Then and now... And always

By LDaydreamer_

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Adele con la ayuda de Simon ha podido olvidar los acontecimientos del pasado que la atormentaban y la habían... More

El sueño
Los colores
El primer paso
Sencillo
Ayuda
Peanut
Todo bien
¿Que has hecho?
Josh
Melody
Una sonrisa
El de antes
No te vayas
Ídolo
Cartas
Secretos
La cámara
Mamá...
Recuerda
Te necesito
Amiga del alma
Perdón
Tiempo
Se fue
Paparazzi
Noticias
Hablemos
Detente
Desde cero
Amor
Mi culpa
Disparo
De vuelta al inicio
Irresponsable
Adiós
Ella
Por fin
Tranquilidad
En el escenario
¿Tan sencillo?
El final
Epílogo

Aquí estoy

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By LDaydreamer_

•Narra Adele•

—Yo no... No se...—dije intentando respirar hondo.
Le pedí al doctor de favor que me quitara la mascarilla que no me dejaba ni hablar, de por sí ya me costaba trabajo y sumándole la mascarilla me era casi imposible. Cambiaron la mascarilla por un pequeño tubo que le daba vuelta a mi cabeza. Me sentí mucho más libre y el oxígeno pasó mejor por mis fosas nasales. En el pequeño lapso entre el cambio de mascarilla a tubo sentí como mis pulmones se hacían pequeños, necesitaba el oxígeno más de lo que creí.
—Bueno Adele, creo que por hoy hemos terminado. Necesitas descansar.
No sé cuánto llevábamos hablando pero me pareció una eternidad y mi mente ya no daba para más. El sueño me estaba matando.
—¿Gustas que te recueste un poco?
Asentí.
—Pero no mucho. Me duele un poco el cuello y la cabeza.
—Bien—apretó los botones y me recostó justo como le pedí—. En seguida vendrá una enfermera para darte tu medicina y creo que tu cena. ¿Has comido?
No lo recuerdo. Pero en vez de responder eso le dije que no.
—Con alimento ayudará a que tomes fuerzas. Buenas noches Adele—sonrió y salió dejándome en la habitación vacía acompañada por los sonidos de los monitores.
Cerré mis ojos intentando recordar algo pero el doctor tenía razón, es demasiado por hoy.
Minutos después entró la enfermera, puso un líquido nuevo en el suero, revisó mi presión que está por los suelos, mis latidos débiles y me ofreció comida (papilla o algo extraño) y le dije que no gracias. Pocos minutos después me quedé dormida.

•Narra Angelo•

Abracé a Melody porque no podía dejar de llorar. Mierda, si sigue llorando me va a contagiar su llanto y no quiero que me vea llorar, no lo quiero.
De repente la puerta de la sala diez se abrió y salió un hombre alto pero encorvado, viendo su reloj y acomodando su bata. Al vernos dio un brinco.
—¿Cómo está mi mamá?—dije sin rodeos. Melody que estaba agachada con la cara hundida en mi pecho se levantó y volteó a verlo.
—¿Ustedes son hijos de Adele?
No idiota, solo te pregunté cómo está mi madre por si conocías a mi mamá.
—Si—reprimí mi pensamiento—. ¿Podemos pasar a verla?
—Me temo que no. Esta muy débil después de esta sesión y tiene que dormir. Mañana veremos cómo amanece. Vayan a descansar chicos.
Melody soltó un sollozo y el doctor se fue, despidiéndose con un ademán.
Me importa un comino lo que diga el doctor. Me levanté y estaba a punto de entrar.
—Angelo...—Melody se levantó—. ¿Qué haces?
—Ver qué tan tibia está la perilla de la puerta Melody—dije sarcástico—. Voy a entrar, ¿qué más?
—El doctor dijo que no e...
—No me importa. Yo quiero que nos recuerde.
Apenas abrí un poco la puerta...
—Niños—una enfermera regordeta nos sacó un buen susto—. No pueden pasar. Vayan a la sala de espera.
Me hizo a un lado con ninguna delicadeza y entró cerrando la puerta tras de ella.
—Jodase.
—Angelo—me reprendió Melody.
—Vamos... No tenemos nada que hacer aquí.
La tomé por los hombros y la llevé hasta la sala de espera.

