Yaguareté·Abà II

By azanatoslagesis

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Secuela de Yaguareté·Abà I Si no lo has leído aún... no te lo pienses más. More

Avisos Previos
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Epílogo

Capítulo 15

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By azanatoslagesis


-Aquí huele a perro mojado. -dijo sonriendo Stiles entrando por la puerta de su casa y encontrándose con la manada desperdigada por todo su salón.

-Te echaba de menos... pero ahora me pregunto por qué no te quedarías allí dos semanas. -rió el alfa acercándose a abrazarle.

-No podrías vivir sin mí, y lo sabes. -contestó Stiles abrazando también a su mejor amigo y pasando la mirada por todos y cada uno de los allí presentes.

-No te pongas triste, gatito. Llegará por la tarde, tenía cosas que hacer. -se adelantó Ethan acercándose para darle una palmada en el hombro.

-¿Qué? ¡Ah! No, no... si yo no...

-Claro que no, Stiles... por supuesto que no le estabas buscando. -rió Scott.

-¿Y tu padre? -preguntó Lydia de golpe.

-Tenía que estar descansando, pero como son ahora las oposiciones de policía... Le veré de noche. -dijo sonriendo al ser abrazado por la pelirroja.

***

Se pasaron toda la mañana comentando tonterías varias, la semana que había pasado en Utah, y el comienzo del último curso. Quedaban tan sólo dos días para disfrutar antes de volver al instituto. Y cómo no, la conversación terminó dirigiéndose hacia el Lacrosse. Kira fue arrastrada por Lydia hacia la cocina para huir del tema de conversación deportivo y acabaron haciendo tortitas para todos y, como llamado por el olor a dulce recién hecho, el sonido del motor del Camaro retumbó en los tímpanos de Stiles, que saltó por encima del sofá para salir a ver llegar a Derek.

-Para nada estaba ansioso... -rió Ethan al ver cómo Stiles se abalanzada sobre Derek, que le cogió al vuelo y le devolvió el beso.

-Hueles bien. -sentenció Stiles, haciendo que Derek alzara las cejas.

-Huelo bien.

-Sí. -sonrió Stiles. -No es que normalmente huelas mal... es que... esto... bueno, yo me entiendo.

Stiles volvió a la casa arrastrando a Derek, que le tenía bien cogido de la mano. Cuando entraron, las chicas aparecieron con las tortitas y tras saludar al recién llegado, las pusieron en el centro de la mesa para que todos cogieran. Derek acercó una mano a una tortita y, para sorpresa de todos, Stiles le golpeó en la mano.

-Un momento. -dijo antes de levantarse y desaparecer hacia la cocina. Los lobos miraban hacia donde había desaparecido con confusión.

-Stiles, tengo hambre. -gritó Ethan.

-¡Ah! Comed, comed... todos menos Derek.

Ahora las miradas se dirigieron al lobo, que pasó de alzar las cejas a fruncir el ceño, pero sin apartar la mirada de la puerta de la cocina por la que, segundos después, apareció Stiles con un bote en la mano.

-¿Por qué me miras así? -dijo tendiéndole el bote. -Es miel. Deaton me obligó a cogerla en el lago de Utah. O sea, no en el lago, lago, porque en los lagos no hay panales de abejas... era de una colmena que había en un árbol en lo profundo del bosque. Deaton pensó que era buen plan intentar controlar mis instintos mientras un montón de abejas gordas y cabronas me picoteaban. Y no, no fue una gran idea porque acabé destrozando la colmena y el árbol del que colgaba, pero... está buena. Y te gustan las tortitas con miel.

Derek cogió el bote, probó al miel y, tras asentir, se echó un buen chorro de miel en su tortita. Scott miraba a Derek boquiabierto y no era el único. Todos los allí presentes lo miraban como si le hubiera salido una oreja en medio de la frente.

-Me estáis molestando. -dijo Derek cuando terminó de coger la tortita de su peculiar forma.

