Entre Ángeles y Demonios: La...

By BeluRomiara

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Eldar despierta de una pesadilla el día de su cumpleaños y descubre que fue algo más que una pesadilla. A par... More

Capitulo 1 - El Príncipe Oscuro
capitulo 2 - Despertar (parte I)
Capítulo 2 - Despertar (Parte II)
Capitulo 3 - El Consejo de las Sombras (Parte I)
Capítulo 3 - El Consejo de las Sombras (Parte II)
Capitulo 4 - El Ataque (Parte 1)
Capítulo 4 - El ataque (Parte II)
Capitulo 5 - Eldar y el Consejo
Capitulo 6 - Lyra (Parte I)
Capítulo 6 - Lyra (Parte II)
Capitulo 7 - Contactos (parte I)
Capítulo 7 - Contactos (Parte II)
Capitulo 8 - Muchas cosas a ala vez (Parte I)
Capítulo 8 - Muchas cosas a la vez (Parte II)
Capítulo 9 - Un viaje lleno de peligros (Parte I)
Capítulo 9 - Un viaje lleno de peligros (Parte II)
Capítulo 10 - La tierra Oscura y las traiciones (Parte i)
Capítulo 10 - La Tierra Oscura y las traiciones (ParteII)
Capítulo 11 - La Ciudad de LAs Sombras (Parte I)
Capítulo 11 - La Ciudad de Las Sombras (Parte II)
Capítulo 12 - Huyendo del Castillo (Parte I)
Capítulo 12 - huyendo del Castillo (Parte II)
Capítulo 13 - Secretos Revelados (Parte I)
Capítulo 13 - Secretos Revelados (Parte II)
Capítulo 13 - Secretos Revelados (Parte III)
Capítulo 14 - Entre Ángeles y Demonios (Parte I)
Capítulo 14 - Entre Ángeles y Demonios (Parte II)
Capítulo 14 -Entre Ángeles y Demonios (Parte III)
Capítulo 15 - El portal Infernal (Parte I)
Capítulo 15 - El Portal Infernal (Parte II)
Capítulo 16 - Muerte y Redención (Parte I)
Capítulo 16 - Muerte y Redención (Parte II)
Capítulo 17 - El Regreso (Parte I)
Capítulo 17 - El Regreso (Parte II)
Capítulo 17 - El regreso (Parte III)
Capítulo 18 - Momentos Cruciales
Capítulo 20 - Dos pájaros de un tiro (Parte I)
Capítulo 20 - Dos pájaros de un tiro (ParteII)
Capítulo 21 - Ordenando el Caos (Parte I)
Capítulo 21 - Ordenando el Caos (Parte II)
Capítulo 22 - Epílogo

Capítulo 19 - De Vuelta al Ruedo

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By BeluRomiara

3 - De vuelta al ruedo.

Hasta el momento no había novedades de Wolfgann, la noche había transcurrido demasiado tranquila y ninguno de los Cazadores que patrullaba las calles había podido hacer mucho. Eso quería decir que de seguro lo mandarían a él a averiguar algo, aunque no tenía la mas mínima idea por dónde empezar. Desde luego confiaba en que Súmmum supiera qué hacer, pero para él lo más importante era Lyra.

Ahora Eldar estaba sentado en la cafetería del hospital, la botella de Coca Cola traspirando frente a él. Miró las mesas que estaban a su alrededor. Solo unas pocas personas estaban sentadas tomando o comiendo algo. Un televisor mostraba un accidente de tránsito en la autopista.

En la barra había un grupo de médicos entre los que reconoció a uno de los que atendía a Lyra. Pensó en ir a preguntarle por ella, pero él sabía que estaría bien; Súmmum ya había preparado el antídoto y estaba esperándolo para administrárselo a Lyra en el suero; así que pensó que mejor esperaría a ver que pasaba luego.

Un chico de unos veinte años entró en ese momento a la cafetería, llevaba unos papeles en la mano y fue directamente al grupo de médicos. Eldar vio que le entregaba los papeles al médico de Lyra que los examinó durante un momento y luego hizo un gesto de sorpresa seguido de un movimiento de cabeza. Los papeles pasaron por las manos de todos los médicos que estaban en el grupo y todos tuvieron mas o menos la misma expresión. Luego de devolverle al chico los papeles comenzaron a hablar en vos baja con el chico.

Eldar imaginó que le estaban dando alguna noticia sobre un familiar que estaba internado y aunque no podía ver el rostro del chico  se compadeció de él. No era fácil estar a la espera de un resultado médico y las expresiones del grupo no habían sido demasiado alentadoras que digamos.

Se decidió a dejar de interesarse por el chico y sorbió unos tragos de gaseosa mientras que desviaba su mirada hacia la puerta en busca de Súmmum. Cuando apoyó la botella otra vez en la pequeña mesa, el chico venía hacia él en dirección a la puerta. El joven vestía de jeans y una camisa a cuadros asomaba por debajo de su campera de gabardina; llevaba el cabello castaño peinado hacia atrás. Era un chico corriente, que usaba anteojos y que a Eldar le pareció uno de esos que se la pasan entre los libros, pero algo en él le resultaba vagamente familiar.  Durante un breve instante cruzaron las miradas. El joven se detuvo frente a la mesa y se echó un poco para atrás para mirar a Eldar con mas detalle.

