Yaguareté·Abà II

By azanatoslagesis

294K 28.1K 4.2K

Secuela de Yaguareté·Abà I Si no lo has leído aún... no te lo pienses más. More

Avisos Previos
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Epílogo

Capítulo 7

11.8K 993 153
By azanatoslagesis


Después de la cena, se quedaron viendo una de las últimas películas de humor barato que daban por televisión mientras Stiles se comía la chuche de premio y Derek se bebía su adorada cerveza. Stiles tenía sueño, pero intentaban quedarse despiertos hasta la próxima dosis de la medicina.

-¿Quieres probar? -le ofreció cerveza Derek. Stiles la olió y asintió.

Cogió el vaso y con cuidado dio un sorbo que le hizo toser y poner cara de sapo aplastado, con lo que Derek se rió y le dio otra chuche "para quitar el sabor". Después de varios improperios hacia la cerveza del demonio, Derek le explicó que era una cerveza extra-amarga.

-¡Pero si huele dulce! -se quejó el jaguar rechupeteando el dedo de gominola.

-Ahí está la gracia.

-Pues a mí no me parece gracioso. No volveré a beber nada que me ofrezcas tú... ¡Ahora entiendo por qué te llamábamos lobo amargado! Con tanta cerveza de esa... no me extraña.

-Y aun así te acabé gustando.

-Flipado. -refunfuñó Stiles, a lo que Derek contestó con un beso en la cabeza.

-Hora de las gotas. -dijo mirando el reloj.

-Por fin a dormir. -bostezó Stiles, levantándose y estirándose. Derek le miró y negó con la cabeza, apagó la televisión y lo llevó al baño.

Cinco minutos después, Stiles reptaba por la cama, debajo de las sábanas, buscando sitio para dormir mientras Derek iba asegurándose de tener todo bien cerrado y las luces apagadas. Entró en el cuarto y se recostó al lado de Stiles, que ya empezaba a quedarse dormido.

-Pues sí que hace frío en esta casa. -dijo acurrucándose contra el pecho de Derek.

-Te lo dije. ¿Quieres más mantas?

-No, no... tú estás calentito. -murmuró notando cómo Derek le rodeaba con el brazo para darle más calor.

La respiración de ambos se fue acompasando según se iban durmiendo, pero un salto en el pulso de Stiles hizo que Derek le mirara y se encontrara dos orbes enormes amarillas observándole.

-¿Quieres más mantas? -repitió.

-Con tanta barba pareces mayor.

-¿Cómo?

-No sé, te suma años. -dijo encogiéndose de hombros.

-Stiles, duerme, en dos horas tocan las gotas.

-Vale.

Derek cerró los ojos, pero al no sentir el pulso de Stiles en calma, los volvió a abrir, y volvió a ver sus ojos sobre él. Suspiró y le miró con los ojos de lobo para ver mejor en la oscuridad. Se encontró con Stiles sonriendo.

-¿De qué te ríes?

-De que eres un gruñón.

-Stiles... -advirtió que se estaba quedando sin paciencia.

-Es que no paro de darle vueltas...

-¿A qué?

-¿Cuántos años tienes?

-¿No sabes cuántos años tengo? Me sorprende que no lo sepas por mi ficha policial o algo por el estilo. ¿Ya no cotilleas expedientes ajenos?

-Lo estoy dejando.

-Soy del 88.

-O sea... 26. -calculó Stiles.

-Aún tengo 25.

-¿Cuándo cumples?

-¿Qué más da? Son las doce y media, Stiles. ¿No tenías sueño?

-Pero hasta que no saco las cosas de mi cabeza, no duermo.

-Principios de noviembre.

-¿Qué día?

-¡Stiles! -gruñó Derek ya desesperado.

-Tú contesta o no pegaré ojo.

-El 7 de noviembre. ¿Feliz?

-En realidad... -Stiles vió como la mirada azul de lobo brillaba con algo de ira, así que decidió dejar sus dudas para otro momento. -Era broma... venga, vamos a dormir.

Stiles cerró los ojos y Derek también, pero de nuevo, el pulso de Stiles era demasiado irregular para significar que estaba relajado y durmiendo.

-¿Qué quieres saber?

