Cuidando de ti (Dragon's Fami...

By LyluRys

9.8M 508K 46.3K

Ella iba a ser un medio para un fin. Él iba a ser su salvador. Un amor inesperado. Lo escuché mientras soñab... More

ANTES DE LEER
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Epílogo
Agradecimientos
Capítulo Extra
Capítulo Extra
Capítulo Extra

Capítulo 5

194K 12.4K 1.2K
By LyluRys

Samantha

Dos meses después...

—Se lo pagaré la próxima semana, señor, se lo juro.

—Lo siento, preciosa, pero eso mismo me dijiste la semana pasada. Además, ya que has crecido y te has convertido en una hermosa mujer, sé muy bien con qué otra cosa puedes pagarme —dice con una sonrisa repugnante en su rostro grasiento, y se me revuelve el estómago.

—¡Váyase a la mierda! —le grito, y salgo hecha una furia de la tienda de comestibles de la esquina. La tienda de don Raúl.

Mi Abu y yo solíamos comprar en su tienda todo lo que necesitábamos para pasar el mes. A veces, si el dinero no nos alcanzaba, lo dejaba pasar diciendo: "Ya me pagarán más adelante". Lo pronunciaba mirándome muy raro y sin que mi abuela Elizabeth se diera cuenta. Antes no lo entendía porque era joven e ingenua, pero ahora lo entiendo perfectamente, y después de todo este tiempo, el maldito viejo verde sigue mirándome como si quisiera comerme. ¡Desgraciado! Solo quería comprar algunas cosas para llevar y se las pagaría después como siempre hacíamos, pero si él piensa que voy a pagarle de esa manera tan asqueante está muy equivocado. ¡Viejo pervertido! Cuando tenga dinero le pagaré todo lo que le debo, lamentablemente ahora no puedo porque la triste realidad es otra.

No tengo dinero. No tengo casa. No tengo abuela. No tengo nada, pero lo que sí tengo es hambre, frío, y una mochila en mis hombros donde guardo todo lo que soy, las pocas pertenencias que pude sacar de la casa de Abu cuando fui desalojada por falta de pago. ¿Por qué tuviste que morirte abuela? ¡Maldita pobreza y malditos ataques al corazón! Me siento sola y perdida como nunca. Hoy es mi cumpleaños número veintiuno y no siento nada, ninguna emoción.

Estoy entumecida.

Estoy en la calle.

Soy indigente.

Nunca en toda mi vida pensé que llegaría a esto. Miraba a las personas en la calle y nunca imaginé que estaría en esta misma situación. "La vida da muchas vueltas". Solía decirme Abu. Solo espero subirme a la próxima vuelta y que todo cambie para mejor. Quiero conseguir todos los documentos para poder aplicar a la escuela de repostería Sweet Pastry, y aunque el curso comienza el próximo semestre, tengo mucha paciencia. Lo bueno toma tiempo. La vida no puede ser tan cruel como para que se me escape esta oportunidad. ¿Por qué todo es tan malditamente difícil cuando no tienes dinero?

Hace dos meses que no veo a Max. Ni siquiera fue al hospital donde la abuela fue internada de emergencia, ni al velatorio, ni al cementerio. Ni siquiera sabe que ella murió. No sé porque me preocupo, si él no estuvo antes, ni durante, ni después que todo pasó. Solo yo, haciéndome cargo de todo, sufriendo en total silencio. Un mes más tarde de que Daniel me hubiera dado dinero, mi Abu se fue. Se fue para nunca más volver y todo se fue a la mierda. He querido ir al taller de mecánica Baxter, pero tengo miedo porque todavía siento la amenaza de mi hermano marcada a fuego en mi cabeza.

Cuando pienso en ese día, no puedo evitar pensar también en él, en Daniel. A pesar de su actitud enojada, él era muy atractivo. Un chico malo con inolvidables ojos verdes que me miraban con compasión... y odio la compasión porque la veo todos los días mientras voy camino al albergue de mujeres en el centro de Delta. Ahora voy de camino para allá, después de otro día y otra semana sin conseguir trabajo. Estoy cansada y hambrienta, pero debo darme prisa porque ya está anocheciendo y el albergue cierra temprano los sábados. En la última agencia de empleo a la que fui hace un rato, me dijeron que en la empresa tecnológica Píxel, están contratando personal, y allí es a donde iré a primera hora del lunes.

Estoy caminando por la acera cuando un auto negro se detiene a mi lado. La ventanilla es bajada, miro dentro, y me quedo sin aire en los pulmones cuando veo que es Max, que se estira para abrir la puerta y ordena con voz dura: —Sube.