-Tú... -comenzó Scott. -¿Has dejado que se explaye tranquilamente? ¿Cuál es tu secreto?

-Le escucho. -dijo dando un buen bocado a la tortita embadurnada de miel hasta los topes.

-No, no... en serio. ¡A Stiles hay que pararle! -comentó traumatizada Lydia.

-¡Oye! ¡Que estoy aquí! -hizo aspavientos Stiles desde su asiento.

-Sí, sí, Stiles, muy bonito... -comentó ella como una madre, haciendo que Stiles frunciera el ceño y diera un bocado a su tortita.

Derek la miró y tras rodar los ojos, se inclinó hacia Stiles y de dio un beso suave en la mejilla. El jaguar levantó la mirada y escuchó claramente un "gracias" murmurado por el lobo. Stiles sonrió y miró a Ethan, que estaba sonriendo, mirándolos.

-Yo quiero algo así. -dijo Ethan señalándolos.

-Tienes a Danny. -repuso Stiles rápidamente.

-Nah... creo que anda con un tío del curso de verano de surf. -dijo encogiéndose de hombros.

-Pues Derek es mío. -dijo antes de acabarse su tortita. Ethan se rió y levantó las manos en señal de rendición, Derek en cambio miró al jaguar con las cejas en alto. Los demás también se rieron, pero una sola mirada a cada uno del beta, hizo que las risas pararan.

-Bueeeeno, -dijo Scott estirándose. -Kira y yo vamos a ir al cine, por si alguien se quiere apuntar.

-¿Qué película? -preguntó Stiles

-Safari. -contestó Kira muy emocionada.

-¡Yo me apunto! ¡Y Ethan también! -saltó Lydia de repente.

-¿Qué? ¿Yo? Pero si esa es la de romantiqueces estúpidas que dan subidones de azúcar. -se quejó el gemelo.

-Yo creo que paso. -rió Stiles. -Hoy es el partido entre los All Blacks y los Pumas.

-¿Puedo? -preguntó Ethan suplicando.

-No. Tú te vas con ellos. -contestó Derek.

-¡Derek! -se quejó Stiles. -Si quiere quedarse...

-Él se va. -negó rotundo el lobo.

-Ala, vamos... -rió Scott llevándose a Ethan por los hombros. -nos lo pasaremos bien.

-Cuando empiece podríamos ir a ver la última de Fast and Furious. -susurró el lobo a su alfa.

-Vale, pero que ellas no se enteren o Kira me arranca...

-Tarde, cielo. Ya te he oído.

Stiles rió al escuchar las voces de sus amigos alejándose y miró para Derek cruzándose de brazos y mirándolo severo. El lobo lo miró inexpresivo.

-No deberías haber echado así a Ethan.

-¿Por qué no?

-Porque... porque... porque el partido lo quería ver yo. A ti no te invité.

-¿Tú? ¿Viendo rugby? ¿Desde cuándo? -rió Derek sin hacer caso al intento de provocación.

-Pues... desde que me da la gana.

-Anda, anda... -dijo levantándose para recoger las cosas y llevarlas a la cocina.

-¡Eh! ¡Que lo digo en serio!

-¿Quieres que me vaya?

-No. No, no, eso no era lo que iba en serio. -dijo riendo tras el lobo. -Pero creo que Ethan lo está pasando mal. Bueno, tal vez mal no, pero... no está en su momento más alto. Aunque lo niegue la mayoría de las veces está colado por Danny ¡y encima eso es genial! Porque Danny sabe que existen los lobos y no le da miedo eso... y creo que le va muy bien a Ethan y...

-¿Stiles? No te metas en eso. Si Danny está con otro, está con otro y tu no digas nada dentro de tres días, que te conozco.

-¡Claro que no me voy a meter en medio!

-Mentira. Es lo primero que vas a hacer.