Melody se fue directo a los brazos de Laura, quien de inmediato preguntó qué había pasado. Mi padre volteó a verme como preguntándome lo mismo. Con la cabeza le indiqué que me siguiera. Salimos al pasillo.
—Te cuento si me dejas fumar un cigarrillo.
—Déjate de juegos Angelo. ¿Qué le pasó a tu madre?
—Estaba con el tal doctor ese y Melody y yo nos quedamos a escuchar. Mi madre no recuerda nada.
—¿Qué?
—No recordaba ni su nombre. Después empezó a recordar cosas y todo lo que recordaba era el accidente con Alex y el bebé muertos.
—¿Pero nada de nosotros?
Negué.
—Ni del disparo.
Volví a negar.
Vi su tristeza y preocupación. No supe qué hacer, si hubiera sido Melody lo hubiera abrazado pero soy yo, yo no abrazo. Le di una palmada, tal vez un poco fuerte en el brazo.
—Yo digo que si entramos la ayudará, pero el doctor no lo permitió porque ya había acabado la "sesión".
—Puede que tengas razón. Tal vez si entramos mañana—su mirada estaba fija en el suelo. Siento su tristeza en cada palabra.
—Si, debemos entrar.
No dijimos nada más. Me abrazó nervioso y yo no le respondí el abrazo pero le agradecí por hacerlo. Después de eso me dio su encendedor. Estoy seguro de que si él fumara también saldría conmigo.

•Narra Melody•

—¿Qué se hace cuando tú madre no te recuerda aparte de llorar Louisa?
—Estoy pensando en una solución—su cara de concentración me dio algo de miedo pero cuando se ponía así, se le ocurrían muy buenas ideas.
Se quedó un momento en silencio que me pareció eterno.
—Lou...
—¡Shh!
—Louisa creo que...
—Shhhh. Ya lo tengo—dejó de ver a la nada y me volteó a ver—. Tu carta, la carta de mi madre y... La cámara de tu padre. Todo esto ayudará.
—Excelente. Si si—dije emocionada limpiándome las lágrimas—. Si, también le diré a Angelo que escriba una y a mi padre. ¡Si Lou! ¡Eres una genio!
—De nada querida—me abrazó.
Si mi madre no podía recordar por sí misma, yo la iba a ayudar, nosotros íbamos a ayudarla.

Cuando volvimos a casa Angelo se fue directo a las escaleras y mi padre a la cocina.
—¡Oigan!—dije casi en un grito para llamar su atención. Ambos se detuvieron y voltearon a verme extrañados, por lo general no soy la que toma las decisiones pero con mamá en ese estado y ellos dos actuando como idiotas, alguien tiene que tomar las riendas.
—Tenemos que ayudar a mi madre. No podemos quedarnos así con los brazos cruzados.
—Claro que lo haremos Melody. Mi padre y yo ya decidimos que mañana entraremos a verla cuando esté despierta.
—¿Y por qué no me dijeron?
—Bueno, te lo íbamos a decir...—dijo mi padre.
—Pero no lo hicieron. Yo también existo.
—Melody...
—Me cansé de ser ignorada y de tener que aguantar sus estupidas riñas. Ahora—mi enojo repentino me estaba dando miedo pero me ayudaba a tener su atención en mi—. Vamos a la cocina. Tengo un plan que contarles.

