Then and now... And always

By LDaydreamer_

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Adele con la ayuda de Simon ha podido olvidar los acontecimientos del pasado que la atormentaban y la habían... More

El sueño
Los colores
El primer paso
Sencillo
Ayuda
Peanut
Todo bien
¿Que has hecho?
Josh
Melody
Una sonrisa
No te vayas
Ídolo
Cartas
Secretos
La cámara
Mamá...
Recuerda
Aquí estoy
Te necesito
Amiga del alma
Perdón
Tiempo
Se fue
Paparazzi
Noticias
Hablemos
Detente
Desde cero
Amor
Mi culpa
Disparo
De vuelta al inicio
Irresponsable
Adiós
Ella
Por fin
Tranquilidad
En el escenario
¿Tan sencillo?
El final
Epílogo

El de antes

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By LDaydreamer_

•Narra Simon•

El doctor me dijo que ya le hicieron algunas intervenciones quirúrgicas, que hasta ahora todo va bien. Por enésima vez le pedí que me dejara verla y por fin aceptó.
Siento que estoy muriendo de la desesperación, ya no soporto estar así. Necesito que Adele esté bien, necesito que se recupere.

Tanto silencio, tanto estrés, tanto miedo, todo está acabando conmigo. Me siento como una vil cucaracha y la culpa me está carcomiendo. No estaba ahí, no estuve con ella y no me refiero al día del disparo, me refiero a los últimos años. Pero todo era para lograr mi objetivo, es indispensable, aunque ahora ya ni siquiera sé si en verdad es indispensable. El gran proyecto, la jefatura del proyecto "Water for all". Llevamos años preparándolo y yo llevo años esforzándome por lograr obtener ese puesto. Dos compañeros y yo nos ofrecimos, no sólo por el hecho de que ayudaremos a los más necesitados a tener agua pura, sino por la gran cantidad de dinero que recibirá el que quede encargado.
Ahora estoy aquí, el proyecto se me ha borrado de la mente por ahora, aunque a veces me pongo a trabajar desde mi celular, no puedo concentrarme, pensando en Adele.

El proyecto es tan importante que lo hemos estado planeando desde que Angelo estaba por cumplir trece.

*Pasado*

La carrera de Adele va en ascenso y parece que no se va a detener.
Todos estos años hemos estado viajando, los niños están creciendo muy rápido y me alegro de que lo hagan de esta forma, que vivan todas estas hermosas experiencias. Claro que hemos tenido algunos problemas pero son pequeños comparados con todo lo bueno que nos ha pasado.
No puedo creer que Angelo ya vaya a cumplir trece años. Todavía recuerdo esos ultrasonidos, esa emoción de tener un hijo con Adele y aquí estamos casi trece años después.
Angelo es el típico niño travieso, a veces me hace enfadar solo por gusto, y lo amo. Melody es mucho más tranquila pero parece que nunca se va a separar de su madre.
Los momentos difíciles son cuando Adele tiene que viajar sola y me quedo con los niños. Angelo se enfada por no poder ir con ella y Melody se pone demasiado triste. Hago todos mis esfuerzos por mantenerlos distraídos pero es imposible.
La carrera de mi hermano también va muy bien, ya casi no lo veo, se la ha pasado en Estados Unidos por la gira de su nuevo álbum pero este año volverá para festejar el cumpleaños de mis hijos con nosotros. La fiesta de Angelo es la más próxima. Será un día antes de que Adele se vaya a París para unos premios a los que está nominada, por eso será una fiesta bastante especial y Sam no quizo perdérsela.