-¿Tu signo del zodiaco?

-Escorpio. -dijo mascullando sílaba por sílaba.

-¡Escorpio! Vaya... pues sí que te pega... porque ¿sabías que es el signo más complejo del Horóscopo? Pues sí, porque escorpio es vida, muerte y resurrección. Como el Ave Fénix, destruye y se destruye para volver a construir y edificarse, pues el verda... -Stiles sintió entonces la atronadora mirada de Derek en su nuca y levantó la mirada para asegurarse. -Lo siento.

-No puedo dormir. -dijo levantándose.

-¡Derek! Me callaré, lo prometo. -dijo incorporándose él también.

-No. Tú duerme, yo ya me he desvelado. -gruñó antes de salir del cuarto.

Stiles se acostó de nuevo, con los ojos abiertos como platos. Conocía a Derek y sabía que ahora le debía dejar un rato tranquilo hasta que se relajara. Vale, él nunca le haría nada malo, nunca se lo hizo, ni siquiera cuando le odiaba, pero después de relajarse, era más fácil de tratar. Claro que él era el único culpable. ¡Por qué su estúpida mente no se apaga! Y por las noches es algo insufrible... su mente se llena de ideas, de información inútil... ¡Encima hace frío! Sin Derek en la cama tiene un frío del copón. Ya era friolero cuando sólo era humano, ¡y encima iba y se convertía en una criatura aún más friolera!

Se levantó de la cama sigilosamente y salió al salón, donde sabía que estaba Derek por el sonido de su corazón. Derek levantó la mirada y se clavó en él. Al principio era fría como el hielo, pero al ver la culpa y arrepentimiento en la de Stiles, se ablandó y estiró el brazo indicando que se acercara.

-Por las noches eres pesadísimo. -dijo a la vez que Stiles se acurrucaba contra él, buscando calor.

-Lo sé. Lo siento.

-No pasa nada, yo soy un gruñón si no duermo bien. -al decir esto, Stiles abrió los labios, pero los cerró de nuevo y Derek sonrió de medio lado. -Venga... dilo. Te lo he dejado fácil.

-¿Entonces nunca duermes bien? -dijo Stiles riendo feliz al ver que Derek bufaba, su original manera de reír.

Se quedaron en silencio viendo el partido repetido de fútbol americano y Stiles se dio cuenta de que a Derek le gustaba ver prácticamente cualquier deporte. Levantó la mirada y lo vio plenamente concentrado en el juego.

Por su mente comenzaron a pasar miles de posibilidades. ¿Habría jugado Derek a algún deporte? En Beacon Hills, en el instituto, había jugado al baloncesto, él mismo había visto la foto del equipo de otros años y él aparecía en él. Pero... ¿y cuando se mudó?

-Te oigo pensar.

-Ya... -se rió Stiles.

-¿Debo preguntar? ¿O acaso has empezado a pensar en los ladrillos del loft y has acabado pensando en el embarazo de la gamba sudafricana?

-No... pero sería un tema interesante. -contestó haciendo que el lobo rodara los ojos en las cuencas.

-¿De qué se trata?

-Te gustan los deportes.

-Sí.

-Todos.

-No. Todos no.

-¿Cuáles no te gustan?

-Pues... el cricket, el volley, el tenis... y el lacrosse no lo entiendo demasiado.

-¿No te gusta el lacrosse? -saltó en su sitio Stiles, ofendido.

-No es que no me guste. No le veo demasiado sentido. Oh, venga... no te ofendas. -rió Derek sabiendo por qué se lo tomaba así. -Ya sé que Scott y tú estáis en el equipo, y fijo que sois muy buenos... ¡los mejores! -se burló el lobo.

-Ya... -se rió el chico. -De todos modos no creo que me vuelva a apuntar. Scott se controlaba mucho mejor que yo, y aun así era peligroso.

-Deberías apuntarte. -le contradijo Derek. -Yo no creo que Deaton haga bien en controlarte tanto la actividad física. Me parece que un jaguar es mucho más activo que un lobo, por lo que he leído. Y tú tienes muchísima más actividad interna que cualquier otro ser humano. Y si acumulas demasiada energía y no gastas nada... me parece que si hicieras eso siempre, todos tus días serían como el día de la pelea con Scott.

