Una Black de ojos violetas ➳...

By LuisaLane-

506K 38.9K 12K

El día que Isadora Joanne Black vino al mundo, no sabía con lo que se iba a encontrar. No sabía que la magia... More

Prefacio (Aclaraciones)
Introducción
𝗔𝗖𝗧𝗢 𝟭
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
𝗔𝗖𝗧𝗢 𝟮
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
𝗔𝗖𝗧𝗢 𝟯
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
𝗔𝗖𝗧𝗢 𝟰
Capítulo 47
Capítulo 48
Capítulo 49
Capítulo 50
Capítulo 51
Capítulo 52
Capítulo 53
Capítulo 54
Capítulo 55
𝗔𝗖𝗧𝗢 𝟱
Capítulo 56
Capítulo 57
Capítulo 58
Capítulo 59
Capítulo 60
Capítulo 61
Capítulo 62
Capítulo 63
Capítulo 64
Capítulo 65
𝗔𝗖𝗧𝗢 𝟲
Capítulo 66
Capítulo 67
Capítulo 68
Capítulo 69
Capítulo 70
Capítulo 71
Capítulo 72
Capítulo 73
Capítulo 75
Capítulo 76
𝗔𝗖𝗧𝗢 𝟳
Capítulo 77
Capítulo 78
Capítulo 79
Capítulo 80
Capítulo 81
Capítulo 82
Capítulo 83
𝗘 𝗣 𝗜́ 𝗟 𝗢 𝗚 𝗢
♡ Gracias ♡

Capítulo 74

624 71 24
By LuisaLane-

Atravesé la pared de ladrillos que separaba King's Cross del andén mágico para ir hasta Hogwarts. Por última vez.

O al menos por última vez yendo yo al colegio.

Había aguantado muy bien las lágrimas, tras despedirme de todo lo que me había acompañado durante unos largos siete años.

Me había despedido de las travesuras, de hacer volar inodoros, de correr por el castillo de Filch y su gata. De escaparme de madrugada para bromear con Fred y George. De escaparme de madrugada para hablar con Cedric. De escaparme de madrugada para besarme con George.

Me había despedido de aquellos pasillos donde reí sin parar, donde me enojé, donde abracé, donde besé, donde lloré.

Me despedí de los libros, de sus historias, de las mías.

Me despedí de los terrenos. De esas veces que me senté en el césped a contemplar las nubes. De las veces que contemplé las estrellas. De las veces que arranqué la hierba mientras no sabía qué otra cosa hacer.

Me despedí de las veces que algún árbol me proporcionó su sombra para leer por la tarde. De las veces que algún árbol me proporcionó su escondite para estar horas junto a George allí.

Me despedí de un lugar, pero uno al que pude llamar hogar. Y a pesar de que el cambio era grande, lo estaba asimilando con felicidad.


Había aguantado las lágrimas.

Hasta que vi tanta gente alegre en el andén. Fred, George, Harry, Ron, Moody, Molly, Tonks... eran varios.

Pero cuando mis ojos se encontraron con los pálidos ojos color miel de Remus, el corazón se me achicó y las piernas me fallaron. Me temblaron, y no pude moverme.

Tan sólo recaí en sus brazos que me rodearon y fundí mi cara en su pecho, mientras los dos nos dábamos un largo y necesario abrazo.

Está pasando de nuevo —susurré como pude.

— Pero yo sigo aquí Isa. Estoy contigo —dijo con la voz quebrada— y te prometí que no te dejaría sola.

— Él también lo prometió Rem.

— Sirius no hubiese querido vernos así —dijo, separándose de mí. Ambos nos miramos. Me limpié las lágrimas de la cara, no quería que los demás me viesen así, además de que mi padrino tenía razón. A mi tío le hubiese gustado vernos reunidos recordando anécdotas sobre él, riendo junto a él.