—¿Quién está listo para irse?—dijo Adele entrando a la sala. Volteé a verla, traía un vestido café holgado que tiene encaje en la parte de abajo y me deja ver sus piernas.
—Yo—dijo Melody corriendo hacia ella—. Le hice una carta al tío Sam. ¿Crees que le guste?
—Le va a fascinar cielo—le dio un gran beso en la mejilla y volteó a verme con una sonrisa. Hemos tenido varias peleas por cosas sin importancia pero hemos salido adelante. No voy a dejar que ninguna estupidez me quite a mi hermosa esposa—. ¿Y Angelo?
—Esta en su cuarto.
—Ya vine—dijo Angelo entrando. Despeinado y con Louie siguiéndolo.
—Vamos por tu tío.
—Si si—dijo sentándose a mi lado. Lo tomé del cuello y revolví su cabello. Él se rió y me goleo en el estomago.
—Esa me la pagaras—dije intentando atraparlo cuando huyó.
—Oigan hombres dejen sus peleas y vámonos ya. Si no no llegaremos a tiempo por Sam.
Me levanté y detuve a Adele tomándola de la mano. Volteó a verme extrañaba y la acerqué a mi tomándola de la cintura.
—Me encanta ese vestido—le dije sonriendo viéndola a los ojos. Me sostuvo la mirada por unos pocos segundos y después se sonrojó. Con todo el ajetreo de su carrera ya casi no teníamos tiempo para nosotros. Por eso, cuando vi que los niños ya estaban saliendo le di un beso que al separarnos la hizo suspirar. Abrió los ojos y me vio como entre extrañada y alegre.
—Creo que tengo que ponerme más seguido este vestido—me abrazó.
—Me harías un gran favor. Pero con todo te ves fenomenal.
Levanté su barbilla y le di otro beso rápido.
—Te voy a extrañar mucho—dijo recargándose en mi hombro mientras caminábamos hacia la salida.
—Y yo a ti. Los niños se van a volver locos de nuevo.
—Jajajaja. Eso lo heredaron de ti—dijo dándole un golpe en el brazo.
Caminó hacia la camioneta y volteó a verme mordiéndose el labio inferior. La jalé hacia mí de nuevo hasta quedar tan cerca que sentía su respiración.
—No juegues así conmigo.
—Jajajaja yo no estoy haciendo nada—le di otro beso y nos separamos al escuchar a Angelo.
—¡Guácala!—gritó riendo desde la camioneta. Melody también rió tímidamente.

Peter, el guardaespaldas de Adele, condujo hasta el aeropuerto. Adele se tuvo que quedar en la camioneta para evitar algún incidente con paparazzis o algún rumor. Esas cosas eran las causantes de nuestras peleas. Las limitaciones por los paparazzis. Una de ellas fue cuando nos mudamos porque los paparazzis descubrieron donde vivíamos; Adele ya no podía ni salir a sacar la basura sin ser atacada por cámaras y flashes.