-¿Entonces me debería apuntar?

-Sí. Y por lo que tengo entendido no se te daba demasiado mal. Ahora serás incluso mejor que Scott. -terminó dándole un pequeño beso en el hombro.

-¿Y tú?

-¿Yo?

-Sí... sé que jugaste al baloncesto en Bacon Hills, pero... ¿hiciste algo más?

-¡Ah, eso! -rió amargamente. -Jugaba al baloncesto porque Peter se empeñó en que debía seguir "su legado"... después resultó que me gustaba. Pero en la universidad me apunté a rugby. No se me daba mal. Y acabaron dándome una beca deportiva.

-Vaya. Rugby... pobres los contrincantes. -rió Stiles.

-Siempre me controlé muy bien. Mi madre me solía decir que era el que mejor autocontrol tenía... mejor que Laura, incluso. Me costó coger el ritmo después del incendio... pero al final lo volví a lograr.

-¿Por qué perdiste el autocontrol?

-Perdí mi ancla. -contestó con una mirada llena de tristeza, que Stiles borró con un beso en los labios. -Y... es la hora de las gotas.

-Te juro que ahora, dormimos, que si no te pones gruñón.

La risa de Derek retumbó en las paredes mientras caminaba detrás de Stiles, que iba directamente al baño. Después de las gotas, por fin lograron dormir hasta la siguiente dosis de medicina, y así hasta las diez de la mañana del día siguiente, cuando Stiles se despertó solo en la cama.

***

Stiles tocó el lado de la cama donde Derek se había dormido mientras él hablaba. Estaba frío. Se incorporó un poco y, afinando el oído, escuchó el tecleo del ordenador en el salón. Se levantó tiritando y fue a la búsqueda de su radiador particular.

Era ya bien entrada la mañana, y se encontró con el lobo sin camiseta, el pelo mojado, tecleando a toda velocidad. El jaguar bostezó y provocó que Derek repitiera esa manera de actuar tan sospechosa de la noche anterior. Cerró la pantalla del ordenador de un golpe y se giró para mirar a Stiles que, aunque lo miraba con una ceja alzada y algo de enojo, el tiritar quitaba tensión a la escena.

-No pienso enfadarme. -dijo antes de darse media vuelta para ir de nuevo al cuarto.

Una vez en la habitación de Derek, hizo la cama como siempre hacía la suya, y comenzó a vestirse, aún con el frío calándole hasta los huesos. Poco después, mientras se subía los pantalones, Derek apareció por la puerta y se apoyó en el marco de madera, sin dejar de mirar cómo terminaba de vestirse.

-Me siento incómodo. -dijo girándose para encararle.

-¿Te molesta que te mire?

-Me molesta que me mire cualquiera, incluso mi padre, mientras me visto.

-¿Por qué? -dijo avanzando hacia él y quedándose a escasos centímetros.

-Porque sí. Es una reacción normal, ¿sabes? A la mayoría de las personas les molesta.

-¿Y si te beso?

-Te golpearé. -contestó muy seguro.

Derek torció la cabeza como un cachorrito y se acercó un poco más, poniendo sus manos en la cintura de Stiles, que las apartó de un manotazo y se dio la vuelta para sentarse en la cama y calzarse.

-Ya te dije anoche que no me beses cuando estoy enfadado.

-Pues por eso. -contestó sentándose a su lado y atrapándole entre el colchón y su torso de lobo desnudo.

-¡Quita! -protestó el jaguar intentando quitárselo de encima.

-¿Por qué?

-¡Porque estoy enfadado! -dijo poniendo los ojos en blanco ante la evidencia.

-Acabas de decir que no estabas enfadado.

-No. Hace un rato te dije que no iba a enfadarme. -dijo volviendo a empujar inútilmente al lobo. Suspiró renegado y se cruzó de brazos mirándolo con el ceño fruncido.

-Pues entonces me mentiste. -contraatacó el lobo.

