Comenzando De Nuevo ©

Oleh MarianB04

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•••BORRADOR••• Libro 1. Segundas Oportunidades. Damián y Valeria se enamoraron a primera vista. Unos cuantos... Lebih Banyak

1. Mi realidad.
2. Donde todo comenzó.
3.La playa.
4. Quiero, quiero hacerlo.
5. Celos y un te quiero.
6. Primer mes juntos.
7. Fuegos artificiales.
8. Te amo.
9. La fiesta.
10. Mía.
11. Pequeño olvido que puede cambiarlo todo.
12. Desconfianza.
13. Reconciliación.
14. Una bendición.
15. Todo estará bien.
16. El principio de una vida juntos.
17. Sí, quiero casarme contigo.
18. Un sueño...
19. Promesas.
20. El mejor día de nuestras vidas.
21. Melanie.
22. Accidente.
23. ¿Quién soy?
24. No pierdas la fe.
25. Mi ancla.
26. Nube de humo.
27. Lobo con piel de cordero.
28. Te creen muerta.
30. Un milagro.
31. Una familia, mi familia.
32. Secuencia fotográfica.
33. La decisión.
34. Let her go.
35. Divorcio.
36. Mi hogar.
37. Comenzando de nuevo.
38. Cerrando círculos.
39. Ella, siempre ella.
Epílogo: Nuestra vida, un sueño.
Especial de Navidad
Historia de Iker y Estefanía
Volver a ti
Fuerza México e Islas del Caribe!!

29. Penetrantes ojos azules.

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Oleh MarianB04

Papá y mis hermanos se estaban haciendo cargo del viaje, no dudaron ni un momento en acompañarme. Tenía tanto que procesar, aun no me hacía a la idea de que finalmente, después de casi dos años de espera, conocería a mi familia... quien era realmente.

Mi verdadero nombre aún resonaba en mi mente una y otra vez, intentando reconocerlo pero nada sucedía y era más estresante que de costumbre. Seguíamos a la espera de más información pues los detectives solo tenían lo que venía en el expediente forense... cada que recuerdo que me creen muerta, un estremecimiento recorre mi cuerpo, no puedo imaginar cuan doloroso habrá sido para ellos.

Me daba rabia pensar que se pudo haber evitado, que alguien sin escrúpulos, sabiendo lo que significaba encontrar mi pasado, haya obstaculizado la investigación. Si bien quería descubrir quién estaba detrás de todo eso, era más apremiante el encuentro con ellos, aun cuando nos lo recuerde, tenían que saber que estaba viva. La psicóloga decía que era probable que al verlos, alguno de mis recuerdos emerja, que la familiaridad de su entorno sea de gran ayuda para mi recuperación.

Estaba ansiosa por el encuentro y aunque no se produciría hasta dentro de un par de días, los nervios podían conmigo. Como habíamos acordado al descubrir la farsa de Bernardo, no habíamos hablado con nadie al respecto pero sabía que Martín debía estar enterado, debía saber que pronto me reuniría con mi pasado y ambos teníamos que estar preparados para lo que pudiera encontrar. Mi novio tenía que saber quién era en realidad.

No tenía idea como decírselo, pase horas pensando la mejor forma de hacerlo pero simplemente no la hallaba. Él sabía que algo me sucedía pero no presionó para que le contara. Esta noche me había invitado a cenar y estaba armándome de valor para hablar al respecto. Los nervios estaban acabando conmigo momentos antes de que llegara, tenía miedo de cómo iba a tomarlo.

—Hola preciosa, ¿Cómo estás? —Saludó en cuanto salí a su encuentro.

—Hola... bien, ¿tú? —Murmuré con toda la calma que logré aparentar.

—También. Espero que tengas hambre porque reservé en tu restaurant favorito—anunció.

—Gracias...

Apenas cruzamos palabra camino al lugar, no tenía cabeza para hablar de trivialidades. Él intento por todos los medios distraerme durante la cena pero no podía seguirle, me daba cuenta que estaba frustrándole no poder llegar a mí. Antes del postre, decidí que era ahora o nunca.

—Martín... yo...—comencé pero las palabras no salían.

—¿Qué sucede, Lisa? Has estado muy extraña...—dice sin asomó de reclamo, simplemente estaba desconcertado por mi actitud.

—Yo... mi nombre verdadero es Valeria, Valeria Sandoval—solté sin más.

—¿Cómo? —Preguntó consternado.

Largué un suspiro y le conté todo lo sucedido.

—Iré contigo—aseguró en cuanto terminé.

