En busca de la felicidad

By Miriam0019

297K 15.2K 1K

Mel es una adolescente rebelde e incontrolable desde que su padre murió cuando ella tenía nueve años. Desde e... More

Capítulo 1
Capitulo 2.
Capítulo 3.
Capítulo 4.
Capítulo 5.
Capítulo 6.
Capítulo 7.
Capítulo 8.
Capítulo 9.
Capítulo 10.
Capítulo 11.
Capítulo 12.
Capítulo 13.
Capítulo 14.
Capítulo 15.
Capítulo 16.
Capítulo 17.
Capítulo 18.
Capítulo 20.
Capítulo 21.
Capítulo 22.
Capítulo 23.
Capítulo 24.
Capítulo 25.
Capítulo 26.
Capítulo 27.
Capítulo 28.
Capítulo 29.
Capítulo 30.
Capítulo 31.
Pido opinión.
Capítulo 32.
Capítulo 33.
Capítulo 34.
Capítulo 35.
Capítulo 36.
Capítulo 37.
Aviso, final.
Capítulo 38.
Capítulo 39.
Capítulo 40 (Final)
¡¡Trailer!!

Capítulo 19.

6.3K 360 16
By Miriam0019

Me he enamorado de ti, Mel.

Sus palabras se me repiten una y otra vez en la cabeza y no puedo reaccionar aunque sé que está ahí mirando, quizá esperando mi respuesta.

— Yo, Hugo... — Comienzo a decir, pero me pone su dedo índice en mis labios, haciendo que mantenga mi silencio.

— No digas nada, pequeña, no hace falta — Ahora, más tranquilo, sonríe de medio lado — Tenemos que irnos, llego tarde a la sesión.

— De acuerdo, intentaré portarme bien — Me prometo a mí misma, aunque lo digo en voz alta.

Volvemos al mismo sitio de antes, el tal Juan ya no está y los dos modelos esperan para las fotos.

Hugo me guiña un ojo, cámara en mano y se aleja hacia ellos. Durante aproximadamente una hora les hace poner caras y posturas raras; se rozan, se tocan aquí y allá, que si ahora pon tu mano en su pecho y tú sobre su pierna... ¿pero qué es esto?

Cuando por fin termina, Hugo deja su cámara con el chico que ocupa el ordenador y se ofrece a llevarme a comer al restaurante de la agencia. Compruebo que tiene todo tipo de lujos, por supuesto, no esperaba menos.

— ¿Eso qué eran, unas fotos o una película porno? — Le pregunto una vez que nos sirven el primer plato.

— Que burra eres... — Dice aguantando la risa y la compostura. — Son fotos en las que la empresa que nos ha contratado para hacerlas quiere mostrar pasión, Mel.

— Ya, pasión — Pongo los ojos en blanco — Les ha faltado poco para montárselo ahí mismo delante de todos.

Suelta una gran carcajada tapándose la boca con la servilleta, yo contengo las ganas de hacerlo también.

— ¿Y tú que sabes de esos temas, pequeña? — Alza ambas cejas — Si ni siquiera habías dado un beso hasta que llegué yo.

— Pues Hugo, que tengo ojos y oídos, no estoy metida en una burbuja donde no tengo ni idea del mundo exterior. — Suspiro — Por si no lo sabes, existe la televisión e internet, además, voy a fiestas en las que hay... de todo.

— ¿De todo? — Deja de comer para prestarme atención. Creo que le gusta ponerme nerviosa.

— Claro, pero nada que me haya importado nunca — Me encojo de hombros — ¿Que lo he podido hacer? Por supuesto, ¿que lo haya hecho? Ya te digo que no.

Vuelve a sonreír, moviendo la cabeza a ambos lados.

— Y lo de la burbuja, a veces lo creo, ¿sabes? Que estás metida en una y no quieres salir al mundo exterior.

— Tienes algo de razón — Frunzo el ceño — Hay algunas cosas que no puedo hablar con nadie, no lo entenderían. Ni siquiera Sara.

— ¿Sabes que ahora estoy aquí, no? Puedes contar conmigo, Mel. — Coge mi mano.

— Ya, Hugo — Me suelto de él, me da vergüenza que haga esto en un sitio público — Pero, ¿hasta cuándo? ¿Hasta que tengas una pelea con la histérica de mi madre o algo parecido y te eche de casa? ¿O hasta que yo me vaya?

— No tenemos porqué estar lejos aunque no vivamos en la misma casa. — Parece sincero, pero ni aún así me basta.

— Eso es lo que siempre se dice, pero luego pasa el tiempo y si te he visto... no me acuerdo — Murmuro, comiendo lo que queda en mi plato.

— Cabezota — Dice.

— Payaso — Respondo.

Una vez que hemos terminado, Hugo paga y nos encaminamos a la salida, donde por desgracia vemos de nuevo a Juan, el tipo de antes. Hugo me lanza una rápida mirada, creo que rogándome que no haga nada.

— ¿Ya os vais? — Pregunta, intentando parecer agradable.

— Si, Juan — Le sonríe Hugo, ¿por qué es tan amable con alguien así?— Hasta la próxima sesión.

Tras la despedida cordial por mi parte y cuando estamos a punto de cruzar la puerta vuelve a ponerse en nuestro camino.

— Y... Melisa, disculpa si antes te he ofendido. Veo algo en ti, de veras, deberías pensártelo — Me ofrece una tarjeta. La observo unos segundos en su mano antes de pensar qué hacer con ella, si cogerla para estrujarla o... miro a Hugo, que simplemente asiente. Está bien.

— Gracias — Digo, sería y tomándola aunque no me hace ni pizca de gracia.

