Landon Downey:
—¡El hijo prodigo regresa! —anunciaría mi primo Lorenzo con una sonrisa triunfal extendiendo sus brazos hacia mí.
Estoy borracho y no estoy de humor para las travesuras de mi primo. Si no estuviera tan ebrio, subiría los veinte escalones y lo arrojaría por el borde.
—Vete a la mierda Lorenzo...
Massimo y Noa se unen a la mini reunión familiar, Massimo me da un golpe amistoso en el hombre para después mirar como tropiezo con mis propios pasos para dirigirme al estudio de mi padre.
—¡Oye Landon! Por si sirve de algo, me agrado tu novia —comentaría Massimo con una sonrisa.
—¡A mí también! Bueno, me volví una fan de ella cuando te cerró la puerta en la cara, no me extraña que estés loco por ella —diría Noa con un pequeño guiño.
Simplemente asiento con la cabeza, aprecio su apoyo, especialmente ahora. No sé lo que Adrienne estaba pensando al darme esta supuesta libertad que ciertamente no la quería, pero una parte de mi entiende que necesitaba mi propio espacio para arreglar mis problemas familiares. Terminó conmigo para darme libertad y todo lo que hizo fue dejarme claro que ella es la única mujer amo y que amaré en mi vida. Aquí estoy, con toda mi familia finalmente reunida en un solo lugar y en lo único que puedo pensar es en mi tigresa. Dios, déjame arreglar esto, dame un milagro en este momento. Al abrir la puerta del estudio de mi padre, lo encuentro en su escritorio y es verdaderamente sorprendente ver a una versión más vieja de mí, me pregunto si así es como me veré dentro de unos años.
—¿Dónde está mamá? —le pregunto a papá cruzando mis brazos sobre mi pecho con una actitud defensiva.
—Todavía está en el hospital, te llevaré a verla después de que haya terminado con este papeleo —exclamaría mi padre con su típica voz grave, regalándome una corta mirada.
—¿Cómo está?
—Está herida, hijo. Su corazón se ha roto por esta situación —diría tratando de persuadirme para que logré reconsiderar lo que le confirmé días atrás.
—¿Sí? Pues mi corazón está roto, completamente destrozado de hecho —expresaría con coraje hacia las manipulaciones que han hecho conmigo los últimos años.
—¿Has estado tomando? —me interrogaría con un tono seco, viéndome directamente a los ojos
—No lo suficiente, al parecer todavía estoy de pie y puedo sentir el dolor. ¿Te das cuenta de lo que han hecho? ¿No soy lo suficientemente adulto como para tomar mis propias decisiones de mi vida?
—Landon, estás caminando sobre hielo muy delgado... —diría mi padre dándome una mirada de advertencia, levantando el tono de su voz.
—¿Honestamente crees que me importa? —caminaría hacia la pequeña mesa de la esquina de su estudio para agarrar whiskey de su mini bar y poder servirme otro trago.
Me dejaron beber en el avión y mi único objetivo ahora es emborracharme lo suficiente para pasar este día sin pensar en todo lo que ha estado atormentándome estos días.
—Huele a que has tenido suficiente, Landon —diría mi padre en un tono afligido mientras me observa, analizándome lentamente.
—No hay suficiente alcohol en este mundo para ser suficiente en este momento —le gritaría totalmente cansado de toda esta situación tan exasperante.
—Comprendo, aun así gracias por venir —admitiría mi padre, dándome un pequeño beso en mi cabeza.
—Si fuera por mí, todavía estaría en Manhattan. Agradécele a Adrienne, ella me rogó que viniera, no quería que arruinara mi relación con ustedes, si no me hubiera liberado... —suelto un suspiro y niego con la cabeza, el peso de todo eso es demasiado. —¿Vamos a ir al hospital o no?
—Creo que estás olvidándote de ti mismo hijo, te enseñe a ser más respetuoso que esto.
—Papá, esto me duele mucho, realmente estoy sufriendo ¿Cómo te sentirías en mi posición? Espero que disculpes mi comportamiento poco galante papá pero resulta ser que ¡Tengo el corazón un poco roto! El amor de mi vida me pidió...no, me rogó...que la dejara para que pudiera volver con ustedes, ¡Estoy seguro de que recuerdas cómo se siente tener el corazón malditamente roto! O quizá no, has despertado junto al amor de tu vida durante los últimos veintiocho años —le declararía ya harto de su displicencia conmigo.
—¿De verdad quieres usar ese tono conmigo? —me preguntaría mi padre ya viéndose cansado de mi actitud hacia él.
—¡Sí, creo que sí! Esto es infernalmente injusto, ¿Cómo te sentirías si estuvieras en mi maldito lugar?
—Hijo...cuando estaba en tu lugar, antes de conocer a tu madre, me sentía exactamente así, no entendía por qué mis padres me obligaban a casarme con alguien a quien no conocía. Entendía el acuerdo comercial pero en ese punto también me preguntaba por qué tenía que ser yo el que debía sacrificarse por la familia, teníamos más de lo que necesitábamos así que no podía entender por qué querían más. Al final, no pude agradecerles lo suficiente porque tu madre es una mujer maravillosa —confesaría mi padre, tratando de apaciguar mi enfado.
