Capítulo 36

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La inquietud y vergüenza emanaba del cuerpo de Ashley mientras continuaba recostada en la cama con las manos sobre el rostro, intentando ocultarlo; inquietud por haberse atrevido a semejante cosa con Max y vergüenza por acostarse con él unas cuantas horas después de que su madre muriera, era un sentimientos horrible el que la invadía de pies a cabeza.

Aunque el ángel fue amable y bueno con ella; diferente a como fue su experiencia con Ben, pero el sentimiento de que le pensara que era una ramera, la cual se entregó a él por despecho y tristeza no se alejaba de su cuerpo, tenía miedo de que la rechazara al terminar, pero no sucedió nada de lo que imaginó, antes de irse de la habitación, Max la besó y le dijo que la quería... aunque algo en ella no dejaba de pensar que tal vez sólo lo hizo por el sexo, no tenía idea de qué hacer o qué cara poner cuando lo volviera a ver al bajar.

Soltó un gruñido sin creerse aun lo que sucedió momentos antes en la habitación; aún sentía el cuerpo de Max contra el suyo, sus suaves labios besando cada parte de ella, el calor que ambos emanaron en ese instante...

El color subió a sus mejillas recordando todo, se incorporó en la cama y fue en dirección al baño.

Necesitaba tomar una ducha para procesar tantas impresiones en un solo día; también necesitaba aclararse la mente.

Tomó algo de ropa y entró al baño, aunque sin percatarse de eso, una leve sonrisa se formó en sus labios; tal vez lo que sucedió la hizo olvidarse de la desgracia que había ocurrido con su madre por unos momentos.

Pero el recuerdo de ésta la golpeó de repente como un bate contra su rostro, provocando que una mueca y dolor se instalaran en ella.

(...)

Max y Liam se encontraban en el estudio de la mansión, éste se hallaba a unos cincuenta metros de la sala en la que se encontraban los demás, por lo que podían hablar con mayor tranquilidad, sin miedo a que los escucharan.

El ángel se había quitado la camisa para que lo curaran.

—Max, no es buena idea lo que hacer... hay otras formas menos dolorosas —dijo Liam negando con la cabeza, movía sus manos cerca del abdomen del ángel, sin embargo no lo tocaba, éstas desprendían una luz blanca que al instante sanaban las heridas de Max.

—Liam, sé lo que hago —respondió después de unos segundos Max formando una mueca, cambió de tema de manera inmediata, parecía querer evitar las preguntas del dios—. El maldito de Dylan tenía todo planeado —optó por decir—, él es hijo de Lucifer, y ahora que tiene en su poder un libro sagrado, no sabemos lo que hará... incluso podría invocar personas que no le conciernen —continuó pensando unos segundos más respecto al tema, su idea era correcta, eso era justamente lo que el híbrido planeaba hacer.

Liam se detuvo susurrando unas palabras en griego; las heridas se fueron cerrando con cada cosa que decía.

—Esto provocará una guerra entre ángeles y demonios —susurró mirándolo sobre su hombro—. Necesito hablar con mi padre cuanto antes —añadió alejándose del chico.

Sus hombros se tensaron al pensar estar frente a Laab, con su semblante serio y duro; sintió miedo de sí mismo al imaginarse lo molesto que estaría con él por no haber cuidado a Ashley como se debía.

—Puedo acompañarte si quieres —dijo Max de repente, notando la tensión en Liam, éste negó con la cabeza tendiéndole una camisa.

—Estaré bien, es mi padre. 

SAVE ME | PAST LIES IWhere stories live. Discover now