Bajé acompañado de los dos niños y buscamos por todos lados.
—Papá quiero uno quiero uno—dijo Melody viendo unos pequeños peluches en una tienda.
—Emmm vamos a verlos—dije tomándolos de las manos. Melody y Angelo estaban viendo los juguetes mientras yo veía al rededor buscando a Sam. Lo vi batallando con su maleta a unos cuantos pasos de la salida.
—Miren. Ahí está el tío Sam.
—¡Tío!—gritó Melody y se lanzó a correr junto con Angelo.
Sam los vio y sonrío ampliamente. Se puso de cuclillas y los abrazó a ambos.
Traía puestos sus lentes de sol y una gorra, también por el mismo tema de los paparazzis.
—Ten—Melody le dio la carta.
—Gracias pequeña hermosa.
—Hermanito—dije acercándome a ellos.
—¡Hermano!—me dio un gran abrazo—. Oye pero como han crecido estas criaturas extrañas—dijo revolviendo el cabello de Angelo. Eso lo hizo reír.
—Has estado lejos mucho tiempo jaja.
—Parece que fue ayer cuando esta pequeñita se chupaba el dedo mientras me decía adiós este mismo aeropuerto.
—Jajajaja ya no tío Sam—dijo Melody sonrojada.
—Ven hermano vamos a llevarte a tu casa.
—Gracias hermano. ¿Listo para tu cumpleaños campeón?
—¡Si! Será estupendo—dijo Angelo emocionado ayudando a Sam con su maleta—. Papá y yo nos vestiremos de piratas y vamos a hacer que la casa del árbol sea un barco pirata.
—Wow ya quiero ver eso—dijo Sam riéndose.
—A peanut le gustan demasiado los piratas.
—Y mi mamá compró un videojuego de piratas. Es fabuloso. Mis amigos mueren por jugarlo.
—Oye yo también quiero jugarlo—dijo Sam
—No vencerás a mi papá. Su récord es invencible.
—¿Ah sí? Ya veremos—dijo Sam viéndome.
—Jajaja ya veremos. Oye, ¿llamaste a Gabriela?—le dije.
—Si, dijo que saliendo del trabajo me verá en casa.
—Excelente.
—Papi—dijo Meldoy tomando mi camisa.
—¿Si?—dije viéndola.
—¿Puedo tener uno? Ese rosa de ahí—era un pequeño oso blanco con un tutú rosa.
—Preguntemos cuánto cuesta—dije siguiendo a mis hijos adentro de la tienda. Sam entró con nosotros.
—El pequeño osito cuesta diez libras—dijo el chico que atendía la tienda.
—Wow... Esta bastante... Caro.
—¿Qué te preocupa a ti hijo? Con una esposa cantante—me congelé al escuchar esa voz. Melody y Angelo voltearon al mismo tiempo que yo. Mi decrépito padre estaba ahí parado. Viéndome con una sonrisa.
—¿Qué... Haces...?—dije intentando no perder la compostura.
Sam volteó a vernos y se congeló. Vi como apretaba los puños.
—Buscando empleo... La tienda de la gasolinera cerró y pues... Vine a probar suerte. Pero ¿tú preocupándote por unas insignificantes libras? ¿Qué no tu esposa es famosa?
Volteé a ver a Sam. Él me vio y comprendió.
—Vámonos niños—dijo tomando a mis hijos de la mano.
—Pero... El osito—dijo Melody.
—Ahorita compramos uno en otra tienda—dijo Sam.
—Oye ese es Sam—dijo mi padre siguiendo mi mirada. Sam ya estaba afuera de la tienda—. Que cambiado, aún recuerdo cuando estaba en pañales.
—Lo recuerdas porque fue el único momento de su vida en el que lo viste—dije enfadado.
—Bueno tienes razón. Pasaron muchas cosas. Pero míralo ahora, millonario, y no me da nada de dinero.
—¿Qué? ¿Estás hablando en serio? ¿Cómo por qué mierda te va a dar dinero? Si tú nunca nos diste ni un mísero centavo, eras un bueno para nada... Eres un bueno para nada. Mi madre conseguía todo el poco dinero que te gastabas en tus estupideces. Te tengo lástima porque sigues siendo el mismo fracasado.
—Que curioso. Eres idéntico a mi.
—Ni lo quiera Dios—dije repugnado.
—Tu también dependes de tu esposa. ¿Qué cosas tiene la vida verdad? No me vengas a gritar que soy un bueno para nada porque me estás gritando tu propia verdad.
Me quedé callado intentando calmarme.
—Sabes que tengo razón Simon. Podrás tener una esposa millonaria pero tú sigues siendo el mismo joven tonto y pobre que eras antes. Piénsalo. Tu esposa gana millones y tú, apenas el salario mínimo.
—Cierra la boca, eso no...
—Siempre has intentado salir de pobre y no puedes Simon. Yo por lo menos ya me resigné a esta vida pero tú no. Y que tu hermano menor triunfe y tú no. No me tengas lástima, mejor preocúpate por ti.
—No sabes nada de mi ni de mi vida así que cierra el hocico de una jodida vez.
—Eres igual de patético que tú madre.
—No hables así de ella desgraciado infeliz. ¿Sabes qué debería de hacer en este momento? Matarte. Para que pagarás por lo que hiciste. Nos arruinaste la vida. Pero no soy igual que tú, no lo soy.
Estaba por irme para no armar una escena más grande. Gracias a dios que la tienda estaba sola y el joven se había ido detrás del mostrador con sus audífonos.
—Me encanta como te aterra aceptar tu realidad. Pero lamento decírtelo hijo. Eres igual que yo.
Salí hecho una furia de la tienda. Subí a la camioneta aún con la respiración entrecortada.
—Papi ¿y mi oso?—dijo Melody en cuanto cerré la puerta. Volteé y al ver su carita estuve a punto de derrumbarme.
—Lo siento. Vendremos por el otro día—dije respirando con dificultad.
Levanté la vista y vi a Adele viéndome preocupada.
—¿Estas bien?
—Si... Todo bien.