— Espero tu llamada, Melisa — Hace una pausa — Y Hugo, hasta el próximo día. — Nos dedica una última mirada a ambos y se aleja hacia el ascensor.

— ¿Has visto, Hugo? Tanto criticarlo y ahora resulta que voy a ser una de esas modelos que muestra pasión — Bromeo divertida, resaltando la última palabra.

— Oh, pequeña, no me cabe ninguna duda en que serías una gran modelo, mostraras lo que mostraras. — Alza ambas cejas. Ya vamos camino de vuelta, hacia el aparcamiento. — Pero si aceptaras serlo, me encantaría ser el primero en hacerte una sesión de fotos.

— ¿Y eso por qué? — Arrugo la nariz, sin entenderlo.

— Porque de todo este edificio, yo soy el que mejor te conoce, el que sacaría todo de ti. — Explica como si fuera obvio — Quizá sea una buena idea que lo intentes.

— ¿Lo estás diciendo en serio? — Me detengo en seco.

— ¿Y por qué no? Lo harías conmigo, por supuesto, y solo sobre algún tema que viera que te repercute de una buena manera. — No me creo que esté diciendo algo así.

— No sé, Hugo, ¿yo modelo? — Hemos llegado al coche, nos subimos y arranca sin cambiar el tema.

— ¿Qué es lo que tanto te sorprende? — Pregunta, concentrado en el tráfico de la ciudad — ¿Crees que no podrías hacerlo?

— Pues claro que no, yo no tengo nada que ver con las modelos — Pongo los ojos en blanco.

— Tienes unos ojos que dejan hipnotizado al que se atreva a mirarlos — Sonríe — Unos gruesos labios que diría que saben de maravilla y... eres preciosa, ¿qué mas necesitas? La cámara te querría, estoy seguro.

Miro hacia el otro lado para que no vea el rubor que está cubriendo toda mi cara, estoy sintiendo vergüenza por los halagos de un hombre, algo que nunca me había pasado. Normalmente, hace no mucho, si alguien era capaz de decirme algo así le respondía con algún golpe, ahora pienso que quizá era demasiado brusca.

Llegamos a casa en silencio, mamá no está, aunque ya había avisado que llegaría por la noche.
Estamos a solas y no sé qué hacer, mucho menos ahora, hoy ha cambiado algo entre nosotros cuando ha confesado que está enamorado de mí y, probablemente, sepa que yo lo estoy de él.

— ¿Y bien? ¿Quieres que veamos una película? — Se tira al sofá nada más llegar — Aunque ya te aviso, nada de miedo.

— Vale, deja que me ponga cómoda y elegiremos juntos.

Subo a mi habitación y me pongo una camiseta ancha y unos pantalones cortos, recogiendo de nuevo mi pelo. Después vuelvo con Hugo.
No estoy convencida de este nuevo paso que hemos dado, ni de este ni de ninguno.

— Ven aquí, mi modelo favorita. — Sonríe, dando palmaditas a su lado en el sofá.

Lo hago, dudando. Me siento recta, en tensión.

— Hugo, lo que antes me has dicho, en la agencia ¿iba en serio? — No puedo mirarle a la cara y hablar de esto, así que observo mis manos sobre mi regazo.

— ¿Que estoy enamorado de ti, Mel? — Él se inclina — Claro que lo es, ¿por qué lo diría si no?

— Pero si me estás conociendo día a día, no puede ser que te hayas enamorado de mí — Intento que lo entienda, pero él se niega — ¿Acaso estás mal de la cabeza? ¿Te gustan los retos o algo así?

— ¡Mel! ¿Quieres dejar de decir esas estupideces? — Exclama, enfadado — No, no me pasa nada en la cabeza, me he enamorado de ti igual que tú te has enamorado de mí, pero la diferencia es que yo lo admito y tú eres incapaz de hacerlo...

— ¡Pues claro que no lo admito! — Me levanto, no sé el motivo pero estallo. — ¿No lo entiendes? ¡No quiero enamorarme de ti, no quiero volver a sufrir cuando te vayas, porque lo harás! Todos lo hacéis. — Bajo el tono de voz, cerrando los ojos con fuerza para no dejar escapar ni una sola lágrima — Y estoy muy bien así, porque no necesito a nadie que se apiade de mí, ni que me quiera, no lo merezco...

— Pero pequeña, ¿cómo eres tan dura contigo? — Hugo traga saliva pesadamente, parece que le resulta tan difícil como a mí — Sara te quiere, yo te quiero... y tu madre, aunque a su manera, también lo hace.

— No — Muevo la cabeza a ambos lados, mirando al suelo — Mi madre no me quiere, y si una propia madre no quiere a su hija, ¿entonces quién va a hacerlo?

Siento partes de mi coraza rompiéndose según hablo. Llevo tantos años acumulando palabras y gestos de desprecio de mamá, que ya soy incapaz de asimilar el cariño de otra manera, no quiero que exista en mi vida, estoy vacía, completamente vacía desde hace mucho tiempo.

Continue Reading

You'll Also Like

32.1K 1.6K 34
Mackenzie Newton, a sus 29 años de edad tiene un vida perfecta. Es dueña de una agencia de autos, es boxeadora profesional, es una de las pilotos muj...
718K 76.6K 119
Florencia Bellerose sigue la tradición familiar con su tienda de perfumes en París. Le encanta su vida y tiene todo lo que necesita, su viejo ático...
4.3K 219 7
Mark, un adolescente de 15 años ha tenido que verse afectado por el terrible y trágico fallecimiento de sus padres, Alan quien es el mejor amigo de s...
1M 52.9K 37
Melody Roberts es una chica muy sencilla, no es muy sociable y solo tiene una mejor amiga. Vive sola en un pequeño departamento, el cual debe de paga...