Entre Ángeles y Demonios: La...

By BeluRomiara

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Eldar despierta de una pesadilla el día de su cumpleaños y descubre que fue algo más que una pesadilla. A par... More

Capitulo 1 - El Príncipe Oscuro
capitulo 2 - Despertar (parte I)
Capítulo 2 - Despertar (Parte II)
Capitulo 3 - El Consejo de las Sombras (Parte I)
Capítulo 3 - El Consejo de las Sombras (Parte II)
Capitulo 4 - El Ataque (Parte 1)
Capítulo 4 - El ataque (Parte II)
Capitulo 5 - Eldar y el Consejo
Capitulo 6 - Lyra (Parte I)
Capítulo 6 - Lyra (Parte II)
Capitulo 7 - Contactos (parte I)
Capítulo 7 - Contactos (Parte II)
Capitulo 8 - Muchas cosas a ala vez (Parte I)
Capítulo 8 - Muchas cosas a la vez (Parte II)
Capítulo 9 - Un viaje lleno de peligros (Parte I)
Capítulo 9 - Un viaje lleno de peligros (Parte II)
Capítulo 10 - La tierra Oscura y las traiciones (Parte i)
Capítulo 10 - La Tierra Oscura y las traiciones (ParteII)
Capítulo 11 - La Ciudad de LAs Sombras (Parte I)
Capítulo 12 - Huyendo del Castillo (Parte I)
Capítulo 12 - huyendo del Castillo (Parte II)
Capítulo 13 - Secretos Revelados (Parte I)
Capítulo 13 - Secretos Revelados (Parte II)
Capítulo 13 - Secretos Revelados (Parte III)
Capítulo 14 - Entre Ángeles y Demonios (Parte I)
Capítulo 14 - Entre Ángeles y Demonios (Parte II)
Capítulo 14 -Entre Ángeles y Demonios (Parte III)
Capítulo 15 - El portal Infernal (Parte I)
Capítulo 15 - El Portal Infernal (Parte II)
Capítulo 16 - Muerte y Redención (Parte I)
Capítulo 16 - Muerte y Redención (Parte II)
Capítulo 17 - El Regreso (Parte I)
Capítulo 17 - El Regreso (Parte II)
Capítulo 17 - El regreso (Parte III)
Capítulo 18 - Momentos Cruciales
Capítulo 19 - De Vuelta al Ruedo
Capítulo 20 - Dos pájaros de un tiro (Parte I)
Capítulo 20 - Dos pájaros de un tiro (ParteII)
Capítulo 21 - Ordenando el Caos (Parte I)
Capítulo 21 - Ordenando el Caos (Parte II)
Capítulo 22 - Epílogo

Capítulo 11 - La Ciudad de Las Sombras (Parte II)

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By BeluRomiara

Lyra estaba aburrida, miraba por el ventanal de la habitación toda la extensión de la tierra oscura, que ahora estaba débilmente iluminada por lo que pretendía ser un sol rojo que no tenía fuerza. Todo estaba curiosamente teñido de rojo, como si las piedras y la tierra estuvieran bañadas de sangre. Sintió un escalofrío y una sensación de que tenía que recordar algo pero no sabía qué. Algo la mantenía inquieta, dentro de su pecho tenía una sensación que no podía definir, una mezcla de tristeza y añoranza, algo que recordar y no podía saber qué.

- Te noto aburrida...

La voz de Eysêll la sorprendió, no la había escuchado entrar.

- Si - dijo tímidamente.

Los ojos de Eysêll brillaron como los de un gato al refractar la luz.

- Entonces ven conmigo - le dijo tomándola de la mano.

El contacto con Eysêll hizo estremecer a Lyra, algo en esa mujer la cohibía al punto de ruborizarla y no sabía por qué.

Se dejó llevar tomada de la mano de Eysêll por el pasillo hasta una gran puerta doble. Se quedó maravillada ante el gran salón que apareció ante sus ojos, era como una gran pista de baile. Por un momento se imaginó un montón de parejas bailando al compás de una música de ensueño. Sus ojos se posaron en un ventanal por el que entraba el reflejo rojizo del sol mas extraño que hubiera visto. Cruzaron el salón en silencio y fueron por un pasillo angosto que desembocaba en una escalera en espiral. Parecía que no terminaban nunca de subir, los escalones se sucedían uno tras otro sin ningún descanso.