Mi padre insistió en calentar la comida que me había comprado, y Angelo insistió en que le diera la mitad. Les conté la idea de las fotos y mi padre sugirió imprimirlas, Angelo se negó a hacer una carta pero sin importarme su opinión dejé dos hojas en la mesa, les di plumas y me puse de pie.
—Es por mamá... Ella haría cualquier cosa por nosotros—fue lo último que dije antes de salir de la cocina.
Mi plan era darle las cartas y las fotos al doctor para que se lo mostrara. Me aterraba la idea de entrar y ver la mirada confundida de mi madre, me aterraba la idea de escuchar una pregunta: "¿quiénes son?".
Me fui a mi habitación. Me puse la pijama y me acosté con las piernas recogidas viendo mi carta. La leí una y otra vez para asegurarme de que fuera suficiente, que ayudara en algo. Entonces lo recordé.
Fui hasta mi mochila y saqué el vinilo. Acaricié la portada recordando la hermosa sonrisa de Theo... Al sacar el vinilo de la funda se cayó el papel con su numero. Vi la hora, ya era bastante tarde. Puse el número en el espejo de mi tocador y me fui a mi tocadiscos. Puse el vinilo y la aguja. La música empezó a sonar y me hizo erizar. Volví a recostarme en mi cama. Cerré los ojos para concentrarme en la música.
Entonces algo me llegó, algo de repente abarcó toda mi mente...
—La libreta.

•Narra Simon•

No podía dormir. Después de escribir la carta para Adele la guardé en un sobre, le di un sobre a Angelo para su carta y pude ver que la guardaba con entusiasmo aunque no quisiera hacerla al principio. Se fue a dormir reprimiendo sus ganas por un cigarrillo. Yo me puse a lavar los platos, recoger un poco la cocina y me hice un café porque el sueño no llegaba ni llegaría así que preferí estar más despierto que entre el sueño y la realidad.
Estuve varias horas en la barra de la cocina sentado pensando en que Adele... Adele nos había olvidado. Me siento tan mal, tan culpable. No puedo creer que haya olvidado todo lo que hemos pasado. Viendo la cocina la recuerdo cuando hacía pasteles para las fiestas, cuando cocinaba casi todos los días antes de que se hiciera famosa. Casi puedo verla frente a la estufa, volteando con esa hermosa sonrisa y señalándome con la cuchara.
"—Deja de verme el trasero Simon—"y acto seguido una carcajada que siempre me hacía reír.
No, no aceptó que nos olvide. Tengo que hacer que recuerde, que recuerde todo lo que ha pasado.
Cuando ya iba a mi habitación escuché una melodía en la habitación de mi hija. Toqué a la puerta. Tardó un rato, bajó el volumen y abrió la puerta. Pude ver sus ojos acuosos.
—A dormir Mely—dije quitando un mechón de cabello de su rostro.
Asintió. Iba a cerrar la puerta pero en vez de eso la abrió más y me abrazó.
—Si va a funcionar. Vas a ver qué va a funcionar—dijo sobre mi pecho.
—Claro que funcionará.
Besé su frente y la abracé más fuerte.
Entrando a mi habitación la realidad me golpeó. Ver la cama vacía y saber que Adele no recordaba que vivía con nosotros, no recordaba nuestra existencia.
Me senté del lado de su cama y su aroma me invadió.

*Recuerdo*

Entré a la habitación y Adele estaba saliendo del vestidor con su pijama ya puesta.
—Estuviste fenomenal hoy amor—dije abrazándola.
—Gracias—me besó—. Fue un gran show.
No quería soltarla, empecé a darle pequeños besos y después de cada uno sonreía con los ojos cerrados. Pasó sus manos por mi cuello y me vio con esa hermosa sonrisa.
—Te amo.
—Y yo te amo a ti—otro beso.
—Ahora déjame quitarme mi maquillaje y mi belleza jaja.
—Te equivocas. El maquillaje no te hace bella, tú eres hermosa. El maquillaje solo aumenta tu hermosura.
—Ay no, como no amarte jajajaja—y acto seguido me dio otro beso.
Después de desmaquillarse se acostó a mi lado y se acurrucó en mis brazos.
—Buenas noches—le dije. Solo sonrió, me dio otro beso y cerró los ojos.
Esperé a que se durmiera. Su respiración calmada, su boca entre abierta. Dios mío como la amo.

