Este capítulo está imperdible...
Muchas cosas se comienzan a aclarar y puede pasar cualquier cosa impredecible...
ya quiero leer sus comentarios!! Por favor no se olviden de dar me gusta a esta historia!!!
BRUNO
Trini hace un esfuerzo por pronunciar una palabra.
Con Bianca nos acercamos a escuchar.
—Ffaa..bi..án—pronuncia con dificultad.
—¿Qué pasa con Fabián? —pregunta Bianca.
Miro a Trinidad quien abre sus ojos como platos y levanta sus cejas mirándome expectante.
—Trini... ¿Qué quieres decirme? ¿Qué hizo Fabián?
Pienso en toda la evidencia, en cada dato que ella había seleccionado en el sobre que dejó. Nada señalaba a Fabián Reinoso. Pero tampoco había ninguna prueba contundente de que Catalina o Julián fueran los culpables. ¿Sería que Fabián era la pieza que faltaba en este rompecabezas?
—¿Fabián mató a Evaristo? —sugiero ante la mirada de Trinidad. Ella asiente.
—Fffaab...ián
—¿Reinoso es el asesino?
—Sssí. Mmmás...
—¿Qué más Trini?
—Ann... ge...
—Angélica Montemayor ¿Qué pasa con ella?
—Fffa...
—¿Fabián mató a Angélica?
Bianca se lleva las manos a la boca.
—¡Por Dios! —exclama—¿Cómo es posible tanta maldad?
Trini aprieta mi mano para que vuelva a mirarla.
—Juu..lían... —susurra con esfuerzo
—¿Qué pasa con Julián? ¿También es el asesino?
—Hiii...jo, Ffa...bián
—¿Qué quieres decir? ¿Julián es hijo de Fabián?
Ella asiente con la cabeza.
No puedo creer todo lo que estoy escuchando.
"¿Cómo pude haber sido tan ingenuo? Lo tuve frente a frente y nunca sospeché de él. Se burló en mi misma cara."
—Bru...no... —dice mientras unas lágrimas caen por sus mejillas.
—¿Qué más? ¿Por qué lloras? Dime...
—Fffa... bián
—Si me aseguraré de que pague por cada uno de sus crímenes, buscaré evidencias y todo lo necesario para que pase sus últimos años tras las rejas—digo intentando calmar y darle seguridad.
Hace un nuevo esfuerzo.
—Faa... bián... cho... que...
La miro confundido.
—Ro... ja... cam... io...ne...
—¿Qué dices? No te entiendo—digo frustrado.
Bianca ahoga una exclamación y su rostro palidece.
—¿Qué sucede Bianca?
—Creo que lo que está diciendo es que Fabián Reinoso... fue quien... la atropelló. Él tiene una camioneta roja.
Una furia ebulliciona desde lo más profundo de mi interior.
Miro a Trinidad y con lágrimas en los ojos asiente.
Suelto su mano y camino hasta el otro extremo de la habitación.
Quiero romper algo, quiero golpear a alguien.
—Bru... no...
Giro hacia la cama, y mi dolor y bronca aumentan al pensar que ella está así por culpa de un comisario asesino y corrupto de quien nadie nunca ha sospechado.
—Bianca. Llama a Lucas—digo con el pulso acelerado y la respiración agitada por la ira que erupciona en mi interior—, que venga a tomar declaración del testimonio de Trinidad. Explícale lo que ella ha visto y que redacte un acta declaratoria. Firma como testigo y que Lucas selle y firme el documento. Regresaré esta noche.
—¿Qué vas a hacer Bruno?
No puedo explicarle.
—Cuida de Trinidad— digo mientras camino hacia la puerta.
Lleno de odio y bronca enciendo el motor del auto y en lo único que pienso es en matar a Fabián Reinoso.
Llego a Alpa Corral a las 13 hs. Sé donde encontrarlo.
Estaciono frente a la comisaría y antes de bajar del auto, saco mi arma de la guantera, reviso que esté cargada y la coloco detrás de la cintura del pantalón.
Camino a paso decidido.
El sonido de una radio invade el ambiente de la estación.
Roberto se encuentra en su escritorio escribiendo en la computadora. No ha notado mi presencia, lo que permite que pase directamente a la oficina del comisario.
Detrás de un amplio escritorio de madera se encuentra cómodamente sentado Fabián Reinoso.
Se sorprende al verme parado en la puerta.
—Inspector... ¿Qué hace por acá?
—Vengo por el caso de Evaristo Contreras.
—¿Tiene nueva evidencia? El abogado de Catalina ha desestimado todas las pruebas que han sido presentadas hasta ahora, no hay razón para culpar a mi prima del asesinato de su esposo... y mi sobrino... es un buen muchacho, ¿Cómo cree que podría matar a su padre?
—Tengo que admitir que esta vez tiene razón Reinoso—digo con tranquilidad—. No sé cómo pude pensar que Catalina tendría la fuerza de empujar a un hombre del tamaño de Evaristo sobre la baranda del puente... eso no sería posible, en cambio, para alguien de su tamaño y contextura física... se vuelve mucho más sencillo... y sobre todo si lo hace para ayudar a la mujer que ama y es madre de su hijo ¿verdad?
Reinoso se pone en pie de inmediato.
—¿Qué estupideces dices?
—Solo estoy diciendo una teoría, una hipótesis de lo que creo que sucedió... ¿quisiera escuchar la versión completa?
—¡No tengo nada que escuchar! —dice con voz fuerte y exaltada, avanzando hacia la puerta queriendo escapar.