- ¿Eldar? - preguntó el chico.

Eldar se tomaba unos tragos de Coca nuevamente en ese instante y quedó estático con la botella apoyada en la boca. Tragó la bebida y se pasó la lengua por los labios, luego bajó la botella lentamente con una expresión de sorpresa. 

- ¿Te conozco? - dijo mirándolo de arriba a abajo.

- ¡Claro! - exclamó el chico - Debí imaginar que te encontraría aquí. Soy el primo de Lyra, Lucio. Han pasado algunos años, pero recuerdo que cuando vivía aquí siempre nos veíamos en casa de mi prima. ¿Me recuerdas?

A Eldar le vino a la memoria el recuerdo de Lucio como un chico molesto y caprichoso que se enojaba cuando no hacían lo que él quería y que siempre era el que pretendía dar las órdenes por que era mayor. Siempre estaba en medio de ellos, era peor que Erik. Muchas veces Eldar había pensado que competía con él por Lyra. En este momento debía tener veintiuno o veintidós años y se veía bastante simpático aunque la apariencia no era lo mas importante en las personas, y eso lo sabía mejor que nadie.

- Claro...  si, claro que te recuerdo. Lo siento, es que no te reconocí.

- ¡Que bueno verte de nuevo!

A Eldar le hubiera gustado decir lo mismo, pero el encuentro no era muy oportuno dadas las circunstancias de que esperaba a Súmmum.

- ¿Te molesta si me siento contigo?

Tarde, porque ya se había sentado, así que Eldar puso su mejor sonrisa y le dio una palmada en el hombro un tanto brusca.

- ¡Claro, no hay problema!

Eldar puso su mejor cara de amistad y se resignó ante la insistencia de Lucio.

- Alicia me ha hablado maravillas de ti.

- ¿Si?

- ¡Wou! - exclamó Lucio - ¡Salvaste a Lyra de esos tipos! Eso fue osado.

- Tu también hubieras hecho lo mismo.

Eldar no podía imaginar a Lucio haciendo las cosas que había hecho él por Lyra. Mucho menos lanzándose contra demonios pestilentes y sirenas voladoras.

- Mi tía está muy contenta con la relación de ustedes dos. Y ahora tendrá que estarlo aún mas.

La expresión de Lucio era de picardía. Eldar lo miró a los ojos fijamente y se inclinó un poco hacia adelante.

- ¿A qué te refieres?

- Estos papeles - dijo agitando los papeles frente a Eldar con cara de feliz cumpleaños - Son los estudios que le hicieron a Lyra ayer. Una enfermera me los dio para que se los trajera a su médico. ¡Casi me muero cuando me dijo el resultado!

- No te comprendo.

- ¡Lyra está embarazada! - dijo Lucio bajando la voz como si temiera que alguien mas lo escuche.

Eldar palideció en ese instante. Nada podía salir peor. De todas las personas que había en la tierra no era posible que justo Lucio fuera el primero en saberlo. Eldar se dejó caer hacia atrás en la silla y se refregó la cara con ambas manos.

- ¡No te preocupes campeón! - dijo Lucio devolviéndole la palmada en el hombro - No diré nada, dejaré que tu mismo le des la noticia a mis tíos. Por el momento tu secreto está a salvo. ¿Cuántos años tienes, dieciocho? Serás un padre demasiado joven. Mi prima tiene diecinueve.

- Lucio, Lucio, espera un momento. Esta es una situación bastante delicada. No se cómo encarar esto. Además está el echo de que Lyra está bastante mal. No se que pasará.

Lucio se quedó pensativo y asintió levemente con la cabeza.

- Eso es cierto. El médico fue bastante cauto, creo que no le agradó demasiado la noticia. Dijo que mi prima está grave y que un embarazo la debilitaría aún más.

Eldar suspiró profundamente.

- A eso me refiero - dijo pasándose la mano por el pelo en clara señal de incomodidad.

- Ya lo sabías. Digo, no es una noticia para ti. ¡Por supuesto! ¡Tu cara lo dice todo!

Eldar asintió con la cabeza en silencio.

- Te pido discreción.

- Claro, puedes contar conmigo. No se mi tía, pero mi tío va a colgarte. pero yo hablaré con él, hoy día es algo común y ustedes ya son bastante adultos. ¿No?

Lucio se mostraba entusiasmado como si fueran amigos de toda la vida. Parecía que había estado entre ellos siempre, que nunca hubiera desaparecido de sus vidas. A Eldar la cabeza le daba vueltas y se sentía incómodo; no veía la hora que Súmmum apareciera. Habían quedado en encontrarse a las tres de la tarde en la cafetería y ya eran tres y veinte. Ojalá no hubiese pasado nada a Alex.

