Capítulo 32

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«Infierno, tan ardiente como el fuego;

Es que no sabes cuan feliz me hace cada vez que te veo,

Mi corazón está contigo,

Esto es más que un peligro...» 

—¡Oh, vamos, cállate! —exclamó Scott interrumpiendo el intento de poesía que Dylan hacía, éste rio divertido.

—Deberías estar feliz de que ame tanto este lugar, después de todo, somos hermanos —respondió, Scott miró en dirección a la entrada de la cueva, comenzó a ver siluetas de los demonios yendo en su dirección, por lo que se levantó del suelo.

Detuvieron el fuego de la estrella mientras esperaban la llegada de Ashley, por lo que simplemente tomó asiento en el suelo, tuvo que soportar a Dylan recitar un poema que jamás había escuchado, pensó en que éste lo inventó.

—No por ser un maldito híbrido, el cual, no tengo idea de cómo sobrevivió puedes llamarme hermano.

— ¿Quién dijo que era por ser híbrido? —preguntó Dylan en forma de susurro, miró en la misma dirección que Scott y sonrió—. Es claro que Lucifer no es un santo, y ni hablar de mi estúpida madre.

Scott abrió los ojos sorprendido, ser hijo legítimo de Lucifer era un honor; Lucifer no era de los que se acostaba con cualquier cosa que se moviera, por lo que si su padre hizo eso con una diosa significaba que; o en serio estaba enamorado o quería otra cosa. Seguramente era lo segundo, pensó de manera instantánea.

Se preparaba para lanzarle un sinfín de preguntas pero los gritos de Ashley comenzaron a escucharse cada vez más cerca, miró en dirección a donde provenían y se percató que era la humana diosa siendo arrastrada por tres demonios; parecía forcejear con ellos, intentaba golpearlos pero parecía débil aunque eso era obvio: Dylan estaba absorbiendo gran parte de su energía y al terminar el ritual, también absorbería su poder.

—Vaya, hasta que llegaron —dijo éste al verlos entrar a la cueva; Ashley pareció entrar en pánico mezclado con adrenalina del momento, ya que de un segundo a otro se liberó de los demonios que la tenían capturada, miró en dirección a los hermanos y después, posó su mirada detrás de ellos, logrando ver el cuerpo de Max que yacía inconsciente.

—Está dormido —dijo Scott, respondiendo a la duda en los ojos de Ashley.

—El día de hoy estoy de buenas querida, los dejaré despedirse; usualmente no lo haría pero... quiero verlos sufrir, estaré en la entrada, no intenten salir porque será en vano —intervino Dylan tomando a Scott de los hombros—. Y ustedes, son una vergüenza, no deberían haberla soltado así.

Los demonios se levantaron del suelo y le lanzaron una mirada llena de odio a la chica, ella los ignoró por completo; sus ojos estaban pegados en Max.

Lucía indefenso y débil; estaba sucio y su camisa blanca estaba manchada en la zona del estómago con sangre, Ashley se llevó la mano al mismo sitio donde estaba la mancha preguntándose si eso era lo que la despertó unos días antes, su conexión con Max era más fuerte de lo que pensaba.

Caminó hacia él con pasos lentos, ella notó que sus alas lucían sin brillo; a su llegada estuvo rodeada de alas negras que paseaban por doquier, añoraba cuando solo veía blancas y hermosas.

— ¿Max? —susurró la chica arrodillándose junto a él, trató de despertarlo comenzando a moverlo—. Soy Ashley, vamos, tienes que levantarte —añadió sintiendo que se le formaba un nudo en la garganta.

Que Max no despertara la hacía sentir más indefensa de lo que en sí ya se encontraba, la sola idea de pensar que estaba muerto la llenaba de terror, ése era casi tan grande como el que sentía por su madre; él se había convertido en una persona muy importante para ella en el poco tiempo que llevaba conociéndolo.

SAVE ME | PAST LIES IWhere stories live. Discover now