Me quité la ropa y me di una ducha rápida porque olía horrible. El agua caliente fue quemando mi piel y se sentía bien. Poco a poco me fui sintiendo mejor. Las veces en las que mi padre me hirió no se borraban, pero entendí que mis cicatrices no definen lo que soy. Mi esencia radica en lo que puedo hacer a pesar de lo que me tocó vivir. Todos tenemos historias, a todos nos han hecho daño, y yo no quería seguir viviendo en medio de un trauma, o como una víctima. Quería desprenderme y seguir sanando porque lo que me pasó no desaparecería, me tocaba aprender a vivir con eso.
Cuando salí del baño me coloqué una sudadera con capucha y un short de pijama y salí a buscarla. Preparé dos tazas de chocolate caliente para ambas y me senté a su lado en el sofá de la terraza.
—¿Puedo peinarte? —preguntó y aún con dudas, le entregué el cepillo que llevaba en la mano, mientras yo le di un sorbo al chocolate.
Me senté delante de ella y dejé que cepillara mi cabello en un profundo silencio. La noche estaba nublada y no se veían casi las estrellas. Había parado de llover pero el ambiente seguía húmedo.
—Sabía que no podrías lastimarlo —respondió y tomó un sorbo de su taza para luego devolverla a la mesita que estaba al frente de nosotras y seguir peinándome.
—¿Tú...?
—Lo supe desde que cogiste la navaja, no eres muy discreta, artista.
—Hoy no quiero hablar de mí, Key —corté el tema.
No es fácil que descubran que querías matar a tu papá y que luego te sigan tratando como si no tuvieras un puto problema. De verdad debía amarme mucho para no sentir miedo de mí.
—¿Y exactamente de qué quieres hablar? —preguntó sin dejar de peinarme y sentí una ola de nerviosismo recorrer mi espalda.
—De nosotras.
Dejó mi cabello cuando escuchó mis palabras y me colocó la capucha del sweater para luego halarme hacia ella.
—Somos amigas.
—Lo sé, pero...
—Sin peros —me interrumpió—. Sé que estás enamorada de Julie y no debí besarte.
—Ya ella sabe lo que pasó.
—¿Y aun así te dejó venir de viaje conmigo? —preguntó sorprendida—. Se tienen mucha confianza.
—O tal vez confía en ti.
—Artista... —Iba a decir algo más, pero se quedó en silencio.
—Confía en ambas y yo no voy a fallarle.
—Yo no voy a fallarte a ti, no voy a besarte de nuevo.
Sus palabras me quemaban porque conocía sus capas, las corazas con las que iba regalando sonrisas cuando su alma lloraba.
—¿Por qué tiene que ser tan complicado? ¿Por qué tuvimos que cruzar la línea? —pregunté con frustración y me recosté del espaldar del mueble junto a ella.
—¿Puedo hacerte una pregunta? Solo una.
Asentí aun sabiendo que probablemente no sería una respuesta fácil, y ella se situó frente a mí. Sus ojos estaban más claros que nunca, incluso en la oscuridad iluminaban mi espacio. Se quedó pensativa antes de bajarme la capucha del sweater y luego de unos instantes de silencio, por fin habló.
—Si pudieras cambiar todo, y tuviéramos el poder de viajar al pasado, sabiendo que en el futuro volverías con Julie, ¿hubieses preferido que no nos besáramos y que no hubiésemos estado juntas sexualmente?
—No lo cambiaría.
—¿Por qué? —preguntó y sus ojos se oscurecieron—. ¿Por qué no evitarlo si tú no tienes relaciones sexuales con nadie que no ames? Estabas vulnerable, triste, y al final... terminamos teniendo sexo. Pensaste que nunca volverías con el amor de tu vida, pero volvieron. ¿Por qué, si tuvieras el poder de cambiarlo, no lo harías? No tienes que mentirme. Soy fuerte como para entender la realidad. Fui una excepción en tu vida porque estabas despechada, y despechados cometemos errores, pero...
—Tú no eres un error —la interrumpí—. No estuve contigo porque estuviera triste o deprimida, sino porque lo quise y no lo cambiaría porque me gustó lo que sentí.
—Siempre has dicho que el amor es mejor que el placer.
—Y lo mantengo —respondí.
—Entonces no lo entiendo.
—¿Qué parte no entiendes?
—Aunque te haya gustado lo que tuvimos, fue solo placer, ¿por qué no borrarlo?