El celular de Eldar comenzó a vibrar en ese instante. Un mensaje: “En seguida llego. Algo se complicó. Todo bien ahora. Después te cuento”. El mensaje era de Súmmum.

- Lo siento - dijo Eldar guardando el celular en el bolsillo del pantalón.

- Estás siempre igual, Eldar. Tal cual cómo te recordaba. Solo que has crecido como un álamo - dijo Lucio golpeando los papeles en la mesa - Yo me quedé petizo. Apenas llego al metro setenta. ¿Tu cuanto mides?

Eldar lo estudió durante un momento. Realmente le importaba un rábano cuanto medía, se preguntaba en que tubo de ensayo vivía Lucio. No todo el mundo vivía una vida agitada y llena de peligros a sus dieciocho años, eso estaba claro; Lucio no tenía por qué saber todo lo que le estaba pasando.

- Un metro ochenta y cinco, creo - dijo sin darle importancia - ¿Y dónde has estado estos años? - preguntó Eldar mirando a la puerta sin importarle demasiado la respuesta.

- Cuando cumplí los doce mis padres se mudaron a Francia, así que no me quedó otra que ir con ellos. Terminé la secundaria allí. Es un hermoso país.

- Suena interesante. ¿Cuando regresaste?

- La semana pasada. Quise venir antes, apenas mi tía le avisó a mi madre lo de Lyra. Pero estaba en Roma y no pude viajar antes.

- ¿Qué hacías en Roma? - preguntó Eldar recordando a la Orden del Consejo de las Sombras a la que pertenecía su tío.

- Estudio demonología, a veces me dejan consultar algunos libros interesantes en la biblioteca del Vaticano, tengo un permiso especial de estudio.

Eldar tragó saliva, de pronto sintió la boca seca y tuvo que tomar un trago de gaseosa. De todas las cosas que Lucio podía estudiar, tenía que ser demonología. Faltaba que le dijera que su aspecto era el de un demonio.

- Es una ciencia muy interesante - dijo Lucio - Siempre me gustó, en realidad me preparo para ser profesor de historia y teología. La demonología es solo un área. Es apasionante saber que hay cosas ocultas. ¿Tú que haces? 

- Planeo estudiar abogacía - dijo Eldar balanceando la botella de Coca Cola - Ya tengo aprobado el ingreso. Pero con esto que pasó estoy demorando las cosas un poco.

A Eldar se le cruzó en ese momento que sería el abogado del diablo.

- Tendrás que apurarte a ahora - dijo lucio haciéndole un gesto de complicidad - Se que tu familia te dejó un buen dinero que administra tu tía. ero ahora que eres mayor, puedes disponer de él.

- Si, algo así.

- Eso sumará puntos con mis tíos a la hora de la verdad.

- Hola - dijo Súmmum entrando a toda prisa a la cafetería - Lamento la demora, pero Alex no se sentía bien.

- El es Lucio - dijo Eldar levantándose de la silla - Es primo de Lyra.

- Encantado, me llamo Miguel - dijo Súmmum tendiéndole la mano.

- Como el Arcángel - dijo Lucio sonriendo.

Súmmum hizo un leve respingo y miró a Eldar encogiéndose de hombros.

- Estudia demonología.

- ¡Una ciencia apasionante! - exclamó Súmmum abriendo grandes los ojos.

Eldar lo miró como pidiendo que lo sacara de esa situación, pero Súmmum era terco y le gustaba hacerse ver.

- Yo soy ...

- Médico - dijo Eldar hablando encima de Súmmum - El mejor en toxicología. Trajo un antídoto para Lyra. Está envenenada con una rara toxina.

- ¡Genial! Ya mi tía me dijo de lo rara que es esa toxina - exclamó Lucio - Le devolverás la vida a mi prima y a mis tíos si funciona. Allí está el médico de Lyra. Si quieres lo llamo.

Eldar miró a los médicos y luego a Súmmum.

- Yo iré - dijo Súmmum.

Eldar no sabía cómo habían llegado a esa bola de mentiras, pero Súmmum le había seguido la corriente y vaya a saber que cosas le diría al médico para simular una charla profesional. Lo cierto es que luego de una conversación un tanto larga, ambos se dieron la mano y el médico de Lyra salió de la cafetería con el grupo que lo acompañaba.

- ¿Qué le dijiste? - preguntó Eldar por lo bajo mientras que se dirigían a la habitación de Lyra.

- Solo le dije cuanto lo admiraba por el enorme trabajo que estaba haciendo por Lyra y bla, bla, bla.

Eldar sonrió muy a su pesar por el desparpajo del Ángel.

- Es pecado mentir - le dijo.

- “Una mentira piadosa” - dijo Súmmum sonriendo.

- ¿De qué mentira hablan? - dijo Lucio detrás de ellos.