*Fin del recuerdo*

Abracé su almohada. Intentando no mojarla con mis lágrimas.

Al despertar seguía con la almohada abrazada. No quería soltarla pero me levanté rápidamente para empezar de una buena vez la misión de hacer que Adele recuerde nuestra historia.
Tomé la cámara, salí ya arreglado y mis hijos ya estaban en la sala.
—Dame la carta Angelo no seas infantil—Melody tenía su morral abierto en su mano y estiraba la mano para que Angelo le diera su carta.
—Se la voy a dar yo—dijo Angelo necio.
—Se las daremos al doctor porque no nos dejan entrar, ya lo habíamos decidido. ¡Dámela!
Angelo de mala gana se la dio y Melody la metió al morral.
—¿Listo?—les dije, voltearon a verme.
—¿Tú carta?—estiró la mano hacia mi.
Le di mi carta y la puso en el morral.
—Bien, ahora vamos por las fotos—Melody cerró su morral y se lo puso en la espalda.
—Vamos...

Le dije a David que condujera para yo buscar las fotos más adecuadas y más bonitas en el camino. Melody me tocó el hombro y volteé a verla.
—Podemos comprar un pequeño álbum y meter las fotos en la sala de espera ¿no es buena idea?
—Muy buena idea Melody.
Sonrió orgullosa. Se quedó callada un momento y luego se mordió el labio inferior igual que Adele.
—Papá... Llevo algo más aparte de las cartas y las fotos. Pero quiero consultártelo.
—¿Qué es Melody?
Tomó su pequeño morral y lo abrió. Cuando sacó la libreta verde se me fue el aliento.
—¿Crees que sea oportuno? Podemos decirle al doctor que le muestre solo las páginas de sus canciones y de las últimas notas... Bueno...—comenzó a ponerse nerviosa.
—¿La has leído?
Asintió apenada.
—¿Cómo la encontraste?
—Solo la encontré. Pero... ¿Crees que..?
—Podemos comprar unos pequeños separadores y elegir las páginas adecuadas—sugerí.
—Si... Es buena idea—dijo aliviada.

Llegamos a la tienda. Angelo acompañó a Melody para elegir el álbum y comprar los separadores, yo fui a imprimir todas las fotos.

Melody empezó a poner más fotos en el álbum entusiasmada viendo las fotos con detenimiento y sonriendo o haciendo preguntas muy de vez en cuando. Le prometí que cuando todo mejore le mostraré todas las fotos con calma.

•Narra Adele•

Otro doctor entró cuando yo ya había despertado. Me dijo que tenía que comer así que tuve que soportar el intento de comida que me dio la enfermera. Vaya que la consistencia de la comida era bastante desagradable pero me supo delicioso por él hambre que tenía.
Después de más medicamentos en el suero, más chequeos y terminar el vaso de agua con la "comida", volvieron a dejarme sola. Sola con mi mente vacía intentando recordar.
Siento un vacío en mi pecho que no sé cómo llenar y me estoy volviendo loca. Además no puedo moverme, simplemente no puedo y me aterra que me digan que no volveré a moverme o algo por el estilo.
Después de varias...¿horas? ¿Años? Llegó un chico con traje verde acompañado por el doctor de la mañana.
—Él te ayudará a recuperar la movilidad. Va a ayudarte a ejercitar tus músculos para que tu fuerza vuelva y puedas moverte como antes.
El chico era un poco más bajo que él pero bien fornido. Me sonrió, yo solo me le quedé viendo.
—Después de la sesión con él, vendrá el doctor Ashton para la sesión de ejercicio mental.
Yo solo quería irme a mi casa. Aunque... Ni siquiera sabía dónde era mi casa y eso me derrumbó pero retuve las lágrimas.
—Bien Adele, vamos a comenzar con las manos ya que son las que más necesitas en este momento ¿no es así?
Asentí. No tenía humor para sonreírle.
Tomó mi brazo derecho con sus enormes y musculosas manos y lo levantó un poco.
—Muy bien Adele, intenta cerrar el puño.
Obedecí. Una tortuga lo habría hecho más rápido que yo. Solté un sollozo desesperada.
—No te preocupes, tranquila. Vuelve a abrirlo y a cerrarlo. Tres veces más.
Creo que tardé media hora en hacerlo.
Soltó mi brazo con delicadeza y tecleó algo en su tableta. Antes escribían en hojas... Ese pensamiento me hizo sentir extremadamente anciana.
—Ahora voy a doblar tu brazo y tú vas a desdoblarlo. Si sientes dolor dímelo—comenzó a doblar mi brazo con delicadeza y lentitud. Supongo que para que no me sintiera mal. Después intenté desdoblarlo.
Esos ejercicios tan sencillos estaban agotándome.
Su celular empezó a sonar cuando pasó la hora que le correspondía estar conmigo. Tengo que admitir que solté un sonoro suspiro de alivio.
Al irse, me quedé dormida de nuevo.

