Cuatro meses antes (Septiembre)
Harry
—¿Qué quieren?— entrecerré los ojos en ellos.
—Disculpe ¿lo conocemos?— Louis me miraba con el ceño fruncido como si yo fuera el ser humano más extraño que alguna vez haya visto.
—No estoy para tus juegos ¿qué quieren?— repetí una vez más antes de mirar sobre mi hombro para ver si era solicitado.
—Voy a quejarme con el supervisor, está siendo un maleducado— Ian negaba con la cabeza mientras miraba curioso alrededor.
Estaban sentados tras la barra que atendía, había conseguido trabajo como barman, fue lo único que conseguí con rapidez y que se ajustara a mis horarios de estudio, estudiaba en el día, trabajaba en la noche, era sorprendentemente conveniente para mí, necesitaba el dinero, además de que el ambiente no estaba mal, no era el único estudiante allí, así que me ajuste rápidamente, sin contar que ya estaba acostumbrado al bullicio de gente bebiendo y bailando, las fiestas de Louis y años mezclando bebidas me habían dado experiencia.
—¿Algún problema?— Henry, quien es algo así como el dueño de la barra, se detiene a mi lado y los mira fijamente antes de clavar sus ojos en mí, le divierte intimidar a los nuevos, pero para su desgracia ya he sido advertido.
—El joven aquí— Louis me señalo —No sabe cómo tratar a los clientes, no me ha tratado con respeto— alcé una ceja y apreté mis puños, si perdía el empleo o era sancionado tendría que irse del apartamento si no quería morir.
Henry no se voltea a mirarme, solo ladea su cabeza antes de acercar todo su cuerpo a ellos y dejar la cara muy cerca a la de ellos, los tomó del cuello de sus camisas y los acercó más entre ellos.
—Escuchen, niños— dijo amenazante, me acerqué para oír mejor —Dejan a mis trabajadores en paz o yo los pondré en paz ¿entendido?— ambos asintieron automáticamente, su sincronía me asustó un poco, pero no tanto como lo estaban ellos —Perfecto— los soltó y les acomodó la camisa antes de dar media vuelta y alejarse hacia el otro lado de la barra donde un tipo estaba molestando a una compañera.
Vi lo confundidos que ambos estaban, creo que esa era la única reacción que no esperaban obtener, seguro pensaban que al que iban a intimidar era a mí.
—Eso fue genial— una sonrisa se le empezó a dibujar a Louis, levanté una ceja ¿qué tenía eso de "genial"?
—Lo sé— concordó mi hermano —Casi me hago en los pantalones, aunque debe lavarse los dientes más a menudo— sacudí mi cabeza, no podían ser más idiotas —Hay que repetirlo alguna vez— y esa fue mi confirmación de que si lo eran, reí, enserio que podían hacer que tuviera una nueva perspectiva de todo.
—Sí— parecía pensativo, luego me miró y me guiño un ojo —Gracias, Hazza por conseguirte este trabajo, has hecho uno de mis sueños realidad— no tenía ni idea de a qué se refería, ni tuve tiempo de analizarlo, mi atención fue requerida por una pareja de chicas que estaban recostadas en la barra.
—¿Puedo ayudarlas?— les sonreí por cortesía, esto de sonreírle a todo el mundo no me gustaba, pero debía hacerlo si quería obtener buenas propinas.
—Por supuesto— la pelinegra se mordió el labio, supongo que ese era un gesto sexy para ella, no para mí.
—¿Qué les sirvo?— tome un trapo blanco y limpie las manos con él.
—A ti— quise reírme, no podía ser más descarada.
—Ignórala— me pidió su amiga —Quiero una botella de tequila, por favor— asentí antes de buscar lo que me pedía —También tres botellas de agua— gritó tras de mí, camine rápidamente a la nevera y cogí lo que me pidió, me acerqué a ellas con las botellas e hice un recibo para que cancelaran en la caja.
Ambas fueron a pagar antes de volver con el comprobante de pagó, agradecieron antes de irse con su pedido, volví a cercarme al par de idiotas que conocía, ambos miraban el lugar por donde las dos mujeres se habían ido.
—Harry, consígueme trabajo aquí— exigió Louis, Ian y yo lo miramos sin entender —Yo también quiero ser acosado— reí y puse dos botellas de cerveza frente a ellos, les tendí el recibo y ambos lucían desconcertados —Nosotros no pedimos esto— se quejó mi amigo mientras se llevaba la botella a la boca.
—Lo sé, pero tienen que consumir o si no se van— no los quería estorbando.
—Deberías ser buen hermano y pegar nuestras bebidas— tome aire antes de hablar.
—El exceso de alcohol es perjudicial para la salud, prohíbase el expendido de bebidas embriagantes a menores de edad— lo dije tan rápido como al final de las propagandas de bebidas con contenido de alcohol, ambos me miraron raro.