Algo dentro de ella la hacía sentir extraña y temerosa, seguía teniendo la sensación de que debía recordar algo y no sabía que era. La escalera se cortó de pronto y un nuevo pasillo corto las llevó a una terraza redonda con una especie de plataforma en el centro. Una gran piedra en forma de cilindro se alzaba en medio de la plataforma como una mesa. No había nada mas, solo un arco lleno de símbolos que cruzaba por encima de la mesa de piedra. La noche oscura y fría de Argozz cubría el cielo por encima de sus cabezas.

- Ésta el la Gran Torre y éste es el Portal de los Antiguos - dijo Eysêll mirándola con un gesto de placer.

- ¿Los antiguos? - dijo Lyra tímidamente.

- Dentro de unas horas serás parte de algo espectacular, eres una pieza importante de un ritual milenario.

- No comprendo...

- No hace falta... solo debes saber que eres importante y que es tú deber estar aquí.

- Me gustaría volver a mi habitación - dijo Lyra en un susurro.

Eysêll clavó sus ojos penetrantes en los de Lyra y ésta se quedó petrificada, la cabeza comenzó a darle vueltas pero no podía dejar de mirar los ojos de la princesa.

- Nada te detendrá para cumplir tu papel esta noche -le dijo Eysêll - Vendrán por ti y tendrás que defenderte.

Lyra asentía con la cabeza a cada palabra que salía de la boca de Eysêll.

- No debes dejar que te convenzan con engaños, tu estás hecha para este ritual. Cuando aparezca el chico de los ojos de hielo debes traerlo aquí, nada debe detenerte. Cuando llegue el momento serás recompensada.

Lyra asintió una vez mas y se dejó llevar por Eysêll nuevamente escaleras abajo. La imagen de la recámara con la mesa y el arco de piedra estaban clavadas en sus retinas. Cuando llegaron nuevamente al gran salón Eysêll se separó de ella y la dejó sola.

Era tan enorme el recinto que se sentía muy pequeña entre aquellos muros. Por alguna razón se sentía cansada y sin fuerzas, de manera que se sentó en el sillón enorme que estaba cerca del ventanal y perdió su mirada detrás de los cristales. Casi no podía mantener los ojos abiertos y solo recordaba que tenía que llevar al chico de los ojos de hielo a la terraza que la princesa le había mostrado. Se quedó dormida y soñó que había un baile y que ella era la figura principal, todos la rodeaban y la tocaban, se sentía ahogada entre tanta gente. La gente era extraña, parecían espectros sin expresión y todos la empujaban hasta que se chocó de frente con un hombre que ella conocía pero que no recordaba de donde. Sus ojos eran helados y la llevaba de un brazo hacia las escaleras en espiral. Estaba en la recámara de la mesa y la arcada, pero esta vez en la recámara había mas personas y todos la miraban como esperando algo de ella. Sin saber por que razón se acostaba en la mesa de piedra con la vista fija en el arco que brillaba de una forma extraña. La hoja ondulada y filosa de una daga cortaba sus brazos desangrándola gota a gota. Los ojos más celestes que alguna vez hubiera visto estaban sobre ella ocupándolo todo en su mente y le daban una paz que la alejaba de la realidad. La sangre manaba de sus venas y caía de la mesa hacia el piso y corría rápidamente junto al gran portal de piedra. Un sonido estremecedor provenía de la arcada y todo temblaba como en un terremoto. Tenía los ojos cerrados y trataba de abrirlos desesperadamente, necesitaba huir de allí lo antes posible. Hizo un gran esfuerzo y por fin pudo abrir los ojos mientras todo se derrumbaba a su alrededor. Respiraba con dificultad presa de una gran agitación, todo estaba en calma, no había rastros del baile ni de la sangre, aún tenía la imagen de los ojos celestes en su cabeza, pero todo había sido un sueño. Se incorporó en el sillón y miró a su alrededor, aún entraba la luz rojiza por el ventanal. Se levantó tambaleante, se sentía rara y no podía apartar de su cabeza la sensación de miedo que le había provocado aquel sueño. Fue hasta la gran puerta buscando salir de allí, aunque en realidad no sabía a dónde iría. Sin saber cómo, llegó a la habitación en la que estaba anteriormente y de alguna manera se sintió segura. Se sentó en la cama y se dejó caer hacia atrás. Necesitaba ordenar sus pensamientos, sabía que tenía que recordar algo, pero estaba aturdida y no conseguía mantener su cabeza firme, solo sabía que tenía que estar alerta a la puerta. Por un momento le pareció escuchar ruidos en el pasillo y aguzó el oído, pero no logró escuchar nada. Pasó un minuto o tal vez dos hasta que nuevamente le pareció escuchar ruidos y esta vez se incorporó en la cama. Estaba segura de que esta vez había escuchado algo y fijó sus ojos en el picaporte de la puerta. Se movía lentamente, no se lo estaba imaginando, realmente se movía y la puerta ya comenzaba a abrirse muy despacio