-Que no, cabezón. -dijo para seguir con su perorata. -Lo que quiero decir es que tendríamos que estar más pendientes de Ethan... si te paras a pensarlo, siempre ha sido rarete y tal, pero si lo comparas con Aiden, es un sol. Y encima ahora está solo, sin su gemelo, y bueno, pues...

-Ethan está bien, Stiles. Echa de menos a Danny y Aiden, pero está bien. Lydia lo ha adoptado como suyo durante todo el verano y en estos días, eso no ha cambiado.

-¿Tú crees?

-Sí. -dijo dándole un beso en la frente y recibiendo gustoso el abrazo del jaguar.

-Por cierto. -dijo desenterrando su cabeza del pecho del lobo para mirar a los ojos verdes de Derek. -Estás mucho más guapo así. -dijo sonriendo y acariciando la barba recortada del lobo, que bufó y le besó en los labios.

***

El partido, aunque entretenido y emocionante, no lo era tanto para ellos, que apartaban la mirada de vez en cuando para darse atención el uno al otro, hasta que de repente el móvil de Derek sonó aún en el bolsillo de Stiles, que lo cogió sin dudar.

-Hola papá.

-Hola, Stiles. ¿Estás en casa?

-Sí, veo un partido. -dijo incorporándose un poco.

-¿Tú? ¿Un partido? -preguntó sorprendido al otro lado del teléfono.

-Sí, los All Blacks.

-Ah, pues... te llamo para avisarte que salgo ya para casa. He comprado comida sana de esa que llevas años intentando que coma. ¿Vas haciendo tú la cena?

-Ehrr... sí, sí... pero queda un poco del partido. Están en el descanso.

-Lo podemos ver juntos si quieres, aunque no entiendo mucho de rugby.

-Yo me he puesto al día... si no, pues... te puede explicar Derek. -dijo mirando para Derek que negaba con la cabeza. -Espera papá. -dijo para tapar el auricular. -¿Qué pasa?

-Yo me voy, Stiles...

-¿Qué? ¡No! ¡De eso nada!

-Stiles, tu padre querrá estar contigo, no conmigo.

-No pasa nada. -dijo volviendo al teléfono dejando a Derek con el ceño fruncido y la palabra en la boca. -No pasa nada con que Derek esté aquí, ¿no?

-Mmm... ¿Por qué debería pasar algo? ¿Porque es tu novio mayor de edad?

-¡Papá!

-En primer lugar deberías haberme pedido permiso para que estuviera en casa, ¿no crees?

-¿Pero os estáis volviendo todos locos? -preguntó el jaguar levantándose del sofá para empezar a dar tumbos por la sala de estar bajo la atenta mirada del lobo. -¿Desde cuándo te he tenido que pedir permiso para eso? ¿Qué te crees que nos lo estamos montando en el salón o qué?

-¡Stiles! -llamó Derek alarmado desde el sofá.

-¡STILES! -bramó el padre por teléfono.

-¿¡Qué!? ¿Pero no te das cuenta de lo absurdo de...? -pero no terminó la pregunta porque Derek le había arrebatado el teléfono.

-Señor Stilinski, no se preocupe, no volverá a suceder. Yo ya me iba, de todos modos.

-De acuerdo... Dile a mi hijo que vaya preparando la cena.

-Se lo diré. -dijo colgando al mismo tiempo que el sheriff.

Derek miró para Stiles, que estaba con ojos amarillos, el ceño fruncido y los brazos cruzados sobre el pecho. El lobo suspiró y se pasó la mano por el pelo.

-No puedes andar diciéndole esas cosas a tu padre, Stiles.

-¿Por qué? ¡Es absurdo!

-¡Porque es tu padre!

-Pero si nunca le molestó que pasáramos tiempo juntos... ¡Incluso me dejaba dormir en tu casa sin pega alguna! Y ahora de repente...

-Stiles, soy mayor.

-No eres TAN mayor.

-Pero lo soy. Y es tu padre, se preocupa... es normal. Y además, ¡acabas de volver!

-A ver cuánto tiempo tarda en írsele la tontería.

