Canción: Te puedo escuchar-Anahí.
Damián.
Seis meses... seis dolorosos y difíciles meses. Todavía estaba en negación, me rehusaba a creer que mi princesa, el amor de vida haya muerto.
Aún puedo recordar el vacío que sentí cuando las autoridades españolas, después de desesperantes días de búsqueda, nos notificaron la terrible noticia. Sentí que el mundo se me caía encima, que ya nada tenía sentido y quise morirme, no quería estar en un mundo donde ella ya no estuviera. Me volví loco, tuvieron que sedarme y pase la noche en un hospital... estaba acabado, sin ella no era nada y mi pecho dolía como si alguien me hubiera golpeado una y otra vez.
Desde ese fatídico día no he sido capaz de respirar con normalidad, siento que algo me falta y nada puede llenar ese vacío, si no fuera por Melanie, por mi pequeña lucecita... estaría acabado, hundido en la miseria por la pérdida de mi Val, mi chica perfecta, mi amor. Las semanas que le siguieron fueron oscuras, no hacía más que beber y hundirme en mi dolor, en mi pérdida. Me negaba a creer que el ser al que más he amado en la vida ya no estuviera, que nunca la vería de nuevo... nunca había sentido un dolor tan grande, tan profundo, estaba completamente inmerso en la oscuridad y aunque sabía no era correcto, mi mente ideaba mil y un formas de acabar con mi vida y reunirme con ella, con mi princesa.
De igual manera, sus padres y Teffie estaban destrozados... no había palabras que puedan describir la manera en que la pérdida de mi princesa nos hacía sentir, fue un golpe tan duro para todos que aún no podemos recuperarnos de ella, dudo si quiera que algún día lo hagamos. Nadie ha sido capaz de seguir con normalidad, seguimos en duelo y la alegría que solía reinar en ambas familias, ha desaparecido. Aunque como familia, nos hemos unidos más, era la única manera de sobrellevar el dolor. Además, a pesar del dolor teníamos que ser fuertes por Mel, mi pequeña había perdido a su madre antes de siquiera poder conocerla completamente...
Mirando a mi pequeña dormir en aquella habitación que con tanto amor y esmero mi princesa decoró, recuerdo todo lo sucedido, desde el primer momento donde mi vida se vino abajo...
Desde el momento que leí el mensaje de Valeria donde me informaba que se iba España y no me contestaba las llamadas, supe que algo iba mal. Cuando pasaron veinticuatro horas y no teníamos noticias suyas, sus padres, Melanie y yo volamos a Londres... todo el vuelo estuve rogando porque estuviera en el departamento y que se le haya perdido el celular o que las líneas telefónicas se hayan caído y esa sea la razón por la que no se había comunicado con nosotros... pero nuestros peores temores se hicieron realidad cuando no la encontramos en el departamento y al averiguar en la universidad, ni ella ni dos de sus compañeras habían ido a clases. Conseguimos el contacto de las familias de las otras chicas y solo la madre de Michelle estaba igual de preocupada que nosotros pues ella tampoco había podido localizar a su hija desde que le informó que harían ese viaje, mientras la familia de Alena ni siquiera nos devolvió las llamadas...
Estábamos desesperados, impotentes al no saber qué hacer, pues no teníamos una jodida idea de a qué lugar de España viajaron. Con ayuda de los directivos de la universidad logramos averiguar que Alena tenía familia en un pueblo cercano a Valencia, era lo mejor que teníamos y confiábamos en encontrar algo ahí... me estaba volviendo loco, tenía un mal presentimiento y un miedo inexplicable me invadía. Junto a la madre de Michelle, viajamos hasta Valencia y buscamos a la familia de la amiga de Val, nos confirmaron que efectivamente esperaban que ella llegará días atrás pero que nunca lo hizo, dijeron que era tan normal en Alena que no le dieron importancia... sin embargo no era normal en mi Val desparecer así y para esas alturas estaba seguro que algo había ocurrido.
Acudimos a las autoridades, después de asegurarse que sí habían ingresado al país, comenzaron a buscar en todos los hospitales, delegaciones... nada, no había ningún registro de ella, ni de ninguna de las tres. No sabía si sentirme aliviado al no encontrarla herida o morirme de la preocupación al imaginar que pudieron secuestrarla o no sé, mi mente imaginaba los peores escenarios... su padre, estaba igual o más desesperado que yo y presionaba a las autoridades para que se movieran.