Sin embargo, sus palabras no fueron las más adecuadas, haciendo la tarea de "no enfadarse" de Stiles cada vez más difícil. De hecho, sus palabras le hicieron perder la paciencia que tenía, por lo que levantó una rodilla rápidamente, dándole una dolorosa patada en las partes nobles del lobo que, ante el golpe, perdió fuerza y el jaguar por fin pudo zafarse de su asedio. Se levantó, se puso la deportiva que aún estaba abandonada al lado de la cama, y se dirigió a la puerta.

-Al menos yo no te oculto cosas. -dijo antes de salir del cuarto y más tarde del loft, dando un terrible portazo.

Mientras bajaba a la calle para coger su jeep, se dio cuenta de lo que realmente acababa de hacer. ¡Le había dado una patada a Derek en sus...! ¡Oh, dios! Eso lo iba a cabrear.

Aceleró el paso por miedo a que Derek fuera tras él para darle dos hostias bien dadas. Sin darse cuenta, comenzó a sentir el respeto que sentía con el lobo cuando aún él era un enclenque humano que no podría siquiera soñar con salir vivo de una pelea contra el Hale en cuestión. O cualquier Hale. O cualquiera que no fuera tres años menor que él.

Llegó al jeep y arrancó sin mirar siquiera si venían coches. A medio camino, cogió su teléfono y marcó el número de Scott, que lo cogió a los dos tonos.

-¿Qué pa...

-Si me muero, ha sido Derek.

-¿Qué?

-Yo... le acabo de dar una patada en los huevos y me he largado.

-¡¿Que tú has hecho qué?!

-Sí, sí, ya lo sé... en otro momento te lo explico que estoy condu... -Stiles se quedó de piedra al ver al agente Parrish haciéndole detener el coche. -Mierda, te llamo luego.

-¡Pero Stiles..!

Stiles cortó la llamada y detuvo el coche al lado del agente. Lanzó el móvil al asiento del copiloto, bajó la ventanilla y miró en dirección a Parrish con una sonrisa culpable. Sin embargo, el agente negó con la cabeza en señal de "no te la voy a pasar por muy hijo del jefe que seas".

-Documentación. -dijo con una media sonrisa.

-¡Oh, vamos!

-Documentación. -repitió.

Stiles bufó y se inclinó sobre la guantera, pero no encontró los papeles. Se quitó el cinturón y salió del coche para cogerlos por la puerta del copiloto. Cuando por fin los localizó, volvió al lado del agente, que esperaba pacientemente. Se los entregó y el uniformado Parrish comenzó a tomar nota de los datos.

-¿Sabes que hablar por teléfono cuando conduces es una falta grave?

-Lo sé, lo sé... pero era una emergencia.

-¿Una emergencia? -preguntó alarmado mirándolo sobre las gafas de sol.

Stiles se quedó embobado viendo las motitas marrones que serpenteaban en el azul de los ojos del agente, que le seguía mirando con relativa alarma.

-¿Stiles?

-¿Eh? -preguntó sacudiendo la cabeza y volviendo a la realidad.

-¿Qué urgencia?

-Pues... le pateé a un tío que es como mucho más grande que yo y estaba dándole el epitafio a Scott.

-¿Cómo?

-Nada importante.

-O sea que no era una urgencia.

-Por favor no me multes.

Parrish suspiró y cerró el bloc de las multas, con una mirada severa y Stiles sonrió. Sin embargo, Parrish lo señaló con el dedo y le amenazó.

-De acuerdo, esta es una advertencia. Pero la próxima la pagarás. Podrías haberte distraído y atropellar a alguien, e incluso matarlo. ¿Entiendes? -preguntó serio, a lo que Stiles asintió. -Y pienso avisar a tu padre y a los demás agentes para que no te pasen ni una más: ni exceso de velocidad, ni hablar por teléfono... ni mal estacionamiento.

-Lo entiendo, lo entiendo.

-Bien.

-Gracias. -dijo sonriendo de nuevo.

-Tira. -dijo sonriendo y dándose la vuelta hasta el coche patrulla. Stiles se subió en el jeep y miró a Parrish, que le repitió. -¡Ni una más!

***

Ya en casa, cogió el teléfono para llamar a Scott mientras leía la nota de su padre: "Ya me encuentro mejor, gracias por dejarme descansar ayer. Pollo para cenar".

-¿Pollo para cenar?

-¿Qué dices, Stiles?