-Pues lo que tarde, tardará. Y si sigues hablándole así sin ningún sentido, más tiempo tardará.

-Pero... ¡Yo quiero estar contigo!

-Pues si sigues, lo que conseguirás es que tu padre no me permita verte ni dentro de la manada. ¿Entiendes?

-En eso él no se puede meter.

-Me podría denunciar y supongo que la cárcel me impedirá verte, ¿no crees? Mierda, tu padre ha llegado.

-¿Y?

-Pues que yo sigo aquí y tú no has empezado con la cena.

Derek cogió su chaqueta justo cuando el sheriff entró en la casa, con cara de pocos amigos y tras una fulminante mirada al lobo, miró a su hijo, que seguía en pose retadora. El sheriff suspiró y miró a Derek.

-Mañana a las 10 en la comisaría.

-De acuerdo, sheriff.

-¿¡QUÉ!? -gritó Stiles de repente, acercándose a Derek y mirando con horror a su padre. -¿En serio le vas a detener?

El sheriff miró sorprendido a su hijo y después miró al lobo, que no sabía qué hacer para que Stiles se callara y dejara de alterarse tanto con el tema.

-Stiles... -le llamó Derek con tono calmado.

-¡Tú a callar! No haces más que defenderle... -dijo mirándole con ojos achinados.

-Hale, yo me ocupo. -dijo apretándose el puente de la nariz.

-DEREK, se llama D E R E K. ¡Deja de llamarle Hale como si le odiaras!

-Hale. -repitió el padre mirando hacia la puerta. Derek asintió, le lanzó una mirada a Stiles que vio como se marchaba, boquiabierto, y salió de la casa. -¿Cómo va la cena?

-No tengo hambre. -dijo dirigiéndose a las escaleras.

-Stiles, ven.

-¿Para qué?

-Ven.

-No.

-¡Que vengas! -gritó desde la parte de abajo de las escaleras. Stiles gruñó y saltó todas las escaleras, quedándose en frente del padre. -Dame el móvil.

-¿Qué?

-No te lo pienso repetir. -dijo extendiendo la mano.

Stiles frunció el ceño lleno de ira, pero le dió el movil (de Derek) de malas maneras, antes de subir de nuevo las escaleras, entrar en su cuarto, y cerrar de un portazo que hizo que retumbaran todas las paredes.

Una vez dentro de su cuarto, se lanzó sobre la cama boca abajo y sintiéndose fuera de control, comenzó a seguir algunos de los trucos aprendidos durante la semana con Deaton. Cuando por fin se relajó, se quedó dormido, hasta unas horas después, cuando escuchó la puerta de su cuarto abrirse con cuidado. No tuvo que girarse para saber que era su padre.

-¿Estás ya más tranquilo?

-¿Has dejado ya de ser un idiota dictador?

-¿Has tenido suficiente numerito de "adolescente que se rebela y odia a su padre por ponerle límites"?

-¿Sabes que es de idiotas contestar a una pregunta con otra pregunta?

-Tú lo has hecho dos veces, yo solo una. -dijo sentándose a los pies de la cama. -Me gustaría hablar contigo, Stiles, no con tu espalda.

-¿Y bien? -dijo dándose la vuelta y cruzándose de brazos.

-Quiero que comprendas que no me molesta que seas gay.

-Te molesta que sea Derek.

-No. Me molesta que sea mayor, me horrorizaría que fuera cualquier otro mayor de edad... que sea Derek... en realidad Derek pueda que sea el candidato al que mejor tolero, aun siendo mayor de edad.

-¿Pero?

-Pero tienes que comprender que te tengo que poner límites. Lo acepto, ¿de acuerdo? Acepto que estéis juntos... que os beséis y seáis pareja. Pero... Dios, Stiles... no quiero facilitaros que...

-... que nos acostemos.

-Exacto.

-No me voy a quedar embarazado.

-No quiero hablar de eso, de verdad que no quiero hablar de sexo contigo, Stiles, pero si lo tengo que hacer, lo haré.

