Capítulo 11: "Poder ilimitado"

15.5K 1.3K 63
                                    

La madre de Ashley se encontraba furiosa.

Después de una llamada de por lo menos veinte minutos ha colgado, no sin antes repetirle una y otra vez a la joven rubia la irresponsabilidad que cometió, los peligros que corre una chica de su edad al estar en la calle sola y lo preocupada que la tenía no saber sobre su paradero. Si bien, Ashley se había defendido diciendo que Carissa le explicó todo lo sucedido la noche antes, su madre no dudó en hacerle ver que su amiga podía decir lo que quería y ella no le creería si no era algo salido de su boca. Ashley estaba avergonzada de la forma en la que su progenitora había tomado todo ese asunto, pero por otra parte la entendía: solo se tenían la una a la otra, por lo que, si a alguna le llegara a pasar algo, sería un golpe muy duro. Al final, tras una serie de disculpas su madre se tranquilizó y le pidió encarecidamente a su hija que jamás volviese a hacer algo así o tendría serios problemas, Ashley accedió sin dudarlo. Era la primera vez que la regañaban así, ya que nunca fue una chica que se metiese en problemas.

¿Cuál había sido el castigo al finalizar el sermón? Ninguno, sólo advirtió que si ocurría de nuevo la rubia le diría adiós celular; en realidad, esa fue la mayor "amenaza" que le había hecho en los últimos años, siempre fue una buena hija, nunca se metía en problemas, aunque desde la llegada de Max, parecía que éstos venían con él como algo extra.

―Debo ir a casa ―informó Ashley volviendo a la sala, donde todos la esperaban.

Max asintió en respuesta y se alejó de ellos con su teléfono en mano.

―¿Creen que esa seguro dejarla ir así? ―preguntó Carissa en dirección a Dylan. Él se encogió de hombros restándole importancia.

―Tampoco es como si pudiéramos obligarla a quedarse ―comenzó dándole una rápida mirada a la chica, quien se encontraba mirando a ambos―. Pero tienes razón, habrá que hacer unos cambios en cuanto a seguridad.

―¿Seguridad? ―cuestionó la rubia de repente, ganándose una sonrisa por parte de Dylan. Era algo gracioso el hecho de que ella no entendiese con exactitud lo que sucedía a su alrededor.

―Siempre has tenido a gente como nosotros a tu alrededor.

―Siempre he tenido unos malditos acosadores a mis espaldas ―comentó la humana con su característico humor, Carissa soltó una risa sonora, dándose cuenta de que su mejor amiga comenzaba a tranquilizarse.

Que Ashley estuviese haciendo bromas respecto a lo que Dylan le contaba era un avance, eso significaba que, pese a que la rubia aún tuviese algo de nerviosa, comenzaba a sentirse un poco más cómoda alrededor de los ángeles.

―Es una forma de decirlo ―refutó el castaño con una sonrisa tirando de sus labios―. ¿Te duele mucho? ―añadió señalando el tobillo lastimado de la rubia.

Ella asintió con una mueca.

―No tanto como creerías.

―No te preocupes, Liam vendrá pronto y lo curará ―dijo Dylan, ganándose por completo la atención de Ashley.

Era la primera vez que la rubia escuchaba ese nombre, así que la curiosidad invadió su cuerpo.

―¿Quién es Liam? ―preguntó con interés.

―Es un dios, los dioses tiene familia, tal vez son veinticuatro representantes de los mundos, pero son más lo que existen, él era primo de Laín; para ti no es nada, pero en realidad, lo es a la vez... demasiado complicado si me lo preguntas ―explicó el castaño, tratando de no confundirse a él mismo con la explicación.

Ashley levantó las cejas comprendiendo, de alguna forma era y no era su primo... toda una locura, aunque no descartó la idea, pues de cualquier forma todo lo que había estado pasando en las últimas veinticuatro horas lo era.

SAVE ME | PAST LIES IWhere stories live. Discover now