—¿Tú preferirías borrarlo?
Se quedó en silencio y dejó de observarme para mirar hacia la montaña.
—Preferiría cambiarlo para que no te sientas nerviosa con mi presencia —habló pausadamente y sonrió, o hizo el intento de una sonrisa—: Sé que tus nervios radican en que no me correspondes y por eso no quería decírtelo. Nunca he sido una cobarde, pero preferí serlo si eso significaba que te sintieras cómoda conmigo como amigas. Ahora intentas alejarte, como en el carro que despertaste en mis piernas, y te avergonzaste.
—No podemos borrar algo por los resultados, tú me lo enseñaste. Y si me siento nerviosa es porque tengo novia y no quiero perderla ni ser desleal, no quiero hacerlo, pero te equivocas si crees que es solo por eso, también es porque te quiero, y me duele saber que puedo hacerte daño si me acerco demasiado.
—Tú no escoges lo que puede o no hacerme daño, y para ser sinceras, Julie fue a hablar conmigo después de que le contaste.
—¿Cómo?
—Que fue a buscarme y me reclamó por besarte y me amenazó con cortarme la lengua si volvía a ponerla dentro de ti. —Me quedé sin palabras y Ksenya tuvo que volver a hablar después de sonreírme, así que no supe si bromeaba o decía la verdad—: Me disculpé por lo que hice y no, Sophia, ni siquiera me siento orgullosa por habértelo dicho, por ser tan egoísta de pensar solo en mí y confesártelo, sin pensar en ella y en ti, en ustedes, pero no me arrepiento de besarte si eso te trajo a la realidad.
—¿Me puedes decir qué te dijo?
—Entiendo que te hayas enamorado de ella es lo único que voy a decirte sobre nuestra última conversación.
Quería saber qué habían hablado y mi yo chismosa no aguantaba la incertidumbre, pero no insistí porque sabía que no habría forma de que me dijera y me quedé mirando el horizonte, estaba lloviznando de nuevo.
—Yo no borraría lo que tuvimos —dije después de un rato.
—Lo dices para no lastimarme y está bien, artista. No volveré a preguntar.
Un nudo en la garganta hizo que las palabras no salieran. Ella no me creía, pero era cierto. No me arrepentía de ningún momento a su lado.
—Yo no tengo sexo solo por tenerlo, en eso tienes razón —corté el silencio y ambas estábamos recostadas de la pared, aún sentadas en el sofá.
Nuestra vista era hermosa a pesar de que era de noche. Podíamos ver las montañas y la lluvia daba un ambiente de nostalgia que hacía que pesaran las palabras. Ella era una de las personas más importantes en mi vida. No podía evitarlo, su compañía me daba una tregua de todo lo malo y sus ojos demandantes y retadores por mucho tiempo me motivaron a avanzar.
—Volvería hacerlo, si retrocediéramos el tiempo, volvería a hacerlo. Volvería a amarte porque esas noches eso fue lo que hicimos, no fue solo sexo y ¿sabes qué? Eso no es un error.
—Pero...
—No estaba con Julie y me he cansado de sentirme culpable durante toda mi vida, ya no. Esta noche di un paso sin retorno y lo di sola por mi impulso, sin que nadie estuviera guiándome. La decisión que tomé es la de ponerme en primer lugar y alejar cada una de las culpas. No soy culpable de haberte amado y no voy a mentirte, no voy a estar aquí, contigo, escondiendo mi mirada. —Volteé la cara para verla—. Mírame —le pedí—. Si retrocediera el tiempo lo haría, pero no para huir de tu tacto, sino para volver a repetirlo.
—Sophi...
—Estamos hablando con la verdad y durante toda mi vida pensé que era culpable. Pensé que era mi culpa lo de mi madre, o que mis hermanos se fueran, o lo que ocurrió en el Roraima. Pensé que era mi culpa que Julie se sintiera mal. Pensé que fui culpable de que tuviera relaciones con Belén, o sufriera por saber que yo era novia de Noah, o que él me hiciera daño mintiendo, y no. Yo tenía mi vida y mis procesos antes de Julie. Noah era parte de mi vida, pero fue un amigo que confundí con amor y mi error fue mentir. Mi error fue no entender lo que estaba sintiendo. Pero ni siquiera tenía sexo con Noah, y aunque fue tarde... al final fui sincera. Y ¿sabes qué? Siempre cuestioné lo que yo hacía, culpándome día y noche, y esta vez será distinto. Ella estuvo con Chiara y yo contigo. Julie pudo no haber sentido o sentir amor, no lo sé, pero somos distintas y yo no tengo sexo solo por placer, y tú no fuiste la excepción. Esta noche cambia algo de mí, y no sé ponerlo en palabras, pero estoy transformándome.
