Yaguareté·Abà II

Av azanatoslagesis

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Secuela de Yaguareté·Abà I Si no lo has leído aún... no te lo pienses más. Mer

Avisos Previos
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Epílogo

Capítulo 34

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Av azanatoslagesis


Derek aparcó el jeep a las puertas de la comisaría de Oregón y bajó, mirando a Stiles, que seguía sentado en el asiento del copiloto. Derek alzó las cejas y el chico lo miró sin entender.

-¿No bajas? -preguntó el lobo. Stiles lo miró sin entender y salió del jeep, siguiendo a Derek hasta el interior de la comisaría.

-¡Sargento Hale! -saludó sonriente una agente que iba hacia la salida. -Me alegro de que esté bien. El sheriff le espera en su oficina.

-Gracias, agente Smith. -saludó de vuelta Derek. -¿Vienes, Stiles?

-¿Eh? ¡Ah, sí! -murmuró aún algo confundido Stiles, que era observado por la agente.

Entraron en la oficina del Sheriff Oak y Stiles seguía pensando que la voz de la agente Smith le era familiar. Y entonces recordó la conversación que había escuchado en la comisaría cuando acababa de llegar a Oregón en busca de Derek. Era la voz de la agente que hablaba con la tal Brianna, que se había quejado de que Derek hubiera desparecido porque "tendría montañas de papeleo". Stiles frunció el ceño y entonces notó la mirada del sheriff clavada en él.

-Me alegro de haber podido ayudar en el caso, sheriff Oak.

-¿Ayudar? -comentó sonriente en rechoncho sheriff. -Sin vosotros aquí no lo hubiéramos solucionado. Es una pena no haber podido coger a los cabecillas, pero tras requisar toda la mercancía y a los distribuidores, hemos cortado la amenaza. De otro modo, mis habitantes estarían aún en peligro. Muchas gracias, sargento Hale. -agradeció sinceramente el sheriff.

-Ha sido un placer. -asintió el lobo.

-Les deseo un feliz viaje de vuelta a Beacon Hills y por supuesto, no duden en venir a visitar cuando quieran.

-Gracias. -dijo el lobo. -Beacon Hills también estará dispuesta a darle la bienvenida.

-Exprese mis agradecimientos al agente Parrish y al sheriff Stilinski.

Los dos agentes se dieron la mano y el sheriff le tendió también la mano a Stiles, que sonrió y salió tras Derek de la comisaría para subirse de nuevo en el jeep.

-¿A qué ha venido eso? -preguntó confundido Stiles.

-¿A qué ha venido el qué? -dijo Derek arrancando el motor del jeep.

-Eso. -gesticuló Stiles. -¿Por qué tuve que entrar?

-Ah, eso... -sonrió Derek comenzando a conducir. -Voy a presumir de novio siempre que me sea posible, sin importar que me señalen con el dedo.

-Eres un cursi. -rió Stiles, realmente feliz. Derek, en cambio, se encogió de hombros. -¿Y Parrish?

-Él irá con Troy y Sniffles por la noche a Beacon Hills. Ha preferido descansar el domingo.

-Entonces ya está bien del todo.

-Sí, como te dije, le pusieron oxígeno y ya estaba mejor. Ahora sólo le echa cuento y se toma unos días de vacaciones. -bufó Derek, poniendo la radio, que tenía interferencias. Derek entonces frunció el ceño y miró mal al dial de la radio. -Stiles, tu coche es una tartana.

-¡¡EH!! -saltó ofendido Stiles acariciando el salpicadero de su jeep. -Ni se te ocurra ofender a mi tesorito.

-No le ofendo. -dijo con las cejas alzadas. -Es que es un trasto.

-Si sigues así, te dejo en la cuneta y me voy yo conduciendo mi adorado jeep. ¿Lo entiendes?

