Mudanza a Madrid

By aalbiitaa

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A causa del nuevo trabajo de su padre, Marta deberá mudarse a Madrid donde hará nuevas amistades y quien sabe... More

CAPITULO 2. NUEVAS AMISTADES.
CAPITULO 3. PRIMER DÍA DE CLASE.
CAPITULO 4. COSAS EN QUE PENSAR.
CAPITULO 5. ¡VIERNES POR FIN!
CAPITULO 6. RESACA
CAPITULO 7. QUEDADA
CAPITULO 8. ENAMORADA
CAPITULO 9. DIVIDIDA
CAPITULO 10. LA LLEGADA
CAPITULO 11. LONDON
CAPITULO 12. DE VUELTA A CASA
CAPITULO 13. 16
CAPITULO 14. PARTY TIME.
CAPITULO 15. RECOINCILIACIÓN.
CAPITULO 16. UN DÍA PERFECTO.
CAPITULO 17. ¿RUPTURA?
CAPITULO 18. TODO DEBE ESTAR BIEN
CAPITULO 19. REGRESO
CAPITULO 20. MARC
CAPITULO 21. MALAS NOTICIAS.
CAPITULO 22. CONSECUENCIAS
CAPITULO 23. CONFESIONES Y ALGO MÁS
CAPITULO 24. TARDE PERFECTA
CAPITULO 25. VENGANZA
CAPITULO 26. DE VUELTA
CAPITULO 27. EN EL HOSPITAL
CAPITULO 28. MALAS NOTICIAS
CAPITULO 29. SIEMPRE JUNTOS
CAPITULO 30. 17
CAPITULO 31. ALEX Y EL CINE
CAPITULO 32. PESADILLAS
CAPITULO 33. DESAYUNOS Y PROBLEMAS
CAPITULO 34. GRADUACIÓN

CAPITULO 1. DÍA DE MUDANZA.

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By aalbiitaa

CAPITULO 1. DIA DE MUDANZA.

Suena el despertador. Son las 7:23 y no tengo más remedio que levantarme. Me cambio y me pongo unos shorts y una camiseta. Bajo a desayunar. Mama está acabando de empaquetar algunas cosas, papa está sentado en una silla mirando el periódico y Rebeca esta con el móvil. Pienso en todo lo que voy a dejar atrás mudándome de ciudad. Llaman al timbre. Abro y son mis amigas: Sam, Yolanda y Clara.

-Martaaaaa! Sorpresaaaaa!- gritan a coro.

-Chicas, que hacéis aquí!?

-Pues ya ves, hemos decidido hacerte una última visita.

-Os dije que nada de despedidas, que nos volveríamos a ver…

-Tenemos una sorpresa para ti!

Sacan una cartulina enrollada. La abren y eran unas dedicatorias de toda la clase. Detrás de ellas suena el ruido de un motor parándose. Es el camión de mudanzas. Se ponen a llorar y nos abrazamos.

-Volveré, tranquilas.

Después de despedirnos i de que se fueran, me meto en el coche mientras mis padres cargan las cosas al camión y me pongo los auriculares. Miro la cartulina con las dedicatorias de mis compañeros y enseguida distingo la letra de Marc. Recuerdo cuando lo vi entrar por primera vez a clase. Era el típico chico malo, popular y atractivo. Eso pasó en primero de la eso y recé para que las aprobara todas y pasara a segundo. Dios me tuvo que oír porque el día que fui a ver las listas ahí estaba su nombre. A lo largo del curso nos fuimos haciendo más amigos, pero nunca le pude confesar lo que sentía. Llegó el terrible día, el día en que mi padre me dijo que nos mudábamos por cuestiones de su empleo. Recuerdo que al principio dije: ‘’Estas de coña, no?’’. Después me fui haciendo a la idea. Vuelvo a la vida real. Me doy cuenta de que ya hemos salido de casa y el móvil no para de vibrar. Lo desbloqueo i miro el watts. Era el grupo que habían hecho para despedirme, estaba repleto de mensajes! Después de leerlos y releerlos miro si Marc está en línea. Si! Lo está! Decido hablarle y aunque la mayoría de veces me dice que ahora no puede hablar aún tengo esperanzas.

‘’Yo: Hola!

MarcJ: Ola!

Yo: Que tal?

MarcJ: Bien y tú?

Yo: De camino.

MarcJ: Espero que vengas a verme eh?

Yo: Jajajaja. Tranquilo iré pronto. Para los dieciséis estaré ahí para celebrarlo.

MarcJ: Aún quedan meses. Te echaré de menos.

Yo: Y yo…

MarcJ: Bueno, te tengo que dejar. Envíame un watts cuando llegues vale?

Yo: Dalo por hecho. Adiós<3.

MarcJ: Adiós, un beso<3. ’’

Y ahí acabó nuestra conversación. Pasaron las horas y fuimos llegando a Madrid. Nuestra nueva ciudad. Poco a poco fuimos llegando al bloque de pisos. Papa había comprado dos pisos, uno para mama y el y otro para Rebeca y para mí.

-Con una condición: tenemos que tener unas llaves y no tenéis que armar jaleo.-nos había dicho.

Llegamos a la puerta del piso y bajé del coche. Abrí el maletero del coche y cogí mi maleta, la que me compré en Grecia. Esperé a que mis padres llegaran al portal para que me pudieran abrir. Cuando estuvimos todos allí papa sacó ocho llaves.

