Cinco meses antes (Agosto)
Harry
Busqué entré los papeles del cajón de mi antiguo cuarto, necesitaba encontrar el volante que nos dieron a todos para las pasantías, nunca pensé tomar una, pero no imaginaba de que otra forma poder salir del país sin gastar mucho, mi papá no estaba muy dispuesto a ayudarme, creía que merecía una lección por haber sido tan idiota e impulsivo, así que debía ganarme su ayuda.
Raphael, por otro lado, se había ofrecido a hablar con un par de amigos en Vancouver para conseguirme un lugar allí, debió haber visto la desesperación en mis ojos porque sin dudarlo se ofreció, por otro lado, mi madre no parecía muy contenta con el asunto, decía que debía dejarla sanar y volver a mí, ella no conocía a Cassie, no iba a volver a mí, menos después del "ten una buena vida, Harry", eso era una despedida definitiva, no había vuelta atrás para ella, a menos que yo intercediera.
Ian estaba recostado en el marco de la puerta mordiendo una manzana y masticando ruidosamente, parecía confundido por mi cambio de actitud, yo lo estaba, pase de estar confiado de que todo lo podría solucionar en cuanto mis ojos se posaran en ella a que olvide plantearme la posibilidad de que no lo hicieran más.
—¿Eres de los que tienen la filosofía de que encuentran todo más fácil en medio del desorden?— preguntó antes de morder otro pedazo de la fruta, parecía que no podía masticar silenciosamente.
—No estoy para preguntas, Ian— el hormigueo detrás de mi cabeza solo me daban ganas de rascarme, sentía que no tenía consuelo, y lo odiaba.
—No lo estás desde que te enteraste que Cassie no volvía— me detuve de repente, mi espalda rígida, y mis puños apretados, hacia casi dos semanas Jacob Reed soltó la bomba de que ella no iba a volver, al principio considere olvidarme de todo con alcohol, no resulto muy bien, así que debía hacer lo contrario, no ignorarlo y buscar una solución que me llevara a ella.
—¿Por qué no me lo dijiste?— estaba algo dolido, me sentía algo engañado, aunque su lealtad estaba con ella, obviamente.
—Porque no era sobre mí y porque se digno a confirmármelo una semana antes de empezar la universidad ¿Qué esperabas que hiciera?— bueno, no era el único que recibía noticias tarde.
—¿Confirmar?—seguí moviéndome por el sitio y arrojando los papeles poco importantes al suelo.
—Papá fue quien me dijo que ella se quedaba ¿por qué crees que estudio en la universidad de Londres en vez de la de Manchester como lo tenía planeado?— lo miré y tenía una ceja alzada, su expresión era desafiante, pero sus ojos estaban apagados, tal vez aun seguía enamorado de ella, o tenía la esperanza de mantener su relación intacta.
—No sabía que querías ir a Manchester— leí el periódico de la universidad de hace dos años ¿Cómo tenía algo tan viejo allí? Además que no recordaba haberlo leído nunca.
—Ese era el plan, la señorita los cambió y no me incluyó— cambio el peso de su cuerpo al otro pie, su manzana estaba a medio comer y no la veía con las mismas ganas de antes.
—Eso fue mi culpa— lo admití, venía pensándolo desde que me enteré que se había ido, pero nunca lo había dicho en voz alta, tenía la estúpida ilusión de que si no lo decía en voz alta simplemente desaparecería, parecía como si leer no me hubiera enseñado mucho.
—Lo sé— se rió —Pero también fue suya, pudo volver y simplemente ignorarte y no cruzarse contigo, yo la hubiera ayudado, pero decidió quedarse lejos y huir, porque está huyendo aunque no lo admita— decidió que debía terminar lo que empezó y rápidamente dejo la manzana convertida solo en su corazón.
—Tal vez conoció a alguien— dije antes de pensarlo, ni siquiera había pensado en ello y ya se estaba deslizando de mis labios.
—En realidad lo hizo— frunció el ceño —Le dice "Ed" ¿Cuál crees que sea su nombre? Porque a mí no quiere decírmelo— Edward, se deslizó por mi pensamiento, pero era mucha casualidad, el destino no podía jugar tan sucio, no con nosotros.
—¿Edmundo?— dije por decir.
