SAVE ME | PAST LIES I

By AnaSolisYt

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La guerra por el alma de Ashley ha comenzado. Los demonios la encontraron, y la quieren bajo su cargo. Los án... More

Sinopsis
|BOOKTRAILER|
Personajes
Capítulo 1: "Reencarnación"
Capítulo 2: "Primer día"
Capítulo 3: "Plumas de pájaro"
Capítulo 5: "Hombre misterioso"
Capítulo 6: "Ángeles y demonios"
Capítulo 7: "Confía en mí"
Capítulo 8: "Carissa"
Capítulo 9: "Coopera"
Capítulo 10: "Arrancar plumas una por una"
Capítulo 11: "Poder ilimitado"
Capítulo 12: "Buena suerte, Ashley"
Capítulo 13: "Lo que quieren oír"
Capítulo 14: "Eres igual de terca que..."
Capítulo 15: "No sospechaba nada"
Capítulo 16: "La noche del demonio"
Capítulo 17: "Demonios en la cabeza"
Capítulo 18: "Jerarquías"
Capítulo 19: Ashley
Capítulo 20: "Ataque sorpresa"
Capítulo 21: "Pelea por tu vida"
Capítulo 22: "Dylan"
Capítulo 23: "Liam"
Capítulo 24: "Ándem"
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Capítulo 48
Capítulo 49
Capítulo 50
Capítulo 51
Capítulo 52
Epílogo.
Extra: "La caída de James"
SEGUNDO LIBRO

Capítulo 4: "Puede ser peligroso"

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By AnaSolisYt

La biblioteca era uno de los lugares que Ashley más amaba, podía pasar horas y horas revisando entre las estanterías en busca de algún libro que llamara su atención, ya sea por la portada, sinopsis o simplemente por el nombre peculiar de algún libro. En cuanto entró al lugar, sintió como si de repente todas sus cargas se disiparan poco a poco, dejándola con un peso menos bajo los hombros.

Saludó a la bibliotecaria como usualmente lo hacía, la cual respondió con amabilidad. Ashley acostumbraba a pasar bastante tiempo ahí, sumergida entre libros, no era algo que mucha gente supiera, pero le encantaba leer. Tal vez no como algunas personas, las cuales podían leer cien libros al año, pero sí unos veinte o treinta, fue un hábito que desarrolló después de la muerte de su padre. En ese tiempo lo único que quería era escapar de la realidad unas horas, y los libros le ofrecieron esa puerta de escape que tanto deseaba.

Caminó hacia la zona donde se encontraban algunos clásicos e inspeccionó la estantería. Ya había leído muchos de los que estaban ahí, por lo que siguió rebuscando. Su plan era estar ahí hasta que llegase la hora de ir con Max, él le había enviado la dirección a su celular. Por supuesto, lo que le dijo sobre tener que ayudar a su madre era mentira, tan sólo fue un invento para no tener que irse sin auto con el cual volver a la suya.
Ir a casa de un chico con el cual sólo llevas una semana estudiando, sin auto, no era una buena idea desde su punto de vista. Lo único que haría era leer una hora e irse a bañar para después conducir a casa de Max.

Le había hablado a su madre para comentarle sobre su salida, para lo cual su madre le había dado hora de llegada: 21:30, ni más, ni menos.

Ashley soltó un suspiro al percatarse de que ningún libro llamaba su atención, levantó la vista, notando que su clásico favorito estaba ahí. Se paró de puntillas intentando alcanzarlo, pero fue inútil, la chica era muy baja para alcanzar el libro. Soltó una maldición después de intentarlo por varios segundos, frustrada, se dio la vuelta en busca de ayuda, esa parecía ser la mejor solución. Al hacerlo, el impacto de su cuerpo con otro la tomó por sorpresa, haciéndola perder el equilibrio por unos segundos. Casi cayó al suelo, pero unas manos frías tomaron sus brazos, evitando que cayese.

―Lo lamento tanto, en serio que lo… ―Ashley miró al ser que se encontraba frente a ella y su respiración se cortó casi al instante.

Era un chico más alto que ella, su cabello negro se encontraba algo largo, sus ojos azules eran muy claros, aunque con menos brillo que los de Max. Era opuesto, demasiado, no aparentaba más de veinte años, musculoso, con un rostro puro y angelical. Sonrió notando el efecto que causó en la chica, lo que ocasionó que ella riera con nerviosismo.

―No te preocupes, en realidad, venía a ayudar ―respondió él, sonriendo. En cuanto lo hizo, un par de hoyuelos se hicieron presentes en sus mejillas, logrando que, de manera sorpresiva, luciese aún más adorable.

―¿Ayudarme?

―Sí, claro. Noté que una hermosa rubia no podía alcanzar un libro y quise ayudar.