•Narra Simon•

Llamé a Angie para informarle que ya había despertado Adele. Se puso eufórica por la notica, no iba a arruinárselo con lo de la memoria y la incapacidad de moverse con agilidad, ¿para qué quitarle la felicidad?

Esperamos a que fuera la hora de la sesión con el doctor Ashton. Al parecer primero tendría una sesión con un enfermero que le ayudara a ejercitar sus músculos débiles por tanto tiempo en reposo y por lo que afectó el balazo.
Cuando lo vimos entrar a la sala de espera y dirigirse a la sala de terapia intensiva nos pudimos de pie y Angelo casi lo taclea.
—Hola—dijo confundido–. ¿En qué puedo...?
—Tengo entendido que usted está atendiendo a mi esposa—le dije.
—Si si. Estos son sus hijos ¿no es así? Estaban afuera de la sala ayer.
—Si, son mis hijos. Ellos y yo queremos darle algunas cosas para que le muestre a Adele y pueda recordarnos—volteé a ver a Melody. Ella me entregó la mochila y se la extendí al doctor.
—¿Qué es..?
—Son cosas que servirán para que ella recuerde—explicó Melody—. Fotografías, cartas. Hay una libreta en la que ella escribía sus canciones, están señaladas con unos pequeños separadores. Lo que está entre ellos es lo que debe de mostrarle y...
—Okay Okay esperen—dijo el doctor rechazando la mochila—. Creo que es un gesto bastante... Tierno... Que quieran ayudar pero es demasiada información para su mente y si le muestro todo esto tan rápido puedo confundirla. Creo que no es el momento. En cuanto hayamos avanzado algo se los informaré...
—Pero... Esto va a ayudarla—dijo Melody entre enfadada y decepcionada. La tomé de los hombros.
—Puede ayudarla pero por ahora no...
—¡Muéstreselo a mi madre! Nosotros la conocemos más que usted. Sabemos que esto...
—Yo soy el especialista jovencito. Créeme que lo hago por su bien.
Nos quedamos todos callados. Decepcionados de nuestro gran fracaso.
—Con su permiso... Voy con su esposa para la sesión de hoy—fue lo último que dijo antes de irse.
—¡Imbécil! "Soy el experto". El experto en pendejadas. Tiene que mostrarle todo eso—dijo Angelo.
—Angelo cuida tu vocabulario—lo regañé.
Desesperado se encaminó a la salida. Iba a preguntarle a donde iba pero vi como metía las manos a los bolsillos y sacaba su cajetilla. David lo siguió.
Volteé a ver a Melody. Tenía abrazado el morral y lloraba en silencio.
—Hija...
—Así no... No se va a recuperar—dijo cerrando los ojos.
—Tranquila, si lo hará. Él sabe lo que hace. Y cuando tú madre este mejor podremos mostrarle todo esto.
—No... Fue una estupida idea. Una pésima idea—tiró la mochila y salió corriendo.
—Melody...—me quedé parado, solo, en medio de la sala.
Recogí la mochila y las cartas que se habían esparcido por el suelo.
Me senté y me puse a pensar en algo que hacer. Tenía que hacer algo.

