En busca de la felicidad

By Miriam0019

297K 15.2K 1K

Mel es una adolescente rebelde e incontrolable desde que su padre murió cuando ella tenía nueve años. Desde e... More

Capítulo 1
Capitulo 2.
Capítulo 3.
Capítulo 4.
Capítulo 5.
Capítulo 6.
Capítulo 7.
Capítulo 8.
Capítulo 9.
Capítulo 10.
Capítulo 11.
Capítulo 12.
Capítulo 13.
Capítulo 14.
Capítulo 15.
Capítulo 16.
Capítulo 17.
Capítulo 18.
Capítulo 19.
Capítulo 20.
Capítulo 21.
Capítulo 22.
Capítulo 23.
Capítulo 24.
Capítulo 25.
Capítulo 26.
Capítulo 28.
Capítulo 29.
Capítulo 30.
Capítulo 31.
Pido opinión.
Capítulo 32.
Capítulo 33.
Capítulo 34.
Capítulo 35.
Capítulo 36.
Capítulo 37.
Aviso, final.
Capítulo 38.
Capítulo 39.
Capítulo 40 (Final)
¡¡Trailer!!

Capítulo 27.

5.8K 319 17
By Miriam0019

Es lunes, por fin una fiesta de cumpleaños en casa, siempre había querido celebrar una, ¿por qué? Ni yo lo sé. Pero durante todo el día he estado emocionada preparando cosas. Javi, el novio de Sara, y sus amigos, entre los que estaban Rober y Leo, trajeron varias cosas por la tarde. Algo de picar y por supuesto, también para beber.

— ¿No será demasiado? — Me pregunta Hugo con una ceja levantada, observando todo lo que acaban de dejar sobre la encimera de la cocina.

— En algunas ocasiones nada es demasiado, Hugo — Sonrío, acariciándole la mano con disimulo para que mis amigos no nos vean.

Sara se encarga de la música, que pronto empieza a aumentar el volumen. Según llega la hora, más y más gente empieza a llegar.

— Estaré en mi habitación, ¿vale? Si hay algún problema solo tienes que avisarme. — Hugo me susurra en el oído, debido a la fuerte música que se escucha por toda la casa.

— Te acompaño — No sé porqué digo algo como eso, pero ya es tarde para echarme atrás.

Subimos juntos, Hugo abre la puerta de su habitación para dejarme paso. Me fijo en que es la primera vez que entro aquí y un escalofrío me recorre toda la columna vertebral.

— Que mal rollo me da esto...

— Quizá podemos remediar eso — Con su cuerpo empuja el mío, hasta que mi espalda da contra un enorme armario de madera. Pone ambas manos a los lados de mi cabeza y roza la punta de su nariz con mis labios.

— Eh... tranquilo. Hay gente abajo. — Intento apartarme con dificultad. Ahora mismo me importa bastante poco la fiesta.

— Tienes razón, no sé qué me pasa contigo. — Da un paso atrás, mostrándome ambas manos en modo rendición — Cuando más tiempo te tengo, más te quiero para mí.

— Hasta luego, Hugo. — Le mando un último beso por el aire y cierro la puerta antes de arrepentirme de haberme marchado de ahí.

La música aumenta según bajo las escaleras, ya está todo el ambiente que podría haber. Hay gente bebiendo, otra fumando. Leo es el primero que se acerca a mí, ofreciéndome una copa.

— Gracias — Le sonrío dándole un pequeño sorbo. — ¿Lo pasas bien?

— Ahora que estás aquí, sí. — Me mira directamente, creo que nunca he visto ese azul tan intenso.

Charlo con él de forma agradable y cordial, al menos hasta que llega Rober, creo que ese chico cada vez me cae peor, ni siquiera sé porqué está aquí.

— Mel... — Me susurra tan cerca que siento nauseas, ya se le ve claramente afectado y apenas acabamos de empezar. — ¿Quieres? — Me ofrece lo que parece un cigarro, claramente no es solo un cigarro y no tenía ni idea que lo había traído, pero esta noche decido rechazarlo. Solo beberé, eso es.

Bailo sin parar, una canción tras otra, cuando llevo un par de copas más y aun en mis condiciones rechazo a Rober, que no para de rodearme e intentar rozarse conmigo. Le doy un par de empujones y algún que otro codazo, al final, acabo pegándole con un vaso ya vacío en la cabeza. Escucho cómo varios chicos y chicas que nos rodeaban se ríen mientras se retira trozos de plástico del pelo.

Por culpa del baboso me he quedado sin vaso, voy en busca de otro a la cocina, pero una mano de a saber quién me ofrece uno ya lleno, que cojo sin dudar.

¿Y Hugo? Doy dos largos tragos a mi copa, creo que después la dejo en la primera escalera, y subo hasta donde él está.

El pasillo parece de otra casa, porque no me suena nada según voy adentrándome en él. Me chocó con un par de estúpidos adornos que mi madre se empeñó en colocar, mira para qué han servido al final, para estar a punto de caerme yendo en unas condiciones un poco... raras. Borracha, para concretar.

Por fin llego a la habitación de Hugo, no llamo, cojo la manilla y abro directamente.

— Pequeña... — Sonríe él al verme, pero rápidamente cambia su expresión, se levanta de la cama donde leía algo y me sostiene por los codos — Desde luego no pierdes el tiempo.

Intento abrazarlo, pero más bien me tiro sobre él, que me sujeta con fuerza y me lleva a la cama, donde me sienta con cuidado.

— Quédate aquí, ahora vuelvo. — Va hacia la puerta rápidamente, ¿por qué está tan preocupado? Si yo estoy genial.

— ¡No! — Grito sin dejar de reír — Ven aquí, conmigo. — Doy fuertes golpes en la cama con la palma de mi mano.