Lucio se había demorado por una camilla que estaban ingresando en uno de los ascensores y había quedado atrás, pero ya estaba entre ellos tan animado que parecía feliz

- De que Eldar no se siente bien mintiéndole a la madre de Lyra - dijo Súmmum haciéndole un guiño de complicidad a Lucio - Pero cuando Lyra se recupere será diferente.

- Claro - dijo Lucio palmeando el hombro de Eldar - Todo saldrá de maravillas.

Eldar odiaba que le palmearan el hombro y encima no se sentía del todo cómodo con la presencia de Lucio. No tenía la confianza como para que le palmeara el hombro de esa manera.

- Claro, seguramente. Últimamente todo me sale a la perfección - dijo Eldar sarcástico.

En el pasillo había unos médicos consultando unas carpetas de historias clínicas, pero ninguno de ellos era el que atendía a Lyra.

- ¿Te molesta si entramos a ver a Lyra? - dijo Eldar a Lucio con su mejor sonrisa.

Era evidente que el “entramos”, lo excluía y Lucio así lo entendió.

- No, me quedaré en el pasillo. No es conveniente que entremos todos. - dijo Lucio encogiéndose de hombros - Mientras, veré si llegan mis tíos. Hace un rato me dijeron que ya estaban por venir.

- Bien - dijo Eldar entrando a la habitación, sin prestarle mas atención.

Súmmum se pegó detrás de él y ambos se sintieron mas aliviados al dejar a Lucio afuera.

- ¿De dónde salió este tipo? - dijo Súmmum mirando a Eldar - Además sabe lo de Lyra.

- Es su primo. Estaba en Roma, estudiando Demonología. Casi me infarto cuando me lo dijo. En cuanto a lo otro, fue el médico de Lyra quien se lo dijo, le hicieron estudios de sangre.

- Era cuestión de tiempo.

Eldar se acercó a Lyra y la besó suavemente. De inmediato notó que sus labios estaban fríos y al apartarse pudo ver que su rostro presentaba unas lineas muy finas de color violeta. Apenas eran visibles, pero él pudo notarlas: parecían finas telas de araña de color violáceo.

- ¿Qué pasa con Lyra? - dijo asustado - Está fría...y esas líneas...

Súmmum se acercó y la miró detenidamente. Sin demoras extrajo del bolsillo una jeringa con un contenido verde claro. El contenido tenía como una fosforescencia.

- No tenemos tiempo - dijo colocando la aguja en la jeringa - La ponzoña de Eysêll está matando a Lyra, el niño en su vientre no es suficiente. Si no hago esto ahora ninguno vivirá.

Eldar le prestaba atención sin sacarle los ojos de encima. Seguía atentamente cada movimiento de Súmmum.

- Asegúrate que nadie entre - dijo Súmmum - Esto que estoy haciendo está mal.

- ¿De qué hablas? - dijo Eldar apoyando la espalda en la puerta cerrada.

- No soy su médico y si me descubren estaremos en problemas. Además, estoy interfiriendo con su destino. No debo hacerlo. Azrael me enfrentará después de esto.

- Estás salvando su vida - dijo Eldar con un gesto desesperado - ¿Qué hay de eso que dijiste en Argozz? Recuerda: “No estás aquí”.

Súmmum sonrió mientras que inyectaba lentamente el líquido verdoso en una de las vías de suero de Lyra.

- Si sigo rompiendo las reglas por ti, me sacarán de tu guarda y me enviaran a perseguir almas retorcidas. Ya fui advertido y castigado por haber dejado que Eysêll te mate.

- ¿No puedes decir una mentira piadosa?

-¡No se le miente a Dios niño! ¡No hay mentiras piadosas, aunque a veces se me escape alguna! Debes saber que no está bien mentir.

La voz de Súmmum sonó rara al decir esas palabras y Eldar prefirió no agregar nada mas.

- Ahora hay que esperar - dijo Súmmum mientras guardaba en su bolsillo nuevamente la jeringa vacía.

El líquido aún pasaba por la vía y Eldar no podía esperar a ver si daba resultado. Se acercó a Lyra y se sentó en el pequeño banquito; tomó su mano pequeña entre las suyas. Comenzó a besar sus dedos suavemente y suspiró profundamente, su frialdad de siempre había desaparecido. No podía fingir ser fuerte delante de Súmmum, de todas las personas que lo rodeaban el Ángel era el único que sabía todo de él.

- Dime que pasó con Alex - dijo apartando un mechón de pelo de su frente - ¿Cómo está?

- Se está poniendo mal. Creo que no tardará en trasformarse. Lo cual será muy malo para ella, ya oíste al Consejo

- Tenemos que hacer algo.

- No, no, no. - se atajó el Ángel - ¡No me mires a mi! Ya he roto demasiadas reglas. ¿De qué manera tengo que explicártelo para que lo entiendas?

Eldar abrió los ojos sorprendido por la respuesta, no esperaba esa contestación.

- Entonces... entonces puede revertirse - dijo quedándose con la boca abierta.

- ¡No!

- ¡Si, claro que puedes!¡ Eres un Ángel! Y ella carga una maldición.