Lo pensé un momento y aunque me hubiera gustado tenerle cerca, no creía que fuera correcto.

—No lo sé... siento que debo hacer esto sola, mi familia estará cerca por cualquier cosa—no quería hacerlo sentir mal.

—Pero me gustaría estar a tu lado en esos momentos—insistió.

—Ya veremos ¿sí? Aún no hemos decidido nada, estamos a la espera de información por parte de los detectives—murmuré, no queriendo negar ni aceptar en ese momento.

—No puedo creer lo que Bernardo les hizo, es inaudito. Definitivamente tiene que pagar, me encargaré de averiguar quién está detrás de todo esto. Es una crueldad—suelta con enojo.

—Lo mismo pensamos pero queremos arreglar primero lo del encuentro...

—Debiste decirme antes, Lisa—dice negando—siempre me dejas de lado, siempre me escondes cosas al respecto...—no tenía como desmentir aquello pues era verdad, evitaba hablar con él sobre mi pasado.

—Lo sé y lo siento pero creía que era lo mejor, no quería involucrarte en mis pesadillas...—explico, intentando justificarme—.Y respecto a esto, no sabía cómo decirte...

Tomó mis manos por sobre la mesa y entrelazando su mirada con la mía, dijo:

—Tienes que entender que quiero compartir todo contigo y eso incluye; tus sonrisas, tus tormentos y todo lo que venga en el paquete—sus palabras me llegaron muy hondo y no pude evitar pegar mis labios a los suyos, ¡Dios! Era tan increíble, lo quería demasiado y esperaba que nada cambiara entre nosotros, que mi pasado no vaya a alcanzarnos.

**

Discutí con mis padres la opción de que Martín nos acompañara pero todos creían que no era buena idea pues no sabíamos lo que podíamos encontrarnos y lo mejor era no complicar más las cosas. Sabía que tenían razón pero me pesaba tener que decirle que no podría venir con nosotros. No quería que pensara que no quería compartir esto con él, que lo dejaba fuera... Cuando hable de nuevo con él al respecto, con renuencia, aceptó y comprendió porque debía hacer esto sola con mi familia.

En los últimos días, el sueño de la niña de ojos azules se había estado repitiendo una y otra vez, como un recordatorio de que pronto sabría si formaba parte de mi pasado o si solo era una ilusión, un espejismo de mi desesperación. Algo en mi interior me decía que me llevaría más sorpresas de las que esperaba y eso, me aterraba como nada. Mis peores miedos estaban haciéndose realidad, no tenía idea como compaginaría mi vida con la otra, como evitar que colisionen.

Esperaba ansiosa la información de los investigadores pero papá no quiso adelantarme nada después de su reunión con ellos, solo me informó que en cuatro días volaríamos a México para encontrarnos con mi familia... se sentía extraño pensar de esa manera sobre ellos, para mi eran unos completos desconocidos y tener que enfrentarnos ambos, tanto ellos como nosotros, al shock del primero encuentro... me aterrorizaba. No quería decepcionarlos, ni salir decepcionada pues el hecho que no pueda recordarlos será algo difícil de asimilar, temo que pueda herirlos más que cuando pensaban que estaba muerta. Debía prepararme psicológicamente para cualquier cosa que sucedería, tenía que ser fuerte para enfrentarlo, no había vuelta atrás, era de vital importancia que conociera quien era realmente.

**

Ya teníamos todo listo, en dos días volaríamos a México. La ansiedad no me había permitido comer bien en los últimos días, solo pensar lo que se avecinaba me revolvía el estómago.

Martín me había marcado hace un rato, quería que nos viéramos esta noche. Se escuchaba nervioso, seguramente estaba preocupado por lo que pudiera suceder, ambos éramos conscientes que nos podíamos encontrar con cualquier cosa... eso incluía, a alguien más en mi vida. Aunque también temía al respecto, no creía que nadie estuviera esperándome, quiero decir, han pasado dos años, me creían muerta... seguramente si había alguien, debió continuar con su vida, justo como lo hice yo con Martín.

Cuando mi novio pasó por mí, pensé que iríamos a cenar como siempre pero se desvió, tomando el camino hacia la casa de campo de sus padres. Estaba confundida pero decidí no preguntar, ya me enteraría en poco tiempo de que trataba todo esto. Cuando llegamos, me ayudo a bajar con delicadeza, con esa ternura con la que siempre me trataba y la que hace mi corazón latir con fuerza, definitivamente no había nada del Martín arrogante que conocí.

