Sabito <Giyuu - Giyuu> Tanjirou
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Sanemi manejaba como loco por las calles de la cuidad, la noche había caído y el entorno se iluminaba con las luces de los locales abiertos a esa hora. El albino se mantenía concentrado en no chocar al tiempo en que miraba por las calles atraves de los cristales de su auto, buscando una mata de cabellos Borgoña. Apretaba el volante con fuerza, maldiciendose mentalmente.
A su lado, Genya le acompañaba, no sólo porque estuviera preocupado por su amigo, también eso, pero tenía miedo que su hermano tuviera un accidente en el estado en el que se encontraba. Jamás le había visto de ese modo, tan preocupado y angustiado, y todo se remonta a hace unas horas cuando ambos llegaron al departamento donde vivían.
7 horas antes
Genya mantenía su mirada fija en su celular, aunque sólo estuviera viendo el fondo de pantalla que consistía en una foto de él junto a Kanata Ubuyashiki, su bella novia de cabellos blancos y orbes curiosos.
A su lado, con la mirada fija hacia el frente y en total silencio, Sanemi manejaba mientras murmuraba maldiciones.
"Nemi... ¿E-estás bien?." preguntó cauteloso.
El menor tembló cuando su hermano le dirigió una mirada helada y decidió callarse su quería seguir vivo por lo menos hasta la cena.
Aunque su preocupación por su amigo pudo más que su instinto de supervivencia.
"Tanjirou.. ¿Por qué no vino con nosotros?." no recibió respuesta, sólo vio como su hermano apretaba el volante.
"Tenía cosas que hacer." fue lo único que dijo el albino después de unos minutos.
Aunque seguía preocupado, pensando en que pudo haber pasado para que el pelirrojo se fuera sin ellos y su hermano tuviera ese humor, aunque siempre a sido malhumorado, ahora se le veía peor.
Después de un corto y silencioso viaje en auto, llegaron hasta su departamento. Genya bajó, abrió la puerta trasera y tomó su mochila y algunos libros que tomó de la biblioteca de la Universidad para un trabajo. Sanemi no se movió para nada, seguía sentado en el asiento del conductor, con ambas manos fuertemente sujetadas al volante y la mirada perdida hacia el frente.
Su mente estaba echa un revoltijo de emociones y pensamientos, y cada uno de ellos dirigidos a un pelirrojo que iba metiéndose cada día más en su corazón, aunque él mismo no se daba cuenta y aludía ese sentimiento a algo fraternal, de la misma forma en que quería a su hermano.
Desde hace 6 meses que ese pelirrojo vivía junto con ellos, y aunque nunca le pidió algún tipo de pago por el hospedaje, el menor se esforzaba por no ser una carga y ayudaba en las labores del hogar, incluso les preparaba un bento a él y a Genya.
También se levantaba antes que todos y hacía el desayuno, les lavaba la ropa y limpiaba sus cuartos, y aunque era un poco incómodo verlo haciendo eso, él menor no parecía para nada molesto, se veía feliz de poder ser útil y colaborar en algo.
El albino soltó un suspiro de cansancio, soltó por fin el volante notando que había dejado las marcas de sus dedos sobre el cuero de éste por la presión ejercida.
La llegada de Masachika a la cuidad y ver que trabajaría en la misma Universidad lo descolocó. Pero lo que mas nervioso le tenía era la mirada triste y ¿Dolida? que tenía Kamado cuando lo vio junto al pelinegro.
Debía explicarle al menor que lo que vio no era lo que creía.
Pero... ¿Le debía alguna explicación?.
En realidad ellos no eran nada, sólo eran profesor y alumno, además de compañeros de departamento.
N
unca dio explicación a nadie de lo que hacía o dejaba de hacer, nisiquiera a su hermano.
Pero algo dentro de él le decía que hablara con el menor, aún si el chico no era nada de él, aún si no tenía el deber de explicarle.
Palmeó el volante al tiempo que asentía para si mismo, se giró y tomó del asiento trasero su maletín.
Salió del auto y cerró con seguro para después encaminarse al edificio.
En la recepción saludó al amable anciano que atendía y se dirigió al elevador. Mientras observaba el número en la pequeña pantalla ascender, pensó en la manera de entablar la conversación con el pelirrojo para poder explicar lo que el chico vio.
El sonido del timbre y las puertas del elevador abriéndose lo sacaron de sus pensamientos. Salió y avanzó por el largo pasillo hasta estar frente a la puerta de su departamento.