- Los vampiros llevan una maldición y yo no debo interferir - dijo Súmmum seriamente - Y ya te dije que en la tierra soy apenas un mortal.

- Dime porqué elegiste estar aquí en lugar de estar en tu plano - dijo Eldar reflexivo - Tienes miedo que te castigue Dios pero vives como mortal y los mortales pecamos todo el tiempo.

Súmmum bajó la cabeza y evitó la mirada de Eldar. Se apoyó en la ventana del otro lado de la cama de Lyra y metió las manos en los bolsillos de su pantalón.

- Tengo una misión, que es cuidarte. No soy el único, hay otros como yo. Se mezclan entre la gente como lo hacen los demonios - dijo en voz baja - Hace muchos años que vivo como un humano. En cierta manera me gusta, pero no me olvido de mis obligaciones.

- Pero eres un Ángel, no puedes dejar de ser quien eres. Supongo que cada uno no pierde su esencia por volverse humanos.

- Aquí debo hacerlo. Si me comporto como lo que soy, seré castigado. No quiero ser desterrado, no seré un Ángel Caído. Solo me limito a guiarte a ti para que hagas las cosas bien. Nadie debe saber lo que soy. Lógicamente que cuando acepté guiarte no esperaba que fueras tan cabeza dura y caprichoso.

- Pero ya has roto las reglas - dijo Eldar entrecerrando un poco los ojos - Eso significa que conservas tu poder aún en tu forma humana.

- ¡Ssshh! - lo calló el Ángel - No es momento de tener esta charla. Nadie puede ver mi poder. Si lo ves, ya estás muerto. Ya debo irme. Alex me necesita ahora y será mejor que tu no te demores demasiado. Brenda estuvo temprano acompañando a Laugthy y se mostró bastante rara, hizo demasiadas preguntas sobre ti. Creo que sabe algo. No me gusta.

- A mi tampoco me gusta - dijo Eldar acariciando la mano de Lyra. -  De todas formas habrá que ver que se trae.

- Tenemos que irnos ahora.

- No quiero irme - dijo Eldar mirando el rostro de Lyra - No puedo dejarla.

- Luego puedes venir a ver como reacciona. Ahora hay un ejército de vampiros que anda suelto ocasionando problemas y uno de ellos tiene a Wolfgann. Alma espera a Esteban, las cosas están difíciles.

De mala gana, Eldar se separó de Lyra y salió de la habitación siguiendo a Súmmum.

Lucio estaba en el pasillo y bajó la mirada cuando los vio salir. A Eldar le pareció ver que el muchacho estaba algo raro, pero como no lo conocía demasiado trató de no prestarle demasiada atención.

- ¿Ya se van?

- Sí, tengo algunas cosas que hacer y cuando me desocupe volveré a ver a Lyra - dijo Eldar buscando la mirada de Lucio - ¿Tú estás bien?

- Sí, si, ya viene mi tía, así que la esperaré. Hablé con mi primo, se alegró de saber que estás bien.

- Bueno, dile a Erik que luego lo veré, que no se preocupe. Está bien, nos vemos luego - dijo Eldar sin poder encontrar la mirada de Lucio.

Iban por el pasillo buscando la salida y Eldar volteó para verlo varias veces, pero él seguía en la misma posición. Le pareció ver una mirada furtiva en una de la veces que volteó, pero no estaba seguro.

- ¿Qué sucede? -  Preguntó Súmmum

- ¿Notaste que Lucio estaba diferente cuando salimos de la habitación?

- Sí, nos escuchó hablando.

- ¡Ah! - exclamó Eldar - Y lo dices como si nada.

- Cuando vuelva a verlo le mandaré un hechizo de olvido y asunto arreglado. Ahora no tengo tiempo. De todas maneras si se lo cuenta a alguien dirán que exagera.

- Tan fácil lo dices...

- Es fácil - dijo Súmmum encogiéndose de hombros - Antes de ir al departamento debo pasar por lo de Selene. ¿Me acompañas?

- Si quieres puedo llevarte, pero ahora quiero ir a ver que pasa con mi tío abuelo. Cuanto antes me lo saque de encima mejor. Luego iré a ver a Alex.

- Entonces cada cual por su lado y luego nos vemos allá.

Se separaron en la puerta del hospital y Súmmum desapareció entre la gente que caminaba por la vereda.

El sol estaba a pleno. Eldar miró alrededor y aspiró una bocanada de aire. Todavía sentía esa sensación extraña de haber pasado tanto tiempo en la oscuridad y la luz directa le molestaba en los ojos. Cruzó la calle para buscar la BMW que estaba estacionada en la vereda de en frente. Se subió a la moto y se colocó el casco; era un alivio para sus ojos el acrílico ahumado que cubría el frente. Mas relajado, puso la llave y encendió el motor. De inmediato el ronquido suave de la moto llegó a sus oídos. Mientras terminaba de acomodarse, levantó la vista y sus ojos se posaron en la escalinata de la entrada del hospital. Lucio estaba parado en la puerta mirando a ambos lados de la acera; parecía estar buscando algo, miró a ambos lados y luego de un instante volvió a entrar.