— No, Mel. — Vaya, sí que está en serio — Voy a echar a la gente, después te darás una ducha de agua fría y recogeremos todo, ¿de acuerdo?

— No, Hugo, yo te quiero a ti... — Creo que no viene al caso, pero lo digo porque sí, porque me da la gana.

— Y yo a ti, pequeña — Se pasa la mano por el pelo, despeinándose — Pero ahora prométeme que te quedarás aquí quieta, no tardaré nada.

— ¡Te quiero, Hugo! ¡Quédate conmigo! — Grito sin parar. En el fondo sé que estoy haciendo un completo ridículo, pero no soy dueña de mi cuerpo, ni de mis palabras.

— Ojalá esas cosas las dijeras cuando estás en condiciones, Mel, no sabes cómo me gustaría oírlas entonces — Suspira pesadamente— Ahora vengo.

Sale por la puerta dejándome sola, no quiero estar aquí, quiero estar abajo... eso es. Me levanto pero un pequeño mareo me hace volver a caer en la cama. Como segunda opción decido arrastrarme. Gateo por el suelo hasta llegar al picaporte, el que me resulta casi imposible de alcanzar, puedo estar, sin exagerar, al menos diez minutos intentándolo hasta que el picaporte cede al fin y la puerta vuelve a abrirse para mí.

— Oh, sí, Mel... eres una campeona — Digo en voz baja. Ya estoy hablando sola, qué locura.

Oigo unos pasos subiendo las escaleras e intento esconderme, ¿cómo puedo ser tan inútil? No hay escondite en un pasillo completamente recto y me quedo hecha un ovillo en una esquina.

— Venga, pequeña, a la ducha. — Hugo me coge de la cintura para levantarme.

— ¡No! — Grito pataleando cual niña pequeña. — Quiero bajar a la fiesta.

— Ya no hay fiesta, Mel. — Me lleva en volandas y me mete al cuarto de baño.

— ¡Eh, eh, eh! — Lo aparto a manotazos, aunque lo único que hago al final es darle al aire. — ¿Qué haces? ¿Es que quieres aprovecharte de mí?

— No, ahora mismo no es la idea que tengo — Me deja en medio del baño mientras abre el grifo de la ducha.

— ¡Eso no está bien, Hugo! — Exclamo, aunque las palabras se me traban en la boca. Hugo me rodea la muñeca con su mano hasta meterme bajo el agua — ¡Ah, está muy fría!

— Mejor — Sonríe. Y siento tanta rabia por lo que está haciendo conmigo que de un rápido estirón que le pilla completamente desprevenido lo meto conmigo. — Oh, Mel... ¿ya estás contenta? — Pregunta alzando ambas cejas, pero no está molesto, de hecho, creo que lo pasa bien. Se quita la camiseta, completamente empapada.

Observo su torso desnudo y completamente definido, quiero disfrutar de la vista pero tengo náuseas. Menos mal que minutos después el agua fría comienza a hacer mella y la cabeza vuelve a mi cuerpo. Estoy mucho mejor, al menos en mis cabales.

Hugo sale primero, coge una toalla y se frota rápidamente.

— Sal, vamos, o te quedarás helada — Le hago caso, estoy completamente avergonzada, menos mal que no recuerdo ni la mitad de lo que ha sucedido esta noche.

Hugo pone la toalla sobre mis hombros y comienza a secarme con ella. Después, coge una más pequeña y se concentra en mi pelo. Yo solo puedo dejarme hacer, no me atrevo ni a moverme.

— ¿También vas a vestirme? — Muerdo mi labio inferior observándolo.

— Si tú quieres... — Está agachado, frente a mí, y alza la cabeza.

— Yo... yo no quiero nada — Giro la cabeza, deseando salir de aquí y dejar de parecer una niña desvalida, pero Hugo está pensando en todo lo contrario.

— Creo que sé lo que quieres. Me ha quedado bastante claro esta noche.

Me coge en brazos, llevándome hasta mi habitación, ahí vuelve a dejarme. Aunque me ha secado mi ropa sigue mojada y ahora, fría. Me siento incómoda, necesito cambiarme.

— Y dime Mel, ¿me quieres ahora igual que hace un rato?

Abro la boca para responder, pero por una vez pienso antes de hacerlo. Recuerdo lo que he hecho y me ayudó cerrando los ojos. Su habitación, Hugo y yo... ¡no, no he podido decir esas cosas! No es que solo lo haya dicho, lo he gritado a los cuatro vientos, ¡qué vergüenza!

Abro los ojos, furiosa, pero no con Hugo, conmigo misma. Ahora sí, estoy a punto de contestar a su pregunta.

— ¿Hugo? ¿Melisa? — La voz de mamá se oye desde abajo, y por el tono, está muy cabreada — ¿Podéis decirme que significa todo este desastre? ¿Dónde demonios estáis?

Continue Reading

You'll Also Like

883K 18.4K 120
Vanessa Crispin. No soy una mujer común, soy diferente a ti. A lo que ustedes llaman asesinato, yo lo llamo diversión, a lo que llaman malo lo llamo...
32.1K 1.6K 34
Mackenzie Newton, a sus 29 años de edad tiene un vida perfecta. Es dueña de una agencia de autos, es boxeadora profesional, es una de las pilotos muj...
16.6K 3.3K 17
NUNCA LE PROMETAS ALGO A UN NIÑO, SI NO LO PUEDES CUMPLIR. Jimin y Jungkook son amigos desde la infancia, una vez terminada la escuela inicial; Jeon...
280K 24.7K 61
-¿Qué quieres? -su carácter no es bueno y eso que es solo el comienzo. -Algo simple... Quiero que camines. -su risa se escucha por toda la habitación...