-Nada, nada... estaba leyendo la nota de mi padre. -dijo sacudiendo la cabeza para centrarse en explicar todo lo sucedido desde que les dejaron solos a Derek y a él.

-No le des importancia. Sabes que Derek siempre fue muy reservado. No puede cambiar del día a la mañana.

-¡Pero si yo eso lo sé! En el fondo.... Bueno, el caso es que lo sé, pero me sigue jodiendo... ¡Es que se lanza a la pantalla para que no vea nada! ¡Y me saca de quicio! Y... ¡Oh, mierda!

-¿Qué pasa ahora?

-Escucho el Camaro. Te dejo.

-¿Vas a huir?

-Ni lo dudes. *click*

Stiles escuchó para saber por dónde se acercaba el coche de Derek y se guardó el teléfono en el bolsillo trasero antes de echar a correr en la dirección opuesta. Sabía que si cogía el coche, estaba perdido.

Después de una carrera de diez minutos, llegó a la comisaría, donde por fin respiró tranquilo. Derek no entraría a matarle al lugar de trabajo de su padre. Aun así, miró por las ventanas de la recepción de la comisaría para asegurarse (cosa estúpida, teniendo su sentido del oído). Al girarse, se encontró con el gesto extrañado de Martha.

-¿Sucede algo, Stiles?

-No, no...

-Parecía que escapabas de algo. -dijo ella saliendo del mostrador para acercarse a la puerta y mirar por donde había estado acucando Stiles segundos antes.

-¿Huir? -preguntó una voz muy conocida detrás de ellos. Cuando Stiles se giró, se encontró de frente con Parrish. -Ya van dos veces que te encuentro huyendo hoy.

-¡AAH! -gritó Stiles al sentir su móvil vibrar.

Miró la pantalla y vio "Derek llamando". Colgó y miró a los dos agentes, que lo miraban con preocupación. Forzó una sonrisa "tranquila" que más parecía propia de un psicópata y habló.

-Estamos... jugando al "escondite eterno". -dijo sin más. -¿Mi padre está aquí?

-Sí... -contestó Martha aún no muy convencida (evidentemente). -Ahora mismo te abro.

-¡Gracias! -dijo dirigiéndose a la puerta que segundos después ya estaba abierta.

Parrish fue tras él, lo sabía porque escuchaba su pulso acelerado. Le cogió del codo y le hizo meterse en uno de los almacenes de casos ya prescritos y cerró la puerta tras ellos. Era un cuarto oscuro y bastante pequeño y Stiles podía sentir la respiración intranquila del agente.

-Stiles, sabes que si tienes problemas...

-¿Qué? -preguntó intranquilo. -Lo sé, lo sé. ¡No tengo ningún problema! Bueno, soy hiperactivo y corro mucho al conducir, pero nada que preocuparse. -dijo intentando salir de ese hueco, pero Parrish lo detuvo con su cuerpo.

-¿Es algún asunto de drogas?

-¿Qué? ¡¡Noo!!

-¿Entonces qué pasa?

-No pasa nada, Parrish... En serio, puedes estar tranquilo. -dijo antes de lograr zafarse del agente y salir en dirección al despacho de su padre, que lo miró por encima de sus gafas de leer, molesto.

-No vengas a poner excusas. Le he dicho a Parrish que la próxima vez, te multe el doble.

-¡Papá!

-No hay "papá" que valga.

-Vale, vale... -dijo vencido. -¿Puedo ayudarte en algo? Necesito ocupar mi mente.

El padre se resignó y le pasó algunos papeles de casos antiguos que pudiera estudiar y analizar para matar el tiempo y Stiles aceptó contento, pues así se olvidaba de lo que se le vendría encima cuando Derek lo encontrara.

Bueno, se le olvidaba hasta que, de nuevo, su teléfono comenzaba a vibrar con "Derek llamando" en la pantalla. Su padre, que por algo era el sheriff del condado, supo que algo pasaba y dejó sus documentos al lado para preguntar, pero como su hijo le daba largas y supuso que eran cosas de "perros y gatos", lo dejó pasar hasta una hora después, cuando un ruido espantoso le llamó la atención.