Derek rodó los ojos y siguió conduciendo sin decir nada más. Stiles se acomodó en su asiento y miró a la carretera, que les abría paso hasta Beacon Hills, su hogar.

Condujeron durante tres horas antes de volver a parar para repostar y, de paso, tomar algo para desentumecer los músculos. Cuando volvieron al jeep, Derek sacó una bolsa enorme de chucherías y se la enseñó a Stiles, que lo miró con ojos brillantes.

-Te las doy si admites que tu adorado jeep es una tartana. -dijo Derek con una leve sonrisa. Stiles frunció el ceño y le arrebató la bolsa rápidamente para después sacarle la lengua como un niño pequeño.

Derek rió bajo y volvió a emprender la marcha hasta Beacon Hills. El resto del camino lo hicieron hablando del trabajo de químicas que Stiles tendría que hacer de noche y Derek se sorprendió al comprobar una vez más lo inteligente que era el castaño. Y es que puede que no sacara las mejores notas del condado, siquiera del instituto, pero sin duda, Stiles sabía mucho de muchas cosas... y era algo normal, teniendo en cuenta las horas que se pasaba en el ordenador investigando sobre cualquier tema aleatorio.

-¿Y qué quieres estudiar después de acabar el instituto? -preguntó de repente Derek.

-¿Ehm? -murmuró Stiles con un regaliz entero en la boca. -No creo que estudie nada. -dijo tras tragar. Derek se giró para mirarle, con una ceja alzada.

-¿Cómo que no? -insistió el lobo. -He visto la carpeta que tienes en tu ordenador... no entré, pero se llamaba "Universidades".

-¡Ah! -exclamó Stiles con una media sonrisa. -Nada, eso... simplemente miré alguna universidad que me pudiera interesar pero... no será posible.

-¿Por qué?

-Pues... mi padre cree que no lo sé, pero tenemos una deuda enorme por mis tratamientos y el ingreso en Echo House.

-Puede, pero... Nunca pensé que fueras a quedarte en Beacon Hills toda tu vida... ¿haciendo qué? Si lo que quieres es ir a la universidad, habrá modos.

-Que no, Derek... -rió amargamente Stiles. -Ir a la universidad es algo muy caro... además, tampoco estoy diciendo que me vaya a quedar en Beacon Hills toda mi vida. He pensado que podría buscarme un trabajo y ahorrar durante un tiempo para, si sigo queriendo estudiar algo, poder costear al menos la matrícula... y de todos modos ¿qué hacemos hablando de esto? -rió Stiles. -¡Estamos a octubre!

-Ya... aún hay tiempo. -asintió Derek.

-¿Y tú? ¿Vas a quedarte en Beacon Hills toda tu vida? -se burló Stiles. -Podrías coger el relevo de mi padre.

-No... -rió contagiado por Stiles. -El que esté en Beacon Hills es suerte. En realidad, durante los primeros tres años como agente, me pueden mandar o destinar a donde quieran. Después ya podré escoger destino permanente.

-Así que por el momento estás a merced de los jefes. -dijo Stiles con una leve sonrisa.

-Exacto.

-Vale... pero que no te manden muy lejos... -dijo apoyando la cabeza en el hombro de Derek, que soltó una mano del volante para acariciarle.

***

Cuando por fin llegaron a Beacon Hills, Derek aparcó el coche a las puertas de la comisaría, donde había dejado su Camaro el jueves. Al entrar, los dos recibieron saludos amistosos y fueron a ver al sheriff, que salió disparado hacia su hijo para envolverle en un abrazo. Derek puso al día al sheriff con todos los datos y evoluciones del caso, aunque ya conocía la versión oficial que le habían mandado los agentes de Oregón.

-Bien, bien... pues todo en orden, supongo. Ahora todo queda en seres sobrenaturales... -bufó incrédulo el sheriff. -Pero no en ti -dijo señalando a su hijo, que abrió los ojos sorprendido.-. Tú tienes que terminar un trabajo de químicas.