***

La puerta llena de moho no fue demasiado resistente a la patada que Eldar le dio con todas sus fuerzas y se abrió crujiendo con un ruido seco.

- Se supone que teníamos que ser silenciosos - dijo Alex mirando a Eldar con enfado.

- Ya no tengo paciencia - dijo éste sin prestarle demasiada atención.

Estaban en lo que parecía ser el pasillo estrecho de una mazmorra antigua. Había celdas pequeñas con puertas de barrotes oxidados.

Eldar recordó su pesadilla y un escalofrío recorrió su espina dorsal.

- Ya estuve aquí antes - dijo.

- Son las mazmorras del castillo - dijo Súmmum - Debe haber guardias aquí...

Súmmum tenía razón, un demonio con armadura y un hacha enorme venía hacia ellos por el pasillo. Era enorme y corpulento. Su piel escamosa brillaba rojiza a la luz de las antorchas.

Eldar alzó su arco en dirección al demonio que avanzaba sin detenerse, pero el demonio pareció no inmutarse ante la postura amenazante de Eldar.

- ¡Samael! - dijo Eldar en voz baja.

La flecha salió disparada directo al corazón del demonio, pero éste alzo su hacha y la flecha dio en el filo desviando su trayectoria para clavarse en uno de los muros.

- ¡Maldito demonio! - exclamo Eldar mientras que Alex lanzaba una de sus dagas.

La daga de Alex se clavó en el hombro del demonio y antes de que éste pudiera sacarla Eldar ya estaba en posición de tiro. Nuevamente la flecha salió a toda velocidad, pero esta vez dio en el blanco y el demonio se desplomó con un ruido sordo.

- Aquí vamos de nuevo - dijo Súmmum al ver como el demonio se hacía polvo.

Eldar abrió los brazos dejando caer el arco y se afirmó en los muros para no desplomarse, la energía ya entraba en su cuerpo aunque el dolor era cada vez menor. Una espiral rabiosa y chispeante sacudió a Eldar. Esta vez sintió que todo su cuerpo temblaba y un calor abrazador lo envolvía. Alex quiso acercarse para ayudarlo, pero Súmmum se lo impidió tomándola del brazo.

- ¡Ya basta! - gritó Eldar dejando caer la cabeza hacia atrás.

El grito rebotó en las paredes provocando un eco que recorrió el pasillo. Fue como haber liberado la presión de una olla de vapor, el alivio fue inmediato y la sensación de calor desapareció. Eldar aflojó los brazos y volteó la cabeza para mirar directamente a Súmmum. Gotas de sudor bajando por su frente y su cuello.

- Ya no lo soporto - le dijo jadeante y con la mirada desencajada. 

-Lo estás haciendo bien muchacho - le dijo el brujo palmeando su hombro.

Eldar recogió su arco y recuperó las flechas para volver a ponerlas en su aljaba. Estaba pálido y ojeroso, sus ojos brillaban de una manera extraña, parecían mas celestes que antes.

- Ya no quiero esto Súmmum - dijo en tono angustiado - Siento que me estoy convirtiendo en un monstruo... con cada demonio que mato me siento mas parecido a ellos... ya no puedo continuar...No mas demonios muertos.

- Si, puedes - dijo Súmmum tratando de contenerlo - Ya estamos cerca, Lyra te necesita.

Eldar lo miro fijamente y luego pasó su mirada a Alex que lo observaba con un gesto de compasión.

- Eldar - le dijo la chica - Solo tu puedes sacarnos de aquí... si te desmoronas ahora todo habrá sido en vano...

Eldar se quedó mirando a Alex con una mirada de tristeza que fue cambiando lentamente. 

