Capítulo 33

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Ashley no perdió el tiempo durante el vuelo, le dio un golpe con el codo a Dylan ocasionando que éste la soltara al haberle sacado el aire. La chica cayó al suelo de pie, con una delicadeza y elegancia que incluso ella desconoció. Agradeció haberse esmerado tanto en las lecciones de combate e invocaciones, miró hacia arriba encontrandose con Dylan, quien aún estaba en el aire con la mano derecha en el estómago.

Apartó la vista de él y corrió hacia Max; recordaba lo que debía hacer para curarlo.

Aún a distancia comenzó a decir palabras en griego, llegó a él y tomó su mano, esperaba ser lo suficientemente rápida como para llegar antes de que Dylan la interceptara. Lo hizo con éxito, una luz blanca comenzó a emanar de la unión de ambos y al terminar, algo pareció golpearla. Fue su hermano quien se lanzó a ella, intentando que no terminara, aunque ella ya había logrado hacerlo.

El cuerpo de Ashley se impactó contra la pared con fuerza, haciendo que de sus labios comenzara a emanar sangre. Cayó al suelo con rudeza e intentó sentarse sin tener mucho éxito. Le dolía la espalda y el cuerpo debido al golpe que se hizo, trató de ponerse de pie otra vez, pensando en que lo único que debía hacer era acabar con Dylan; la persona que le hizo daño a pesar de que confiaba en él.

Tener pensamientos acerca de cuan malo fue el que ahora sabía se trataba de algo parecido a un hermano hizo que nuevas fuerzas llegaran a su cuerpo; era una combinación de deseo de venganza y adrenalina.

— ¡Ashley! —exclamó Max corriendo en su dirección.

El chico se recuperó en el instante en que ella lo sanó, la rubia parecía estar tan concentrada intentando ponerse de pie que no se había percatado que Dylan ya se encontraba a unos cuantos metros de ella.

En cuanto el hibrido se llegó a Ashley, se lanzó encima de ella, comenzando a golpearla en el rostro sin piedad, después de proporcionarle varios puñetazos, sus mejillas y labio comenzaron a teñirse de rojo, provocado por la sangre, ya que su labio inferior se había roto, posó los brazos en su rostro impidiendo que Dylan continuara golpeándola.

— ¡Eres un maldito estorbo Laín! ¡No eres más poderosa que yo! —exclamó el hibrido, en sus ojos se encontraba impregnada la furia en sus máxima potencia, tomó la cabeza de la chica y golpeó contra el suelo, dejándola aturdida; seguido de esto, colocó sus manos alrededor de su cuello, cortándole la respiración.

El oxígeno dejó de llegar a los pulmones de Ashley, provocando que su rostro comenzara a tornarse de un color rojo a los pocos segundos, sus ojos comenzaron a sentirse húmedos por las lágrimas que comenzaban a reunirse en ellos. Convirtió su impotencia en fuerza logrando apartar al chico de su cuerpo, provocando que rodase a unos metros de ella.

Al ver lo que ocurría, Max decidió extender sus alas y volar hacia Dylan, lo tomó del torso y lo estrelló contra la pared haciendo que cayera al suelo golpeándose todo el cuerpo, lo hizo con fuerza, ya que el híbrido comenzó a toser, escupió sangre, como pudo se levantó y corrió hacia él. En sus manos se habían transformado garras, cuando estuvo frente a Max intentó clavárselas, pero él lo esquivó, aunque si alcanzaron a hacerle heridas poco profundas en el pecho. El ángel; quien se encontraba con energía renovada ya que Ashley gastó demasiado poder aliviando su malestar; le dio un puñetazo en la cara provocando que este se aturdiera por unos segundos.

Max sabía perfectamente que no tenía tiempo que perder, durante los segundos en los que Dylan parecía no reaccionar por completo aprovechó para tomar a Ashley del suelo, ayudó a que se levantara y corrió hacia la puerta con ella.