Al escuchar eso, Ashley sintió el calor subir por sus mejillas, notando que con el comentario logró sonrojarla. Sonrió sin saber qué debía decir con exactitud, no era la primera vez que un chico hacía esa clase de comentarios, pero esa vez las palabras del chico se habían escuchado tan sinceras, que por alguna razón le hicieron sentirse nerviosa.

―Querías ese libro, ¿cierto? ―preguntó el misterioso chico, señaló un libro que se encontraba en lo más alto del librero, la rubia asintió.

Levantó el brazo y tomó el libro que hacía unos momentos Ashley intentaba alcanzar, lo hizo fácilmente, era unos veinte centímetros más alto que ella. En cuanto lo tuvo en sus manos, se lo dio.

―Gracias. ―Atinó a decir la chica.

―Soy Scott, es un placer y un honor conocerte.

―Soy Ashley… el gusto es mío ―dijo, sin poder entender por completo el comentario de Scott―. Debo irme, no tengo mucho tiempo para estar aquí así que…

―No, no te vayas. Me gustaría conocerte mejor.

La rubia le miró, los ojos azules del chico estaban clavados en ella, no se despegaban de su rostro ni un segundo. Ella sonrió con amabilidad, tratando de ser cortés. El chico era realmente apuesto.

―¿Quieres acompañarme a alguna mesa?, planeaba leer un rato aquí ―respondió por fin, robándole una sonrisa a Scott.

―Me encantaría.

Se alejaron de ahí, dirigiéndose a las mesas que estaban en medio.

―¡Ashley! ―exclamaron detrás de ella. Reconoció esa voz casi al instante, por un momento casi quiso ser un mago para desaparecer del lugar. Su cuerpo se tensó ante la vergüenza que estaba por pasar. Se dio la vuelta, notando a Max del otro lado de la biblioteca.

El ángel estaba ahí, observándola fijamente. Ashley se sorprendió al ver su expresión: su rostro no estaba relajado como siempre, sino que, por el contrario, reflejaba una enorme  preocupación. Comenzó a caminar hacia ambos con paso decidido, aunque a la rubia casi se le sale el corazón. ¿Qué excusa le inventaría ahora, después de que le había dicho que estaría con su madre?

―Linda, ¿qué haces aquí? ―preguntó al llegar frente a ella, no se notaba molesto, cosa que Ashley agradeció, además de que la había llamado linda, como en varias ocasiones hacía.

―Quería tomar un libro antes de irme a casa.

―Creí que querías llegar lo antes posible ―respondió Max, pero sin mirarla, ahora su vista estaba enfocada en Scott. Parecía querer lanzarse sobre él.

―Vaya, Max, pero qué sorpresa verte aquí ―dijo éste, todo rastro de amabilidad y dulzura desapareció de un segundo a otro, llamando la atención de Ashley.

―Scott, ¿qué haces aquí? ―preguntó Max, sorprendiendo a la chica.

No tenía ni idea de que se conocieran, pero por el tono de voz que ambos estaban utilizando al hablarse, se notaba que no era amigos.

―Sólo vine a dar una vuelta aquí, ya sabes, despejarme. Oh, y me he encontrado a esta bella dama, ¿no es hermosa? ―preguntó Scott de forma burlesca.

―Vete ―dijo el ángel, el chico con el que Ashley se encontraba sonrió, enseñando una perfecta dentadura.

―Sabes que volveré ―respondió por fin, seguido de esto miró a la rubia, como si nada entre Max y él hubiese ocurrido―. Espero volver a verte pronto, Ashley.

Scott se dio la vuelta, alejándose del Jedne y la chica, la mente de ésta estaba totalmente confundida. No tenía ni la más remota idea de lo que acababa de ocurrir frente a ella, lo único que sabía es que al parecer, Max y Scott no se llevaban para nada bien.

―¿Te hizo algo? ―preguntó el ángel de repente, confundiendo aún más a la chica. Ella negó en respuesta―. Perfecto.

―¿Qué está sucediendo?

―Nada, sólo que Scott puede ser… quizá algo peligroso.

―¿Debo estar preocupada? ―preguntó Ashley sin poder creer lo que Max decía. En cuanto vio a Scott, creyó que era un buen chico, pero por lo que su amigo le decía, era todo lo contrario.

―No, no. Sólo cuídate, si lo vuelves a ver no dudes en llamarme.

―Max, necesito saber de qué quieres que me cuide ―cuestionó ella de nuevo, pero ahora mucho más decidida. El ángel negó con la cabeza, dándose la vuelta.

―Te veo en unas horas ―respondió, comenzando a caminar.

(...)

Basta, amo cómo está yendo la historia hasta ahora 😂💙

Espero no ser la única en ese estado 👀 pero estoy tan orgullosa de cómo está saliendo hasta ahora, que no puedo evitar comentárselos xd

Anyway, muchas gracias por leer 😘

Ya saben que si gustan, pueden seguirme en mis redes sociales para estar en contacto 🌝🌚

Gracias por todo, nos vemos en el siguiente capítulo 💛

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