Roommates

Av lualvarezb

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(Continuación de "Brothers") Cassie Reed tiene el corazón roto, o parcialmente roto te diría ella. Cassandra... Mer

Sinopsis
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo especial 1
Capítulo especial 2
Epílogo
Agradecimientos

Capítulo 4

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Av lualvarezb

Seis meses antes (Julio)

Cassie

Entré en la habitación, aun oscura, tratando de hacer el menor ruido posible, no quería despertarlos, aun.

Observe como la pierna de mi hermano estaba por fuera de la cama, tocando el piso, me sorprendió ver piel bajo la manta de pelos que lo cubría; tenía la boca abierta y el pelo hecho un desastre, en conclusión: se veía fatal.

Luke no lo hacía nada mal, pero al menos mantenía todas sus extremidades dentro del espacio de la cama.

El dedo pequeño de mi pies chocó contra un zapato en el suelo, haciendo que casi gritara, tuve que poner todo de mi parte para no hacerlo, aunque como punto positivo no había sido la esquina de un mueble, no hubiera habido poder humano que evitara que gritara de haber sido ello.

Tomé el zapato entre mis manos, era de Jake, mamá se lo había regalado en navidad junto al par que no se veía por el suelo ¿era necesario ser tan desordenados solo por ser hombres?

Sonreí ante la idea que paso por mi mente, la venganza era dulce, le enseñaría como ser algo más organizado.

Seguí mi camino y muy despacio me pare en la cama de Luke, él se movió, girándose para quedar de costado, no tenía camisa, no importaba la temperatura, los chicos siempre parecían tener calor. Me mordí el labio para no reír, estaba bastante blanco, tal vez le regalara un bronceado artificial, sería lindo verlo naranja.

Tomé aire y me preparé para gritar.

—¡Feliz cumpleaños!— grité y comencé a saltar en la cama, mis piernas estaban a lado y lado de su cuerpo así que tenía que ser cuidadosa o podría caer —¡Feliz cumpleaños a ti! ¡Feliz cumpleaños Lucas Hilton! ¡Feliz cumpleaños a ti!— canté desafinadamente, lo vi cubrirse los oídos, ya había logrado despertarlo.

—¿Quién está matando a un gato para que aúlle de esa forma?— la voz rasposa de Jacob hizo acto de presencia.

Miré el zapato en mi mano y se lo arroje, impacto en su espalda, gritó como morsa.

—Para tu información, los gatos maúllan, no aúllan, tarado— le dije antes de bajar mi vista y mirar a Luke que estaba mirándome divertido —¡Buenos días!— estaba más feliz yo que él, tal vez porque yo llevaba un rato levantada y él había sido despertado por mi melodiosa voz.

—Sí que son buenos— dijo sonriéndome de manera perversa, ladeé la cabeza sin entender muy bien —Que buena vista— bajo sus ojos y yo intenté seguir la misma trayectoria.

Me encontré con que estaba viendo debajo de mi vestido, lastimosamente había olvidado ponerme algo debajo, no había pensado en la posibilidad de él mirando debajo. Sentí la cara caliente y llevé mis manos casi hasta el final de mi pijama, tratando de pegarla a mi piel.

—Nunca había visto corazones tan lindos— siguió molestándome haciéndome poner incomoda, me deje caer en su cama, se escucho un pequeño quejido de su parte, pero no le puse mucha atención, quedé sobre él, pero al menos así no podía verlos.

—Cállate— aun me sentía avergonzada, no era como si todos los días usara ropa interior sexy, no había nadie para que los viera además de mí. Suspiré con alivio al pensar que fueron los cacheteros de corazones y no los de carritos, no quería explicar esa etapa de mi vida, donde adoraba a mate y al rayo McQueen, gajes de pasar tiempo con Ian Sullivan.

Luke abrió la boca para decir algo, pero un zapato impacto contra su hombro, haciéndolo quejarse de dolor y retorcerse debajo de mí.

—Pero ¿qué mier...?— se sobó la zona afectada.

—Lo siento, hermano, era para la cosa sobre ti, creo que no calcule bien— Jake sonó avergonzado.