- De acuerdo - dijo recuperando su frialdad habitual - Vamos por Lyra.

Así de cambiante se había vuelto desde que llegaran a Argozz.

Sin decir mas, comenzó a caminar por el pasillo entre las mazmorras deteniéndose en cada celda para asegurarse de que Lyra no estuviera allí y por otro lado rogando encontrarla en alguno de esos cubículos pestilentes.

El pasillo los llevó hasta una pequeña puerta de rejas que estaba cerrada con un pasador lleno de herrumbre. Lo abrieron lentamente tratando de no hacer ruido para no alertar a ningún guardia que estuviera cerca. La puerta daba a otro pasillo que desembocaba en una escalera empinada. Al parecer no había guardias por ningún lado, pero comenzaron a subir con sigilo empuñando sus armas.

- Parece que todo esta en calma - susurró Alex .

- No cantes victoria - dijo Súmmum detrás de ella.

Salieron a un pasillo angosto que luego se ensanchó dando paso a un corredor lleno de puertas. El mismo pasillo que antes transitara Lyra, aunque por supuesto ellos no lo sabían.

- Tenemos que registrar todas las habitaciones - dijo Eldar.

Sin dejar de mirar para todos lados, abrieron la primera puerta con cuidado. Era una habitación vacía ricamente amoblada. Salieron en silencio y fueron a la puerta siguiente. Los pasos eran sigilosos pero no del todo silenciosos, las armas que llevaban crujían en sus fundas haciendo un ruido sordo de metales.

- Trata de hacer menos ruido - susurró Súmmum a espaldas de Eldar.

Eldar se volteó fulminando a Súmmum con la mirada pero no dijo nada, estaba demasiado cansado para ponerse a discutir, de manera que fijó su concentración en el picaporte de la puerta que tenía delante y tratando de no hacer ruido abrió la puerta lo mas suavemente que pudo.

***

Lyra se levantó de un salto al ver que la puerta se habría y trató de ocultarse detrás del cortinado pero ya era demasiado tarde, un joven fuertemente armado ya entraba en la habitación. Sus ojos se cruzaron un instante y Lyra dio un paso atrás.

- ¡Lyra!

La voz del joven le era familiar pero le provocaba rechazo. Tenía los ojos más celestes que hubiera visto y todo en él denotaba cansancio. Llevaba una espada en la mano que enfundó al verla y se acercaba a ella a toda prisa.

- No te acerques - dijo ella.

Eldar se quedó inmóvil en su lugar.

- Lyra - dijo con gesto desesperado - Vine por ti...

- Está bajo la influencia de la Princesa de este Castillo - dijo Súmmum detrás de él

- Lyra - dijo Eldar sin escuchar al brujo y dando un paso mas hacia ella - Soy yo... Lyra no me temas por favor.

- Aléjate de mí... no iré contigo a ninguna parte.

- ¡Genial! - exclamó Alex vigilando que nada apareciera por el pasillo.

- ¡No! - dijo Lyra desafiante - Ya estoy advertida sobre ti ... no voy a ir contigo.

- Lyra... soy Eldar - dijo él en tono angustiado - Ahora estas confundida... pero tu me amas y he venido a sacarte de aquí.

- ¡Si te acercas voy a gritar!

Eldar se quedó inmóvil y apretó los puños lleno de impotencia. Si algo le faltaba era que Lyra no lo reconociera y creyera que era su enemigo, de todas maneras él no era la clase de chico que se deja vencer fácilmente.

- Súmmum has algo - dijo en un susurro entre dientes.

- Debemos sacarla del castillo para que el hechizo pierda su fuerza - dijo el brujo.

Eldar bajó la cabeza y miró a Lyra entrecerrando los ojos.

- Yo no saldré del castillo -dijo Lyra amenazadoramente - Debes venir conmigo ahora a la Gran Torre, el ritual debe comenzar...solo debes venir conmigo. 

- ¿De qué ritual está hablando? - pregunto Eldar a Súmmum bastante alterado.

- Creo que de abrirle la puerta a los chicos malos - dijo Súmmum reflexivo.

- No es tiempo de bromas - dijo Eldar furioso.

- ¡No es broma! - dijo Lyra alterada - Debo llevarte a la Gran Torre, el Portal debe ser abierto...