—¿No es Edmund?— me encogí de hombros.
—No sé, con "o" ó sin ella, lo quiero lejos— supuse que soné como los lobos cuando defienden a su pareja, me sentía posesivo y no creía que ese fuera un buen sentimiento para mi situación.
—Querer es poder, hermanito— Ian camino hasta mí y palmeó mi espalda —¿Qué tanto buscas?— sus ojos observaron el desastre que había hecho en el suelo.
—Un volante donde había información sobre pasantías— volqué mi cajón ahora vacío.
—Puedes buscarlo en internet— sugirió, yo también lo había pensado, pero no estaba muy seguro de ellas, lastimosamente vivimos en un mundo donde no se puede confiar en todos.
—Lo intenté, pero quiero las posibilidades que me ofrecían allí— había leído la información, había pensado en tomar la oportunidad, incluso me había asesorado sobre ello, mi padre estaba dispuesto a ayudarme con ello en aquel entonces, tal vez pueda persuadirlo de nuevo.
—¿Sabes que las ofertas anteriores no son las mismas que las actuales?— él tomó otro cajón y finalmente decidió ayudarme en vez de observarme.
—Lo sé, pero espero que sean tan buenas como las anteriores— seguí en mi búsqueda, al parecer la maldita situación iba a tomarme todo el día.
Mi hermano menor comenzó a reír cual desquiciado y se dejo caer en la cama a mi lado, lo miré como el bicho raro que era, estaba seguro que no tenía nada de qué avergonzarme, ni siquiera tenía porno, deje de necesitarlo a los quince, además siempre lo guardábamos en el cuarto de Louis, él tenía más cara de pervertido que cualquiera de nosotros.
—¿Estás bien, idiota?— intentó controlarse un poco, igual la risa seguía escabulléndose por su asquerosa boca.
—En verdad la amas— fruncí el ceño ¿a qué se refería?
—En cristiano— seguí leyendo papeles ¿de dónde saqué tanta basura?
—Amas a Cassandra— me detuve y lo miré, ya sabía eso, nunca pensé que fuera tan obvio, había pasado mucho tiempo escondiéndolo y lo había hecho bien ¿acaso mi desesperación me volvió fácil de leer?
—¿Por qué lo dices?— decidí evadir la sentencia, no quería darle más material con que molestarme, de por sí ya era molesto tener a Louis molestándome todo el tiempo que estaba conmigo, para encimarle el tiempo que pasaba con mi hermano y nuestra frágil relación, de ser así, tendría que conseguir nuevos amigos y últimamente no tenía mucho tiempo para ello, ni siquiera el idiota de Hilton había aparecido.
—Llámame idiota, pero yo soy su mejor amigo desde que puedo recordarlo, hemos crecido juntos, la he visto caer tantas veces, golpearme aun más, eso sin contar las veces que la he visto avergonzarse de las cosas, podría decirte como es en este instante, pero aun así no soy yo el que está corriendo tras de ella— su frente se arrugo haciéndolo parecer un anciano, tendría que comprarle cremas para las arrugas como regalo de cumpleaños —Tienes que quererla mucho para estar dispuesto a correr el riesgo de ir a un país donde no conoces nada ni nadie, además que todos parecen en contra de que te vayas— me miró para ver si le ponía atención, la verdad es que había dejado de hacer cualquier cosa para mirarlo y leer cada uno de sus gestos, quería ver que tan contradictorio podía ser.
>>La amas, y es la única explicación que le veo para que inicies esta locura— asentí, eso era todo lo que obtendría de mí —Si algo te ayuda o te motiva es que, ella siente lo mismo, lo que te gritó en el hospital no era broma o una forma de detenerte, en verdad lo sentía, ella no dice algo así sin sentirlo, solo espero que aun lo sienta— y yo hacía lo mismo, era lo único que me daba esperanza.
Se levantó de la cama y me entregó el volante que tanto buscaba con una sonrisa de autosuficiencia, no quería saber hace cuanto lo tenía y cuanto gozaba de verme buscarlo como loco.
—Hemos tenido más momentos de hermanos en un mes que en toda una vida, por favor, has que esta mierda se detenga— reí, no podía contradecirlo, se sentía extraño hablar con Ian sin un insulto o grosería de por medio, supuse que en los peores tiempos es donde vez quien realmente te apoya.
