Lejos estamos mejor-Motel
Cuando desperté, Damián estaba dormido, con los brazos aferrados a mí. Lo observé por largos minutos... estaba asombrada, no podía creer lo que había sucedido, que me haya dejado llevar de esa manera. Sin embargo, a pesar de que sabía que no era correcto y la culpa comenzaba a hacer mella en mí, no me arrepentía. Con mucho cuidado, me liberé y recogí mis cosas desperdigadas por la habitación, saliendo con rapidez de ahí, como la cobarde que era.
"—Tadeo, necesito que vengas por mí, te mando la ubicación en un mensaje—hablé en cuanto mi hermano contesto.
—¿Estás bien? ¿Qué pasó? —Cuestionó preocupado.
—No tengo tiempo para explicarte, solo...por favor ven...
—Ok, ok... voy en camino—dice con rapidez."
Pasé un momento a la habitación de Mel, que seguía dormida, deposite un beso en su frente con nostalgia, me era difícil separarme de ella.
Baje tratando de hacer el menor ruido posible y cuando por fin estuve en la calle, el aire fresco de la noche, me dio un golpe de realidad. ¿Qué había hecho? No estaba bien, no mientras no haya tomado una decisión, sin embargo, no me arrepentía y eso era lo peor, lo que me causaba más conflicto. Le había fallado a Martín, a Damián, a mí misma... no tenía idea de cómo los vería a la cara ahora.
Además, estaba segura que Damián no estaría muy feliz cuando despierte y no me encuentre a su lado, seguramente él pensó que con esto todo se arreglaría entre nosotros y todo volvería a ser como antes... pero no podía, no podía dejar a Martín de lado.
Me encontré con mi hermano a un par de cuadras, no tardo demasiado en llegar y Teffie venía con él, lo que quiere decir que estaban en casa de mis padres aún.
—Preguntaría que sucedió, pero por tu expresión creo que no es un buen momento—murmuró cuando me subí al auto rentado, con el que nos movíamos esos días en la ciudad.
—¿Quieres ir a casa o al hotel? —Preguntó mi hermana con preocupación.
—Al hotel, por favor—pedí, lo último que quería estar rodeada de gente.
Ninguno pregunto nada, Tadeo condujo en silencio pero ambos me miraban con preocupación cada cierto tiempo. No quería hablar de esto con nadie, no quería aceptar en voz alta mi cobardía, mi falta de sensatez... necesitaba tiempo para meditar, aclarar mis ideas y tomar una decisión, no podía seguir así, no podía seguir causándole dolor a las personas a mí alrededor, esto se tenía que acabar de una vez.
—No sé qué haya sucedido entre Damián y tú, pero siempre he sabido que ustedes son el uno para el otro y si hay alguien quien daría la vida por ti, es él—. Dice Estefanía cuando estaba por bajarme, haciendo que mi corazón sangrada por estarlo lastimando de esta manera.
—Iré por los demás, descansa e intenta relajarte—agrega Tadeo, asiento y me pierdo tras las puertas del hotel.
***
No pude dormir en toda la noche. Tanto mis padres, como los chicos me dieron mi espacio y no presionaron para que hablara. Estuve dándole vueltas al asunto una y otra vez, e intentaba no recodar lo sucedido con Damián pero llegaba a mi mente y me hacía sentir tantas cosas... mi corazón latía con demasiada fuerza recordando sus caricias, sus besos, la ternura con la que me trataba, fue tan mágico el momento que aunque quiera negármelo a mí misma, lo repetiría una y mil veces.
Cualquiera diría que tenía la respuesta ante mis ojos y mi corazón gritaba que era lo correcto, pero uno no siempre puede dejarse llevar así, tenía que asegurarme primero que lo que sentía por Martín no era tan fuerte como lo que Damián generaba en mi interior... porque si elegía a Damián ahora y no podía olvidarme de Martín, solo lo haría sufrir aún más y tampoco quería eso.
Sea como sea, alguien saldría herido, era irremediable.
Cuando el amanecer cayó, había tomado una decisión y me sentía segura al respecto. Volvería a España, hablaría con Martín y le explicaría todo. Necesitaba verlo y comprobar lo que de alguna manera siempre había sabido, quería a Martín, más no lo amaba.
Durante el desayuno, le informé a mi familia que necesitaba regresar a Valencia.
—¿Vas a elegirlo a él? —Cuestionó con desaprobación Iker.