- De acuerdo - dijo en un tono gélido - Soy Eldar, tu me amas y yo a ti... y he pasado por muchos peligros para sacarte de aquí, tu eliges como quieres hacer, será por tu voluntad o por la mía.

Lyra lo miró sin comprender, pero no se movió, solo miró en torno buscando una vía de escape.

Eldar estaba cansado y la situación lo volvió al momento vivido en Ónix, estaba decidido a sacarla de allí aunque fuera a la fuerza.

Sin decir nada, dio la vuelta como si fuera a salir de la habitación y cuando Lyra menos lo pensaba dio un giro inesperado y se abalanzó sobre ella rodeándole la cintura con un brazo y cubriendo su boca con la otra mano para que no grite. Lyra se revolvió para zafar pero Eldar tenía mucha fuerza para ella y no pudo deshacerse de él por mucho que lo intentó. La sacó de la habitación con bastante trabajo y comenzaba a arrastrarla por el pasillo seguido de Súmmum y Alex que cuidaban que no apareciera ningún demonio.

Una punzada de dolor en la pierna derecha a la altura del muslo lo hizo paralizarse. El dolor subió por su pierna hasta la cadera y sus ojos fueron a detenerse en la daga que tenía clavada. Soltó a Lyra sin darse cuenta entre una mezcla de sorpresa y dolor.

- ¡Mierda Lyra! - exclamó - ¿Por qué hiciste eso?

La daga era suya y Lyra sin duda la había tomado de uno de sus cinturones sin que él lo advirtiera, la sangre manaba de la herida y corría por su pierna. El dolor era intenso y le quemaba.

Lyra se quedó mirando la daga clavada en la pierna de Eldar horrorizada y lentamente comenzó a caminar hacia atrás para escapar, pero antes de que pudiera hacerlo, Alex le propinó un golpe en la nuca y cayó desmayada.

- ¡Mierda Alex! - exclamó Eldar.

- ¿Qué pretendías? ¿Qué la dejara escapar?

- ¡Ya! - exclamó Súmmum - Tenemos que salir de aquí antes que nos descubran.

Súmmum cargó a Lyra sobre su hombro y se apresuró a emprender la marcha de regreso por donde habían venido - Alex ayuda a Eldar - le dijo a la chica. Está mal herido. 

Alex revolvió en su morral y sacó una venda, que usó para hacer un torniquete en la pierna por encima de la daga que aún estaba clavada.

- No hay tiempo - le dijo - Tienes que aguantar el dolor.

No había terminado de decir esto cuando tomó la daga y la quitó de un solo tirón provocando un intenso dolor que recorrió todo el cuerpo de Eldar. Un torrente de sangre salió a borbotones por la herida profundo que había dejado la daga.

- ¡Mierda! - exclamó Eldar entre dientes- Eso me dolió mucho.

- Ya, vayámonos de aquí - dijo Alex.

Ayudado por Alex, Eldar fue cojeando hasta alcanzar a Súmmum que ya emprendía el descenso con Lyra colgando de su hombro. Descendieron las escaleras con dificultad hasta llegar a las mazmorras. Cerraron la puerta de rejas tratando de no hacer ruido y fueron hasta la otra puerta que comunicaba con los túneles que salían del castillo.

- Tenemos que salir del castillo - dijo Súmmum - Eldar, ¿Crees que podrás andar hasta la plaza?

- Creo que si, pero debo recuperarme antes de tomar los túneles.

La pierna de Eldar sangraba demasiado, la herida era profunda y le provocaba un dolor intenso. Comenzaba a marearse.

- Chico tienes que aguantar - dijo Súmmum mirándolo de frente.

- No resistiré mucho más - dijo Eldar apoyándose en Alex - Tenemos que ocultarnos en los túneles hasta que me recupere... yo.. No sé si...

No terminó la frase porque antes de poder hacerlo se desmayó a causa de la sangre que perdía rápidamente.

Súmmum dejó a Lyra medio desparramada contra una de las celdas y fue hasta Eldar que era asistido por Alex que intentaba reanimarlo.

- Eldar - dijo Súmmum dándole unas palmadas en la mejilla - Vamos chico no juegues... no es el momento de desmayarte. Tenemos que seguir, solo estamos a unos pasos de lograrlo.

- Creo que está perdiendo mucha sangre - dijo Alex.