-Una para ti, otra para ti, otra para ti y otra para mi.-repitió el proceso otra vez con llaves diferentes-Estas son las de vuestro piso, el 5B y estas del nuestro el 5C estaremos arriba si necesitáis algo.

Cogí mi maleta y entré al portal. Genial, no había ascensor. Subía la maleta a tropezones cuando una figura salió de entre las sombras y ahogué un grito.

-Necesitas ayuda?

Era una voz masculina pero no lo suficiente como para que fuera mucho mayor que yo. La figura encendió la luz. Era un chico, sorprendentemente guapo de unos cuantos años más que yo era alto con un pelo marrón ligeramente alborotado y unos ojos verdes que me quitaron la respiración. Me di cuenta de que me estaba hablando.

-Soy Carlos 4B, y tú?

-Marta, 5B.

-Como te decía antes, necesitas ayuda?

-No, gracias puedo sola.

-Como quieras. Estaré aquí toda la tarde pásate si quieres.

Y volvió a desaparecer detrás de la puerta del 4B. Por fin llegué al piso. No era muy grande. Me gustó. Nada más entrar estaba el salón amueblado con unos sofás y una pequeña mesa de té. Al lado, la cocina con una isla en medio y una encimera junto con un horno y una nevera. Detrás de ella se escondía un estrecho pasillo al final del cual había tres puertas. En la de la izquierda una habitación de tamaño mediano cuyas dos ventanas daban al patio de luces. Sus paredes estaban pintadas de un color rojo coral. Como era el color preferido de Rebeca decidí dejárselo a ella. En la puerta del fondo había un baño completo con váter, ducha, pila, lavabo, espejo y unos pequeños armarios a juego con las paredes turquesa. Finalmente, en la puerta de la derecha, había una habitación con un balcón con vistas a la ciudad. Estaba pintada de un color azul claro. Supuse que debía de ser la mía. Me senté en el centro y me quedé pensativa. A los minutos se oyó el ruido de una puerta abrirse y cerrarse. Era Rebeca.

-Qué coño haces ahí?

-Yo… Estaba pensando.

En aquel momento me fijé en Rebeca. Era una chica esbelta y aunque solo tenía dos años más que yo estaba bastante más desarrollada. Su pelo era una mata negra espesa y fina. Tenía buenas curvas y un cuerpo bien hecho.

-Vamos baja y sube las cajas.

-Y las cosas pesadas? Armarios y todo eso…

-Supongo que lo subirán los del camión de mudanzas tú limítate a hacer lo que te he dicho, entendido?

Me fui mascullando y bajé las escaleras hasta la entrada. Fuera hacía calor, estábamos en pleno verano. De repente pasó un hombre envuelto en una bufanda y no pude evitar reírme, me miró i me callé. Me limité durante las dos horas siguientes a hacer lo que me había dicho Rebeca, subir cajas. Esperé arriba hasta que los hombres del camión acabaron de dejar los últimos muebles pesados. Empujé las cajas que llevaban mi nombre en la parte superior, las coloqué al centro y me dispuse a llevar los muebles.

-Rebeca! Tenemos un problema, el armario no cabe.

-Ponlo del revés.

Era un armario que tenía desde pequeña. Me lo regaló la abuela Rosa y le tenía mucho aprecio. Era blanco y en cada puerta había un espejo. Los pomos estaban formados por unas flores de cinco pétalos de madera cubiertos con pintura violeta i en el centro un conjunto de brillantes que formaban el centro. Costó lo suyo pero finalmente lo acomodé en un rincón. La mesilla de noche, el escritorio, la cama… Ya estaba todo en su debido sitio. La mayoría de los muebles quedaban bien porque eran de madera blanca pero la cama resaltaba un poco porque era de un color tostado. Pronto me llamó Re para comer. Había hecho una especie de potaje morado.

-Y… Que se supone que es esto?

-He decidido experimentar! Te gusta?

-Claro…!- dije intentando sonar convincente.

Después de dejar el potaje a medias fui a mi habitación y comencé a colocar ropa dentro del armario. Cuando acabé, me acosté en la cama y me quedé dormida. Me desperté a la una menos cuarto de la mañana. Tanto había dormido? Como no tenía sueño me tomé una pastilla y volví a la cama donde me volví a quedar dormida de nuevo.

Los días pasaban rápidos i poco a poco fueron quedando dos meses para ir a mi nuevo instituto. Cada día era más aburrido que el anterior. Cuando una noticia cambió la rutina que llevaba hasta ahora. Estábamos tomando el desayuno cuando Re me lo dijo.

-Oye, ayer me encontré un vecino que sacó la basura al mismo tiempo que yo. Me preguntó por ti. Era un tal Carlos.

-Que te dijo?- dije mojando las galletas en la leche.

-Palabras textuales: Dile a tu hermana que baje a verme. No me he olvidado de ella.

Durante el resto del desayuno no dije nada y cuando llegué a mi habitación me miré en el espejo. Tenía posibilidades con aquel chico de pelo castaño y ojos verdes que casi no conocía? Desde luego, la respuesta no la iba a encontrar mirándome al espejo así que decidí arreglarme y bajar a su piso. Rebusqué en mi armario un conjunto adecuado para la ocasión. Una camisa a cuadros abierta con una camiseta de tirantes blanca debajo combinada con unos shorts y unas Converse. Cogí mis llaves, el Iphone y baje al 4B.

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