Asentí con la cabeza y luego, viendo que sus ojos estaban lagrimosos, Remus se giró un poco, dándole paso a Tonks entre nosotros dos. Quien no dudó en darme un fuerte abrazo y decirme que yo había crecido medio centímetro.

Me reí, aunque con una última lágrima cayendo por mi mejilla.

Estaba a punto de ir a saludar a Fred y a George, cuando noté que Nymphadora le había dado la mano a Remus. Los miré extrañada aunque ellos ya dirigían sus ojos hacia Harry, que charlaba junto a Alastor Moody.

— ¿Tienen algo que decirme? —dije alzando una ceja. Ambos se giraron otra vez hacia mí, ahora con una pequeña sonrisa en sus rostros.

— Estamos saliendo, hace un tiempo.

Yo también les sonreí. Ya era hora de que esos dos aceptaran que se gustaban entre sí.


George se me acercó con paso firme y una gran sonrisa en el rostro.

No le pude decir ni hola que ya me había agarrado de la cintura para levantarme en el aire y hacerme girar.

— Te extrañé —dijo sonriéndome, mientras me plantaba un beso en los labios. Me dejó de nuevo en el suelo y le hice una mueca.

— Nos vimos hace dos días Georgie —ambos reímos.

— Es mucho tiempo —se llevó una mano al pecho, haciendo una mímica como si le doliera el corazón.

— Lo bueno es que ahora seremos libres de vernos cuando nos plazca —George agarró mi mano y nos acercamos hacia Fred, quien ya había dejado de hablar con Harry Potter— ¿Por qué hay tanta gente este año?

— Creímos que Harry necesitaba recordar que tiene una familia que lo quiere —dijo Fred, al verme a su lado— claro que, en parte también hemos venido para verte a ti. Pero no le digas.

— Se pondrá celoso de ti —me dijo George en el oído. Yo le pegué un codazo en las costillas. Él nada más se quejó.



Respiré con profundidad mientras caminaba junto a mi hermano por la soleada colina hasta llegar a la casa celeste que descansaba al lado de unos árboles de naranjas. No había visitado Ottery St. Catchpole desde hacía más de dos años, siendo la última vez aquella navidad que pasé en la madriguera cuando Remus era profesor en el colegio.

No había visitado otra vez aquella casa, ni la de Cedric, y mucho menos la mía. Así que todo parecía extraño a la vista pero tan familiar a la vez.


Artie me contaba cómo fueron sus últimos meses en Beauxbatons mientras nos acercábamos más. Me había explicado varias cosas por carta pero siempre se pierde información con la tinta y el papel, es mejor hablar cara a cara con la otra persona.

Me contó que yo fui un gran problema para su padre. No estuvo de acuerdo con que viniese a conocerme a mí ni a nuestros parientes y amigos. Mucho menos aceptó la idea de que quizás viviéramos juntos.

Pero Artie dijo que su padre nunca volvió a ser el mismo desde el día en que falleció su madre. Y lo entiendo, porque desde el momento en que falleció la mía, yo tampoco había vuelto a ser la misma.

Por eso es que me costaba tanto regresar a este lugar donde cada rincón y cada pequeña pelusa me recordaban a ella.

— Imagino que será difícil para ti —dijo él, mirándome con sus bellos ojos violetas. Asentí con la cabeza— pero estoy aquí de tu lado. Para atravesar estos momentos juntos. Mamá así lo hubiese querido, ¿Verdad?

— Sí, Artie —dije con un nudo en la garganta— a mamá le hubiese gustado vernos juntos otra vez en casa.

Asintió con la cabeza, algo apenado. Sé que no le afectaba tanto como a mí todo este asunto, pero al fin y al cabo ella también era su madre y hablar del tema o tan sólo verme a mí mal lo hacía sentir de la misma forma a él.

Era una conexión que nunca pude comprender en Fred y George, hasta que Artemis volvió a mi vida y todo tuvo sentido, todas esas frases que quedaban a medio completar, él tenía un final para ellas.