—¿Qué cambia en ti?
—Ya no soy Sophia la víctima, ni tampoco Sophia la única culpable, solo soy Sophia. Y todos nos equivocamos, eso está bien, pero jamás supe perdonar mis propias equivocaciones. Ella se equivocó con Belén, y yo me enamoré de ella teniendo una relación en la que estaba por dependencia y por sedar mis miedos y no por amor de pareja. Sucedió. Benjamín me odió por eso, Britanny, Belén y muchas personas lo hicieron, como su madre. Pero me olvido de eso, y de mi yo del pasado que me hizo creerles. Ya no me importa.
Me levanté a la terraza y por impulso grité. Grité como una demente a la que no le importa nada, grité con la libertad que trae una revolución. Ya no era la misma y mi nueva versión nunca más aceptaría que otros la juzgaran desmedidamente.
—Que vengan y se vayan los juicios, que no pueden tocarme. Que ya no voy a creerles. Ya nadie me hará dudar de lo que soy. ¡La puñetera vida es más que las mentes vacías que ven todo de un solo color! Mi vida es de colores y así como perdono a otros, tengo la capacidad de perdonarme y aprender, pero sobre todo... de no vivir culpándome ni permitir que otros lo hagan.
—¿Tu papá te drogó? —inquirió ella, en broma y sonreí.
Me sentía libre. Me sentía como no me había sentido en mucho tiempo.
—Key... ¿Recuerdas la noche en Australia? ¡Esa noche me enseñaste a reírme de la vida y a amar mi dolor! A vivir con lágrimas y sonrisas. ¡A dejar que la corriente me arrastre unos segundos y a luego tomar el control! ¡Hoy quiero que sintamos el aire! Quiero que me veas libre. Porque a partir de ahora lo soy. ¡A partir de ahora abro la jaula en la que me encerré!
Key se paró y gritó conmigo por unos cuantos minutos en los que nos sentimos eternas. Era la ciudad, mi país, un nuevo comienzo y cientos de experiencias. Mi alma estaba satisfecha y mi cuerpo también.
—¡Durante demasiado tiempo he sido víctima de mí, pero ya no! Soy una buena persona, y no soy menos buena porque admita frente a ti que no me arrepiento de lo que hicimos. No sabía que la batalla era contra mí, y era así, pero lo que necesito en este instante es abrazar lo que soy. Pienso tanto en los demás que siempre estoy de última y hoy quiero estar de primera. Quiero ponerme en el puesto uno y eso significa aceptarme, aunque signifique estar sola.
—Nunca vas a estar sola.
—No es malo estar sola.
—No me importa —soltó agarrándome por la barbilla y obligándome a verla—: No quiero que te alejes de mí.
—¿Y es justo para ti quedarte sabiendo que no puedo darte eso que te mereces? Nunca te he mentido. Estoy enamorada de Julie. Que no me arrepienta de lo que hicimos no significa que pueda decirte que yo no la amo.
—Julie y yo ya hablamos —respondió—. Sé que la amas, artista. Pero ella y yo ya tuvimos una conversación.
—¿Eso qué significa?
—Que no te amo con el cuerpo, porque el cuerpo se muere, significa que te amo con el alma, porque me enseñaste que es eterna.
Se paró frente a mí y respiré profundo llenándome del viento, de mi respiración, del ambiente que iba creándose entre nosotras. Mi cabeza iba rápido, pensé tantas cosas en tantos segundos, como si una tormenta de arena se estuviera desencadenando en mi cerebro.
—Vive este instante y no pienses más de la cuenta... por favor —repitió cerca de mí y una lágrima cayó por su mejilla, se la quité y aparté un mechón de su pelo que le caía en la cara.
—Dices que no te hago daño y estás llorando.
—Nunca dije lo que siento cuando estoy más feliz, o más orgullosa, pero si alguien me hubiese preguntado... sin duda en este momento te señalaría a ti.
—Key.