Eldar bajó con cuidado el cordón y una vez en la calle aceleró y se perdió a toda velocidad entre los autos que circulaban; por el espejo del lado izquierdo pudo ver a Lucio nuevamente en la puerta del hospital.

***

- Bueno - dijo Alma desplomándose en el sillón - Por fín se fueron todos.

Ya era casi de noche. Habían tenido una sesión extra larga del Consejo, que Alma pensó que nunca terminaría. Resultó que al final nadie tenía pistas concretas de dónde podía estar Wolfgann. Todos habían dicho mas o menos lo mismo; que el líder de los Vampiros había desaparecido misteriosamente y algunos habían averiguado que había sido asesinado y que otro vampiro lo había matado por el liderazgo. Lo cierto es que varios miembros del consejo habían vuelto con esos datos, pero ninguno había podido averiguar quien era el vampiro misterioso que había ocupado su lugar; mas bien parecía una fantasía que una realidad..

En conclusión: Nada importante ni revelador, ni de Wolfgann, ni del líder de los Vampiros. Esteban Lougthy se había puesto furioso y organizó una comitiva en la que él mismo se incluía para “Echar luz sobre las tinieblas”, había dicho y luego se había marchado con dicha comitiva en busca de alguna respuesta.

También se había discutido acaloradamente de la situación de Alex y la decisión final había sido esperar a ver si se cumplía o no la transformación. Eldar había estado callado durante toda la discusión y solo se había limitado a observarlos discutir mientras que acariciaba las plumas negras de Niteris.

Alma había notado que algo lo preocupaba, pero no se animaba a preguntar. Estaba segura que Súmmum tenía algo que ver y que todo se relacionaba con Lyra. Había buscado la manera de hablar con Súmmum durante todo el día pero no lo había conseguido.

De alguna manera sacó fuerzas para hacer la gran pregunta.

- ¿Qué te traes con Súmmum? - le dijo a Eldar.

Eldar estaba improvisando unos acordes con la guitarra que había traído de su departamento. Dejó de tocar un momento y la miró a los ojos.

- Nada - dijo en tono distante.

- No me mientas niño. Te conozco. También a Súmmum. Algo pasa y no me lo puedes negar.  Ustedes se traen algo y me lo están ocultando.

- Nada, tía Alma. Hay un caos por resolver, eso es todo. Ahora me gustaría estar en mi habitación escuchando música o jugando Resident con Lyra. Mi vida normal. ¿Entiendes?

- Puedes contarme tú, con tus palabras...o puedo mirar en las Runas Sagradas.

Eldar resopló fastidiado levantando algunos mechones de pelo que caían sobre su frente.

- ¡Eres malditamente persistente! ¿Lo sabías? - dijo, molesto.

Sin decir nada mas, volvió a tocar los acordes, pero ésta vez de manera violenta. Alma tenía esa manera de disuadirlo y él odiaba que lo presionara. Dejó la guitarra a un lado y comenzó a pasar la púa entre sus dedos como una moneda.

Podía sentir los ojos de su tía clavados en él; podía escuchar sus pensamientos y eso lo estaba poniendo de mal humor. Sabía que Alma no cejaría en lo que se proponía averiguar y él estaba muy cansado.

- Lyra esta embarazada - le soltó de golpe dejando salir el aire de manera ruidosa.

Ya estaba dicho. Alma se quedó con la boca abierta y se llevó una mano al pecho. Por unos segundos se quedó paralizada sin saber qué decir.

- No te quedes muda. Querías saber. Ahora .... Solo ahórrate el sermón, no estoy de humor para un regaño de parte tuya. ¿Ok?

Alma cerró la boca y frunció el seño.

- ¡Por todos los Ángeles del cielo! - exclamó - No se que decirte. ¡No me hables de esa manera jovencito!

- Entonces mejor no digas nada - dijo Eldar cabizbajo.

- ¿Cómo es posible que no hayas cuidado a Lyra? Te dejaste llevar, como lo hizo tu padre.

Las palabras de Alma fueron como un latigazo en medio de la cara. Tan certera y tan dolorosa comparación. Sintió como si su corazón se aplastase violentamente. 

- Te pedí que no me des un sermón - dijo levantándose del sillón - Ya sé que hice las cosas mal, pero ya están hechas. Ahora solo puedo esperar a ver que pasa y acompañar a Lyra en esto. Es mi responsabilidad y la asumo. ¿Ok?

- Ahora comprendo por qué estaban tan misteriosos Súmmum y tu. Él lo sabía.

- Él fue quien me lo dijo a mí.

Alma sacudió la cabeza.

- ¿Te das cuenta de que es una locura?

- Si.

- Apenas tienes dieciocho años y existe algo que se llama preservativo.

- No me lo recuerdes. Casi me muero cuando lo supe. Pero ya está hecho...fui un idiota y lo asumo... No necesitas hacerme sentir peor.