—Necesito verlo, necesito comprobar...—no pude terminar, no sabía cómo explicar la maraña de sentimientos que tenía en mi interior.
—No somos quien para juzgarte, hija, pero tienes que tener muy claro que ahora no solo se trata de Damián y de ti o de Martín y tú, si te vas, ¿Qué pasara con Mel? ¿Vas a abandonarla? ¿Estás segura que podrás vivir sin ella? —Las palabras de mamá me hicieron estremecer pues había dicho en voz alta lo que yo misma no había querido reconocer, irme significaba de una forma u otra, abandonar a mi hija.
—Yo... ¿Qué se supone que debo hacer entonces? No puedo solo quedarme y hacer como si estos últimos años no hubieran existido, como si nada hubiera cambiado entre Damián y yo... además, ellos ya tienen una vida hecha sin mí, Mel está mejor sin una madre que ni siquiera puede recordarla—sabía que estaba diciendo puras tonterías, pero estaba tan enojada, con ellos, conmigo, con el mundo, ¿Por qué tenía que ser tan complicado?
—¡Valeria! No puedo creer que estés diciendo esto, sabes que no es verdad... no fue tu culpa, no había manera de saber de su existencia y ella te necesita, ahora más que nunca—declara papá con dureza.
—Es una decisión que ya tome, no van a hacerme cambiar de opinión—con firmeza me levante de la mesa, dejándolos anonadados por mi comportamiento.
—Al menos, ten el valor de decírselo a tus padres, a Damián, a tu hija... —dice con enojo Tadeo a mis espaldas, pero ignorándolo continúo caminando fuera del restaurante del hotel.
Por supuesto, informarles a mis padres la decisión que había tomado no fue fácil. Ellos esperaban que me quedara, que todo fuera como antes... ¡ese es el maldito problema! Nadie entendía que ya nada era como antes, que no podían pretender que deje todo lo que había construido ese tiempo así como así. Me cuestionaron sobre Mel, sobre lo que pretendía hacer con ella...
—Ya llegaré a un acuerdo con Damián—me limité a decir.
No podía explicar lo que realmente pretendía al irme, que solo era una prueba... no, no podía crearle falsas esperanzas y que finalmente descubra que mi vida está allí. Definitivamente tenía que hacer esto sola, era mi batalla y como tal la pelearé.
—Si hubiese sabido que ibas a hacerle esto a tu hija, creo que hubiera preferido que estés muerta realmente—espeto Estefanía con enojo y fue como una daga justo en mi corazón.
—¡Estefanía! —dice nuestro padre sorprendido por su arrebato.
—No te preocupes, no tendrás que verme... será como si hubiera muerto—murmuré, dolida por sus palabras.
—¡Basta las dos! —habló mamá con fuerza, mirándonos con reproche.
—Damián viene en camino, hablaré con él y mañana mismo me iré—anuncie.
Enojada, herida y muy triste, me dirigí al exterior, necesitaba aire... no esperé que se tomaran las cosas de esta manera. Nadie tiene derecho a juzgar mi decisión, nadie sabe lo realmente duro que está siendo todo, nadie se pone en mi lugar. Todos están esperando que actúe de cierta manera pero no entienden cuan difícil es enfrentarse a tus mayores miedos, porque esto era justo lo que siempre temí, no poder hacer coexistir ambas vida y todo está sucediendo como imaginé, todo me está explotando en la cara.
Deambulé por el jardín varios minutos, pérdida en mis pensamientos, ahogándome en la culpa por lo que le dije a Teffie... no estuvo bien, en absoluto y aunque ella tampoco, no podía culparla, estaba preocupada por mi hija. No estaba abandonando a mi Mel, aunque pareciera y de alguna manera sintiese que era así, creía estar haciendo lo correcto... ¿Por qué arriesgarme a quedarme junto a Damián y descubrir a largo plazo que no era lo que realmente quería? ¿Qué si no funcionaba lo nuestro y nos involucrábamos en una relación complicada? ¿No eso iba a lastimarla también? Quería estar 100% segura, quería saber que si me quedaba junto a ellos, era por amor, porque mi corazón realmente los elegía... no podría vivir con el "y si hubiera sido feliz con Martín..." no, no, tenía que descartarlo y la única forma de hacerlo, era viéndolo de nuevo, alejándome de ellos. Ahora lo tenía mucho más claro, que incluso, esa mañana. Si tan solo hubiese podido explicárselos.