—Haré todo lo posible, yo también estoy asustado de la cursilería— pase la mano por mi nuca, de repente tenía calor o ¿era incomodidad?
—Aunque es un buen entrenamiento para las chicas— ¿Qué podía decir? Ese era Ian Sullivan —Ve por ella, gatico— fruncí el ceño ¿Qué dijo?
—Se supone que es tigre— mi familia me sorprendía con lo rara que podía llegar a ser.
—Sí, pero apenas llegas a gato, demasiado acariciable— pasó su mano por mi pelo antes de salir corriendo, el maldito se aprovechaba.
Me dejé caer en la cama mientras reía, al menos sabía que el tigre era un felino, si me hubiera dicho "cachorro" lo hubiera puesto a buscar en Google la familia del tigre.
Leí con atención el papel en mi mano, ya tenía en mente que era lo que iba a hacer, sonreí de repente, volvíamos a estar cerca, así fuera solo por un poco de esperanza, era tiempo de solucionar todo el desastre que había ayudado a crear.
—Harry— Ian asomó su cabeza por la puerta —¿Tienes senofobia?— lo miré raro, no entendía —Ya sabes, miedo a los senos— no pudo ocultarlo más y empezó a reír, era un maldito, pero era mi hermano, así que debía aguantarlo, por el momento.
—No estoy seguro de que ese termino exista— digo para mi mismo, pero tengo una sonrisa en mi rostro.
Mientras conducía hacia mi casa, con Ian a mi lado, planeaba todo lo que podría necesitar, y para mi decepción mi padre era algo que necesitaba, era el único que tenía los recursos y contactos para que mi pasantía fuera satisfactoria, tenía donde llegar gracias a Raphael, pero eso no era suficiente, y él lo sabía, por eso me mataba que no quisiera ayudarme.
—I'm missing just one thiiiinnnng..... start!— Ian estaba a mi lado gritando a todo pulmón, estaba seguro que le faltaba letras a la canción ¿pero quién era yo para corregirlo?
—Me pregunto ¿Qué tan duro fue el golpe?— eso captó la atención del copiloto.
—¿Qué golpe?— sus dedos tamborileaban en la consola frente a él.
—El que te diste cuando Gabrielle te dejo caer de la cama— comencé a reír antes de sentí el golpe, creo que se había vuelto una tradición entre nosotros tener viajes en carro movidos —Hombre al volante, hombre al volante, no quieres morir por un golpe peor que el que te diste de pequeño— otro puño impacto en mi brazo, se sentía tan bien hacerlo sufrir.
—Maldito, agradece que no te digo algo peor, porque todo lo que se me ocurre involucra a mi mamá— reí, sí, el día no estaba tan mal camino —¿Enserio Gabrielle me dejo caer?— sonaba bastante preocupado.
—Sí— mi respuesta fue simple —Y no una vez, varias veces— por el rabillo de mi ojo pude ver como apretaba sus puños.
—Me vengaré de esa maldita, ya me debe muchas cosas— no quería saber a qué se refería, pero sonaba serio.
—Fílmalo, por favor, quiero tener copia de ese momento— pedí mientras me estacionaba.
Abrí la puerta del apartamento mientras Ian cargaba las bolsas de comida, Louis estaba acostado en el sofá leyendo unos documentos, me sorprendió verlo estudiando, era Louis, por el Dios.
—Mis perras llegaron— aplaudió y se levanto dejando sus cosas en el sofá.
—En realidad, gaticos— escuché a Ian reír después de lo que dije, solo él me entendió, Louis me miró como un bicho raro.
—Extraños— sus ojos se dirigieron a las manos de mi hermano —Esos son mis niños— nos abrazó a los dos a la misma vez, puse mi mano es su espalda con incomodidad, y nosotros éramos los extraños —No saben cuanta hambre tenía, espero que hayan traído la cerveza de mi marca favorita, sino pueden irse a la mierda y no volver— sí, ese era Louis.
—Está bien— dijo Ian —Le daremos saludos a tu madre de tu parte.
.
Un capítulo más para que disfruten, revivan recuerdos y piensen ¿Qué rayos piensan estos?
Instagram: deeplittlething