Amerís eliminó al delincuente con el que peleaba de un tajo certeramente atinado. El ataque los había cogido desprevenidos y apenas le había dado tiempo de desvainar su espada antes de ser atacado y dejar tirado al hombre en un charco de sangre.
-Los siento-. Murmuró Amerís antes de inclinarse sobre el suelo y sacar la espada del cuerpo. Se enderezó y buscó entre la batalla a su amigo Gabrielle con desesperación, minutos antes de ser emboscados discutían la probabilidad de vida que tenían siendo guardias de la corte y las pocas de llegar a viejos.
-Ahí,en el calor de la batalla veras cosas que desearas no ver,pero tus ojos te exigirán hacerlo,sentirás el nudo que oprime tu pecho y el zumbido de mil abejas gobernando tu cerebro.
Gabrielle le miró aterrado y Amerís había soltado una carcajada vaga al notar la palidez de su amigo.
-No juegues con eso, Amerís. La muerte es una dama que merece respeto y no tontear con ella.
Sin embargo no jugaba.
-Pronto sabremos el sabor de los labios de tan temida dama-. Murmuró muy quedadamente,pero Gabrielle había palidecido ante el comentario.
La llegada de Gabrielle había significado un sorbo de agua fresca en medio de desolación y sangre. Verlo reír le producía una felicidad sorda en el pecho y lo envolvía en una paz que tenía años sin sentir. Sabía que tenía sentimientos por su compañero,que el roce de su tacto le estremecía la piel y le hacia hervir la sangre en deseo,pero él era un hombre prudente que no se dejaba arrastrar por sus deseos mas que por su voluntad de servir en batalla. El muchacho solamente le miraba como un buen amigo,entonces cobardemente había callado ese sentimiento y se dedicó a entrenar al soldado en la dura labor de esparcir muerte a los traidores.
Amerís se levantó con el cuerpo cansado y unas ojeras color violeta que se mostraban bajo sus ojos como evidencia de su culpa. No debió haber escogido a Gabrielle esa noche,no debió llevarlo consigo y tener semejante descuido. La culpa le abrazaba el corazón de una forma constante sin dejar cabida a la duda. Era su culpa y punto.
La puerta de su celda se abrió y Parminius le lanzó una mirada piadosa.
-Señor.
Amerís sentía un gran respeto por el hombre que lo sacó de las calles y le dio cobijo,le hizo el hombre que era y seguía preocupándose por él como si fuera un hijo.
Él caminó algunos pasos hasta quedar cerca suyo y con una mano apretó su hombro.
-Me alegro de verte mejor muchacho, me tenías preocupado. El soldado fue consciente de la suerte que tuvo al salir con tan sólo heridas y no muerto como todos los otros.
Pero no era ese sentimiento de culpa el que realmente le preocupó, sino el vacío que sentía en el pecho,la perdida de Gabrielle y la fuerte creencia de que había perdido para siempre a su mejor amigo,su compañero y el hombre que le había despertado mas que lujuria en el cuerpo.
-El padre de Gabrielle estuvo aquí -. Reconoció y miró a cualquier punto en donde los ojos escrutadores de Parminius no le atravesaran la piel. Le dio la sensación de que el comandante sabia su secreto.
Parminius bajó el rostro meditando aquellas palabras,de nuevo uno de los suyos perecía en manos del Fantôme, y no uno cualquiera,Gabrielle solía ser el muchacho de las buenas intenciones,algo distraído,pero no era alguien que mereciera morir desangrado en un sucio callejón aquella noche.
-Lo siento.
-Ha pasado,pronto me recuperaré y podre vengar su muerte.
Las palabras lo le asustaron,las había escuchado demasiadas veces los últimos años,pero el muchacho merecía su afecto y saberlo perdido también por la espalda del Fantôme era una idea que no le satisfacía en lo absoluto.
-Debes descansar tus heridas y recuperarte,habrá tiempo de sobra para sembrar mas muerte.
(...)
Solan se encontraba sentado al fondo de la taberna con las botas sobre la mesa y reclinado ligeramente hacia atrás,de allí podía ver a sus hombres beber en exceso entre risas y música. Horas se encontraba a su costado derecho con el gesto mal humorado y el ceño fruncido.
-Quita esa cara,tu mascota no te necesita,Foran es buena compañía.
Sonrió ladino y el gigante le lanzó una mirada amenazadora,que de ser cualquier otro hubiera surtido efecto,pero Solan sabia que en su caso de nada valía.
-No le he entrenado, seguramente está muerto de miedo por algún rincón de su celda.
-No seas ridículo.
No volvió a hablar,no le gustaba discutir con Solan.
De pronto una de las sillas rechino a su lado y ambos hombres volvieron el rostro y vieron como Julianna se sentó al lado de ellos sin quitar los ojos a los hombres del Fantôme. Les miraba con cariño,admirando la camaradería que existía entre ellos.
-Solan.
-Julianna.
Él no la veía a ella,miraba hacia Horas que se cruzó de brazo y prefirió no intervenir. Ella tampoco lo miraba a él,sus ojos se posaron en un joven de cabello oscuro que estaba al final de las escaleras con una de las muchachas.
Horas gruñó al verlo.