Busqué en el bolsillo exterior de mi mochila y saqué de allí un llavero colorido. Tenía un dije de una escoba y otro de una lechuza. Siempre me gustaron.

Le tendí las llaves de casa a Artemis. Él las tomó con firmeza y abrió entonces la puerta de entrada.

Tragué con dificultad antes de dar un paso dentro.

La última vez que había pisado mi casa fue poco después de la muerte de mamá y todo seguía intacto desde aquel momento. Hasta las plantas de las macetas en la entrada seguían estando allí, pero ya marchitas y secas por tantos años esperando de alguien que las regase.

Había telarañas por doquier. No era algo que me soprendiese, claro, pero si mamá hubiera estado viva no verías ni una sola araña por el lugar. Las odiaba.

Artie tomó mi mano con suavidad y me miró con una pequeña sonrisa.

— ¿Me darías un recorrido? —dijo.

Posé mis ojos por toda la sala de estar, rememorando cada anécdota que tuve y todos los sueños que dejé olvidados entre las paredes. Tomé una bocanada de aire, para llenarme de valor y al fin y al cabo tratar de aceptar que esta era mi nueva vida. Que a pesar de que la gente se ausentase, por una cosa o por la otra, también había compañía nueva.

— Por supuesto, hermano.



Apreté mis ojos una vez más para soltar las últimas lágrimas pendientes.

Sabía que a Sirius jamás le hubiese gustado que yo estuviera de esta forma, pero no podía entender cómo es que la vida me arrebataba a otra persona que quería, a otro ser amado.

Más sin embargo traté de mantener la compostura una vez más. No podía seguir viviendo en este estado, no podía pasar una noche llorando porque extrañaba a mi tío y porque de ser todo mentira estaríamos ahora viviendo juntos, y pasar la otra noche llorando porque extrañaba a mi madre y porque de ser todo mentira estaríamos ahora viviendo juntos.

Fuera cual fuera el panorama, ambas opciones me hacían sentir mal. Y creyendo que ya había dado por superado, o al menos mitigado, la muerte de mi mamá, al parecer era una herida que se había vuelto a abrir tanto con la vuelta de Artemis como por la falta de Sirius alrededor.

Pero por suerte todavía me quedaba Remus, me quedaban tía Meda y Ted, me quedaba Tonks y me quedaba Artie. Todavía la familia se podía recomponer.


Toqué en la puerta de la pequeña casa de Remus aunque él ya me estaba esperando. Me abrió con una leve sonrisa en el rostro y me saludó con un abrazo.

Me hizo pasar dentro y tomé asiento alrededor de la mesa redonda de la cocina.

— ¿Quieres un té? —dijo llenando agua en una pava— tengo uno de moras muy rico.

— Bueno, acepto —sonreí.

— ¿Sucedió algo? —preguntó Remus acercándose a la hornalla, mientras prendía el fuego con su varita.

— No, nada —negué con la cabeza— ¿Es que ahora no puedo visitarte? —Reí despacio— me tienes abandonada desde que volví de Hogwarts...

— Lo sé, lo siento. Estuve ocupado en unos asuntos que me encomendó Dumbledore —lo miré confundida— cosas de licántropos.

— Ah, ya veo —susurré un poco desconfiada.

— ¿Y Artemis? Creí que vendría contigo.

— Está ocupado, pero en otra ocasión vendrá... La semana pasada fuimos con George y Fred al shopping y luego al cine —cambié de tema— no te haces una idea de lo divertido que fue —sonrió levemente— eran como dos chiquillos entrando por primera vez a una juguetería, querían revisar hasta lo más mínimo.

— ¿Y cómo va la limpieza de tu casa? —me encogí de hombros.

— Bien supongo. Artie se está encargando más del asunto. A mi me cuesta... —suspiré— todo me trae recuerdos. Le pedí que se deshiciera de muchos muebles, que pintase todo como nuevo.