—¡Mira quién habla! El fallo de la evolución, los protozoarios se sienten insultados de que seas su pariente— respondí mientras tomaba el zapato y lo dejaba caer al piso de nuevo, luego tomé el brazo de Luke, al parecer iba a ser un cumpleaños para recordar con tantos incidentes.

—¿Los proto qué?— preguntó Jacob haciéndome rodar los ojos, ¿Qué le costaba leer más?

—Protozoarios, búscalo en Google— me dirigí a él por última vez —Lo siento, Luke— hice una mueca —Este no era el plan, se supone que ibas a levantarte e ir conmigo por el desayuno que te hice— lo vi sonreírme.

—¿Le hiciste desayuno?— preguntó mi hermano, asentí sin mirarlo —No lo comas, Hilton, será más carbón que otra cosa— me sentí ofendida, no era tan mala cocinando, probablemente como chef me moriría de hambre, pero eso no quería decir que dejaba quemar todo, además los cereales no se pueden echar a perder tan fácil.

—Cierra la boca, adoptado— repliqué.

—Al menos fui planeado y no producto de un condón roto— bufé, ya habíamos tenido esa conversación.

—Mamá dijo que no usaron condón, consíguete algo más ingenioso— me estremecí por la mala imagen que se me vino a la cabeza, habían cosas que simplemente no se podían controlar, y las ganas de vomitar al imaginarlos haciéndolo, era una de esas cosas.

Luke se rió, al parecer le divertía la situación, él tenía dos hermanos mayores, me preguntaba si tenían una relación como la mía con Jake.

Sentí una incomodidad en mi trasero, arrugue la frente y miré tras de mí, la cobija que cubría a Luke estaba algo levantada en la zona de su entrepierna, salté y me corrí un poco hacia adelante para no tocarlo.

—Contrólate, Lucas— le ordené mirándolo mal.

—¿Ya qué hice?— estaba confundido, con el dedo le señale el problema y empezó a reír, yo no le veía la gracia —Es tu culpa— se encogió de hombros, apoyé mis manos en sus hombros para poder acercar mi cara y hacer ver mi punto de quien mandaba.

—¿Mi culpa?— él asintió —¿Y por qué es mi culpa?— ladeé la cabeza, él suspiró como si el tema lo cansara.

—Tú fuiste la que me mostró los corazones, en las mañanas no es tan fácil controlarme, soy un ser que siente— hice un mohín, abrí mi boca sin creerlo, nunca había presenciado una erección mañanera, mis hermanos eran muy buenos escondiéndolas y se los agradecida.

—Sucio— le dije antes de golpearlo.

—¿Qué está pasando aquí?— las palabras volaron hasta mis oídos desde la puerta de la habitación, mi papá estaba parado de brazos cruzados observando toda la habitación, cuando sus ojos pararon en mí se volvieron más severos —Cassandra— el tono de su voz era de advertencia, le di mi mejor sonrisa angelical.

—¿Sí, papi?— traté de sonar dulce, sentí el cuerpo de Luke vibrar debajo de mí, estaba a punto de reírse.

—Abajo, ahora— ordenó.

Obedecí sin chistar, era mejor evitar problemas, además vivía en su casa, así que debía sujetarme a las reglas, no todas me gustaban, pero él era quien me mantenía y no se jugaba con la comida.

—Feliz cumpleaños, Luke— se dirigió hacia él muy educadamente, y sin la mirada asesina.

—Gracias, señor Reed— hubo un momento de silencio, pero decidí que era momento del desayuno, era el punto de por qué lo había despertado.

—Levántate, la comida espera— le extendí la mano, él la tomó con una sonrisa en su cara y se dejo arrastrar hasta el comedor donde cereales, pan y jugo de naranja lo esperaban.

—Wow— dijo y se sentó —¿Segura que no tienen carbón por dentro?— levantó un pedazo de pan.

—Solo come, idiota— di media vuelta escuchando su risa, iba a ser un largo día.



Termine de mirarme en el espejo, el vestido rojo me sentaba bien, las sandalias negras me hacían ver tierna, unos tacones me darían un toque más sexy, pero el detalle era que los había dejado en Londres, no espera salir a un club, Jake no era tan genial, al menos no conmigo, pero su espíritu fiestero salió a flote con Luke y solo era llevada porque el sujeto era mi amigo.