—También lo es Adrienne... —diría en un débil susurro.
—Queremos asegurarnos de que te cases bien, de que la mujer con la que contraigas matrimonio no lo haga solo por tu dinero o por los privilegios que tienes al ser un Downey.
—Te das cuenta de lo hipócrita que es eso, ¿verdad? Si yo no fuera Landon Downey a quien hubieras elegido para mí ni siquiera estaría en este tonto arreglo.
—Esta conversación no tiene caso, estás borracho —expresaría mi padre con su enfado creciendo hacia lo que le estoy diciendo nuevamente.
—Acostúmbrate, este va a ser el estado en el que estaré por el resto de mi vida.
—Juro que... una palabra irrespetuosa más de ti, Landon...
—Si, señor, lo que el señor de la casa quiera y mande, pero creo que lo mejor es que me vaya a la camioneta, ya no quiero hablar más contigo y no debo conducir en mi estado, así que te esperaré ahí —lo señalaría con un dedo, ya que si me quedo un segundo más puedo decir cosas de las que después me arrepentiré
Salgo tambaleándome del estudio de mi padre para después encontrarme a Noa en el pasillo.
—Lo siento mucho Landon, de verdad lo siento —expresaría Noa con un triste semblante, acercándose a mí para regalarme un abrazo.
—No te preocupes por mí todavía, Noa. Compadécete de la chica cuyo destino está siendo atado a la fuerza con el mío.
—¿Qué quieres decir con eso Landon? —preguntaría Noa con confusión.
—Solo espera Noa, preferiría morirme antes de casarme con otra mujer que no sea Adrienne Lively.
—¡Pero la familia te va a desheredar! —diría con preocupación.
—Ya lo hicieron y aun así aquí estoy, más miserable que nunca...
—Si necesitas ayuda, sabes que puedes contar con nosotros ¿verdad? —declararía Massimo palmeando mi espalda y brindándome apoyo como siempre.
—Lo sé, pero creo que esta vez lo haré por mi cuenta.
—Landon no te preocupes por tu madre, solo son unos pocos moretones y cortaduras, ¿ok?
Entiendo a la perfección lo que ella me está diciendo entre líneas, mi madre no está en estado crítico, esto fue probablemente una maniobra sucia para que yo volviera a casa. Mi padre y yo nos vamos con dirección al hospital en silencio, nos dirigimos sigilosamente a la habitación de mi padre y cuando ella me ve, empieza a llorar silenciosamente.
—¡Oh, Landon! Aquí estás, pensé que nunca te volvería a ver —al acercarme a su cama para darle un pequeño abrazo, me doy cuenta que Noa tiene razón ya que ella solo tiene un rasguño y en este punto me siento manipulado.
—Oh Dios mío, mamá ¿Cómo pudiste manipularme así? Saben, durante todos estos años, ustedes dos fueron el mejor ejemplo que tuve de cómo ser una persona decente, aprendí a amar de ustedes dos, aprendí a cómo tratar a las personas con respeto de ustedes. Así que puedes imaginarte cómo me siento al ver que he sido manipulado para estar en este cuarto de hospital contigo. Mamá, ¿en verdad necesitas estar en el hospital? —expondría decepcionado con ella, alejándome de sus brazos.
—¡No puedes hablarle a tu madre de esa manera! —me advertiría mi padre, colocando su mano sobre mi pecho.
—Nicholas, está bien, está sufriendo. Cariño, me han roto el corazón. El accidente fue real, no era yo misma ese día.
—¡No está bien Grace, eres su madre! —exclamaría mi padre, colocándose a su lado.
—No, tiene razón, mamá. Esto no está nada bien. ¿Sabes lo que pasó cuando me enteré de que tuviste un accidente? Me quedé ahí sentado en mi balcón y lloré como un niño pequeño porque pensé que te había lastimado así que el amor de mi vida comprendió mi dolor y me rogó que viniera aquí. ¡Terminó conmigo para que yo viniera contigo! Y resulta que tú estás bien ¡Perdí al amor de mi vida y tú solo tienes un rasguño!
—Bebé, ven aquí... —Mi madre me toma entre sus brazos y acuna suavemente mi cabeza, no he llorado contra el cuello de mi madre desde que era un niño, realmente me siento destrozado —Solo intentábamos cuidarte.
—Mamá, ustedes dos llevaron esto demasiado lejos. Manipularme de esta manera, esperaba más de ti. ¿Realmente tuviste un accidente? ¿Papá pago al personal del hospital para que fingieran?
—¡Landon, claro que no! ¡Discúlpate en este momento!
Suspiro y miro hacia otro lado, sé que por la bebida no estoy en mi mejor momento pero me siento con derecho de enojarme así que murmuro unas palabras de coraje.
—No alcancé a escuchar eso hijo, pero más vale que sea una disculpa. No te criamos para faltarle el respeto a tus padres —me expresaría papá con enfado.
—Dije que lo lamentaba...
