Adrienne Lively:
—Mi papá llamó ayer por la mañana y se disculpó, hablamos y bueno...tenía que invitarlo —confesaría Landon con una media sonrisa.
Él se hace a un lado y puedo apreciar que no solo están su madre y padre ahí, sino también amigos del trabajo
—¡Incluso Mery está aquí! ¿Cómo lograste que tantas personas vinieran acá? —le preguntaría impresionada al ver la cantidad de personas.
—Cuando hablamos me di cuenta que te merecías más que una boda pequeña, mereces estar rodeada de la gente que te ama Adrienne.
A lo lejos puedo observar a mi padre acercarse y de pronto empiezo a ponerme nerviosa pero no se ve como el padre con el que he estado enojada este tiempo, se ve como el padre que me cargo con cariño cuando era pequeña, el que me leyó cuentos de princesas, el que me cuidó cuando estaba enferma y el que me llevo a la escuela todas las mañanas. Se ve como el padre que había perdido desde que dejé Nueva York, el que quise con todo mi corazón antes de que cometiera el error de casarse con Sara.
—Adrienne...mi pequeña niña... —mi padre se acerca hacia mí y Landon le tiende la mano cordialmente.
—Señor Bennet, me da gusto que haya podido venir —le diría mi esposo con una sonrisa a mi papá.
—Papá... —me abalanzo sobre él y lo envuelvo en un abrazo simbólico.
—Estoy muy orgulloso de ti Adrienne, quería estar aquí antes pero mi vuelo fue retrasado. De lo contrario habría estado aquí para llevarte al altar, si me lo hubieras permitido —diría con la voz entrecortada.
—Estás aquí ahora, papá y eso es todo lo que importa.
—Oh Adrienne, te ves tan hermosa. Y yo...yo he cometido errores terribles. ¿Podrías perdonarme? —me preguntaría con lágrimas en sus ojos.
—Papá las decisiones que has tomado me hicieron mucho daño y todavía me duele, sanar esta ruptura entre nosotros no es algo que podamos hacer de la noche a la mañana, pero te perdono porque quiero que sepas que no soy alguien que guarda rencor en su corazón y quiero que compartas este maravilloso momento a mi lado pero necesito es que me prometas que dejarás a Sara permanentemente.
—Ya lo hice, nunca más será parte de nuestras vidas, lo prometo. Todo lo que quiero es otra oportunidad para ser el padre que te mereces mi niña —me abraza dulcemente y noto que sus hombros tiemblan con sollozos silenciosos —Te amo tanto bebé, lo siento mucho.
—Yo también papá... —le diría mientras le respondo el abrazo con cariño.
—Landon solo cuida de ella, ¿de acuerdo? —comentaría papá en un tono protector.
—Sí, señor. Lo prometo.
Después de este emotivo momento Landon me lleva de la mano a la mesa donde están sentados sus padres para poder presentarnos adecuadamente.
—Mamá, papá, les presento a Adrienne Downey, mi esposa —diría Landon con una sonrisa brillante, mirándome a los ojos.
Grace Downey tiene lágrimas en los ojos cuando se lanza hacia mí y me envuelve en un abrazo cálido.
—Lamento que nos haya tomado tanto tiempo darnos cuenta cariño, pero gracias por amar a mi hijo y hacerlo feliz.
—Bienvenida a la familia Adrienne, estamos muy felices de conocerte —diría su padre dándome también un abrazo.
—Gracias, gracias a los dos —contestaría con sinceridad ante sus palabras.
—Mamá...papá...Gracias por aceptar a Adrienne en la familia. ¿Sabían que aunque Adrienne es norteamericana, su madre biológica es francesa? —diría Landon con una media sonrisa misteriosa.
—Um, ¿no? No lo sabíamos —le respondería su madre.
—Cuando la conocí, se llamaba Adrienne Lively pero su certificado de nacimiento dice otra cosa. Quizá conozcan a su familia, al menos encuentran el nombre un poco familiar ya que se llama Andrea Black —les confirmaría con una sonrisa grande, tomándome por la cintura de manera posesiva.
—¿Andrea Black? Pero ella es...