Levantó la mirada y se encontró a su propio hijo tumbado a la larga de la estantería más alta. ¿El ruido? De todos los libros y documentos que habían caído al suelo.

-¡Stiles!

-Lo siento, lo siento. Lo recojo ahora.

-¿Qué demonios te pasa? ¡Me estás poniendo enfermo! Móvil por aquí, móvil por allá... ¿Quién narices no deja de llamarte? ¿Por qué no paras de moverte y de morderte el dedo?

-No es nada...

-"No es nada"... -le imitó el padre ya sin ninguna paciencia, haciendo que Stiles le mirara boquiabierto. -Pues o me cuentas ese "nada" o te largas de la comisaría, que me tienes car dia co. ¡¡Y baja de la estantería!!

Stiles bajó de un salto y se quedó parado delante de su padre, que lo miraba aún algo colorado del estrés.

-Puede que haya enfadado "un poquito" -dijo acercando dedo índice al pulgar- a Derek.

-O sea que Derek te quiere matar.

-Me quiere matar un poquito. -acotó rápidamente Stiles.

-¿Qué has hecho?

-Le he dado en las pelotas. -contestó tan rápido que su padre tuvo que esforzarse por entenderlo. Suspiró y se apretó el puente de la nariz con los dedos.

-¿Y es él quien te llama?

-Sí.

-Pues cógele el teléfono y discúlpate.

-¡Me matará!

-Stiles, si no te ha matado en estos casi dos años, no te matará ahora...

-Pero...

-Ahora lárgate.

-¡¡Papá!!

-Tú solito te has metido en la boca del lobo, tú solito sales. -dijo el padre sereno, sonriendo ante el juego de palabras tan ingenioso que había hecho sin pretenderlo. Stiles contuvo también la sonrisa antes de contestar.

-Saldré... ¡pero muerto! -dijo saliendo del despacho y cortando la llamada que de nuevo estaba entrando en su teléfono.

***

Stiles se pateó prácticamente todo el bosque con tal de no tener que encontrarse a Derek por ningún lado. Pasó tanto tiempo, que las tripas comenzaron a rugir de hambre. Miró el móvil y vio dos llamadas perdidas y que eran ya las seis de la tarde. Suspiró hambriento y decidió ir a su casa, esperando no encontrarse el Camaro a las puertas.

Anduvo durante un rato y de repente escuchó una rama crujir detrás de sí, se giró rápidamente. Enfocó sus dos mejores sentidos, oído y vista, en esa dirección, sin darse cuenta de que había quedado descubierto al completo por la espalda.

-Stiles.

Stiles lanzó un zarpazo rápido hacia la voz que le sobresaltó y se alejó ágilmente hasta una de las ramas de un árbol cercano. El intruso era, ni más ni menos, que Derek, quien se había agachado por los pelos para esquivar el golpe.

-¡Me has asustado! -gritó desde las alturas, molesto.

-Pues ya sabes que soy yo. Baja.

-¡Ni lo sueñes! -dijo negando con la cabeza y saltando a otro árbol sin dificultad.

-No me hagas subir a por ti.

-No me alcanzarías. -comentó, triunfal.

-Baja... o te bajo.

-He dicho que no.

Derek sonrió de medio lado, con mirada asesina, se agachó, cogió tres o cuatro guijarros y los sopesó en la mano en claro gesto amenazante.

-Baja... o te bajo.

Ante la negativa de Stiles, lanzó un guijarro que fue a dar justo en una de las manos de Stiles, que se quejó y le miró con molestia.

-¡Eso duele!

-Baja. -repitió el lobo.

-¡Ay! -dijo recibiendo otro guijarro en una pierna. -¡Basta! -gritó cogiendo el último guijarro al aire y volviéndoselo a lanzar a Derek, que lo atrapó con una risa y volvió a lanzárselo.

El intercambio del guijarro fue tan rápido que Stiles perdió el equilibrio y se cayó de culo sobre la hierba con un quejido. Segundos después, Derek estaba a su lado levantándole con una sola mano.

-Podrías haberme cogido. -se quejó Stiles.

-Podría. -admitió Derek para añadir encogiéndose de hombros. -Pero no quise.

-¿Vienes a matarme?