-Ese pillo.
Murmuró al ver al hijo de Adasius entretenido con el oído de una de las prostitutas de la taberna.
-Ha pasado tiempo.
-Bastante.
Reconoció él.
Ella extendió su mano frente a Solan y éste torció el gesto al notar las intenciones de la mujer.
-Sabes que no creo en superchería.
-Dame el gusto,es solo un juego entre dos viejos amigos que les da gusto el verse de nuevo.
Él no creía tal cosa, sin embargo lo hizo a regañadientes.
La contempló marcando las lineas de su mano con la yema del dedo,lo que llamó su atención fue sus labios curvandose en una sonrisa amplia,como alguien que ha encontrado la diana.
-No me digas,ves algo.
Julianna no pasó por alto la nota sarcástica en la voz de Solan,pero no cayó en provocaciones.
-No,no veo algo-Él sonrió-Veo a alguien.
Se le nubló el gesto al escucharla.
¿Alguien?...
-Él es hermoso,no tengo duda del porque te ha fascinado.
Solan sintió que una navaja atravesaba su pecho,pero solamente eran las palabras de una mujer,no era nada de lo que debiera preocuparse, no eran ciertas,y sin embargo....ella sabía.
-No sé de que hablas.
Giró el rostro para ver a Horas y lanzarle la peor de las miradas por ponerlo en esa encerrona con aquella mujer,pero el gigante estaba entretenido tratando de llamar a lo lejos a Foran,o eso fue lo que creyó.
La silla del Fantôme rechino también en el momento en el que se levantó de su lugar.
-¿Qué sucede?.
Preguntó el gigante al notar que Solan se marchaba sin decir palabras.
Julianna seguía con los ojos puestos en él.
-Veré que tu mascota no se haya escapado.
(...)
El cuerpo le dolía,ahora que estaba solo de nuevo volvía a sentir que su mundo se agotaba. El joven que lo había acompañado se había ido hacia ya un rato al recibir la nota de un chiquillo con las ropas mas gastadas que haya visto.
Extrañaba tanto ver a su padre,a Amerís,que apenas si soportaba el encierro.
No escuchaba mucho ruido fuera de su celda,y tampoco había suficientes antorchas esa noche. Gabrielle se preguntó qué era lo que hacia que esa noche lo dejaran solo. Si fuese alguien como Amerís seguramente ya hubiera ideado un plan que lo ayudara a escapar de ese lugar,pero no lo era. Era un mediocre,alguien tan inútil que había sido capturado al calor de la batalla,y no de la mejor forma. Había sido capturado huyendo como el cobarde que era.
Le dolió el corazón,deseó que su padre jamas supiera la clase de hijo que había tenido,porque Gabrielle se había hecho ya a la idea de jamas volver a verlo.
-No gritas,me sorprendes soldado.
Gabrielle levantó la cabeza al escuchar la voz profunda de alguien que lo llamaba por fuera de su celda. Era él, era la visión en su cabeza que le había ayudado a sobrevivir la primera noche que había sido capturado. Ahora lo tenía enfrente y la imagen divina que tenía se caía a pedazos.
-Tú.
Exclamó tan bajo que apenas si podía escucharse él mismo.
El Fantôme se acercó y abrió la celda,echó su casaca de lado y apretó los labios con disgusto al notar la peste del lugar.
-¿Ya no te parezco un ángel del señor?.
Solan sonreía,y sus ojos brillaban,pero Gabrielle podía sentir que su piel se erizaba al tenerlo tan cerca,podía sentir el miedo que se mezclaba con su aliento y las ganas de seguir huyendo.
-Yo...
Solan no lo dejó hablar,estiró su cabello sacando un alarido de dolor del muchacho,de pronto sus ojos se llenaron de lágrimas pero el Fantôme no pensaba liberarlo del agarre.
-No eres nada,no eres nadie,tu no existe,y no siento nada hacia a ti que no sea desprecio.
Sus ojos eran dos flamas que se quemaban en odio,eso es lo que Gabrielle podía ver,pero el Fantôme no lo dejó siquiera moverse un poco.
Los labios se le entre abrieron y el aliento escapó en un jadeo,con el corazón agitado y un bufido de furia.
Julianna mentía,ella no sabia nada,era una charlatana simplemente, alguien que estaba tratando de nublar sus sentidos y esa escoria que tenía enfrente era solo un espejismo,tampoco existía,no había nada que lo hiciera echar la vista atrás,y nadie que le impidiera seguir acabando con sus enemigos.
Abrió la boca con furia y cerró los ojos al sentir sus dientes chocando con los del soldado,le mordió los labios,le robó el aliento, hurgo en lo mas profundo de su boca,mientas las manos del muchacho se aferraron a la ropa del delincuente tratando de huir de su ataque. De pronto volvió a separarse abruptamente mirándole a los ojos.
-Nadie....
Repitió para sí mismo.
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BIEN,NO ES TAN LARGO PERO AQUÍ ESTÁ,LO TENÍA YA,PERO NO SABÍA SI SUBIRLO O NO,O SI ALGUIEN QUISIERA SEGUIR LEYENDO DE ESTO. UN SALUDO PARA QUIEN LO HAGA.