Alma apretó los labios con fuerza. Tal vez era dura, pero estaba enojada.

- ¿Y Lyra cómo se encuentra?

- Mal. Aún no sabemos que pasará con ella. Súmmum me dijo que de no ser por el bebe ya habría muerto por el veneno de Eysêll. El niño la ha mantenido viva. Él también tiene sangre de demonio, en menor proporción, pero lucha por vivir. No se que hacer tía. Me siento avergonzado y un perfecto idiota.

Eldar estaba angustiado y asustado, y se notaba en el tono de su voz. Alma podía estar muy enojada, pero ver la cara de tristeza de su sobrino le ablandó el corazón. Se levantó del sillón y fue hasta dónde estaba Eldar.

- Visto de esa manera...no se que decir. Creo que las cosas se dan por algo. ¿Estas asustado?

Eldar la miró a los ojos un momento y alma pudo ver el brillo en su mirada.

- No hace falta que me lo digas - dijo dejando salir un suspiro - Apenas estrenas tu relación y pasa esto.

- Lyra y yo nos conocemos hace tantos años que siento que siempre fue mi novia. Pero, no es solo eso.

- Temes por su vida.

Eldar asintió con la cabeza. Su mirada se perdió mas allá de la ventana del living.

- Me siento culpable. Lo menos que quería era arriesgarla y mira todo lo que ha pasado. No quiero que le pase lo que a mi madre.

- Hiciste todo lo que estuvo a tu alcance Eldar. Fuiste capaz de dejarte matar para salvarla. Estoy segura que todo lo que hiciste por el bien de ella y de este mundo será recompensado. Ha sido demasiado peso sobre ti. Saber tantas cosas de golpe... lo de tu padre y... Tranquilo, no creo que le pase lo mismo que a Aline.. tu padre es un demonio puro y tu no... aunque...

- Mi padre estuvo aquí...

-¿Aquí? ¿En el departamento?

- No exactamente aquí...  En el hospital. Sabía que Lyra estaba envenenada.

- Claro que lo sabía - dijo Alma frunciendo el seño.

- No pienses mal - dijo Eldar mirándola de frente - Trajo la ponzoña de Eysêll y gracias a eso Súmmum pudo preparar un antídoto. Ya se lo administró a Lyra...ahora solo hay que esperar que surta efecto.

- ¿Un demonio salvando un alma? Tendría Dios que verlo.

- Tómalo cómo quieras - dijo Eldar enojado.

Alma se quedó pensando un momento.

- Es que no puedo creer que un demonio sea capaz de salvar un alma en lugar de tomarla para sí mismo.

- Al fin y al cabo alguna vez fue un Ángel - digo Eldar con un tono medio sarcástico en la voz - Tu me dijiste que no había sido malo con mi madre y de pronto desconfías de él.

- No lo tomes a mal. Pero el haber salvado a tu madre no lo aleja de ser lo que es en realidad. Él fue quien provocó lo que pasó con Aline.

- Piensa lo que quieras. Solo te digo que ha hecho un trato con Azrael para traerme de la muerte. Dios le dio la oportunidad de ser perdonado con el tiempo. Eso no lo hace tan malo ¿O, si?

Salió del living y fue a la habitación a buscar su campera de motociclista; la otra había quedado destruida.

Alex había sido llevada a la casa de Selene para que la bruja se haga cargo de controlarla, pero la cama guardaba unos rastros de sangre aún. Eldar sintió que tenía que verla, saber cómo estaba.

- ¿A dónde vas? - le preguntó Alma al verlo salir.

- A ver a Alex.

- Espera que regrese Súmmum.

- No, seguro lo encontraré allá.

- Pero Eldar, no es bueno que salgas solo. Están pasando muchas cosas extrañas y la noche está peligrosa.

Eldar hizo un movimiento rápido y algo brilló entre sus dedos. La Daga de Los Mundos relucía en su mano. La expresión de Eldar era extraña, estaba pálido y tenía un brillo especial en los ojos.

- Llevo mis armas - dijo fríamente - ¿Piensas que le temo a la noche? Ya estuve muerto.

Alma no tuvo oportunidad de decirle nada mas, porque él salió a toda prisa del departamento sin siquiera despedirse.

El viento frío que soplaba en el estacionamiento del edificio le dio en la cara aliviando su mal humor. Metió la mano en el bolsillo del jeans y sacó la llave de la moto. Se acomodó en el asiento y tomó el casco que estaba enganchado en el costado. Puso la llave en el tambor de arranque y apretó el botón del encendido eléctrico. Se quedó mirando los relojes para ver que todo estuviera bien. La burbuja de acrílico donde estaban los relojes brilló iluminada con una suave luz azul que contrastaba con las esferas blancas. Un papel pequeño y doblado en varias partes estaba enganchado en la unión del acrílico. Eldar lo tomó y lo desdobló para ver que era; casi siempre le dejaban publicidades y las odiaba, pero igual les echaba un vistazo.