Mientras tanto Súmmum revolvía en su morral y sacaba una especie de botellita diminuta que contenía un líquido celeste que irradiaba una fosforescencia extraña. Sin decir nada le sacó el pequeño tapón y derramó unas gotas sobre los labios de Eldar. El efecto fue inmediato, Eldar abrió los ojos y trató de incorporarse sobresaltado.

-Tranquilo, tranquilo... 

Eldar aflojó el cuerpo y de inmediato el dolor punzante de su pierna lo trajo a la realidad. La sangre corría a pesar del torniquete que Alex le había hecho. Podía sentir su pierna latir, y con cada latido la sangre escapar por la herida abierta.

Los ojos de Eldar se posaron en el rastro de sangre que él mismo había dejado al llegar hasta allí e intentó pararse, pero sus piernas no le respondieron.

- Es inútil muchacho - dijo el brujo - La herida es tan profunda que te llevará algunas horas recuperarte para seguir.

- ¿Dónde está Lyra?

- Aún no se despierta de mi nock aut - dijo Alex.

- Muy graciosa. No podemos permanecer horas aquí Súmmum... ¿Ya viste el rastro de sangre que dejé?... será fácil seguirlo, tenemos que ocultarnos en algún sitio y el mejor lugar son los túneles por los que vinimos.

- Y arriesgarnos a que esos demonios que se arrastran te devoren - dijo Alex haciendo un gesto de disconformidad.

- No si puedo matar a un par de ellos -dijo Eldar - Me recuperaré más rápido.

- Dijiste que no más demonios muertos.

- Cambié de opinión.

Súmmum y Alex se miraron un momento y luego examinaron la herida de Eldar, tal vez si se apoyaba en Alex pudiera caminar aunque más no fuera en una pierna hasta la entrada de los túneles y encontrar un sitio donde ocultarse por unas horas. De todas maneras la situación complicaba bastante las cosas, si los demonios habían tenido un descuido con Lyra, seguramente no tardarían en darse cuenta de que la chica no estaba, todo era cuestión de un rato antes de que comenzaran a buscarlos por todo el castillo y entonces las cosas se pondrían peor.

- ¿Qué mierda están esperando? - dijo Eldar impaciente.

- De acuerdo - dijo el brujo - Yo cargaré a Lyra y tu ayudarás a Eldar a pararse, pero esto me parece bastante arriesgado, no sé cuanto tardarán en encontrarnos.

De pronto Eldar tuvo el recuerdo de su tía Alma al momento de la despedida y sus palabras acudieron a su cabeza junto con la imagen del corazón que colgaba de su pecho.

- Podemos pasar sin ser vistos -dijo mostrando el corazón a Súmmum - Se mojó... pero ya está seco... ¿Servirá?

Súmmum examinó el corazón un momento e hizo un gesto como si alguna vez lo hubiera visto y sonrió.

- Ya lo creo que si - dijo misterioso.

- No pongas tu misterio - dijo Alex molesta.

- Hay cosas que no tengo por que revelar hasta que no sea el momento.

- Vamos - dijo Eldar guardando el colgante dentro de su remera - Antes que Lyra se despierte y comience a chillar... los túneles nos sacarán del castillo... dijiste que solo saliendo del castillo estaría libre del hechizo.

- Si.

Sin decir mas, Súmmum se cargó a Lyra como si fuera una bolsa de papas y Alex ayudó a Eldar a pararse. Alex tuvo que usar toda su fuerza para ayudar a Eldar, realmente le había costado mucho ponerse de pie y una vez que logró hacerlo el dolor acudió con mas fuerza. Eldar era consciente de que la herida era muy profunda y si había atravesado una artería sería complicado detener la hemorragia, pero confiaba en su instinto de demonio que comenzaba a crecer dentro de él y sentía la necesidad de matar un demonio para poder recuperarse. Era la única oportunidad de sanar.

Comenzaron a avanzar de regreso por uno de los túneles, él iba apoyándose en Alex como si ella fuera un bastón.

- Me siento violento Alex - le dijo en un tono helado.

Alex sintió un escalofrío y le apretó con fuerza la mano que él tenía sobre su hombro para apoyarse. Estaban tan cerca uno del otro, que ella podía sentir su respiración entre cortada en su cuello.

- Espero que no me comas - le dijo tratando de relajar la tensión.