—¿Lista?— la cabeza de Luke estaba asomada por la puerta de mi cuarto, lo miré a través del espejo y asentí, al parecer eso fue una invitación porque de repente todo su cuerpo apareció e ingreso en mi espacio, se paró tras de mí y puso sus manos sobre mis hombros.

—Te ves bien— le dije al ver, llevaba un pantalón negro apretado, los hombres de mi vida solían usarlo, tal vez era una señal y todos los que los usaran estaban destinados a interferir en mi camino de alguna forma. La camisa negra de botones que llevaba medio abierta casi me hace babear, era todo un espectáculo, incluso llevaba unos zapatos formales y no los tradicionales vans.

—Lo sé— me guiño un ojo, aun seguíamos mirando nuestro reflejo —Tú no luces nada mal— tomó mi mano y me hizo girar frente al espejo, aunque él no tenía sus ojos puestos en ello precisamente —Me gustan las sandalias, las apunto con el dedo. Un toque diferente, muy tú— alcé una ceja ¿Qué se suponía que eso significaba?

—Gracias— le saqué la lengua mientras lo veía sacar su celular —¿Qué haces?— le pregunté cuando me hizo girar y puso el aparato en mis manos, tenía la aplicación de la cámara abierta.

—No todos los días estás peinada— le di un codazo suavemente, solo evitaba la fuerza porque era su cumpleaños —Y no todos los días visto así, aunque debería, luzco matador— lo pensé un momento, el ego de los hombres me asustaba.

—Claro, lo que digas— apunté la cámara hacia el espejo —La típica foto en el espejo, que cliché— dije mientras trataba de conseguir un ángulo donde se viera nuestro atuendo y caras.

—Yo le veo el lado positivo— giré mi cabeza para mirarlo directo a los ojos —Podríamos salir en esas cuentas de 'couples goals' con todas esas fotos de que son el sueño de las chicas—movió mi cabeza hacia el espejo.

—¡Oye! Las fotos son muy geniales, yo sigo una de esas cuentas— me quejé —Además tú y yo no somos pareja— agregué mientras me preparaba para tomar la foto.

—Pero ellos no lo saben— me reí y presione la pantalla.

Lo hice varias veces, Luke podía hacer caras muy graciosas o muy serias que lo hacían parecer el sueño mojado de toda chica, me permití fantasear con eso un momento, en ese instante no existía Sullivan, ni mi corazón roto. La fantasía fue un poco más intensa cuando él me rodeó con sus brazos y apoyó su cabeza en mi hombro, amé la foto y la envié al chat qué tenía conmigo.

—¡Nos vamos de fiesta!— gritó Jake desde la sala, al fin estaba listo, había tardado más que yo.

Bajamos por el ascensor escuchando a un emocionado Jacob hablar sobre este maravilloso lugar al cual nunca había ido, pero en el que internet hacia muy buenas referencias. Nos hizo bajar hasta el parqueadero subterráneo del edificio, lo miré confundida.

—Jake— lo llamé —¿Quién va a conducir?— le pregunté.

—Yo, daaaaaah— alargo la 'a' como si fuera lo más lógico y yo acabara de decir una estupidez.

—¿No vas a beber?— Hilton apoyó su codo en mi hombro y se recostó un poco allí.

—Por supuesto— frunció el ceño sin entender, y yo que pensaba que había alguna neurona en esa cabeza.

—¿Quién manejara de vuelta?— traté de mostrar nuestro punto, abrió su boca para contestar, pero Luke lo interrumpió.

—Yo me voy a emborrachar, es mi cumpleaños, no pienso ser el conductor designado— mi hermano asintió y me miró.

—No sé conducir— le sonreí, era cierto y por primera vez estaba feliz por ello. Maldijo y suspiró.

—Supongo que un taxi es la mejor opción— no hizo volver al ascensor e ir a recepción, esperamos pacientemente a que el vehículo llegara luego de que, Taylor, el portero nos hiciera el favor de llamarlo.

Yo fui la que tuve que pedírselo, él y Jake tenían una pelea casada desde hace dos años, no sabía exactamente por qué, pero se detestaban. Taylor era joven, le calculaba la edad de Daniel, trabajaba en el verano en el edificio, y medio tiempo el resto del año, así que por eso lo conocía, el hombre siempre parecía estar de turno cuando tenía que salir.