Dejamos a Sam con Gabriela para que se instalara y después iríamos a comer todos juntos.
En todo el día estuve pensado en el encuentro con mi padre y en sus palabras. Me afectó demasiado.
Durante la comida no escuché casi nada de lo que decía Sam. Llegando a casa me fui a mi estudio pero ni siquiera me puse a trabajar, solo, intentaba distraerme pero no lo lograba.
"Que curioso. Eres idéntico a mi".
No quiero ser igual que él, yo no soy igual que él. Maldita sea...
Decidí irme a la cama cuando ya eran las diez. Subí las escaleras cuando Adele iba saliendo de la habitación de Angelo.
Me sonrió y yo fingí una sonrisa antes de entrar a la habitación. Me encerré en el baño. Me lavé los dientes y la cara.
Me vi al espejo intentando olvidar todo mi pasado, mi madre cayendo, una imagen que no me invadía desde hace mucho, mi padre completamente ebrio. Pero claro que no soy como él.
Salí del baño y me puse a buscar en mis cajones mi pijama. Adele salió del vestidor con el pantalón de pijama puesto y su torso descubierto.
—Me ayudas con el sujetador—dijo poniéndose de espaldas.
Lo desabroché y seguí buscando.
—Simon... ¿Ya vas a decirme qué sucede?—dijo sosteniendo el sujetador sobre su pecho. Tomó la blusa de su pijama y me vio con preocupación.
—¿No te lo dijo Sam?
—Me dijo que me lo contarías tu. Además estaban los niños.
—Me encontré a mi padre y tuve una pelea con él.
Cuando volteé ya tenía la blusa puesta y se estaba haciendo una pequeña coleta.
—Oh Simon...
—No se pero... Me afectó demasiado Adele. En serio.
—No no—me abrazó por la espalda—. No dejes que te afecte. ¿Qué te dijo?
"Podrás tener una esposa millonaria pero tú sigues siendo el mismo joven tonto y pobre que eras antes".
—Me dijo que era patético como mi madre. Me enfurecí Adele—no iba a decirle lo otro.
—Sabes la clase de persona que es—me dio un beso en la mejilla—. Es patético y estupido que diga eso. En serio Simon no dejes que te afecte—me tomó de la mejilla y me hizo verla a los ojos—. No lo dejes.
Asentí. Se acercó a mí y me besó.
—Tranquilo.
Pero no podía tranquilizarme.

No dormí en toda la noche. Estuve viendo el techo porque si cerraba los ojos soñaba con mi madre o con él y no quería, no quería.
Me puse a pensar en muchas cosas. Si Melody le hubiera dicho a Adele que le comprara el oso no lo habría ni pensado, en cambio yo me puse a pensar en lo caro que estaba. Es estupido que siga pensando así después de todo este tiempo. Tal vez mi padre tenga razón...
Volteé a ver a Adele. Durmiendo a mi lado abrazando mi brazo. Tan tranquila y diferente a cuando la conocí, mucho más alegre y gentil. Acaricié su mejilla y me transporte a aquellos días en los que salíamos. Como me preocupaba por llevarla a lugares que especiales pero, que estuvieran a mi alcance. A ella nunca le importó el dinero ni que los lugares a los que íbamos no fueran elegantes pero ella no es el problema aquí, soy yo.
—Simon—dijo adormilada—. ¿Qué sucede?
—Nada. No puedo dormir.
Se levantó y me abrazó. Se recostó en mi pecho.
—Tendré que recurrir a mis dotes musicales para dormirte como a Angelo y a Melody—pude sentir como sonreía.
—Jajaja no estaría mal.
—I could make you happy make your dreams come true—comenzó a cantar en un susurro—. There's nothing that I wouldn't do... To make you feel my love.
Le di un beso en la frente y la abracé con fuerza. Volvió a quedarse dormida mientras yo acariciaba su cabello.
¿Acaso yo podría hacer sus sueños realidad algún día?