-Debería. -dijo empotrándole contra un árbol bruscamente y girándole la cabeza (también bruscamente) para abrir una botellita y echar unas gotas en su oído. -Te dejaste le medicina.

-Se me olvidó... -murmuró Stiles avergonzado.

-Por eso te caíste. Perdiste el equilibrio.

-¿Y no me vas a matar?

-De momento no, -dijo acercando su boca al cuello completamente expuesto de Stiles. -sigues convaleciente. -y en ese momento arañó su piel con los colmillos transformados, dejando un leve hilillo de sangre.

Stiles gimió más por anticipación que dolor, aunque sí sintió una pizca de dolor. Aun así, no se quejó ni se intentó apartar mientras el lobo volvía a arremeter contra su cuello y jugueteaba con el borde de su camiseta, acabando de meter las manos para tocar la piel de su abdomen.

-Derek. -llamó el más joven sin lograr llamar la atención del lobo, que estaba entretenido con su cuello. -Alguien se acerca.

Derek se alejó de Stiles, que en ese momento era su presa, y olfateó, asintiendo y pasándole un poco de algodón al jaguar para que se retirara la medicina y acto seguido, alejarse de ese lugar en dirección al Camaro de Derek, que estaba aparcado delante de las ruinas de la casa Hale.

Stiles estaba a punto de abrir la puerta del copiloto, cuando sintió que Derek se acercaba demasiado rápido a él, y se alejó riendo.

-No juegues conmigo a ese juego... soy más rápido... -dijo mientras sacaba sus garras y miraba al Camaro. -Y mis uñas están más afiladas.

Stiles estaba repentinamente juguetón, como un gatito alrededor de un ratón atado a una cuerda. Derek sonreía con un brillo lascivo en sus ojos lobunos y sus colmillos y garras comenzaban a crecer.

-No juegues... -advirtió Derek con voz profunda y animal.

-¿O sino...? -dijo acercando su mano a la carrocería del preciado tesoro del Hale, que sin dudar saltó hacia él y Stiles mantuvo de nuevo las distancias con un ágil salto, mientras se carcajeaba del lobo. -Eres muy lento, chucho.

Derek volvió a perseguirle, pero era imposible alcanzarle. Saltaba con inusitada calma sobre los obstáculos mientras que él estaba harto de tener que correr de un lado para otro. Derek gruñó comenzando a estar molesto y fue Stiles quien se apiadó de él y saltó frente a él, a escasos centímetros.

-Repito: eres muy lento. -dijo dándole un corto beso en los labios al lobo y quedándose en el mismo sitio para poder disfrutar del instantáneo cambio de "me estoy cabreando" a la calma absoluta.

-Te gusta demasiado jugar. -gruñó con suavidad mientras le atrapaba la cintura con sus manos y enterraba, como la tarde anterior, la nariz en su cuello, para oler su aroma.

-¿Huelo bien? -rió Stiles al sentir su respiración tras su oreja, sitio donde, según habían leído, era más fuerte el olor de los jaguares.

-Ahora sí. -dijo antes de separarse.

-¿Antes no? -preguntó algo molesto el jaguar.

-Cuando te encontré, olías a miedo. -comentó frunciendo el ceño. -¿A qué tenías miedo?

-A ti... -admitió con mirada culpable.

-¿Yo? ¿Cuándo te he hecho yo daño? -preguntó sorprendido Derek

-Pues algunas veces.

-Dime sólo una. -retó Derek alejándose de él para cruzarse de brazos.

-¿Una? ¡Fácil! Cuando golpeaste mi cara contra mi volante ese día que fuimos a buscar a tu tío comatoso y después resultó ser el alfa diabólico. -dijo él también cruzándose de brazos.

Derek rodó los ojos y frunció los labios, volviendo a cruzarse de brazos.

-Otra.

-Ehm... -murmuró intentando hacer memoria. -Vale... siempre fuiste más de amenazas... ¡Lo cual era normal! Porque si me golpeabas, podrías matarme... y con simples amenazas, bastaba.

-Pero nunca te hice daño.

-No. ¡Bueno! Cuando me gruñiste en el tímpano... en la primera luna llena...

-Dijiste que eso estaba olvidado. Además... tenía razones para hacerlo.