Entramos a la casa y había una mesa frente a la chimenea, bellamente decorada. Me quede sin aliento pues todo parecía salido de un cuento... era la primera vez que él me hacía algo así en los seis meses que llevábamos juntos, fue una grata sorpresa que no me esperaba.

Comimos, bebimos, platicamos y reímos como nunca... fue un momento verdaderamente especial, Martín se había esmerado tanto que todo salió a la perfección. Me regalo un increíble momento en medio de la ansiedad en la que vivía, definitivamente sabía cómo hacerme sentir bien, querida.

De un momento a otro, dejándome completamente anonadada, saca del bolsillo de su pantalón una pequeña caja negra y me la planta enfrente con seguridad...

—Preciosa... sabes que te adoro, que eres alguien tremendamente especial para mí y si te soy sincero, nunca imagine estar haciendo lo que estoy a punto de hacer. Para mí, eres la mujer más hermosa e increíble del mundo, así te llames Lisa, Valeria o como sea, nada cambiara lo que siento por ti y quiero que antes de enfrentarnos a lo que viene, lo nuestro sea algo fuerte, irreversible... quiero asegurarme que regresaras a mí pues no concibo mi vida a lado de nadie más. Tal vez pienses que es algo apresurado pues llevamos solo seis meses juntos, pero estoy seguro que eres tú con quien quiero compartir el resto de mi vida... Lisa, Valeria... ¿Quieres casarte conmigo?

Mis ojos se inundaron, estaba rebasada, la emoción podía conmigo y las palabras no salían por más que intentara decir algo, tenía una lucha interna... mi cabeza gritaba que dijera que sí, que lo aceptaba, que quería pasar mi vida a su lado también, pero mi corazón decía que no, que no me apresurara a tomar una decisión, que lo lamentaría...

Ignorando esa voz interna, dejándome llevar por el momento y la emoción, acepte.

—Sí, acepto casarme contigo... quiero pasar mi vida a tu lado—murmuré con voz contenida, presa de todas esa emociones que bullían en mi interior, esto era un sueño y nunca imagine vivirlo.

Extasiado, Martín me puso el anillo y me beso de la manera más dulce que jamás había hecho... una cosa llevo a la otra y cuando me di cuenta, ambos estábamos recostados en uno de los sillones de la sala. Nunca había pasado nada entre ambos, él había respetado mi espacio y me había dado el tiempo necesario para estar lista y dar el siguiente paso en nuestra relación. Sin embargo, aunque creía que no había mejor momento para demostrarnos de esta manera lo que sentimos por el otro, esa corazonada de que no debía hacerlo, que no era correcto... se hizo aún más presente y no pude continuar.

—Martín... para...—decía sobre sus labios, cuando se dio cuenta de mis intentos por separarlo, se detuvo—. Lo siento pero no puedo... no ahora...

Suspiró con pesadez y asintió rendido, depositando un beso en mi frente.

—No pasa nada, mi amor. Sabes que te esperare el tiempo que sea necesario y sabiendo que pronto serás mí esposa, no tengo ninguna prisa.

La señora Mabel organizó una comida para despedirnos, no sabía a dónde íbamos pues Martín me prometió no comentar el asunto con nadie, ni siquiera con su familia, pero su madre insistió en invitarnos a su casa. Acordamos dar la noticia en ese momento y no había nadie más feliz que mi suegra cuando supo que estábamos comprometidos. Mis padres estaban sorprendidos, no se esperaban eso y aunque se mostraron contentos podía ver confusión y algo de desaprobación en ellos, ni que decir de mis hermanos que no pudieron fingir su molestia ante la noticia.

—Yo pienso que cuanto antes mejor...—presionó la señora Mabel cuando salió el tema de la fecha.

—No creo que debamos apresurar las cosas—intercedió papá con su característica serenidad.

—¿Por qué no? Si los niños se quieren, para que esperar. Si ustedes aceptan yo puedo ayudarles a organizar la boda en tres meses—nos ofreció. Mi novio y yo nos miramos, no habíamos hablado de eso pero no estaba segura si quería que todo fuera tan apresurado, no después de todo lo que estaba por vivir.

—Es tu decisión, preciosa, sabes que hago lo que tú digas—murmuró mi novio.

Sentía la mirada de todos en la mesa, a la espera de mi decisión...

—Creo que es buena idea, no tenemos por qué esperar—hable más segura de lo que me sentía, sucumbí a la presión y aunque algo me decía que no debía correr, ni era el momento para algo así... acepte.

—Lisa...—dice con reprobación Tadeo y antes que siga, mamá lo detiene.