-Lo sé, lo sé... -dijo resignado. -Ya tengo todos los materiales. Iba a ir ahora a casa a hacerlo.

-Así me gusta.

-¿Pero puede venir Derek a hacerme compañía?

-¿Qué? -preguntó embobado el padre. -Derek estará cansado y... bueno, mira... ahora os apañáis entre vosotros, que yo tengo mucho papeleo que hacer. -dijo echándolos con poca delicadeza.

-No hay quien entienda a este hombre... -murmuró Stiles saliendo del despacho seguido por Derek. -¿Entonces? ¿Te apetece ver cómo monto una maqueta de la adrenalina?

-Si no te distraes, voy.

-Prometo no distraerme. -sonrió Stiles despidiéndose con la mano de Martha, que miraba extrañada la relación tan cercana entre el sargento Hale y el hijo del sheriff. -Vale, pues supongo que querrás conducir tu súper Camaro... yo iré en la tartana. Nos vemos en casa.

-Bien. -dijo despidiéndose del muchacho con un rápido beso.

Stiles arrancó su jeep y Derek fue hacia su Camaro. Antes de montarse y arrancar el motor, miró rápidamente hacia el interior, donde Martha lo miraba boquiabierta y se despidió con una sonrisa y alzando una mano.

En cuanto el Camaro arrancó y se alejó, la agente se mordió el labio indecisa, pero acabó yendo a la oficina del sheriff, que la saludó alegremente y la invitó a que tomara asiento.

-Sheriff, sé que no es asunto mío... pero... Es que me acaba de llamar la atención algo... Y no quiero que piense que soy chismosa. -se apresuró a añadir, haciendo que el sheriff la mirara y se riera.

-Sé que no eres una chismosa, Martha.

-Es que... bueno... ¿Qué tipo de relación tiene Stiles con el sargento Hale?

-¡Oh! -exclamó sorprendido. -Pues... llevan saliendo un tiempo, pero lo intentaban mantener en secreto por evitar rumores por todo el pueblo pero... supongo que el susto de Oregón ha hecho que mi hijo sea demasiado cariñoso en público. -sonrió el sheriff.

-¡Vaya! -comentó sorprendida y fastidiada la agente. -Y yo tirándole los tejos a Hale... -terminó con una risa contagiosa, que hizo que el mismo sheriff soltara una carcajada.

***

-Martha nos ha visto. -dijo Derek nada más entrar por la ventana del cuarto de Stiles, que estaba ya preparando los materiales, sentado en el suelo.

-Y tú has tardado. -declaró frunciendo un poco el ceño, que desapareció cuando Derek le dio un beso en la nuca.

-He ido a cambiarme. -dijo sentándose en la silla del ordenador.

-Ya lo noto... -dijo distraídamente agrupando por colores las bolas de porexpán. -¿Y cómo que Martha nos ha visto?

-Nos vio dándonos el beso de despedida. -dijo sin más.

-Lo hiciste a propósito. -rió Stiles mirando a su novio encogerse de hombros.

-Me cae bien... y me sentía violento cuando intentaba ligar conmigo. -dijo mirando hacia su novio.

-¿Martha? -rió Stiles. -Pues es guapa.

-Es atractiva. -admitió Derek mirando de nuevo a la pantalla.

-Y simpática.

-¿Intentas emparejarnos? -preguntó alzando una ceja, dirigiéndose a Stiles, que le lanzó una pelota de color blanco. Derek la cogió y la miró para después volver a mirar a su novio, que se aguantaba la risa. -No creo que hayas escogido bien los materiales...

-¿Por qué? -preguntó preocupado mirando lo que serían las partículas de los compuestos químicos.

-Porque tal vez te pongas a jugar con ellas como un gatito. -dijo lanzándole la pelotita a la cabeza, haciendo que Stiles le mirara sorprendido. -Aunque al menos no son ovillos de lana... -dijo aguantándose la risa para volver a mirar la pantalla.