—Algunas lágrimas no son de tristeza, si lloro al verte es porque te considero un pequeño milagro. Estar contigo en este instante no es poco. Verte liberar las cadenas y abrir la jaula en la que durante tanto tiempo te vi crecer, eso es el paraíso. No te pido nada y mira el cielo... la lluvia cae implacable, la ciudad está repleta de gente, en el mundo están naciendo un montón de personas, y en medio de esta noche... tu mirada se posa en mí y puedo ser parte de esto que no sé qué es o cómo llamarlo, pero esto es...
—¡Una revolución! —volví a gritar sintiéndome plena.
Era yo y me abracé empapándome con la lluvia en una terraza que me estaba viendo volver a nacer. Me estaba viendo abrir la jaula y extender mis alas dormidas con la certeza de que poco a poco iban a despertar.
Un relámpago iluminó el cielo y observé a nuestro alrededor: las gotas de lluvia impactaban con fuerza sobre la piscina. Volví a sus ojos que me miraban con anhelo y nuestras miradas inventaron su propio dialecto. La lluvia se confundía con mis lágrimas. El sonido de un trueno resonó en el aire, una metáfora idónea para la rebelión que se desarrollaba en mi interior. Sus palabras se repetían en mi cabeza, pero... era diferente. Yo estaba enamorada, no dudaba de mi amor por Julie, era el amor de mi vida, con quien imaginaba pasar mi vida. Esperaba paciente a que fuera de noche para que llegara, y los pocos minutos que pasábamos juntas eran mi recompensa al final del día. No era como si hubiese dejado de amarla, porque de ser así, lo mejor sería ser honesta, pero mi amor seguía creciendo. Crecía de forma desmesurada. Y aun así... Ksenya estaba frente a mí logrando que un nudo en mi estómago me oprimiera.
Me vi tentada a apartar la mirada, pero no lo hice.
—Las circunstancias nos impiden estar juntas como pareja, pero no lo has entendido, no necesito estar íntimamente contigo para ser feliz.
—¿Cómo lo haces? —le pregunté.
—Supongo que se trata de lo que siempre me hablaste y solo contigo entendí, se trata de amor.
—Amas distinto.
—Y no por eso mi amor es menos real —respondió Ksenya con la voz entrecortada.
Ambas nos quedamos en silencio contemplando la lluvia y aunque estábamos bajo techo, algunas gotas estaban cayéndonos gracias a la fuerza del viento.
—Perdóname por gritarte hace un rato, al final... me alegra que estuvieras allí —le dije y era cierto. Había actuado inadecuadamente por el miedo, la rabia y el dolor, pero ella solo me envolvió en su abrazo—: Aunque no debiste arriesgarte, no mides los peligros, a veces crees que vives en uno de tus videojuegos, de igual forma ¡gracias!
—¿Lo dice la que tiene ínfulas de heroína? —bromeó Ksenya y se destensó el momento entre ambas, mientras un rayo de luna se filtró entre las nubes iluminando la noche oscura.
No hablamos durante un rato, hasta que nuevamente fue ella la que cortó el silencio.
—En este mismo instante, hay un mundo alternativo en donde no llegué tarde —La lluvia se intensificó y tuvo que hablar más fuerte porque otro trueno impactó el cielo—: El amor que siento por ti trasciende el tiempo y el espacio, y ahora lo entiendo. Entiendo cuando decías que esto era mejor que el sexo. Es como una droga que se alimenta de tus sonrisas, por eso me da igual que estés con ella, si tengo la dicha de verte sonreír porque sea como sea, sé que ella es la que te hace más feliz.
Me quedé inmóvil observando cómo Key iba perdiéndose hacia el interior de la casa.
Me quedé con la noche lluviosa, con la guerra entre truenos y relámpagos, con sus palabras, con su cariño, con mi voz quebrada y la sensación de que me faltaron palabras, pero el silencio fue lo único que pude decir.
Nota de autor: ¡Buenas! Capítulo corto. Perdón por no subirlo anoche. Me sentí mal y el dolor de la nariz aumentó, me tomé las pastillas y bueno, quedé más drogada jaja no podía ni leer. Ya estoy entrando a quirófano en breve.
Les pido en este punto se dejen llevar leyendo y sorprendiéndose por lo que que queda de la historia. Estamos en los capítulos finales, y lo importante en los próximos 5 o 6 capítulos es disfrutar de la historia y de los personajes.
Preguntas:
1. Parte favorita
2. ¿Sienten que Sophia tiene razón en lo que dijo de su pasado y tratar de ponerse en primer lugar?
3. ¿Parte que no les gustó?
4. Qué piensan que sucederá en el final
Los leo