~Días después~

—¿Crees que soy patético?—dije viendo mi computadora.
—No... Creo que eres un tonto. Pero no patético—dijo Frank volteándome a ver.
—No se por qué pero te juro que eso no me hizo sentir mejor.
—Bueno y ¿por qué tan apabullado? Hubo sándwiches gratis y ni siquiera sonreíste. ¿Quién eres y dónde está Simon?
—Esque he estado pensativo estos días.
—Y ¿en qué has estado pensando?
Le conté todo el asunto de mi padre y del dinero. De mi preocupación por ser poca cosa para Adele, de esa inseguridad que sentía cuando era joven y cuando iba a nacer Angelo. De no poder aportar nada.
—Creo que es una tremenda estupidez.
—Pero...
—Lo material no lo es todo Simon. Tú eres un claro ejemplo. Tú con Adele. Adele te ama, te adora y no quiere que le regales cinco casas y cinco autos.
—Porque ella puede comprárselos...
—Ay no me vengas con eso ahora. Espera espera... ¿Estás celoso de Adele?
—Claro que no. Pero no quiero quedarme de brazos cruzados mientras ella mantiene a la familia.
—¿En que siglo crees que estamos? ¿XIX? Simon por favor...
—Yo...
Me interrumpió una voz en las bocinas convocándonos a junta.
Frank y yo nos dirigimos a la sala de juntas donde había varios de nuestros compañeros y nuestro jefe.
—Buen día. Los llamamos para presentarles un proyecto muy importante...
Frank y yo escuchamos atentos y apuntamos lo que nos indicaban.
—El proyecto se llama "Water for all". Es un proyecto enorme en materia económica, material, espacial. Llevaremos agua a cada rincón que este en apuros de sequía. Ayudaremos a las personas...
Ese proyecto se escuchaba fenomenal. Me tenía bastante enganchado y estaba ansioso por empezar a trabajar en él. Hasta que escuche una frase que me detuvo el corazón.
—Y para todo esto elegiremos a un jefe. Un encargado para este gran proyecto.
"Un encargado para este gran proyecto" era la frase que rondaba mi cabeza.
—No lo nombraremos ahora ni dentro de mucho tiempo. Este proyecto durará años en proceso por su gran magnitud. Pero aquel de ustedes que este verdaderamente comprometido con este proyecto será nombrado jefe de "WFA" y viajará a todos los lugares que abarca el plan.
Volteé a ver a Frank quien seguía escribiendo. Cuando terminó la junta lo solté.
—Es mi oportunidad—le dije en mi cubículo.
—Claro que es una gran oportunidad pero es muchísimo trabajo aparte del que ya tienes.
—Pero ¡imagínalo! Por fin podría aportar algo y sería mucho. Me sentiría bien conmigo mismo.
—Simon, no lo sé.
—Bueno voy a intentarlo. Si veo que es demasiado lo dejare. Pero de todos modos quiero hacerlo.
—Bueno, es tu decisión.

Se lo comenté a Adele y me dijo casi lo mismo que Frank, que es mi decisión, que es mucho trabajo pero yo sé que puedo con esto.

Comenzaron a dar las tareas para el proyecto. Yo me aventuré y entré a la oficina de mi jefe.
—Me encantaría—dije sentado frente a su escritorio—. Creo que soy el indicado.
—Bueno como ya dije vamos a evaluar el desempeño pero te tendremos en consideración Simon. Gracias por ofrecerte.
Salí satisfecho y decidido a lograr mi objetivo.