—Damián acaba de llegar con Mel—la voz de Bruno me hizo volver a la realidad.
—Bien... voy enseguida—murmuré con toda la seguridad que pude fingir.
—No quiero juzgarte, no quiero decirte lo que tienes que hacer... pero princesa, hay demasiado en juego y no me gustaría que en un futuro, lamentaras tu decisión. Necesito que estés muy segura de lo que vas a hacer, porque no hay vuelta atrás, cuando le comuniques a Damián lo que decidiste. Si en verdad es lo que quieres, te apoyare, pero...
—Sé lo que estoy haciendo—declaré, interrumpiéndolo—. Te prometo que sé lo que estoy haciendo y que considero, es lo mejor, lo que necesito... nunca jugaría con los sentimientos de Damián, mucho menos con los de Mel. Se ha convertido en lo más importante en mi vida, Bru y quiero entregarle la mejor versión de mi misma...—intente explicarle.
—¿A qué te refieres? —Cuestionó confundido.
—Sé que todos piensan que elegí a Martín, pero no es así... solo quiero asegurarme que mi corazón, mi alma y mis pensamientos, les pertenecen a Damián y a Mel. Que los elijo porque son todo lo que quiero y no porque representan una obligación o lo que es correcto... porque no quiero hacer "lo correcto" si eso significa no poder entregar todo de mí, no se lo merecen, ni ellos, ni yo.
—¿Estás diciendo que realmente te importan?
—Claro que me importan, Bruno, demasiado...—repliqué ofendida.
—Lo sé, no me refería a eso... no me explique bien... quiero decir, que ellos te importan, que realmente es a ellos a quien eliges y solo quieres comprobar que es así...—las palabras se le atoraban, no sabiendo cómo explicarse, pero había entendido su punto.
—Así es... quiero comprobar que lo que siento por Martín no es ni por asomo tan fuerte como lo que Damián genera en mí... que mi vida ahí, no es lo que realmente quiero y que no podría vivir sin ellos.
—¿Y porque carajo no lo dices así? ¿Por qué dejas que todos crean otra cosa? ¿Por qué romperle el corazón a Damián haciéndole creer que te vas? —una asomo de sonrisa de formó en mi labios, nunca había visto a Bruno perder la calma de esta manera. A él realmente le importaban Damián y Mel, mi familia.
—Porque no quiero decepcionarlos si resulta ser de otra manera. Si al ver a Martín descubro que es a quien quiero, que mi vida allí es la que elijo... 'pero créeme, si eso sucede, no abandonaré a Mel, ya encontraré la manera de arreglarlo. Si hay algo que tengo claro, es que por nada del mundo pienso perderla, la elijo y la elegiré siempre, no tengo ninguna duda al respecto, ella es mi prioridad y por esa razón necesito aclarar mis sentimiento. Esto se trata de Damián y Martín.
—Ok... creo que logro entenderte, pero siento que estás jugando con fuego y no me gustaría que te quemaras.
—Yo tampoco quisiera, pero realmente siento que es lo correcto, Bru... lo más honesto—confieso.
—Si lo crees así, te apoyaré y si al final decides no estar con ninguno, me alegra y tranquiliza saber que Mel tendrá a su mamá.
—Eso no lo dudes, esa pequeñita se ha robado mi corazón y no pienso perderla, ella se merece todo y eso voy a darle.
—Mientras te tenga a ti, creo que así será. Anda vamos, que tienes una muy difícil conversación por delante.
—Lo sé y estoy asustada.
—Me imagino. Además, tienes que saber que ahí adentro no están muy contentos contigo y no te la pondrán muy fácil.
—Lo tengo claro y aunque lamento lo que le dije a Teffie, no pude evitarlo, me dolieron mucho sus palabras.
—Estaba enojada—dice a modo de explicación.
—Lo sé y yo también me enoje, por eso no pensé antes de hablar—cuando nos acercábamos a la casa, lo detuve—. Por favor, no le digas a nadie lo que hablamos, deja que sigan creyendo que estoy abandonándolos...
—Pero...—comenzó a replicar y lo detuve.
—Por favor, déjame hacer esto a mi manera—supliqué.
—Bien, no estoy de acuerdo pero te apoyare.
—Gracias—murmuré y deposite un rápido beso en su mejilla.
Largue un suspiro y me prepare para, la que estaba segura, sería una de las conversaciones más difíciles de mi vida.