-No es necesario.

-Pues entonces basta de sandeces.

-Admítelo: Me mandaste con Deaton como "castigo" por Derek.

-No. Te mandé con Deaton para alejaros durante un tiempo y ver cómo reaccionabais cuando volvierais a estar juntos y porque yo estaría en el hospital y no te podría controlar.

-¿Ver como reaccionábamos?

-Sí. Ver si superabais una semana sin veros.

-Pues lo hemos superado.

-Y no me gusta tu actitud desde que has vuelto. -espetó el padre de golpe. -Ni que Derek haya aprovechado para venir cuando yo no estaba.

-Estás siendo injusto. No sabes cómo ha sido.

-Pues cuéntamelo. Pero abajo, que tengo hambre y la cena ya está hecha. -dijo levantándose de la cama.

Los dos bajaron por las escaleras y fueron hacia la cocina. La mesa estaba completamente puesta, con los dos platos preparados esperando a ser comidos.

-¿Agua? -preguntó el padre con la jarra en la mano, ofreciéndole a su hijo.

-Cerveza.

La cara del sheriff fue un poema. Sus músculos faciales se tensaron intentando mantener un gesto sereno, aunque el tick de su ceja dejaba claro que no, no estaba naaaaaada sereno. Stiles comenzó a reír y negó con la cabeza.

-Agua.

-¿Desde cuándo...?

-No bebo alcohol, papá. Sería una pérdida de dinero y de papilas gustativas ya que no me puedo emborrachar... la cerveza la probé, pero... puag. -dijo sinceramente.

-Bien, bien. ¿Entonces me cuentas "toda la historia"?

-Cuando llegué a casa, la manada la había hecho suya. Me habían hecho como una mini fiesta de bienvenida o algo así... hicimos tortitas, merendamos todos aquí... y Derek vino después de hacer no sé qué. Después los chicos se fueron al cine y nosotros preferimos ver el partido.

-Ajám. Bien... pues para la próxima vez, vas al cine.

Stiles rodó los ojos pero se dio por contento por la reacción de su padre. Comenzaron a hablar de la semana, de su recuperación y de cómo habían ido las pruebas que había ido a supervisar. Ese día habían sido las pruebas físicas y al día siguiente sería el examen teórico, así que debía ir de nuevo a la comisaría durante casi todo el día.

-¿Y si tienes que ir a lo de las oposiciones... qué pinta Derek allí?

-Tiene que recoger unos papeles. -dijo el padre intentando quitar hierro al asunto, pero su pulso cambió levemente.

-¿Papeles?

-¡Yo qué sé, Stiles! -dijo con el corazón aún más acelerado.

-¿Papá?

-¿Que quieres, Stiles?

-Ehm... no, nada, nada... solo que... si detienen a Derek por algo que tenga que ver con nuestra relación, dejo de ser tu hijo.

-¡Qué tonterías dices! -dijo negando con la cabeza y volviendo a su pollo asado.

Cuando acabaron de cenar, recogieron los platos y Stiles fue al cuarto de su padre, que estaba en la cama leyendo formularios de la comisaría.

-¿Papá?

-¡Dios! -dijo cogiéndose el pecho. -¿Podrías dejar de ser tan sigiloso? ¡Te voy a poner un cascabel! -dijo mirando a su hijo, que entraba en el cuarto.

-Vale, vale... -rió. -Yo... me preguntaba si me devolvías el teléfono. -dijo con una sonrisa angelical. Su padre sonrió también y contestó.

-No.

-¡Papá! Y hemos hecho las paces, ¿recuerdas?

-La respuesta sigue siendo "no". -volvió a repetir con una sonrisa. -Vete a la cama y a dormir, que sigues castigado. Mañana por la mañana te lo dejaré en la cocina antes de irme.

-Dictador.

-Insurgente.

-Hasta mañana. -dijo ya con el tema de siempre.

-Buenas noches.


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