— Te hará bien. A ambos —quitó la pava del fuego para preparar dos tazas de té— no es comenzar de cero sino comenzar de nuevo.

Se acercó a la mesa y me tendió una de las tazas, que agradecí, para luego sentarse frente a mí. Tomó un sorbo y lo miré silenciosa. Esperaba que se enfriara más el mío.

— ¿Qué sucede? —murmuré, algo apenada.

— ¿A mí? —Dijo confundido— Nada.

— Vamos Rem... Yo ya sé lo que pasa, pero quisiera que me lo dijeras. No soy tonta. Te hará bien descargarte un poco.

— Isa, no sucede nada.

— Está bien —suspiré resignada— debe ser duro para ti. Lo fue para mí. Sirius era mi tío y llegué a tomarle cariño en muy poco tiempo, pero antes de ser mi tío era tu amigo.

— Estoy bien. No tienes de qué preocuparte.

— De acuerdo —asentí con la cabeza— sólo quiero que sepas que aunque te hagas el duro conmigo, siempre es necesario un hombro en el cual llorar. Si yo no soy digna de ser ese hombro, al menos espero que lo sea Tonks —sonrió.

Mi padrino se merecía estar con alguien que lo amase. Con alguien que pudiera cuidar de él al igual que siempre lo hizo conmigo y con mamá. Y Nymphadora era una de esas personas que podía rellenar ambos campos en la lista y mucho más.

Siempre se burló de que me gustaba George y que no sabía esconderlo bien, mi cara me delataba, según ella. Pero yo tampoco nunca perdía oportunidad de recordarle que se veía más roja que un tomate cuando Remus estaba cerca y que actuaba de forma torpe tan sólo nombrarlo.

Remus en cambio fue más callado con sus sentimientos. De hecho él es así, mucho más calmado y tranquilo. Así que fue un poco difícil descifrarlo.

Pero a la primera que se puso a recitar poesía frente a ella haciendo de cuenta que no estaban en la misma habitación, y luego cuando le compartió chocolate, entendí que ambos se gustaban.

Aunque por experiencia propia con Fred Weasley tratando de juntarme con su hermano gemelo, decidí no meterme en el medio y dejar que todo fluyera para ver si llegaban a puerto seguro. Además de que ambos ya son grandes, no necesitaban de una casamentera.


— Estuve pensando, Rem —dije, volviendo a caer en la realidad.

— A ver, ¿Qué idea loca tienes ahora Isadora?

— Bueno, no creo que sea tan loca —Remus rodó los ojos— pero, no pude dejar de pensar sobre aquella carta que escribí en el pasado. Aquel viaje que hice.

— Isa... —dijo Remus cansado, pero lo interrumpí.

— ¿Por qué no puedo volver ahora atrás e impedir que maten a Sirius?

— Isadora no se juega con el tiempo, lo sabes.

— Pero Rem, escucha, no es algo tan loco ¿O estoy tan equivocada? —Dije con rapidez— en aquella carta decía que mi madre fallecía en el parto y sin embargo, mamá vivió hasta que tuve quince años.

— Sí, lo sé. No sé qué habrá cambiado en tu viaje al pasado para que ciertas cosas se dieran de forma diferente pero, escúchame esta vez Isadora, es algo muy pero muy peligroso.

— A mi me gusta el peligro.

— Por favor —lo interrumpí.

— De acuerdo, no haré nada... solo —se me aguaron los ojos— solo me preguntaba si hice algo mal en el pasado, si cambié algo que hizo que Sirius se muriera. Digo, escribí hasta la fecha exacta en la cual se moría mi amigo Cedric pero ese día... él, no... murió en cambio Viktor Krum.