—¡Dios mío! ¿Cuánto has tomado? Landon, hueles como una destilería. ¿Es por eso que estás actuando de esta manera? —me preguntaría mamá sorprendida por mi olor.
—Probablemente ha tomado todo lo que encontró de Nueva York a Chicago... —susurraría papá.
Mi padre y yo dejamos a mi mamá con la promesa de volver a verla pronto. Volvemos a la casa y tomo una siesta y una ducha. Más tarde, después de la cena, mi padre y yo compartimos un trago.
—¿Cómo sabes que no te vas a enamorar de tu prometida? —preguntaría papá dándole un sorbo a su bebida.
—Porque solo tengo un corazón y ya no es mío para dárselo... —pienso en Adrienne y en nuestros últimos momentos juntos, sé que se necesito algo de astucia para poner a mis padre de mi lado, pero ella lo vale todo.
—Siempre hemos pensado que estábamos haciendo lo mejor para ti, sé que seguimos diciéndolo, pero es la verdad hijo.
—Yo también, pero luego la conocí. Me di cuenta de que mi amor, mi lealtad mi alma...no era de ustedes para que la puedan comprometer a una mujer a la que consideraras digna, la elección es mía. Voy a ser yo quien decida si seré feliz o miserable el resto de mi vida, no puedes escoger mi felicidad por mí, nadie puede hacer eso por otra persona.
—Landon, rechazar a este acuerdo destruiría las amistades que hemos construido durante generaciones, su abuelo y el tuyo eran como hermanos.
—¿Entonces preferirías destruir mi vida? —le preguntaría con un nudo en la garganta.
—No, claro que no. Esa nunca fue ni será nuestra intención hijo —declararía muy seguro de sí.
No respondo, solo tomo otro sorbo de mi whisky y miro por la ventana sin un punto fijo, solamente reflexionando.
—Tu madre espera que la boda sea en dos meses...
—Entonces ella estará decepcionada.
—Landon... —susurraría mi padre en tono de plegaria, tratando de que reflexione y recapacité al menos un poco en mi decisión.
—¡Papá! Adrienne y yo prácticamente vivimos juntos y estoy seguro de que no es sorpresa para ti si te digo que hemos dormido juntos. Si voy a aceptar a este matrimonio, tengo que asegurarme al menos de que Adrienne no esté embarazada porque si lo está, no me importa si me desheredas, o borras cualquier rastro de mí en esta familia, no haré que mi hijo sea un bastardo y estoy seguro de que hasta tú lo entenderías.
—Me parece justo, pero a cambio quiero que hagas algo por nosotros.
—¿De verdad? ¿No me has pedido ya que le entregue mi vida a una mujer que ni siquiera conozco? —le preguntaría con frustración al notar su imprudencia.
—Quiero que cortejes a esta chica, que la conozcas, que se enamore de ti. Construye un vínculo, tómate un año, así es como usualmente los Downey lo hacemos —afirmaría papá con una sonrisa.
—¿Quieres que le de un año, aunque no esté enamorado de ella?
—No lo sabes hijo, yo no lo sabía y aun así sigo tan enamorado de tu madre como cuando me casé con ella. Cuando le propuse matrimonio fue por amor y no por el trato.
—¿De verdad? ¿Estás seguro de que esta mujer con la que me has comprometido es la mujer de mis sueños? Porque la última vez que revisé, yo ya la había encontrado y su nombre es Adrienne Lively.
—Un año hijo y si ella no te tiene ni siquiera un poco de cariño, te liberaremos —expondría mi papá con confianza y esperanza.
—¿Y si Adrienne está embarazada? —le preguntaría con un poco de esperanza.
—Cruzaremos ese puente cuando lleguemos a él, mientras tanto nos darás un año. No es mucho pedir, además si tu chica te ama tanto como tú dices, puede esperar por ti.
Un año se puede sentir como un infierno. Maldición, pero para mí un día sin ella se siente como una maldita eternidad no me imagino pasar por eso trescientos sesenta y cinco días más.
—Pero si no lo está...
—Pero si lo está, diablos. ¿Qué tal esto, Landon? Aún si no está embarazada y tu prometida no siente nada por ti, después de un año de noviazgo te dejaremos totalmente libre.
Quiero golpear algo, esto no va como esperaba. ¿Por qué no pueden ver que Adrienne es la única mujer para mí? Simplemente no la conocen y ya la están rechazando como si fuera una cualquiera.
—Creo que te acabo de ofrecer un trato justo —admitiría papá con una sonrisa brillante en su rostro.
—Déjame pensarlo, papá...
Dejo a mi padre solo en su estudio, un año es demasiado tiempo. Demonios, un mes es demasiado largo así que tengo que idear un plan para todo este desastre. Un mes, es muy poco para hacer que alguien se enamore, pero no demasiado largo para hacer lo contrario... Mientras sigo ideando mi plan perfecto saco mi teléfono para poder enviarle un mensaje a mi verdadera prometida.
«Chat con Adrienne»
«Landon»
¿Dónde vas a estar en exactamente cuarenta días? Déjame responder por ti... en Italia, cambiando tu apellido por el mío.
Solamente espero que mi plan salga como yo espero...