-"Tenía razones para hacerlo"...-le imitó yendo hacia la puerta del copiloto. -Tengo hambre.

Derek negó con la cabeza y entró él también en el coche para llevar a Stiles a su casa. Stiles encendió la radio y cerró los ojos, pues estaba agotado: casi no había dormido en todo el día, y eso, desde que era un jaguar, era uno de sus mayores placeres.

-No has ido con Deaton. -recordó Derek.

-Mierda. -dijo el Yaguareté abriendo los ojos. -Se me olvidó completamente.

-Ya le he llamado para decirle que estabas ayudando a tu padre en la comisaría. Pero mañana tienes que ir cuatro horas.

-¿¡Cuatro!?

-Cuatro.

-Joder, que horror... -gimoteó Stiles.

-Sí... es un gran dolor de pelotas.

-Lo siento. -replicó rápidamente Stiles, pero con una sonrisa.

-Supongo que me lo gané.

-¿Supones? ¡Te lo ganaste! -comenzó a la defensiva Stiles.

-No empecemos a discutir.

-Yo no empiezo. Y ahí está mi casa. ¡Qué hambre!

-¿No quieres hablarlo? -preguntó Derek parando el motor.

-¿De qué? ¿De que me ocultas algo? -preguntó Stiles mirando hacia Derek. -Creo que paso.

Derek lo miró sin decir nada mientras Stiles abría la puerta del coche y desaparecía por la entrada de su casa. Suspiró y gruñó en bajo. Sabía que él en la situación de Stiles hubiese empezado una pelea mucho peor que una patada en las pelotas... ¡pero no podía permitir que Stiles lo supiera! Antes prefería tragar ramos de acónito.

Arrancó el motor al tiempo que se decía a sí mismo que no, que no podría contarle nada a Stiles, pero que no permitiría que le viera ocultarle nada. Se escondería mejor para no empezar de nuevo una guerra.

Cuando ya había recorrido media calle, se dio cuenta de que el idiota de su novio se había olvidado la botellita de la medicina, así que dio la vuelta y bajó del coche. Había luz y voces en el salón, así que decidió llamar al timbre.

-¡Derek! -saludó sorprendido el sheriff entre risas. -Pasa, pasa... estamos en el salón.

Derek entrecerró los ojos pero entró. Según se acercaba al salón captó un olor que hizo que se le pusieran los pelos de punta y al entrar en el cuarto, se encontró con Stiles sentado en el sofá al lado de un rubio que no le quitaba ojo, un rubio que empeoró considerablemente el humor del lobo. Stiles se dio la vuelta y sonrió al recién llegado.

-Te has dejado la medicina. -dijo lanzándole la botellita a Stiles, que la cogió sin problema, pero su risa se desvaneció al ver el gesto de Derek. -Buenas noches agentes.

Derek se dio la vuelta con los puños cerrados y la mandíbula apretada y cuando salió por el marco de la puerta, unos pasos acelerados lo alcanzaron. Una mano le cogió de la camiseta y lo paró.

-¿Estás bien?

-Stiles, déjame...

-Pero...

-No delante de tu padre. Suéltame. -dijo poniendo sus ojos azules sin querer.

-Vale... -dijo soltando.

-Ponte las gotas cada dos horas.

Derek se dio la vuelta y se montó en el coche rumbo a su casa, dejando pasmado a Stiles que comprendió la situación. Suspiró y cerró la puerta tras él al entrar. Fue al salón y se despidió de su padre y de Parrish alegando ir a preparar el horario del nuevo curso.


Continue Reading

You'll Also Like

294K 28K 67
Freen, una CEO de renombre, se ve atrapada en una red de decisiones impuestas por su familia. Obligada a casarse con Rebecca, una joven que llegó a s...
7K 527 72
Nadie sabe cómo Talia Hale salió del incendio junto con sus esposo y su hijo Logan ellos pensaron que todos estaban muertos así que tenían que huir d...
12.5K 738 6
୧'‚ One shots +18 sobre los distintos shipps de Aquino.ˏ'୭ • •❲ :🌻: ❳︶︶︶︶︶︶︶︶• • · ·    · ✦   . * ˚...