— No sé que había escrito en esa carta, no la he leído. Y hay muchas cosas que no me comentaste, por ejemplo eso de Diggory —dijo él, apoyando su taza de té sobre la mesa y reclinando su cuerpo hacia adelante, para tenerme más cerca— por eso dudé mucho en dártela. No sabía qué estaba escrito allí. No quería generar estas situaciones, yo de haberlo sabido —lo interrumpí con un sollozo.

— Rem —dije entre lágrimas— maté a Viktor Krum. Yo... maté a mi tío. ¿A quién más le pude haber arruinado la vida?

— No digas idioteces Isa —me agarró ambas manos entre las suyas y las apretó con fuerza. Inclinó su cara esperando que yo alzara mi vista para encontrarme con sus ojos— Isadora, escúchame. Tú no has matado a nadie. No eres culpable de nada.

— Remus, hice algo mal en el pasado, lo sé —sollocé— ¿Por qué murió Sirius sino?

— Escuchame.

— No, Rem.

— ¡Isadora! ¡Por favor!

Se levantó del asiento y se acercó a mi cara para limpiar mis mejillas que estaban empapadas de lágrimas. Rodeé su cuerpo con mis brazos y nos levantamos ambos.

Remus me ofreció un cálido abrazo, aquel mismo que nos habíamos dado en el andén al volver de Hogwarts. Pero este era más largo y privado, no había nadie más que nosotros dos en este momento, nadie que pudiese interrumpirnos.

Hundí mi cabeza en su pecho y cerré los ojos, dejándome fundir entre sus latidos y su calor humano. Su mano acariciaba mi cabeza y todo parecía estar bien en el mundo, porque me sentía protegida estando allí.

— La única asesina aquí es Bellatrix Lestrange —dijo con la voz entrecortada— Nadie más.

Recordé de nuevo la carta que me había enviado Remus.

Él lo presenció todo. Él vio cómo asesinaban a su mejor amigo. Él tuvo que escribirme esa carta sabiendo que tanto él como yo éramos muy allegados a Sirius.

A veces se me olvidaba pero Remus era una persona fuerte, incluso más que todos nosotros juntos.

— No puedes estar culpándote de cosas que están fuera de tu alcance —dijo luego de unos segundos en silencio— Así es la vida. La gente va y viene. Yo sé que extrañas mucho a Sirius y que te hubiese gustado pasar más tiempo con él... a mí me pasa lo mismo —los dos nos separamos para vernos a la cara— Pero esto no es tu culpa y jamás lo será.

Asentí con la cabeza.

— Por Merlín ¿Todo este tiempo estuviste pensando esto?

— Puede ser... —dije limpiando las últimas lágrimas de mis mejillas. Remus me proporcionó una pequeña sonrisa, pero pude notar que tenía los ojos rojos. No había llorado, mas seguro le hubiese gustado hacerlo.

Recordé mi carta del pasado, prometiéndome no volver a pensar en ella. Sería la última vez. O eso intentaría.

— Rem

— ¿Qué?

— ¿Es verdad que Sirius trató de coquetear conmigo en el pasado?

— Ah, sí —Se rió— pero tú lo pusiste a raya varias veces. Él era muy mujeriego, pero te puedo asegurar que nada más se interesaba por las chicas más lindas.

Le sonreí.

Continue Reading

You'll Also Like

1.1K 173 4
❝Everybody wants a hero, Everybody wants someone to lay it all down on the line, Everybody wants someone who's gonna fight fire with fire❞ Historia b...
105K 3.3K 25
Entre alegrías, desgracias, sorpresas, el amor avanza y de la forma más peculiar y bonita. Dos personalidades idénticas, con carácter fuerte, ¿Qué po...
906K 95.5K 139
1era y 2da temporada ♥️ Sinopsis: En donde Jimin es un Omega mimado y Jungkook un Alfa amargado, los dos se casan por sus propias conveniencias. ⚠️...
103K 6.8K 18
Hay un momento en que dejamos de percibir las cosas buenas, es en ese momento cuando nos damos cuando que la vida ha perdido el sentido; cuando la es...