—Hey Simon, ¿me acompañas a comprar el regalo para Angelo? Patrick está emocionado por la fiesta—dijo Frank desde la puerta.
—No lo creo. Tengo que acabar esto para después seguir con lo del proyecto.
—Okay. Entonces te veo mañana.
—Si hasta mañana.

Me fui a casa a las doce de la noche. Cuando llegué Adele ya estaba dormida. Me cambié y me recosté. Cerré los ojos y de inmediato me quedé dormido para al día siguiente levantarme a las seis e irme al trabajo.

En la oficina seguí trabajando como loco hasta que me llamó mi jefe.
—Tenemos una junta para los que se ofrecieron.
—¿Alguien más se ofreció?—dije siguiéndolo.
—Si. Algunos de tus compañeros. Vamos a hablar de las responsabilidades del jefe—dijo abriendo la puerta y dejándome pasar primero.

La junta duró horas. Cuando salimos ya era casi de noche. Me fui a mi cubículo y vi que ya no estaba Frank en el suyo. Abrí con mis llaves y cayó un papel.
"No te olvides..." Junto a eso había un parche y entonces me di cuenta de lo que hablaba.

Casi volé hasta la casa. Cuando llegué eran las diez de la noche. Había globos en la entrada que ya no brillaban por la oscuridad de la noche. Entré y vi más globos, confeti y vasos y platos e fiesta por todos lados.
—¿Adele...?—grité. La única respuesta que hubo fue la de Louie.
Salí al jardín y Adele estaba recogiendo la basura del pasto. Vi el columpio con el letrero "feliz cumpleaños peanut" y la casa del árbol con una bandera pirata.
—Adele...—volteó a verme y negó con la cabeza.
—¿Por qué no respondiste el celular?—dijo volviendo a centrar su atención en la basura.
—Estaba en una junta con mi jefe yo... Lo siento—dije arrepentido.
—No te disculpes conmigo—cerró la bolsa y caminó hacia mi—. Discúlpate con él—puso su mano en mi pecho con fuerza y dejó una calcomanía de pirata en mi camisa antes de irse.
Me quedé viendo el jardín, imaginándome la fiesta. Subí directo a la habitación de Angelo. Abrí la puerta y lo vi sentado en su cama viendo hacia el jardín por su ventana.
—Campeón... Peanut—dije acercándome.
Volteó a verme y enfadado salió corriendo de su habitación.
Lo seguí. Estaba en la casa del árbol.
Subí con cuidado y me senté a su lado viendo la ciudad a lo lejos y las estrellas iluminando el cielo.
—Íbamos a ser piratas—dijo enfadado.
—Hey peanut...—intenté tocarle el brazo y me esquivó—. Escucha yo lo lamento pero...
—Quería jugar contigo a los piratas y no estuviste. ¿Por qué?—me vio con lágrimas en los ojos—. ¿No me quieres?
—Claro que te quiero peanut.
—No me digas peanut. Ya no quiero que me digas peanut ya no soy un bebe.
—Oye escucha. Mi jefe me llamó a una junta y no me dejó salir.
—Le hubieras dicho que era el cumpleaños de tu hijo. Que ibas a jugar conmigo
—Perdóname pea... Angelo. Lo lamento.
—No...—se bajó de la casa del árbol.
—Angelo espera...
Cuando volví a su habitación estaba cerrada.
Entré a mi habitación sintiéndome fatal para encontrarme con Adele cerrando su maleta.
—¿Qué...?
—¿También lo olvidaste?—dijo bajando la maleta y poniéndola a un lado de la puerta—. ¿También olvidaste que hoy es mi último día aquí?
—Claro que no Adele pero compréndeme no tenía otra opción.
—¿Que no tenias otra opción? Tenías la opción de no meterte en ese proyecto. No hay necesidad Simon entiende...
—No tu entiende. Yo lo necesito. Necesito...
—¿Qué no recuerdas que somos...?
—Si Adele somos un equipo pero no hay equipo si uno no aporta nada.
Nos quedamos callados. Adele se metió al baño y se encerró.
Me cambié y me acosté. Fingí estar dormido cuando sentí que se acostaba a mi lado. Se puso de espaldas a mi y escuché sus sollozos.
—Adele...
—Sigue fingiendo Simon está bien—sollozó—. De todos modos me voy en unas horas. No tendrás que fingir por mucho tiempo más.
—Adele...—la obligué a ponerse de frente a mi—. Lo lamento en serio lo lamento discúlpame. Por favor—la besé pero apretó los labios—. Adele por favor—hablé sobre sus labios.
Limpié una lágrima y volví a besarla. Después de poco siguió mi beso.
—Por favor no vuelvas a hacerlo, no te enfrasques en el trabajo.
—No lo haré, no lo haré—dije y volví a besarla.