Le agradecí cuando el taxi se estaciono frente al edificio y caminamos hasta él. Jake decidió ir adelante y Luke mantuvo la puerta abierta para mí.

—A La Cantera, por favor— pidió mi hermano, miré a Luke, la misma pregunta plasmada en su cara ¿a dónde íbamos?

—¿A dónde?— pregunté.

—La Cantera, es un club nocturno muy famoso en Vancouver— dijo como si fuera obvio, lo pensé un momento.

—¿En qué Vancouver?— el taxista rió, al parecer le divertía nuestra platica.

—Extranjeros— apuntó el conductor —Lo que dice es cierto, La Cantera es un club nocturno muy popular aquí, lleva unos dos años— ¿por qué no había escuchado hablar de él? Tal vez porque era menor de edad y solo iba a la piscina y pizzerías.

—¿Nos lo recomienda cien por ciento?— pregunto mi hermano.

—Cien por ciento, muchacho— luego comenzó a contarnos historias de su experiencia como taxista, algunas daban miedo, como la mujer que le se montó y le dio una dirección, incluso habló con él sobre su familia, cuando llegaron al lugar ella le dijo que la esperara mientras iba por el dinero para pagarle, la esperó media hora antes de bajarse e ir a tocar la puerta para reclamar su dinero, le abrió un hombre que lo miró extrañado, él preguntó por la mujer, ella existía, o al menos lo hizo por unos años, era su viudo quien le abría la puerta, la mujer había muerto dos años atrás.

En lo personal acababa de descartar ser taxista como profesión, no quería arriesgarme a tener paros cardiacos.

Sorprendentemente La Cantera sí era un club nocturno y no un lugar donde picaban piedras como llegué a pensar. Jacob tuvo la amabilidad de pagar la entrada de los tres, lo que equivalía a una manilla para cada uno, si es que se le podía llamar así a la barra de neón que fue puesta en nuestras manos, tuvo la delicadeza de darme la rosada, aunque yo quería la azul con lo que se quedó.

Luke tomó mi mano para no perderme, mientras mi hermano nos guiaba como si conociera el lugar como la palma de su mano.

Era un gran rectángulo de dos pisos, era interesante como todos esos lugares se parecían en su estructura, pero no en su decoración. La Cantera tenía como colores el rojo y el negro, su combinación normalmente era algo abrumadora y lastimaba los ojos, pero el decorador de interiores del lugar lo hacía funcionar bien, el color beige era muy sutil, para no opacar el rojo y el negro. Me agradaba, era interesante la vibra que transmitía todo, no había humo a la vista, ni olores raros, sí muchos vasos con tragos de colores, pero por lo demás se veía limpio.

La gente en la pista de baile estaba animada, miré mis pies con preocupación, mis dedos estaban en peligro de ser masacrados por los tacones de muchas mujeres.

Fui guiada hasta la barra, no podía ocultar la emoción, apretaba constantemente la mano que me sostenía, él parecía divertido.

—¿Es tu primera vez?— me asusté por sus palabras, ¿Qué sabía él? No era posible, era algo entre Harry y yo, él no diría nada, no el Harry que yo conocía, aunque si era sincera no creía haberme tomado el tiempo suficiente para conocerlo —En un club— aclaró ante mi desconcierto, solo asentí —Se nota— se giró hacia Jake que trataba de llamar la atención de algún barman, era ignorado por todos.

Lo que no le pasó al rubio, un pelirrojo lo atendió de inmediato, pidió shots, arrugué la nariz, eso no le iba a hacer bien a mi garganta.

Me hicieron tomarlo de un tragó, sentí mi cabeza girar y descubrí que era un peso liviano en lo que respectaba al alcohol, así que opté por algo conocido, una lata de cerveza verde fue puesta en mi mano por el mismo sujeto, una sonrisa fue el toque adicional.

Mi hermano decidió ir a bailar, pero prometió comportarse, no vi el punto hasta que recordé que tenía novia, y si no se comportaba se lo haría saber.

—¿Aun piensas en él?— miré a Luke sin comprender —Harry— medio tenía que gritar para ser escuchado sobre el ruido de la música.

