada más desenvainó su espada y arremetió contra Eldar que pudo frenar el golpe con la Daga. El ruido de los aceros al chocar caló los oídos de Eldar, pero no tuvo miedo, la furia en su interior le daba coraje. La princesa se disponía a dar su segundo golpe cuando la punta de la espada de Gêldar tocó su garganta peligrosamente.

- ¡Es suficiente! - Exclamó Gêldar furioso.

Su grito resonó en todo el salón y en la terraza.

- He dicho que es suficiente - volvió a decir Gêldar haciendo presión con la punta de su acero sobre el cuello de la princesa.

Eysêll envainó su espada de un solo movimiento y puso la punta de sus dedos en la hoja afilada que pinchaba su cuello, muy lentamente dirigió la hoja directamente a su corazón sin sacar los ojos de los de su hermano, una sonrisa leve se dibujaba en su rostro.

- Mátame -le dijo en un susurro - Es tu deseo desde hace tiempo...esta puede ser una oportunidad de hacerlo y de demostrarle a tu hijo que no eres un cobarde.

Gêldar sostuvo la mirada de Eysêll durante un momento. Era evidente que estaba conteniendo las ganas de clavar la espada en el pecho de la princesa sin miramientos.

- Todavía no, Eysêll...todavía no -le dijo con una frialdad que heló la sangre de Eldar - Pero ya llegará ese momento...te lo prometo.

Eysêll sostuvo la mirada glacial de su hermano sin inmutarse y luego sacudió una mota de polvo imaginario de su hombro con una sonrisa que más que sonrisa era una mueca de burla.

- Lo esperaré ansiosa -le dijo alejándose de ellos - Iré a terminar los preparativos.

La vieron entrar al salón y perderse entre los cortinados.

Eldar fijó su mirada en las puntas del látigo que habían quedado cercenadas en el suelo y se agachó a levantarlas, cuando las tocó con las yemas de los dedos, éstas se deshicieron en polvo que se desparramó por la terraza con la briza nocturna.

Gêldar miraba en silencio a su hijo mientras que se incorporaba. Era alto y de contextura fuerte como él y eso lo hacía sentir orgulloso, con un orgullo diferente al que estaba acostumbrado a sentir. Había tratado de hacer contacto con él durante mucho tiempo, pero dadas las circunstancias y las protecciones que los miembros del Consejo de las Sombras ponían, era casi imposible cruzar sin ser detectado. Tenía muchas cosas para decirle a su hijo, pero no sabía cómo, él no estaba acostumbrado a las emociones, no sabía como expresar sentimiento alguno. Apenas si sabía amar y era porque Aline se lo había enseñado a fuerza de paciencia y perseverancia. En ese momento sintió deseos de ser un poco humano y poder sentir como ellos.

Eldar cruzó su mirada con la de su padre un momento y se quedó en silencio.

- No era un sueño - dijo de pronto con voz entrecortada - Era ella...la que me sonreía...me...curaba las heridas...ella...

- Si. Fue Aline, quiso hacerlo, tener un contacto.

Eldar cayó de rodillas ante su padre y comenzó a llorar desconsoladamente, un sin fin de emociones quebraban su alma y su frialdad de siempre. Años de soledad acudieron como puñales a su memoria, años sin saber quien era su padre o por que Alma trataba de evitar el tema. Años de soledad y pesadillas extrañas que no comprendía y que sin embargo ahora estaban tan claras; no habían sido solo pesadillas, habían sido encuentros con su otro lado, la sangre que lo llamaba irremediablemente. Las marcas en su cuerpo.

Tantos años de sentirse un bicho raro y fuera de lugar entre los chicos de su edad, solo Lyra sabía comprenderlo, acompañarlo y escucharlo. Todo se le vino encima de golpe al comprender cual era la verdad de todo ese sentimiento extraño, por que nunca tenía miedo de nada, por que prefería mas la noche al día y ese mal humor repentino que a veces sentía sin tener razón. Todo quedaba expuesto ahora a flor de piel y dolía mucho; dolía saber que había vivido una vida que no era la suya, privado de una madre y un padre; dolía saber que era mitad demonio y que esa parte de él era mas fuerte que la otra; dolía saber que había llorado todo este tiempo sobre una tumba vacía. Lloró en silencio durante un rato que pareció eterno sin poder contener las lágrimas hasta que sintió un enorme vacío en su pecho.

- ¿Porqué? - dijo entre lágrimas.

- Eso no importa ya - dijo Gêldar mirando a su hijo sin comprender su llanto - Ahora todo esto es tuyo, este es tu lugar.

- ¿Mi lugar? - dijo Eldar mirando a los ojos a su padre - Esto es horrible...

- Los humanos ... - dijo Gêldar dejando salir un suspiro de cansancio - Hace miles de años, los humanos nos adoraban, eramos sus dioses, sus deidades, hacían ofrendas y sacrificios buscando nuestra protección. ¡Nosotros les enseñamos a conquistar a otros pueblos, a forjar armas, les enseñamos el arte de la guerra, los hicimos fuertes! Pero los humanos aprenden rápido y no tardaron en darse cuenta de que ellos eran poderosos por si mismos y entonces dejaron de invocarnos y de alabarnos. Fuimos desterrados de sus vidas. Dios nos castigó por enseñarles las artes que solo los ángeles sabían. Pero aquí, en este plano, como en el tuyo nada es demasiado diferente, cada tierra trata de conquistar a la tierra vecina y legiones enteras de guerreros emprenden cruentas batallas para quedarse como dueños absolutos de un territorio. Argozz es una de las tierras oscuras más poderosa, las legiones que comando son temidas y respetadas. Todo ese poder es tuyo si té quedas aquí, este es tu lugar, aquí está tu sangre.

- No puedes estar hablando en serio - dijo Eldar incrédulo - ¿De verdad piensas que me quedaré a vivir aquí?

Gêldar le dio la espalda a su hijo y perdió la mirada en la lejanía de su tierra.

- Por el momento no está dentro de tu razón aceptar mi propuesta - dijo sabiendo que su hijo lo escuchaba con atención - Pero cuando comprendas como funcionan las cosas pensarás diferente.

- ¿Dónde esta mi madre? - dijo Eldar de pronto - No fue un sueño... ella curó mis heridas

- Puedo llevarte con ella si aceptas deponer tu actitud agresiva.

Eldar se quedó un momento inmóvil sin saber que hacer. No dejaba de pensar en Lyra y en Alex y Súmmum. Tal vez todo fuera un engaño para distraerlo mientras que el tiempo corría. No confiaba en el príncipe, pero no tenía alternativa más que esperar a tener alguna oportunidad para poder salir de allí.

- Solo dile a tus demonios que se mantengan lejos de mí - dijo entre dientes - No me agradan

Gêldar dejó ver apenas una sonrisa que Eldar no advirtió y le hizo un gesto para que lo siga a través del salón.

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