•Narra Adele•

—Una empresa...—dije cerrando los ojos—. Sé que, tuve una empresa, tengo una empresa.
—Excelente Adele. Vamos progresando. Esta técnica de recorrer todo desde el principio está funcionando muy bien.
Anotó algo en su celular y lo bloqueó.
—¿Gustas continuar?
Negué y me recosté mejor sobre la almohada.
—Muy bien. Hemos terminado por hoy.
Se puso de pie, se despidió, se fue. Otra vez sola.
Cuando empezó la sesión le pedí que abriera la cortina para recordar cómo era el mundo exterior.
Ahora que se había ido fijé mi vista en el cielo y pude percibir como se movía una enorme nube gris. Un rayo en esa misma nube y de repente las grandes gotas mojando toda la ciudad. Cuando las gotas alcanzaron la ventana me espanté. El miedo empezó a apoderarse de mi. Recuerdo mi miedo a las tormentas, obviamente por el accidente.
Empecé a temblar y llorar y cerré los ojos con fuerza. Entonces algo cruzo mi mente.
Yo en la lluvia, corriendo, llorando...
Abrí los ojos y volví a cerrarlos.
Un resbalón. Alguien sosteniéndome...
Mis lágrimas no dejan de salir y el miedo no me deja pensar claro pero estoy recordando.
—Tranquila... ¿Esta bien?—dijo el hombre.
Un hombre me abrazó cuando aumentó la lluvia.
—Tranquila no le haré daño... Esta muy alterada venga vamos a un lugar en donde no nos mojemos.
—Déjeme sola—dije con voz temblorosa.
—Okay lo siento yo... Oye tu eres la amiga de esa mujer. A... Adele ¿cierto?—dijo él frunciendo el ceño por culpa de la lluvia—. Soy Simon, el amigo de Jacob. Ven tranquilízate—me extendió la mano...
Simon... ¡Simon!
Abrí los ojos y sentí las lágrimas tibias en mis mejillas. La lluvia arreció y yo no podía tranquilizarme.
—Simon...—susurré aterrada.
Me maldije por no ser capaz de ponerme de pie y cerrar la maldita cortina.
Entonces la puerta se abrió. Volteé aterrada y vi al hombre de pie viéndome afligido. Solté un sollozo exagerado y mi llanto aumentó.
—¡Simon!—dije casi en un grito ahogado por el nudo en mi garganta.
—Mi amor—dijo él también empezando a llorar.
Casi corrió hasta mi y me abrazó. Ese abrazo me devolvió la vida, me quitó el miedo, me hizo llorar aún más. Pude sentir su amor, me sentí protegida.
—Mi amor, mi Adele, no sabes cuánto te extrañé—dijo llorando viéndome a los ojos.
—Simon...—lloré más por mi desesperación por querer tocarle el rostro. Empecé a subir mi mano con dificultad. Él se percató y tomó mi mano, la besó y la puso sobre su mejilla.
Pude sentirlo. Acaricié su mejilla intentando recordar todas las veces que he hecho esto. Vi fijamente sus ojos y todo volvió a mi. Su amor, su apoyo. Lo amo... Amo a Simon.
—Te amo—me dijo y acto seguido me besó.
Sentí como si saliera de un caparazón. El dolor se esfumó. Pasé mi mano a su nuca y le correspondió al beso torpemente. Cerré los ojos y dejé que me guiara en el beso.
Se separó un poco de mí y aterrada lo acerqué.
—No no te vayas—le dije en un susurro analizando cada facción de su rostro. Recordando.
—No me iré. Aquí estoy Adele aquí estoy—leyéndome la mente volvió a besarme. Sus deliciosos labios volvieron a apoderarse de los míos. Dios mío como lo extrañé.
—Te amo—le dije entre mi llanto ahora de alegría.

...
Aquí está el capítulo 20. Comenten porfa :)
❤️

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