Una noche, mientras jugamos con la comida pues en realidad nadie podía pasar bocado ante semejante situación, el detective encargado del caso llegó con la peor de la noticias...
—Lamento interrumpir...—se disculpó con una expresión de pena—les traigo una noticia que con sinceridad, me gustaría no tener que darles...—comenzó y sentí mi mundo desfallecer...
—¿Qué... qué sucede? —Preguntó el tío Marcos con dolor.
El detective suspiro con pesadez antes de hablar nuevamente.
—En la fechas que las jóvenes ingresaron al país, hubieron cinco accidentes automovilísticos en la zona... esos días estuvo lloviendo mucho y el río había subido de nivel, ocasionando que algunas carreteras estuvieran más peligrosas, una en especial, la proveniente del Aeropuerto y que conecta a la vía del lugar al que se dirigían, aún más... dos accidentes fueron reportados y uno de ellos mortal, el auto cayó al río y explotó...
—¿Mi hija está...?—La madre de Michelle no pudo terminar la frase antes de romperse.
—Lo lamento—repitió el detective con tristeza—hicimos las pruebas pertinentes y todo parece indicar que ellas venían en ese auto, que era uno de los taxis del aeropuerto...
—¡No!, ¡No, me niego! —Vociferó el tío Marco—hasta no ver el cuerpo de mi hija, no aceptare esto.
—Mi equipo está trabajando para recuperar los cuerpos, dos están completamente calcinados, imposibles para la identificación... estamos buscando los otros dos, pero tienen que entender que con la corriente es muy difícil. —Explicó. Yo no podía hablar, moverme si quiera, estaba congelado sin dar crédito a lo que escuchaba, mi cuerpo se negaba a aceptarlo. —Me gustaría que pasaran mañana, logramos recuperar varios objetos que el agua protegió y necesitan identificarlos...
Cuando se fue, todos estábamos en estado catatónico... nos negábamos a creerlo y hasta no ver algo que lo pruebe, no íbamos a aceptarlo. No, no, mi princesa no podía estar muerta, ella no podía habernos abandona a Mel y a mí, la vida no pudo arrebatármela así.
—Mi Val, mi pequeña... no, no... mi hija no puede estar muerta—sollozaba la señora Clara en brazos del tío Marcos que negaba una y otra vez con lágrimas resbalando por sus mejillas.
—No, mamá volverá princesa, lo sé... ella no pudo habernos abandonado—murmuraba a mi hija que lloraba desesperadamente, sintiendo la incertidumbre de todos. Me aferraba a mi pequeña Mel para no caer.
Fue una larga noche donde nadie durmió, el miedo y la desesperación nos sobrepasaban.
Con la esperanza de que el detective esté equivocado, las tres familias acudimos a la cita.
Antes de siquiera poder decir algo, la madre de Alana soltó un grito que me estremeció hasta la médula, lleno de dolor.
—¡No, Alena! ¡Mi bebé! La perdimos, Franco, la perdimos antes de si siquiera haberle pedido perdón por todo lo que le hicimos... ¡Nuestra niña está muerta!...—sollozó, escondiéndose en el pecho de su marido que tenía una expresión de sufrimiento tan grande, que podías sentir su pena.
El vacío se instaló en mí cuando en la mesa de aquella fría habitación estaba el ID de mi princesa, así como aquel medallón que le regalé cuando apenas comenzábamos a salir y donde antes de irse habíamos sustituido la foto de ambos por una donde estábamos con Melanie...
—No... —murmure aún incrédulo, sintiendo como todo en mi interior se rompía.
—Valeria...—dijo mi suegro con el dolor impregnado en cada letra.
—De verdad lamento esto, esperaba estar equivocado...—apenas escuchaba la voz del detective, solo podía pensar que nada de esto era real, que era una jodida pesadilla y que en cualquier momento iba a despertar y tendría a mi princesa entre mis brazos.
Después de eso todo fue una locura, entre en shock y me altere demasiado, cuando desperté estaba en un hospital. Fue un golpe tan fuerte volver a la realidad, ser consciente de lo que sucedía y cuando el tío Marcos me dijo que no habían encontrado uno de los cuerpos y por el estado en el que se encontraron los otros tres era imposible incluso una identificación dental, me sentí desfallecer... todo mi mundo se vino abajo, quería desaparecer, terminar con este infierno que sería vivir sin ella.