—Si es tu decisión, sabes que te apoyaremos, pero pienso que merecen más que una boda tan apresurada, tan a la ligera. Un par de meses más no creo que afecte tanto...—expone y mi suegra se contiene de contestarle por llevarle la contraria.

—¿Qué te parece principios de noviembre o diciembre? —sugiere Martín.

—Me parece perfecto, creo que diciembre es un buen mes para casarse... nada mejor que las vísperas de navidad—acepto con emoción.

Después de que mi suegra expresara todas sus ideas para la boda y dejara en claro lo emocionada que estaba con el evento, nos despedimos de ellos para volver a casa y terminar de empacar. Teníamos un largo vuelo que tomar muy temprano por la mañana...

—¿Estas demente? —Espetó Tadeo en cuanto llegamos a casa.

—No le hables así a tu hermana—dice papá.

—Pero papá, es absurdo que haya aceptado esto... tiene otras cosas más importantes en que pensar, muchas cosas a las que enfrentarse y sale con estas tonterías—agrega Iker.

—Por primera vez, estoy de acuerdo con ellos—acepta Bruno, cruzándose de brazos—. La situación no está para que adquirieras un compromiso tan grande como ese.

—Es mi vida y yo decido que hacer con ella, quiero a Martín y no entiendo porque no aceptarlo—me defiendo con enojo.

—Por favor, no es momento para que se pongan así—interviene mamá—ustedes tienen que respetar las decisiones de su hermana—dice a ellos—pero por otro lado, hija, tus hermanos tienen razón... no digo que no aceptes a Martín, entiendo porque lo hacen, sé que se quieren... pero no creo que seas consciente de en qué te metiste, tienes tantas cosas que resolver, tantas cosas a las que enfrentarte que no sé si sea el momento correcto para una boda.

—Lo sé, mamá y te juro que estoy consciente pero no quiero esperar, quiero estar con Martín—aseguré. Me sorprendía la convicción con las que salían las palabras cuando en mi interior no se sentía así, me sentía desleal, traicionera y odiaba eso pues no le estaba haciendo mal a nadie, o eso quería creer...

**

Después que el vuelo aterrizó, nos dirigimos al hotel donde nos hospedaríamos los siguientes días. Estábamos a la espera de que los detectives nos informaran como íbamos a proceder pues aunque ya se habían reunido con ellos, papá no quiso decirnos que sucedió pero no salió como esperaban.

Durante el camino recordé todo lo que había sucedido estos dos años... todo a lo que se resumía mi vida, dos años. No tenía ningún recuerdo de antes de abrir los ojos en aquel hospital donde la que se convirtió en mi madre durante este tiempo estaba velando con paciencia y esmero mi sueño. Katherine Ferrer, la mujer más dulce y bondadosa que he conocido nunca, mi madre adoptiva que sin saber quién era ni de dónde venía, me acogió como parte de su familia desde el primer momento. A ella no solo le debo sus cuidados, el amor que me ha regalado, sino también la vida. Alguien la puso en mi camino justo cuando más la necesitaba.

Joseph Ferrer, médico neurocirujano del hospital más prestigioso de la ciudad. Una casualidad más de la vida donde me conecto a la de este ser que me salvó de morir y que me brindo el cariño y amor que solo un padre puede dar. Después de cuidar y sanar mis heridas físicas, ha centrado toda su atención y esmero en ayudarme a recuperar mis heridas internas; esas que solo podrán ser cerradas cuando sepa quién soy realmente. Y ni todo el esfuerzo, ni conocimiento ha servido de nada porque simplemente no hay un solo recuerdo que haya aparecido en mi cabeza después de haber despertado... o bueno quizá sí, solo uno pero más que un recuerdo es como un sueño que no me ha dejado estar tranquila ni en paz conmigo misma, una ilusión que no deja de perseguirme a pesar de disfrutar de una vida feliz e inigualable a lado de mi nueva familia.

Iker, Bruno y Tadeo. Mis confidentes, mis mejores amigos y mis más fieles compañeros en estos dos años. Los mejores hermanos que la vida me pudo haber regalo en ese momento, los que me salvaron de volverme loca y de intentar hacer la mayor estupidez. Ellos, junto a mis padres han sido ese apoyo que he necesitado para sobrellevar lo que mi nueva vida trajo y acogerla como una oportunidad que se me regalo y que estoy segura fue por algo, y ese algo me ha dado la fuerza para seguir.

—¿Estas listas, pequeña? —pregunto Iker. Asentí con una nerviosa sonrisa.

—Eso creo...