- No - dijo él haciendo una mueca que intentó ser una sonrisa - No se porqué Lyra me hizo esto... pero ahora solo deseo matar tantos demonios como me sea posible.

- Pero antes dijiste...

- Antes... no creí volver a necesitarlo tanto...

Alex no le contestó, siguió caminando sin dejar de mirar hacia atrás de tanto en tanto.

Súmmum había doblado en un recodo de uno de los túneles y había llegado a una especie de recámara baja que no tenía salida, por lo que tuvo que volver sobre sus pasos.

- Lo siento - dijo mirando a Eldar - tomé el camino equivocado..

Pero Eldar no le prestaba atención, sus ojos estaban fijos en unas figuras deformes y apestosas que reptaban por el suelo. Unos seis demonios de las profundidades se acercaban a ellos olfateando el aire como perros ciegos.

- Olieron mi sangre - dijo Eldar en un susurro a Alex - No te muevas.

Eldar sacó una flecha de la aljaba y preparó el arco en posición de tiro, mientras que Alex ya tenía una daga en cada mano listas para ser lanzadas y otra entre los dientes de repuesto.

- Cuando yo te diga -dijo Eldar.

- Estoy preparado -dijo Súmmum detrás de ellos.

Eldar contuvo el aliento mientras que los demonios se acercaban serpenteando y emitiendo un seseo escalofriante. Estaba mareado a causa de la pérdida de sangre, por lo que su concentración debía ser mayor si quería hacer blanco, si fallaba esperaba que Alex y Súmmum dieran en el blanco por él. Esperó un momento hasta que estuvo seguro de su objetivo y disparó la primer flecha al tiempo que gritaba.

- ¡Samael!

Su grito retumbó por las paredes de los túneles y al mismo tiempo que la flecha de su arco, las dagas de Alex salieron disparadas de sus manos, una de las dagas de Súmmum pasó zumbando cerca de su oreja y todo pasó a través de sus ojos como en cámara lenta. La flecha se clavaba en medio de la cabeza de uno de los demonios, mientras que las dagas de Alex se separaban para clavarse cada una en demonios diferentes y la daga larga de Súmmum quedaba ensartada en la espalda de otro clavándolo al suelo. Cuatro demonios de las profundidades habían sido abatidos de una sola vez, los otros dos avanzaban ajenos a la suerte de sus compañeros que ya comenzaban a derretirse en el suelo. Alex lanzó la daga que tenía entre los dientes y mató a uno de los demonios que estaba más próximo, mientras que Eldar se apresuró a tomar una de las suyas antes de que la energía lo golpeara de lleno.

- ¡Sultán! - dijo en un susurro.

Rogó que Alex no lo hubiera escuchado. 

Alex hizo un gesto y miró extrañada a Eldar que en ese momento lanzaba su daga para dar de lleno en la frente del demonio que todavía reptaba hacia ellos.

- ¿Sultán? - dijo Alex divertida - ¡La llamaste Sultán!

- Es largo de explicar -dijo Eldar avergonzado.

- ¡No puedo creer que le dieras ese nombre a tus dagas!

Eldar quiso responderle, pero en ese momento una oleada de energía venía hacia él en forma de remolino levantando toda la arenilla del suelo a su paso, por lo que Alex y Súmmum se vieron obligados a entrecerrar los ojos, pero no lo suficiente para ver lo que sucedía. El remolino llegó hasta Eldar y lo envolvió levantándolo unos centímetros del suelo. Todo alrededor de él era un torbellino de viento helado y chispas de estática. Esta vez para Eldar no hubo dolor, pero las náuseas fueron tremendas y perdió el eje de tal manera que no supo dónde era arriba o dónde abajo. El fenómeno duró solo unos segundos, Alex y Súmmum habían asistido al momento maravillados, habían visto el cuerpo de Eldar arquearse hacia atrás y un sin fin de rayos azules chispeantes entrar por sus chacras como espadas candentes. Cuando el remolino cesó, Eldar cayó de rodillas al suelo jadeando como si hubiese corrido una maratón.

- ¡Ahhhh! - gritó entre una carcajada - ¡Malditos demonios!

Se reía descontrolado, mientras un hormigueo le recorría el cuerpo, como si se hubiera vuelto loco de pronto ante la mirada de Súmmum y Alex que estaban en silencio tratando de comprender la situación. 