Cuando se fue, Melody lloró todo el camino de vuelta a casa. Angelo le rogó que lo llevara pero tuvo que soportar quedarse.
Todos los días trabajaba como loco en la oficina para llegar y convivir con los niños. Angelo poco a poco fue cediendo.
Sin embargo el trabajo empezó a juntarse y tuve que llevarme el trabajo a la casa.
—Papi... ¿Puedo comer galletas?—dijo Melody.
—Si Melody—dije sin verla.
—¿Me puedes dar las galletas? No las alcanzo en la alacena.
—Dile a Angelo—dije haciendo cálculos en mi mente.
—Esta bien.
Minutos después Angelo entró al estudio.
—Papá no encuentro el banco para alcanzar las galletas.
—Esta al lado del refrigerador.
—¿Podrías dárnoslas tu? Por favor.
—No puedo ahora Angelo. Tengo que terminar esto.
Cerró la puerta con un golpe pero no me levanté. Tenía que acabar las cuentas.

Días después Adele volvió. Los niños corrieron eufóricos hacia ella. Me abrazó y me besó. Detuvo su mirada en mi rostro.
—¿Estás bien? Te ves cansado...—dijo frunciendo el ceño.
—Estoy bien.

Fuimos a comer a un restaurante bastante caro, para celebrar su llegada y el premio que había ganado. Después nos fuimos a casa.
Cuando todos estaban dormidos me levanté para ir por algo de tomar y terminar el documento en el que había estado trabajando.
—Oye..—dijo Adele sorprendiéndome en mi estudio.
—Hola—dije quitándome los anteojos.
—Ahora entiendo las grandes ojeras—me abrazó por la espalda—. Simon recuerda que dijimos que no ibas a...
—Lo sé lo sé. Solo tenía que hacer algo rápido.
—Bueno, pero dile a este Simon que está aquí—dijo tocando mi sien—. Que no absorba al Simon de antes ¿Okay?
Volteé a verla y me sonrió cansada.
—No me quites a mi Simoncillo—me tomó de la mejilla y me besó antes de salir del estudio.

*Presente*

Mis suegros se habían ido a desayunar y yo estaba esperando a que me dieran permiso de entrar. Entonces me llegó un mensaje.
"Proyecto listo. Pronto anunciarán jefe. Éxito
F x"
Frank me lo había mandado. No puedo creer que por fin elegirán a un jefe. Últimamente me habían aumentado bastante la paga por mi gran esfuerzo y si yo soy el jefe... Aumentará al doble y...
—Señor Konecki. Ya puede pasar—dijo el doctor.
Me puse de pie, apretando el dije de piano.
Seguí al doctor a terapia intensiva y abrió una puerta. "Sala 10" decía la puerta. Por la ventana pude ver un montón de aparatos con cables, todos se dirigían hacia un solo punto. Abrió la puerta al lado de la ventana y me dejó pasar.
Con miedo entré y me derrumbé.
—Adele—dije empezando a llorar.

...
Aquí está el capítulo 12. Comenten por favor :) y gracias por leer.
❤️

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