No sé qué hacer, estoy asustada. ¿Y si va a lastimarme como amenazó aquel día? De momento recuerdo que él no sabe que la Abu murió y debo decírselo. Me subo con aprensión y cierro la puerta. Él arranca el auto bruscamente y lo miro de reojo encontrando que sigue igual, no ha cambiado en nada. Su cabello negro y largo hasta los hombros, la cicatriz en su barbilla por alguna pelea callejera, y los mismos ojos azules que heredamos de mamá. Está vestido todo de negro y luce intimidante. Miro su chaleco con parches, sus brazos con tatuajes, y todos parecen burlarse de mí. Ellos son más importantes que su propia familia. Sigue conduciendo en silencio, y me armo de valor para decirle: —La abuela...

—Ya lo sé, Samantha.

—¿Lo...lo sabías? —susurro conmocionada y dolida—. ¿Lo sabías y no fuiste ni siquiera a verla en su lecho de muerte? ¿Y lo de la casa también lo sabías? ¿Sabías que estoy en la calle...?

—Cállate —gruñe amenazante, pero no aguanto más.

Entonces me fijo en que estacionó el auto en un lugar apartado de un centro comercial, pero no me importa porque todo el peso que he estado cargando se desploma.

—¡No! No voy a callarme, imbécil. Me vas a escuchar. ¿Sabes dónde he estado durmiendo estas últimas semanas? No. No tienes ni puta idea por lo que he pasado. Mientras tanto, ¡tú estás pasándolo de lo lindo en ese club de motoristas de mierda! —termino histérica.

—¡Te dije que te callaras! —grita con furia y agarrando mi cabello.

Me suelta con rudeza y lo miro conmocionada porque nunca en la vida él me ha tratado de esta manera. Ni siquiera cuando éramos niños y estábamos muy unidos. Él cambió. Cambió totalmente después de que nuestra madre nos abandonara y no conozco al hombre a mi lado.

—Escúchame bien porque solo lo diré una vez. Estoy jodido... —murmura desesperado y pasando una mano por su cabello.

—Qué... ¿De qué hablas? —pregunto con aprensión.

—Nada. Solo... —deja de hablar y saca un sobre cerrado, grande y blanco de la guantera del auto. Me lo entrega y ordena—: Necesito que guardes estos documentos, son malditamente importantes y no puedes perderlos. ¿Me estás escuchando?

—No —le espeto enojada. —Vete a la mierda. No haré nada por ti. Tú no has hecho nada por mí.

—¿No? Como el infierno que sí lo harás. ¿Crees que no me he olvidado de lo que me hiciste pasar en el taller?

—Sabes muy bien por qué lo hice.

—Y sabes muy bien que me importa una mierda —Él saca un cigarrillo raro, lo enciende y comienza a fumar.

Odio el olor a cigarrillos y él lo sabe. Me mira soltando el humo en mi cara y me advierte: —Lo guardarás en esa mugrienta mochila que tienes y cuando los necesite, te buscaré. Dime, ¿todavía te estás quedando en ese albergue de mierda? —pregunta tranquilamente como si fuera un día normal y una conversación normal.

Me quedo callada tratando de asimilar a este extraño, y también estoy asombrada de que sepa en donde he estado y demasiado dolida porque no me ha ayudado.

—¿Estás jodidamente sorda? ¿Todavía te quedas allí? —alarga el brazo, y me encojo porque creo que va a pegarme, pero lo estira para cerrar la guantera, y me quedo helada porque antes de cerrarla me fijé en que hay un arma adentro.

Max me mira expectante, y temblando le digo: —S...Sí

—Bien. ¿Ves? No fue tan difícil —dice suspirando de alivio y sonriendo sarcásticamente.

Tomo el sobre, y con manos temblorosas lo guardo en mi mochila.

—Y por nada del mundo vayas a abrirlo. ¿Entendiste? —me advierte, su tono áspero.

Asiento y le pregunto: —Max, ¿cómo sabes en dónde estoy y lo que ha pasado?

—Simplemente, lo sé. Estoy cuidando de ti, Samantha.

—No cuidas una mierda de mí, Max —le espeto resentida—. Te acordaste de que hoy es...

—Te dejaré allí. Tengo una fiesta a la cual volver —interrumpe ignorándome.

Luego enciende el auto y nos dirigimos hacia el albergue.

Y en todo el camino, ni siquiera me dijo: "Feliz cumpleaños, hermanita".

Continue Reading

You'll Also Like

1M 28.4K 32
Cuando las personas que más amas, te rompen, es difícil volver a unir esos pedazos. Victoria Brown, creía que cuando amas, la brecha para perderte a...
329K 25K 83
Pasión: Sentimiento vehemente, capaz de dominar la voluntad y perturbar la razón, como el amor, el odio, los celos o la ira intensos. Sentimiento de...
21K 945 24
En una de las veces en q hiva a ver Kikio, Aome lo sigue y ve q Inuyasha le dice a Kikio q el solo la ama a ella y q Aome es solo una amiga q le recu...
98.1K 8.9K 66
Júlia Fort García es la hermana mayor del joven lateral del Fc Barcelona Héctor Fort,el club invita al equipo a un partido de la sección femenina,est...