El papel no era un volante publicitario. Era un trozo pequeño arrancado de alguna libreta y estaba escrito con unas letras grandes de imprenta a mano alzada.

“ SI QUIERES ENCONTRAR A WOLFGANN VE A LA FINCA ABANDONADA QUE ESTÁ DONDE TERMINA LA AUTOPISTA. NO LLEVES A NADIE SI QUIERES ENCONTRARLO VIVO”

Eldar se quedó perplejo al leer la frase y por un momento no supo que hacer.

Ya era de noche, aunque no demasiado tarde, no pasaría nada si daba una vuelta y miraba desde afuera, qué había en la finca. Tenía la Daga De Los Mundos con él, y la espada que su padre le diera colgaba a su espalda.

Puso el cambio y se colocó el casco. El motor de la BMW roncó suavemente cuando salió de las cocheras. Hizo unas cuadras y lo detuvo el semáforo de la avenida principal. Varios autos se detuvieron con él. Uno en especial estaba demasiado cerca, pero cuando quiso mirar por el espejo para hacerle seña de que se corra, el conductor retrocedió un par de metros. “Son todos iguales de idiotas”, dijo entre dientes. Mientras esperaba que cambie la luz sacó el celular y marcó el número de Súmmum. Al otro lado, el teléfono sonaba sin que Súmmum atendiera.

El conductor del coche de atrás tenía las luces altas prendidas y estaba encandilando a Eldar por los espejos. 

El teléfono de Súmmum seguía sonando. La luz del semáforo se puso amarilla y Eldar guardó el teléfono. Una sombra oscura pasó por encima de su cabeza. Niteris estaba allí entre las sombras de la noche; a donde fuera Eldar, el pájaro no dejaba de seguirlo.

Súmmum debería tener el teléfono en vibrador y no se daba cuenta de que lo estaba llamando. Sonrió con la idea de que fuera posible que un ángel hablara por celular. Si alguien se lo hubiera mencionada alguna vez se habría reído.

La luz se puso verde y Eldar avanzó mezclado entre los demás autos que conformaban el tránsito. El maldito imbécil de atrás seguía encandilándolo con las luces de su auto.

Hizo varias cuadras en esa situación hasta que se salió de la avenida para tomar la autopista.

- Idiota - dijo mirando por el espejo.

Subió a la autopista solo para hacer unos tres kilómetros hasta donde terminaba. El automovilista parecía haberse dado cuenta y bajó las luces, pero seguía detrás de él. Estuvo tentado de ponerse a la par para insultarlo, pero prefirió no darle más importancia de la que merecía.

Miró el cartel de color verde y letras brillantes que señalaba la salida y el final de la autopista; después el camino continuaba, pero transformado en ruta.

Bajó la velocidad y salió bordeando una curva para tomar la calle lateral. Hasta dónde sabía, la única finca que había allí estaba al final de la calle y estaba abandonada hacía tiempo. Los carteles de VENTA de la inmobiliaria que pretendía venderla estaban llenos de herrumbre.

El lugar era un descampado enorme al costado de la autopista, las primeras casas estaban como a doscientos metros.

- ¿De quién es esta cobacha? - dijo mirando el papel.

Pensó en volverse e ir para la casa de Selene como había pensado en un principio, pero tenía curiosidad.

Se detuvo lentamente frente a la casona de estilo victoriano que apenas se mantenía en pie dentro del terreno y apagó el motor.

El teléfono de Eldar comenzó a sonar. Era Súmmum.

- Hola.

- Eldar, me llamaste y no pude atender. ¿Pasó algo?

Eldar volvió a mirar el papel.

”NO LLEVES A NADIE SI QUIERES ENCONTRARLO VIVO”

- Todo está bien - dijo guardando el papel en el bolsillo.

Por detrás de él pasó el auto que lo encandilaba en el camino y siguió de largo a muy baja velocidad. Eldar lo siguió un tramo con la mirada y sacudió la cabeza.

- ¿Dónde estás? Escucho tránsito.

- Estoy recorriendo las calles. Necesitaba salir a tomar aire. Alma me increpó por lo de Lyra y me puso de mal humor.

Miró el cielo nublado. Parecía que llovería pronto. 

- Yo estoy en la casa de Selene. ¿Por qué no vienes y me das una mano con Alex?

- ¿Cómo está?

- No muy bien. La transformación es dolorosa. Pero se pondrá bien después.

Eldar se pasó la mano por la cara y miró la casa. Le preocupaba Alex, pero tenía que ver que había dentro.

-En un rato estaré por ahí. Ahora tengo que cortar.

- ¿Dónde estás? Eldar, no te metas en problemas.

Eldar apretó los ojos haciendo un gesto de haber sido descubierto.

- Nos vemos luego Súmmum. 

- No te atrevas a cortarme. Se que vas a meterte en problemas. Dime dónde estas y...

Eldar cortó la llamada y se guardó el teléfono, no sin antes ponerlo en vibrador.

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