Aaron POV
Las chicas estaban más enérgicas de lo normal, quizás porque hace tres semanas no hablábamos; aún no termino de creer que pasé tanto tiempo inconsciente, además aún me parece irreal que esta noche estuve a punto de besuquearme con Elliot. ¿No fue mi imaginación, verdad? Sí, seguro fue mi imaginación.
Los cuatro platicamos por horas hasta que llegó la media noche. Disimuladamente envié señas a los chicos de que me encontraba exhausto y estos parecieron recibirlas. Ya son las dos de la madrugada, las chicas se encuentran en su habitación durmiendo y Elliot, duerme en la cama contigua a la mía.
Ahora que soy consciente, ¿qué estoy haciendo despierto a esta hora? además de admirar el torso semidesnudo de Elliot... No tuve que preguntarme por mucho tiempo por qué estaba despierto, ya que el pitido y la jaqueca me dieron la respuesta.
*Muerte, muerte, deliciosa muerte*
¿Pueden ser más sádicas las voces en mi cabeza? Mejor no espero una respuesta de esto, llevo con ellas toda mi vida, sé cómo son. Pero lo que me sorprende es que esto tristemente no es un presagio, nadie va a morir, simplemente alguien ya murió, alguien que conozco, lo siento y eso me asusta.
Sólo ejercí esta habilidad una vez cuando tenía tan sólo once años. Mi especie lo llama "heraldo de muerte": es la atracción natural que sentimos por la muerte, permitiéndonos así encontrar cadáveres de personas; no es una escena muy linda, pero no podemos evitarlo, actuamos como títeres, perdemos el control sobre nuestro cuerpo y simplemente caminamos hasta encontrar el cuerpo.
¡Y aquí voy!, me levanto de la cama arrastrando mis pasos, observo a Elliot un momento, rogando para que se despierte y me ayude, me detenga; pero él sigue en su cama durmiendo plácidamente. Salgo hacia el pasillo de la habitación y las chicas tampoco lo nota, finalmente me resigno, igualmente no puedo hacer nada para detenerme, las voces en mi mente tienen el control de mi cuerpo.
Camino por las calles de mi pueblo, el cual se encuentra bajo tierra, por lo cual la oscuridad predomina, a excepción de unas antorchas que iluminan las calles.
Caminé quizás unos 20 minutos hasta llegar a una amplia plaza decorada con banderas que en su centro tenían una Media Luna, el símbolo que representa a mi pueblo. Frente a esta plaza se encontraba frente a un imponente edificio que supongo es el hogar del representante en el concejo de la oscuridad: Mason, un hombre lobo. ¡Genial! Lo que me faltaba, mi habilidad para encontrar cadáveres me terminará convirtiendo en un cadáver; seguro él me asesina en cuanto me vea. Los hombres lobos son los más despiadados y temidos de mi pueblo.
Cuando me acerqué un poco más, no podía creer lo que se encontraba frente a mis ojos, debían ser un centenar de banshees aproximadamente, y eso es un gran número de los míos; somos una especie poco común. Todas las banshees que estaban en la plaza estaban gritando, hacían un coro alrededor de un cuerpo que estaba sujeto a un pilar por unos clavos que atravesaban sus manos, pies y hadas, su cuerpo estaba horriblemente ensangrentado; la imagen era desgarradora y más sabiendo que esa persona se encontraba muerta por mi culpa, por nuestra culpa, por ayudarnos.
-Leonor...- susurré con lágrimas en mi rostro antes de iniciar a gritar junto a las banshees
El hada que nos ayudó y explicó qué somos ahora, La representante en el concejo de la luz se encontraba sin vida colgada como un animal frente a mí, y yo no podía hacer nada para ayudarla, simplemente estaba aquí, gritando.
Todas las banshees estábamos gritando tan fuerte que es casi imposible que todas las personas en mi pueblo puedan seguir durmiendo. No le encontraba sentido a eso, hasta que divisé a Mason, estaba en el balcón de su edificio dando órdenes en el aire, ¿se ha vuelto loco? ¿A quién le da órdenes?
Pronto poco a poco se escuchaban menos voces de banshees, ¿Acaso se estaban liberando del trance que nos produce el heraldo de muerte? No, imposible, entonces ya todos estaríamos libres.
Giré un poco mi rostro para observar algo más aterrador que el cadáver frente a mí: ¡Habían musas! ¡Musas del pueblo de la luz! Eso explica porque nadie ha despertado por nuestros gritos, ellas pueden controlar el sonido, están evitando que alguien nos escuche; pero eso no era lo peor, estaban quitando la voz a las banshees, una por una, dejándolas indefensas, sin nuestro grito no somos nada. Tras dejarlas así las decapitaban. ¡Las están asesinando! ¡Nos van a asesinar! Joder, acabo de volver de tres semanas recuperándome para encontrarme con esto.