- ¡Maldito todo este lugar! - dijo entre risas y lágrimas.

De la risa pasó al llanto con la misma intensidad y posó sus ojos en Súmmum que lo miraba conmovido.

- Me estoy convirtiendo en uno de ellos - dijo entre lágrimas - Súmmum ya no lo soporto... pero lo peor es que cada vez lo necesito más... es como una droga de la que no puedes escapar.

- Eldar - la voz de Súmmum sonaba extraña como si proviniera de un parlante a la distancia - No te convertirás en uno de ellos, tranquilo.

Eldar se arrastraba sobre sus rodillas hacia él ante los ojos de Alex que lo miraba impactada, nunca hubiera pensado verlo así, no al Eldar que ella conocía tan frío y ácido, tan altanero y seguro de si mismo.

Sin poder contenerse, Alex se puso de rodillas junto a él y lo abrazó para tratar de calmar su angustia. Eldar se aferró a la cintura de Alex y se hizo un ovillo abrazándose a ella.

- Estarás bien -le dijo acariciando su pelo.

Lyra despertó justo en ese momento y contempló la escena sin comprender que pasaba, pestañeaba como tratando de despertar de un sueño, le costaba creer lo que sus ojos le mostraban, creía estar dentro de una pesadilla, lo último que recordaba era unos demonios llevándola de su casa. El corazón le dio un vuelco al recordar el resto y se abalanzó sobre Alex y Eldar sin que Súmmum pudiera evitarlo.

- ¡Eldar! - gritó - ¡Eldar!

Eldar levantó la cabeza al escuchar la voz de Lyra y soltó a Alex para abrazarse a ella. Lyra lo besaba con desesperación mientras que recorría todas sus heridas con la yema de los dedos. Lo besaba y lloraba en silencio ante las miradas conmovidas de Alex y Súmmum. Los ojos de Eldar estaban llenos de dolor y de tristeza, pero eran fríos a la vez, tenían una dureza diferente que provocaba escalofríos, unas líneas finas se dibujaban alrededor de los párpados, ya no eran los ojos celestes que ella tanto amaba y conocía. Su aspecto era duro y más adulto, como si hubieran pasado años desde que lo viera por última vez. Su mirada estaba cargada de dolor y de enojo, sombras oscuras rodeaban sus párpados.

- ¿Qué te han hecho? - le dijo ella angustiada.

- No importa - dijo él entre lágrimas que no podía dominar - Volvería a vivir todo esto otra vez por ti.

Lyra lo abrazó con fuerza mientras que sus ojos se clavaron en Alex y luego en Súmmum, pero no dijo nada, solo se limitó a acariciar su cuello y su rostro cansado y tratar así de calmar su angustia.

- ¿Que te he hecho yo? - dijo Lyra tocando con la yema de los dedos la pierna ensangrentada de Eldar. - Lo siento... no quería... yo no sabía ...

- ¡Shh! No importa -le dijo él ya mas sereno, el momento de debilidad ya era cosa del pasado.

- Eldar, no quiero interrumpir el reencuentro -dijo Súmmum - Pero si estás un poco mejor tenemos que salir de aquí.

Eldar miró a Súmmum como si recién advirtiera su presencia y se puso de pie con algo de dificultad ayudado por Lyra.

- ¿Estás bien? - preguntó Alex.

- Un poco mejor, creo que ha dejado de sangrar. Todavía duele - dijo Eldar. 

Lyra miraba a Alex sin comprender quien era y Eldar se dio cuenta de que ella no sabía nada de todo lo que había pasado desde que la había dejado en su casa.

- Lyra, ella es Alex - dijo en tono solemne - Es mi compañera en el Consejo, vino con Súmmum para ayudarme a rescatarte de este lugar, luego te contaré todo.

- Hola - dijo Lyra tímidamente - Gracias.

- No me lo agradezcas - dijo Alex - Aún no salimos de aquí.

- Tenemos que ocultarnos un par de horas hasta que Eldar esté recuperado por completo - dijo Súmmum.

- Creo que sé dónde podemos ocultarnos - dijo Eldar cerrando los ojos - Pero no será por mucho, nos están buscando... no tenemos mucho tiempo.

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Recién llegada a la elitista universidad Tagus, Jude Derry descubre que ahí todo gira alrededor de las fiestas, los chismes, los ligues y sobre todo...