—¿Qué?— dijo Ian, al parecer nunca ponía atención a las advertencias.
—Exacto— me retire y deje que su cerebro intentara usar las escasas neuronas que tenían.
Salía por la puerta de personal que daba hacia un callejón, eran pasadas las doce de la noche y el lugar acababa de cerrar, esa era la política en semana, cerrar antes de las doce, lo que me permitía dormir algo hasta mi primera clase a las diez de la mañana, era gracioso como antes había escogido ese horario pensando que iba a estar despierto hasta tarde, pero no precisamente trabajando, sino al lado de la persona por la que me encontraba repartiendo bebidas en el bar.
Soplé y el aire que expulso mi cuerpo salió blanco, estaba haciendo frio, el verano acababa e iniciaba otoño, no es como si hiciera mucha diferencia, Londres era un lugar frio todo el año, solo que en verano las temperaturas no eran tan bajas. Metí mis manos en el abrigo y trate de arroparme más con la tela que tenía, un pelo se posó en mi cara y del frio que hacía no tenía ni ganas de retirarlo de allí.
Vi a mi hermano y a Louis recostados en mi auto, el primero se frotaba las manos y trataba de calentarlas con su boca, mientras que el segundo fumaba un cigarrillo como si el clima no le afectara.
—¿Por qué tanto maldito frio?— escuché a mi hermano preguntar a nadie en especifico.
—Tal vez solo es un día triste— Louis dejo el humo salir de sus labios y dejo su mirada clavada en el cielo, como si así consiguiera todas las respuestas que necesitaba.
—¿Seguro que es un cigarrillo normal?— Ian lo miraba extraño, lo comprendía, era raro cuando Louis entraba en su fase de profundidad y hablaba como un sabio cuando normalmente era más inmaduro que un niño de tres años que quiere que le compren un juguete.
—Lo es, pero ¿Quién define la normalidad?— negué y me pare a un metro de ellos para no interrumpirlos, al parecer estaban teniendo un momento de considerar al cosmos.
—Buena pregunta— volvió a agitar sus manos entre sí antes de finalmente posar su vista en mí —Hasta que por fin sales, mierda, se sintió como una eternidad esperarte a la intemperie, eres un maldito desconsiderado— me reí y utilice el control en mi llavero para quitar la alarme de la camioneta.
—Te quejas demasiado, y eres muy joven, no quiero imaginarme cómo serás cuando estés viejo y con arrugas por todo tu cuerpo y tu pene ya no se pare— dijo Louis mientras tiraba la colilla al suelo y la pisaba con la punta de su zapato —Solo entra, Sullivan— tomó a Ian de la oreja y lo obligo a entrar en los asientos de atrás con él.
—Mi pene siempre se va a parar, para eso existe el viagra— eso fue lo que escuché cuando abrí la puerta del conductor.
—Pensé que era "la viagra"— protestó Louis mientras yo cerraba la puerta y me acomodaba el cinturón de seguridad.
—Pues estás mal— seguían discutiendo mientras yo salía del estacionamiento.
—¿Qué dices Harry?— miré por el retrovisor a los intrusos —¿Cómo suena mejor "la viagra" o "el viagra"?— ambos se cruzaron de brazos y esperaban expectantes a que contestara, ni siquiera me interesaba, pero sabía que no se detendrían hasta que contestara.
—Aunque no me interesa— comencé —El viagra suena mejor, a veces tienes ideas muy raras, Louis— Ian aplaudió y gritó de satisfacción.
—Te lo dije— golpeó a Louis mientras yo me detenía en un semáforo.
—Solo porque eres su hermanito y le da pena herirte— necesitaba paciencia para no acabarlos, aunque era bueno que me distrajeran así no me dormía al volante.
—Aprende a perder, perdedor— Ian hizo una voz graciosa antes de que yo lo interrumpiera encendiendo la radio y poniendo cualquier canción para detener la discusión que se llevaba a cabo en la parte trasera de mi vehículo.
Conduje en relativo silencio unas cuadras más antes de que ambos empezaran a removerse en el asiento trasero, sabía que querían comentarme algo.
—Suéltenlo— me pasé una mano por el pelo, debía cortármelo, esa semana sacaría tiempo para hacerlo.
—¿Crees que todo esto vale la pena?— fruncí el ceño sin entender —El trabajar hasta tarde, el intentar sacar notas perfectas, la mierda de dejar de ser un universitarios normal que pasa de fiesta en fiesta cada fin de semana, menos cuando hay exámenes— aclaró —O dejar a tu familia y amigos atrás por ir detrás de una sola chica— suspiré, Louis estaba preocupado por mí.
—Ella vale la pena— después de eso se quedo callado, lo entendía, no quería perder a su amigo, pero yo no quería perderla a ella.
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Que los buenos momentos duren para siempre y disfruten la lectura.
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