Saco el arma y lo apunto directo al pecho.
—¡Alto! ¡No se mueva! Vuelva a su silla y escuche lo que tengo que decirle.
Fabián levanta las manos y retrocede.
Permanece a unos tres metros de donde me encuentro.
Sabe que a esta distancia, un disparo al pecho dejará un orificio mortal en su tórax.
—Hace 40 años, cuando Catalina recurrió a usted por ayuda no pudo resistirse... ella necesitaba quedar embarazada para atrapar a Evaristo de manera definitiva, y antes de dormir con cualquiera... usted fue la primera opción. Estuvieron juntos varias veces hasta que por fin ella quedó embarazada. Eso lo llenó de orgullo pero no pudo evitar enamorarse perdidamente de ella. Sin embargo, Catalina amaba a otro hombre, a quien le dijo que el hijo era suyo. ¡Pobre Evaristo!, obligado a casarse sin amor, solo para responder como hombre ante el embarazo... no les importó arruinar la vida del pobre hombre.
—No tiene pruebas de lo que dice—exclama cruzando sus brazos sobre el pecho.
—Es cierto, solo es una idea mía...—digo de manera irónica—Mejor escuche toda mi teoría...
—Nadie le creerá una palabra de lo que dice.
—Quizás tenga razón... pero tendrá que escuchar lo que creo que sucedió. Ni usted ni Catalina esperaban que Angélica regresara al pueblo. La muchacha regresó en busca de Evaristo, seguramente habló con Catalina, le contó que había tenido un hijo y que necesitaba la ayuda de Evaristo porque sus padres se lo habían quitado.
Reinoso me mira de manera inexpresiva, pero niega con su cabeza a cada una de mis palabras.
—Catalina sabía que si Angélica y Evaristo se veían una vez más lo perdería para siempre, y no lo podía permitir. Nuevamente recurrió a usted, su cómplice incondicional, el padre de su futuro hijo... así que mataron a Angélica y arrojaron su cuerpo por el puente haciendo creer a todos que había saltado... ¡Qué conveniente, su padre Raúl Reinoso desapareció toda la evidencia del caso y ocultó la identidad de la muchacha!...
—Mi padre no tiene nada que ver en todo esto, no se atreva a involucrarlo—dice enfurecido.
—Eso lo determinará el juez que presida la causa... pero la historia continúa—comento moviendo el arma de un lado a otro— Catalina logró su objetivo y Evaristo se casó con ella. ¿Qué sintió cuando otro hombre se convirtió en el esposo de la mujer que amaba? Debió ser duro... lo peor seguramente fue verlo criar a su hijo como propio, escucharlo decir papá a otro hombre... Debió ser una tortura... una tortura que soportó durante 40 años. Ese era su lugar su lugar...Catalina y Julián eran su familia...
—Todo es una locura, no sé de qué hablas.
—No he terminado aún... falta hablar del hijo de Angélica. Su aparición no estaba en sus planes. Darío Montemayor nunca debió aparecer en el pueblo, pero contactó a Evaristo antes de que pudieran intervenir, sin embargo, esta vez la solución debía ser sacar a Evaristo del medio, antes de que hiciera las pruebas de ADN, antes de que cambiara el testamento... ¿Cómo terminaron en el puente esa mañana? ¿Evaristo había descubierto que mataron a Angélica? Creo que él los citó en el puente colgante, quería confrontarlos con la verdad...
—No tienes ninguna evidencia de lo que hablas—vuelve a repetir.
—Es cierto, no hay pruebas de que usted estaba en el puente, pero estoy casi seguro de que disfrutó diciéndole que había matado a Angélica y que ella murió en ese mismo lugar. ¿verdad? También disfrutó cada segundo de la caída del cuerpo de su cuñado en el cañadón del puente. Quizás hasta fue un sueño de años que se cumplía allí mismo... Ahora Catalina sería solo suya y nadie descubriría la verdad... Pudo engañarme a mí, el investigador que vino de la capital a profundizar la investigación, pero no contaba con la astucia y perseverancia de Trini, ella no estaba en su radar y casi logra exponer todo el engaño...
Cruza los brazos sobre su pecho y vuelve a negar con la cabeza.
—Matar a Trinidad resolvería todo. Las pruebas que ella había encontrado desaparecerían y nadie descubriría sus crímenes... ¿Sabe una cosa Fabián? Casi logra su objetivo, casi logra salir impune una vez más... pero Trini está bien. Se ha despertado y ella misma testificará que fue usted quien conducía la camioneta que la atropelló y fueron sus manos las que la arrastraron fuera del camino para que muriera allí, e imagino que también encontraremos sus huellas en la casa de Bianca...
Abre los ojos con sorpresa y avanza un metro hasta quedar muy cerca del cañón de la pistola que sostengo en mi mano.
—Bien, ¿Por qué no resuelves esto de una vez? —dice provocándome—. Dispara y has justicia por tu noviecita.
Sostengo el arma con firmeza y las ganas de apretar el gatillo aumentan con cada una de sus palabras.
—Vamos Bruno, los dos sabemos que con un buen abogado puedo salir libre muy pronto—dice de manera burlona—. A esta distancia no puede fallar, terminemos con esto de una vez.
Pienso en Trinidad, en Evaristo, en Angélica y mi dedo ajusta el gatillo.
Quiero matarlo. Quiero disparar y ver como su vida se evapora poco a poco y paga de manera justa cada uno de sus crímenes.
"Adiós Reinoso, despídete de este mundo"