Nos interrumpe otra pareja que acaba de llegar, se dirigen directamente a Grace sin notarnos y no es hasta que habla la señora que me doy cuenta que es mi madre y Edmond.
—Grace, lamentamos llegar tarde, hubo algunos retrasos en los aviones. Hemos estado tan ocupados tratando de encontrar... —voltearía su mirada hacia nosotros y finalmente cuando me ve, su boca se cae al piso en shock.
—¿Adrienne? —preguntaría con ilusión y tristeza plasmada en sus ojos.
—Hola maman supongo que me encontraste después de todo... —le diría con una sonrisa inocente.
—Mi amor, ¿cómo...? ¿Por qué? Yo solo...
—Damas y caballeros, demos un aplauso al nuevo señor y señora Downey, quienes bailarán por primera vez como marido y mujer —anunciaría Martina con emoción en la pista de baile, indicándonos que es nuestro momento para pasar a la pista.
—Estoy feliz de que estés aquí maman, Grace te contará todo, pero ahora bailaré con mi esposo —le diría con una sonrisa, tomando de la mano a mi esposo para poder dirigirme a la pista de baile.
—Te vez tan hermosa... —susurraría mientras estalla en llanto y Edmond la toma en sus brazos para consolarla.
Puedo observar cómo Grace se acerca a abrazarla y le susurra algo en su oído, que hace que mi madre se sorprenda y después ambas se rían como un par de niñas.
—¿Crees que ya lo sepa? —me preguntaría mi esposo con una linda sonrisa.
—Oh sí, lo sabe ¿Escuchaste esa risa? Mi madre tiene un sentido del humor muy especial.
—¿Puedo bailar con usted esta pieza, señora Downey? —me preguntaría Landon mientras me ofrece su mano como todo un caballero.
—Esta pieza y todas las que sigan mi caballero de ojos azules.
Landon y yo caminamos de la mano hacia la pista de baile, rodeados por nuestros amigos y familiares que nos observan con cariño. La música de Nat King Cole llena el jardín, creando un ambiente romántico y acogedor para la ocasión especial. Cuando llegamos al centro de la pista, Landon me toma en sus brazos y me atrae hacia él. Los dos nos quedamos mirando el uno al otro, nuestras miradas llenas de amor y ternura. El mundo parece detenerse por un momento mientras la música nos envuelve. Los primeros acordes de "LOVE" suenan y siento una oleada de emoción al reconocer la canción que Landon escogió para nuestro baile. Landon comienza a moverse con gracia, girando por la pista de baile mientras lo sigo en sus movimientos, sosteniendo suavemente sus manos.
Cada movimiento de Landon parece estar sincronizado con la música, y me siento cautivada por su habilidad para bailar. Es como si estamos en nuestro propio mundo, ajenos a todo lo demás excepto el sonido de la música y el contacto de nuestros cuerpos es único. Mientras la canción llega a su clímax, Landon me toma en sus brazos y me levanta en el aire, haciéndome girar suavemente. Río, sintiéndome como si estuviera volando. Cuando me baja, nos quedamos mirándonos el uno al otro con una sonrisa radiante en nuestros rostros. Finalmente, la canción llega a su fin y Landon y yo nos abrazamos, dejándonos llevar por la emoción del momento. Los aplausos y vítores de nuestros seres queridos resuenan en la habitación, pero para nosotros, el mundo solo está compuesto de dos personas que se aman profundamente y que han bailado juntos su primera pieza como esposos.
—Te amo —susurraría Landon enamorado.
—No tanto como yo te amo a ti, prométeme que no te vas a cansar de mí —le susurraría con emoción mientras tomo sus manos con cariño.
—¿Qué? Claro que nunca me cansaré de ti, si eres mi tigresa —afirmaría mientras toma mi cintura.
Me río y recargo mi cabeza contra su pecho y escucho latir su corazón.
—Puede que haya ido a Forever esa noche por una señal del destino...
—Fue la mejor señal que nos pudo haber pasado pero hablando de noches...la nuestra no se ha acabado aún señora Downey.
Con ustedes los Downey...