Al volver a casa yo era un desastre, un remedo de mí mismo y conforme los días pasaban me hundía aún más. Ni siquiera acudí al velorio, pues no soportaba velar un cuerpo que ni estaba seguro si era de ella y mucho menos estar rodeado de personas dándome el pésame... no, no, no lo aceptaba.
Mis padres se hicieron cargo de Melanie el primer mes, me sentía basura al abandonar a mi hija cuando su madre también lo había hecho pero el dolor me cegaba y carcomía cada parte de mi corazón. Encontré en la bebida una anestesia, un escape para dejar de pensar y sentir el vacío que ella dejo...
El día que mi padre vino a hacerme entrar en razón, había estado pensando estupideces... quería morirme, desaparecer.
—¡Maldita sea, Damián! No puedes seguir así, no puedes dejarte vencer de esta manera. Sé que es doloroso, difícil seguir sin ella pero no puedes abandonar a tu hija, Melanie te necesita, necesita que su padre se levante y salga adelante. A Valeria no le hubiera gustado verte así...
—¿Cómo quieres que siga sin ella? Era mi vida, la mujer de mis sueños. No quiero vivir si ella no está junto a mi...—murmure arrastrando las palabras.
—No digas estupideces—gritó mi padre alarmado, arrebatándome la botella de wiski—haz el favor de meterte a bañar, quien sabe cuántos días llevas sin siquiera cambiarte de ropa. Te espero abajo, tu hija te necesita y no permitiré que la abandones.
—¿Qué no entiendes viejo? No quiero seguir sin Valeria—espeté.
—Cállate, no sabes lo que dices. Y más te vale que hagas lo que digo, Melanie está internada en el hospital, convulsionó en la madrugada y tiene la temperatura altísima...—a pesar del alcohol en mi sistema eso logra llamar mi atención, mi pequeña estaba interna y yo aquí revolcándome en el dolor, sintiendo pena de mí mismo. Ya perdí a su madre, no soportaría perderla a ella también.
Después de que el pediatra dijera que solo era un infección estomacal causaba por lo poco que había estado comiendo, pudimos llevarla a casa y decidí en el momento que la tuve de nuevo en mis brazos, que lucharía por ella... dedicaría mi vida a ella, a mi hija, a nuestra hija y haría que mi princesa se sintiera orgulloso de mi desde donde este.
No ha sido fácil y en ocasiones el dolor ha estado a punto de hacerme caer de nuevo pero veo a mi pequeña con la sonrisa de su madre y el valor vuelve a mí. Verla dormir me daba paz, sosiego y me aferraba a eso.
Mis suegros la adoraban más que antes incluso, pues veían en ella un parte de Val y sentían algo de consuelo. Sabíamos que nunca iba a dejar de doler pero conforme los días pasaban aprendíamos a vivir sin ella.
Ha sido difícil criarla estos meses como padre soltero pero por mi hija daría todo y se ha convertido en la razón de mi existencia. Ahora entendemos el porqué de alguna cosas, la razón de la llegada tan prematura de Melanie a nuestras vidas, ella era la luz que nos sacaba de la oscuridad que era vivir sin su madre... teníamos claro que sin mi pequeña, hubiera sido difícil si no es que imposible, seguir adelante. Es el ancla que nos mantenía a flote y unidos, era nuestra tabla salvación.
A pesar de lo que dijeron las autoridades, de los resultados que las pruebas arrojaron... aún albergaba en mí, una pequeña esperanza de que estuviera viva, nunca encontraron el cuarto cuerpo y aunque aseguraron que la corriente del río se lo llevo y a cada familia nos entregaron uno pues nadie reclamo el del taxista, sentía que había una posibilidad, tal vez diminuta pero que algo en mi corazón no dejaba que lo olvidara... o tal vez solo era mi negación a aceptar que nunca más la tendré de nuevo en mis brazos, que nunca veré de nuevo su sonrisa y no estará para ver cada uno de los logro de nuestra hija... no lo sé, solo estaba seguro que en mí interior siempre estaría esa espinita, esa duda y pequeña esperanza.
Mientras tanto seguiría luchando por la materialización de nuestro amor, por nuestra personita quien era ahora mi razón y mi ancla... nuestra Melanie.
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