Tengo miedo, esta vez estoy aterrado. ¿Y si Mason oculta nuestros cadáveres? No es que tenga muchas personas que me importen, mi madre me ve como un traidor. Pero aun así tengo a Becca, Sarah y Elliot. ¿A caso Mason mentirá para librarse del asesinato de toda una especie? ¡Mis amigos merecen saber la verdad! Tengo miedo...
-¿Aaron, dónde estás? – escuché la voz de Elliot en mi mente, Seguramente estoy delirando por estar próximo a la muerte.
-¡Aaron! ¡Contéstame, puedo sentir tu miedo!
-¿Elliot? ¿Eres tú realmente?
-¡sí! ¿Qué pasa? Me desperté escuchando tus gritos, pero cuando giré parra observarte no estabas en cama ¿Dónde estás?
-Elliot, ¡Me asesinarán!
-¿Qué?- me produjo una jaqueca muy fuerte- ¿Quiénes? ¡¿Dónde estás?!
-¡Mason, el representante de la oscuridad, él y las Musas. Estoy en la plaza frente al palacio!
-¡vamos por ti! ¡Intenta calmarte!
-Elliot- dije antes de romper en sollozos- Te necesito...
Después de decir eso, la extraña conexión telepática se rompió por lo cual me sentí más solitario. Las musas asesinaban a cada banshee, todas tenían una expresión de miedo en su rostro; algunas dejaban caer una lágrimas por su rostro, pero eran muy pocas, ¡mi especie es orgullosa hasta morir!
Faltaban sólo unas 6 Banshees antes de llegar a mí. Temí que Elliot y las chicas no llegaran a tiempo, hasta que escuché el batir de alas, al fijar mi vista en el cielo sólo veía dos borrones venir hacia mí rápidamente. Después de eso, sentí unas manos que se posaron en mis caderas y me levantaron bruscamente del suelo, elevándome y alejándome de allí.
-¡Atrápenlos!- escuché gritar a Mason mientras las pocas banshees aprovechaban la distracción para intentar huir, aunque unas de ellas eran asesinadas. Me sentía triste y furioso: ahora mi especie se reducía a quizás unas 3 individuos, sin contarme...
-¿Estás bien? ¿Por qué abandonaste el hotel?- me gritaba Elliot mientras me cargaba y volábamos juntos.
-no sé si estoy bien, ¡No tenía otra opción, debía venir! Después te lo explicare, son cosas de Banshee
-¡te gusta matarme de sustos!- bufó mientras miraba hacia atrás a las Musas que nos seguían; ellas volaban aunque no tenían alas, era extraño nunca había visto una musa volando.
-Yo me encargo de ellas- dijo Becca quien llevaba a Sarah en sus brazos
Después de eso simplemente se giró y empezó a escupir fuego, dándole fácilmente a media docena de musas. Me alegré que su tiro haya acertado. Se lo merecían, casi extinguen una especie.
-¡Hey! No te robes la diversión- Dijo Elliot sonriendo como si no estuviéramos siendo perseguidos por asesinas.
Elliot me acercó más a su cuerpo sosteniéndome sólo con una mano, y con su mano libre inició a lanzar sus esferas de luz que al contacto con las musas las electrocutaba en el aire hasta tostarlas dejando cadáveres negros que caían al suelo.
Logramos huir gracias a Becca y Elliot los cuales nos sacaron del pueblo de la luz tan rápido como pudieron. Ahora estamos de nuevo en un bosque, y en lo único que puede pensar Becca es que dejamos nuestras cosas en el hotel.
Ya les he contado y explicado a los chicos todo lo que sucedió al despertarme; a lo cual ellos solo respondieron con un silencio incómodo, todos estábamos tensos. Me alejé de ellos y decidí sentarme en un tronco caído mirando a las estrellas.
-¿Aaron?- Elliot apareció tras los arbustos
-Yo lo siento, les causé muchos problemas, disculpa...- Él me interrumpió cuando me abrazó fuertemente.
-No me vuelvas a asustar así, gritón- dijo tan cerca de mí que me produjo escalofríos – me preocupé mucho por ti. – después de eso él acercó sus labios a los míos y me besó
Fue un beso suave, como si estuviera dudoso, pero después de mirarme unos segundos se acercó de nuevo. Esta vez me besaba con una enorme pasión, podía sentir sus dulces labios como jugueteaban con los míos, como su lengua exploraba toda mi boca. Era mi primer beso, seguro actuaba como un inexperto. Pero no me importaba ¡Era Elliot quién me besaba! Sólo eso me importaba, sólo este momento. Por ahora puedo olvidar el hecho de que somos los "elementales", que debemos salvar el planeta y que cada día de nuestras vidas estamos en peligro de muerte; ahora sólo quiero perderme en sus labios y en sus brazos.