Capítulo 4: "Puede ser peligroso"

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La biblioteca era uno de los lugares que Ashley más amaba, podía pasar horas y horas revisando entre las estanterías en busca de algún libro que llamara su atención, ya sea por la portada, sinopsis o simplemente por el nombre peculiar de algún libro. En cuanto entró al lugar, sintió como si de repente todas sus cargas se disiparan poco a poco, dejándola con un peso menos bajo los hombros.

Saludó a la bibliotecaria como usualmente lo hacía, la cual respondió con amabilidad. Ashley acostumbraba a pasar bastante tiempo ahí, sumergida entre libros, no era algo que mucha gente supiera, pero le encantaba leer. Tal vez no como algunas personas, las cuales podían leer cien libros al año, pero sí unos veinte o treinta, fue un hábito que desarrolló después de la muerte de su padre. En ese tiempo lo único que quería era escapar de la realidad unas horas, y los libros le ofrecieron esa puerta de escape que tanto deseaba.

Caminó hacia la zona donde se encontraban algunos clásicos e inspeccionó la estantería. Ya había leído muchos de los que estaban ahí, por lo que siguió rebuscando. Su plan era estar ahí hasta que llegase la hora de ir con Max, él le había enviado la dirección a su celular. Por supuesto, lo que le dijo sobre tener que ayudar a su madre era mentira, tan sólo fue un invento para no tener que irse sin auto con el cual volver a la suya.
Ir a casa de un chico con el cual sólo llevas una semana estudiando, sin auto, no era una buena idea desde su punto de vista. Lo único que haría era leer una hora e irse a bañar para después conducir a casa de Max.

Le había hablado a su madre para comentarle sobre su salida, para lo cual su madre le había dado hora de llegada: 21:30, ni más, ni menos.

Ashley soltó un suspiro al percatarse de que ningún libro llamaba su atención, levantó la vista, notando que su clásico favorito estaba ahí. Se paró de puntillas intentando alcanzarlo, pero fue inútil, la chica era muy baja para alcanzar el libro. Soltó una maldición después de intentarlo por varios segundos, frustrada, se dio la vuelta en busca de ayuda, esa parecía ser la mejor solución. Al hacerlo, el impacto de su cuerpo con otro la tomó por sorpresa, haciéndola perder el equilibrio por unos segundos. Casi cayó al suelo, pero unas manos frías tomaron sus brazos, evitando que cayese.

―Lo lamento tanto, en serio que lo… ―Ashley miró al ser que se encontraba frente a ella y su respiración se cortó casi al instante.

Era un chico más alto que ella, su cabello negro se encontraba algo largo, sus ojos azules eran muy claros, aunque con menos brillo que los de Max. Era opuesto, demasiado, no aparentaba más de veinte años, musculoso, con un rostro puro y angelical. Sonrió notando el efecto que causó en la chica, lo que ocasionó que ella riera con nerviosismo.

―No te preocupes, en realidad, venía a ayudar ―respondió él, sonriendo. En cuanto lo hizo, un par de hoyuelos se hicieron presentes en sus mejillas, logrando que, de manera sorpresiva, luciese aún más adorable.

―¿Ayudarme?

―Sí, claro. Noté que una hermosa rubia no podía alcanzar un libro y quise ayudar.

Al escuchar eso, Ashley sintió el calor subir por sus mejillas, notando que con el comentario logró sonrojarla. Sonrió sin saber qué debía decir con exactitud, no era la primera vez que un chico hacía esa clase de comentarios, pero esa vez las palabras del chico se habían escuchado tan sinceras, que por alguna razón le hicieron sentirse nerviosa.

―Querías ese libro, ¿cierto? ―preguntó el misterioso chico, señaló un libro que se encontraba en lo más alto del librero, la rubia asintió.

Levantó el brazo y tomó el libro que hacía unos momentos Ashley intentaba alcanzar, lo hizo fácilmente, era unos veinte centímetros más alto que ella. En cuanto lo tuvo en sus manos, se lo dio.

SAVE ME | PAST LIES IWhere stories live. Discover now