-Idiota... -rió Stiles. -Y ya basta, ¡No me distraigas!

-No te distraigo.

Al cabo de un rato en el que Derek ya se había descargado una película para ver algún día juntos, el lobo se giró para comprobar que Stiles estaba trabajando. Se giró y le miró durante un rato en el que hábilmente unía las pelotas con alambre, dando forma de partícula química. Tres horas después, el trabajo ya estaba terminado y Stiles levantó la mirada, sonriente.

-¿Qué te parece?

-No tengo ni idea de lo que es... pero me gusta.

-Ya te dije que es una comparación de la adrenalina -dijo señalando una maqueta- y de la epinefrina. -dijo señalando la otra maqueta.

-Ya, me refería a...

-A que no lo entiendes. -sonrió Stiles. -Ese era mi propósito.

-¿Tu propósito era que yo no lo entendiera?

-Mi propósito es que los compañeros no lo entiendan y que, cuando lo explique, nadie pueda desmontar mis teorías. -sonrió orgulloso de su plan, Stiles.

-Pero el profesor lo sabrá.

-Créeme... el profesor hará como que lo entiende. A ese tipo le dieron el título en una caja de cereales... no tiene ni idea. -dijo levantándose del suelo y sacudiéndose los pantalones. -¿Tú qué haces?

-Le he mandado un correo a Cora.

-¿Qué tal le va?

-Bien... como siempre. -dijo encogiéndose de hombros. -Y te han saltado unas notificaciones del facebook.

-¿De qué? -preguntó oliéndose la camiseta para después quitársela y coger otra.

-No lo sé.

-A ver... -dijo sentándose sobre el regazo del lobo, aún sin ponerse la camiseta.

Mientras Stiles miraba las notificaciones, Derek clavó su mirada en la blanca espalda del jaguar, moteada por pequeños lunares. Había uno, cerca de un omóplato, que le llamó la atención y no pudo evitar acercar sus labios y capturarlo entre ellos. Stiles se estremeció ante el tacto de los labios de Derek y se giró para mirarlo, con los ojos abiertos con sorpresa. El lobo lo miró, aún sin separar sus labios del lunar y esbozó una leve sonrisa al ver la cara de impacto total del muchacho. Cuando por fin separó su boca de la espalda del jaguar, este separó los labios para decir algo, pero no pudo, pues entonces Derek la apresó con los suyos.

Stiles siguió el beso gustoso, dándose ágilmente la vuelta para quedar completamente frente a frente y poder escabullir sus manos dentro de la camiseta del lobo, que afianzaba las suyas en la cadera del jaguar. Stiles echó la cabeza hacia atrás, rompiendo el beso, para suspirar y coger aire, momento que aprovechó Derek para entonces descubrir otro lunar que le hipnotizaba en el cuello.

Tal y como había pasado antes, no pudo evitar besar el pequeño puntito marrón en la piel tan clara del muchacho, que entrelazó sus dedos en el pelo del moreno. El lobo besó, lamió y mordisqueó con gusto el cuello del chico, dejándolo amoratado. Cuando se separó, miró fijamente cómo retomaba el color blanco de la piel del muchacho, que lo miraba desde arriba con un brillo en sus ojos, un brillo que jamás nadie vio, ni vería, en sus ojos castaños.

-Eres perfecto. -susurró Derek, completamente entregado a esos ojos aniñados, avellanas como las más dulces de la temporada... con esas pestañas eternas que subían y bajaban nerviosas en ocasiones, relajadas las menos.

Stiles sonrió y entonces el lobo no pudo evitar morderle los labios, sabiéndolos suyos, completamente suyos. Solamente suyos y de nadie más. Y Derek también sonrió, sabiéndose el motivo de la sonrisa más perfecta que jamás un mortal hubiera podido vislumbrar.


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