La chica intentó forcejear con él para detenerse, aunque sabía que era muy peligroso quería volver a la habitación donde se encontraba antes y recuperar a su madre; incluso bañada del líquido rojo espeso, lo que le interesaba era ver a su progenitora.

Su blusa blanca estaba teñida de rojo; a causa de su propia sangre y la de ambos chicos con los que se encontraba segundos antes.

Miró hacia la cueva en la cual se encontraba; notando que Scott la observaba, por un instante sus miradas se encontraron, pero él apartó los ojos de ella, llevándolos al suelo, el chico miró en el interior de la cueva, pareció negar con la cabeza y se dio la vuelta, ignorando por completo el hecho de que Max y Ashley escapaban.

— ¡Vamos! —exclamó el ángel guardián de la chica tomándola de la mano; pero ella aún intentaba soltarse de su agarre.

—Max, espera necesito volver...

—No hay tiempo para eso Ashley. —Interrumpió.

Continuaron corriendo y a pesar de que ella no quería hacerlo, tuvo que seguir, él era más fuerte, no se fijaban en lo que se encontraba a su alrededor, querían alejarse de la cueva en la cual habían dejado a Dylan, hasta que chocaron contra un cuerpo que provoco que cayeran al suelo, el rubio se arrastró y se colocó delante de Ashley para protegerla, alzó la mirada y suspiró al encontrarse con Liam.

—Demonios, aquí están; debemos irnos, he dejado a Lucifer en uno de los pasillos de las almas —dijo éste, su expresión facial estaba tensa, miró detrás de él percatándose de que nadie le hubiese seguido.

Estuvo con Lucifer mientras que Max y Ashley hacían lo mismo con Dylan; a él le costó trabajo librarse del rey del infierno, pero con ayuda de los golpes de Grace y la distracción de Carissa lo habían logrado, dejándolo en los pasillos de toma de almas.

—Abre el portal, Liam —susurró Max, tomando de la cintura a su protegida.

Ella se encontraba en pésimo estado; de su boca salía sangre y su labio parecía estar partido, pero aun así, nauseabunda balbuceaba cosas incoherentes acerca de su madre, continuaba luchando por zafarse del agarre del ángel; la idea de volver a dejar a su progenitora en manos de Dylan era tan mala para ella que neutralizaba casi en su totalidad el dolor físico que tenía en ese momento, haciéndola olvidarse de éste.

—No, ustedes no entienden mi madre... —Balbuceó, pero inmediatamente Max la interrumpió.

—Tenemos que huir, Ashley.

Liam comenzó a trazar círculos en el aire, murmurando palabras que en ese momento sonaron inentendibles ante los oídos de la rubia. Casi de manera inmediata un agujero se abrió, Max tomó la mano de su protegida indicándole que debía ir con ellos.

Ashley sintió la impotencia recorrer su cuerpo completo, miró sobre su hombro encontrándose con la escena más horrible que hubiese podido imaginar; lo primero que captaron sus ojos fue que del otro extremo del lugar se encontraba Dylan con una sonrisa en el rostro, a su lado yacía en el suelo el cuerpo de su madre, parecía que él la había sacado por fin de la cúpula en la que la tenía, en la mano derecha sostenía una navaja, se colocó de rodillas junto a Elizabeth y miró directamente a los ojos de la rubia.

«Te lo advertí querida» dijo por medio de un pensamiento, provocando que un grito ahogado saliera los labios de Ashley; el sonido más horrible que alguna vez hubiera escuchado alguien. Max se percató del grito lleno de angustia y desesperación que hizo la chica, por lo que se dio la vuelta tratando de ver qué era lo que ella observaba.

Al ver la escena, Ashley intentó correr hacia Dylan y su madre, pero el ángel se lo impidió jalándola del brazo hacia el portal. Lo último que vio fue a Dylan clavando la navaja en el corazón de su madre.

(...)

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