—Tranquila, todo saldrá bien— aseguró, intentando tranquilizarme, como desde el primer momento.

—Vamos, mamá y papá nos esperan en el lobby— anunció Tadeo, entrando a la habitación—.Animo Liss, es hora— me atrajo a sus brazos y me apretó como solía hacer, era justo lo que necesitaba.

Bajamos los tres al lobby donde ya estaban nuestros padres y Bruno, que cuando me vio abrió sus fuertes brazos para que me refugie en ellos, con él no había necesidad de palabras... era el más tímido pero igual de efectivo.

—Te quiero peque, y pase lo que pase eres y serás siempre mi pequeña hermana Lisa— murmuró en mi oído. Limpio la solitaria lágrima que resbalo por mi mejilla y me guio hasta la camioneta que habían rentado para trasladarnos en la ciudad.

Mamá estuvo conmigo tomando mi mano todo el tiempo mientras recorríamos el que parecía ser el camino hacia mi casa... hacia mi familia, mi verdadera familia. Decir que me moría de miedo era quedarse corto. Por muchas ganas que tenía de saber de dónde venía, quien era... no estaba convencida de esto, tenía pánico que solo fuera una falsa ilusión y que la familia que el detective había encontrado no sea realmente la mía, sería igual de doloroso tanto para ellos como para mí si esto no resultara.

Intentaba no darle tantas vueltas pero me era imposible. A pesar de haber sido feliz estos dos últimos años, la incertidumbre de lo que lo fui no me dejaba vivir en paz... sentía una urgencia casi convulsa de saber de dónde vengo. El presentimiento de que alguien me necesitaba, que yo necesitaba de alguien... no me dejaba vivir y la ansiedad de saber sobre mi pasado me atormentaba cada día.

Momento antes de pasar esa imponente puerta de roble que me separaba de mi supuesta casa tome una gran bocanada de aire, preparándome mental y físicamente para lo que a continuación sucedería. Podía sentir las miradas de preocupación que tanto mis hermanos como mis padres tenían sobre mí pero con un intento de sonrisa trate de tranquilizarlos justo en el momento en que aquella puerta fue abierta...

—Valeria...— murmuró con lágrimas en los ojos un hombre como de cuarenta años de edad con una mezcla de felicidad e incredulidad en su mirada. Me quede en shock cuando escuche ese nombre de sus labios... me causo un estremecimiento que recorrió cada célula de mi cuerpo.

—Buenas tardes, mi nombre es Joseph Ferrer— se presentó papá, al ver que ni el hombre ni yo decíamos nada.

—Pa-pasen...—hablo, recuperándose de la impresión- Marco Sandoval- dijo presentándose, pero sin despegar un solo momento su mirada de mí, que seguía en shock. Mis hermanos tuvieron que guiarme hasta la sala de aquella hermosa casa que con solo poner un pie miles de imágenes llegaron a mi mente, como si se tratara de un video en cámara rápida, produciéndome un terrible dolor de cabeza—. Es ella... está viva, realmente vida—escuche murmurar al señor con la voz cargada de emoción.

Justo en medio de la sala había unas cuantas personas más que me miraban con asombro, incredulidad, sorpresa. Tantas emociones, tantas miradas que no lograba registrarlas todas. Pero hay una mirada que simplemente me dejo desconcertada, la de una pequeña niña de no más de tres años en brazos de un chico muy guapo, era una pequeña replica suya. Ambos me miraban con una enorme sonrisa y lágrimas en los ojos, como si hubieran estado esperándome todo este tiempo... estaba abrumada por las intensas sensaciones que me provocaron sus miradas, ese par de penetrantes ojos azules.

Sentía que en cualquier momento mi colapsaría, mi cabeza martillaba por tanta presión, por el pánico de reconocer a nadie... casi a nadie, si he de ser sincera, porque las miradas de la niña y del chico me resultan tremendamente familiar, me hicieron necesitarlas desde el primer momento. Era como si ya las hubiera visto en un sueño, en ese sueño... el que he ha estado atormentándome durante todo este tiempo.

¿Será posible que ellos sean ese dulce tormento que ha estado acompañándome todo este tiempo? ¿Qué sean la razón de esa urgente necesidad por conocer mi pasado? ¿Pero quienes eran y que significaban para mí?

Aviso: Las actualizaciones serán un poco más lentas que de costumbre, estoy muy complicada ahora y si me dificultará mucho pero no pienso abandonarla y aunque lento, seguro la termino. Espero tengan paciencia y sigan disfrutando de la historia.

Saludos!

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