Tomó el pomo de la puerta y abrió siendo recibido por la luz de la estancia, entró y cerró dejando el maletín en el sillón más cercano.
"¿Qué haces ahí tirado? Nisiquiera te has cambiado." preguntó el albino, viendo a Genya en el suelo y rodeado de libros y hojas, con su laptop abierta en alguna página de Internet.
"A Rengoku-Sensei se le ocurrió encargar un informe sobre la segunda guerra mundial, lo peor es que lo pidió para mañana." se quejó el menor sin quitar la vista del libro en sus manos.
Sanemi sonrió divertido, la cual se borró al recordar a alguien.
"¿Y Tanjirou?." preguntó no queriendo sonar muy preocupado.
"No lo sé, en su habitación quizás... Me puse a estudiar tan pronto entre, ya debe estar estudiando si se vino antes que nosotros." respondió aún con su mirada en el libro.
"Mm. " aunque saber que Kamado estaba en departamento, eso no le hacía dejar de sentirse ansioso.
Optó por irse a su habitación y darse una ducha y pensar en como abordaría al pelirrojo.
Estando frente a su habitación miró a la puerta de a lado, ese era el cuarto de Kamado y la puerta se hallaba entreabierta apenas unos centímetros. Caminó hasta ella y tomó la perilla, la empujó tratando de entrar pero se arrepintió, quizás aún era muy pronto y mejor decidió hacer lo que tenía planeado, darse una ducha y porque no, preparar la cena y dejar al menor descansar pues desde que se mudó con ellos era el único que cocinaba.
Cerró la puerta y fue hasta su habitación para darse una ducha.
Cuando terminó, salió ya cambiado con una playera de manga corta y cuello en v, y un pantalón negro holgado. Se dirigió a la sala y se halló a Genya aún concentrado en su lectura mientras escribía en su cuaderno algunas notas, supuso que para pasarlo a limpio luego.
Miró una vez más hacia la puerta de la habitación del pelirrojo, pensando en que estará haciendo.
Caminó a la cocina y abrió el refrigerador, esta noche haría muestra de sus dotes como chef, sólo porque hoy se le antojaba cocinar, no es porque quería impresionar a nadie con que sabe cocinar también, para nada.
Sacó lo necesario para preparar un salteado de salmón acompañado de algunas verduras. Sin prestar atención a nada se puso manos a la obra, picando, cortando, salteando, sazonando aquí y allá, sin ser consciente de la mirada atónita y curiosa que le veía desde la sala.
Sanemi pasó el dorso de su mano por su frente, limpiando el sudor que se había acumulado en esa parte al estar frente a la estufa y sobretodo, por el ir y venir. Asintió satisfecho al ver su preparación, colocó tres platos y procedió a servir.
"Genya, la cena está lista. Llama a Tanjirou." habló Sanemi mientras daba los últimos toques a su preparación.
Enarcó una ceja al no escuchar pasos, ni la voz de su hermano llamando al pelirrojo. se giró sólo para encontrar al pelinegro parado viéndolo como si fuese un extraño.
"¿No escuchaste?." sólo entonces el menor reaccionó, y nervioso se encaminó hacia la habitación de su amigo mientras murmuraba que extraño.
Sanemi continuó examinando cada detalle, hasta que los pasos apresurados y los gritos angustiados de su hermano llamaron su atención.
Ni las insistentes llamadas de Masachika, ni los lamentos de su hermano fueron importantes.
En todo en lo que podía pensar era en lo último que escuchó de Genya.
"¡Las cosas de Tanjirou no están! ¡Tanjirou se fue!."
Alguien preguntó que porqué Tomioka nunca ve a Tanjirou, si es compañero de Sanemi y Sanemi maestro de Tanjirou.
Tomioka es compañero de Sanemi, pero da clases de educación física a secundaria y preparatoria.
Quien da clases de educación física en la Universiad es el padre de Rengoku, Shinjurou. Ya sabrán como se pondrá la cosa.
El Instituto da tres niveles de educación, secundaria, preparatoria y Universidad.
Por lo que la única vez en que pueden coincidir pero no siempre lo harán es a la hora de salida.
Recuerdan porqué Tanjirou lloraba mientras Sanemi lo consolaba.
Fue cuando Sabito increpó a Giyuu a la hora de salida porque serían compañeros de trabajo.