—Cada día— dije, aunque trataba de no hacerlo e ignorar el nudo que se me hacía en la garganta.

—¿Has hablado con él?— negué con la cabeza —Deberías hacerlo— quise reír, era el primero que lo decían, todos opinaban lo contrario, incluso Ian, todos se habían encargado de dejarme en claro que no debía hablar con él, o no por el momento, Nick, Cal, Travis, incluso Danielle.

—No estoy lista— me encogí de hombros y decidí mirar como prendían fuego a los licores.

Él se mantuvo de pie a mi lado, siempre con su cuerpo en contacto con el mío para que no olvidara que estaba ahí.

—¿Desean algo más?— ladeé la cabeza al no notar acento, lo notaba en cada habitante de Vancouver, lo noté en papá al segundo que entró en el apartamento después del primer día de trabajo.

—¿De dónde eres?— la pregunta salió de mis labios sin permiso, llamando la atención de Luke hacia la conversación.

—Se supone que primero me preguntas el nombre— pasó el trapo en sus manos por la barra. Reí, probablemente él tenía razón.

—Lo siento, es que no sentí tu acento, me causo curiosidad— fui sincera.

—No te preocupes, yo te habría preguntado lo mismo si no fuera porque eso sería algo grosero y eres un cliente— asentí entendiendo su punto —Soy de Inglaterra, de Londres para ser precisos ¿Qué hay de ustedes?— incluyó a Luke en la conversación.

—Mismo país, misma ciudad, o sea Londres— respondí automáticamente.

—Sídney, Australia— esta vez fue Luke quien habló, lo miré confundida.

—¿Eres australiano?— él asintió —¿Y por qué no me lo habías dicho?— le reproche.

—Nunca preguntaste— fue muy casual con su respuesta.

—Veo que es información nueva para ambos— bromeó el hombre de Halifax.

—Sí— hice una pausa pensando, luego regrese mi atención a Luke —No te notó acento— señale.

—He vivido en Londres desde los cinco años, debí ajustarme rápido— eso tenía razón, quien diría que él era de Australia, tal vez el bronceado no le molestara después de todo —Recuerda que te dije que tenía familia allí— era cierto, por eso no se decía donde hacer su pasantía, aunque al parecer en Canadá había encontrado algo más interesante.

—Eso no dice nada, tengo familia en Irlanda, eso no indica que soy irlandés— el pelirrojo me agradó en ese momento.

—Buen punto, eso solo indica lo poco que conocemos a las personas— Luke pasó su brazo sobre mi hombro cuando termine de hablar.

—Solo debes preguntar, nena— reí.

—Bueno, yo como que sobro— se disculpo nuestro nuevo amigo, negué de inmediato, pero él ya se estaba yendo a seguir sirviendo tragos.

—¡Espera!— lo llamé, se giró al instante —¿Cómo te llamas?— Luke no se separó de mí en ningún momento.

—Edward— respondió simplemente ¿Cuántas eran las posibilidades? De tantos nombres en el mundo, justo ese —Pero pueden llamarme Ed— deshizo sus pasos y nos tendió su mano.

—Lucas, más conocido en el bajo mundo como Luke— utilizó su mano libre para estrechársela a Ed, fue raro ver su mano izquierda apretando la derecha del otro.

—Cassandra— dije apretando su mano —Pero puedes llamarme Cassie— utilice sus palabras haciéndolo reír, asintió hacia nosotros una vez más antes de alejarse, tal vez volver al lugar no era tan malo, él no se veía mala persona, pero ¿Qué sabia yo de la gente?

—Vamos a bailar— Luke tomó mi mano y me arrastró tras de él, literalmente.

Nunca había sido muy buena para bailar, pero siempre era entretenido intentar moverme al ritmo de la música.

Mi espalda fue pegada a su pecho, sus manos en mis caderas y las mías sobre las suyas. Nos movimos lentamente al ritmo de la canción animals, sus caderas chocaban suavemente contra las mías, casi podría decir que él era un experto seduciendo, cerré los ojos y deje que me guiara, que él marcara el ritmo, tal vez sería una noche interesante después de todo, con Luke siempre lo eran.

.

Cruzando los dedos, amén

instagram: deeplittlething

Fortsett å les

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