Fem Giyuu x Tanjirou
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Había conocido al pelirrojo en el Instituto hace algunos años, cuando ella era profesora de Gimnasia y él su estudiante de 15 años en ese entonces.
Ella hacía su trabajo, pese a que en muchas ocasiones el menor hacía muestra de lo posesivo y celoso que era, sobre todo en sus clases.
Su trabajo consistía de ir de un lado a otro, subir y bajar, correr, y muchas veces la ropa deportiva que usaba normalmente era estorbosa, por lo que siempre optaba por deshacerse de su chamarra azul y dejarse la playera blanca de manga corta.
Contrario a otras mujeres, Giyuu no solía usar brassier, se sentía más cómoda y ligera de esa forma, sólo usaba unas pequeñas bandas adhesivas sobre sus pezones para que no se notaran.
Aunque eso no resolvía el problema que le seguía cuando le tocaba correr junto a sus alumnos o levantar el brazo cuando sonaba su silbato para empezar o terminar la clase.
Eran los momentos donde Kamado dejaba de ser el alumno más educado y amable, para ser un demonio que amenazaba con cortar la cabeza de sus compañeros.
Giyuu se sorprendió cuando fue tomada bruscamente y lanzada como un costal sobre el hombro de su alumno pelirrojo. Este corría rápidamente sobre los cuerpos desmayados de sus compañeros, los cuales cayeron después de recibir balonazos por parte del ojicarmín.
El menor siempre fue celoso y posesivo, más porque ella no parecía tener interés alguno en él, lo que le dificultaba a la hora de enfrentarse a sus compañeros, porque uno: ella era la profesora, y dos: no eran nada.
Aunque eso no parecía importarle al pelirrojo, porque no había un sólo día en el que el menor no la llenara de regalos y flores, causando que su corazón se calentara. Era hasta cierto punto tierno leer las cartas románticas que acompañaban los pequeños ramos de flores que el pelirrojo le regalaba.
Giyuu cada día que pasaba se iba enamorando de su alumno, y en clases, no podía apartar su vista de él, sobretodo cuando tocaba natación, porque su alumno tenía un cuerpo perfecto y trabajado, dejando no sólo a ella boquiabierta, también a otras alumnas. Ahora entendía lo que sentía el pelirrojo cuando sus alumnos la veían a ella, era molesto.
Si bien le había dejado claro a Kamado que no podían tener una relación por ser mayor y sobre todo alumno y profesora en ese momento, también le dijo que en cuanto él fuese mayor y no sea su alumno, entonces podía existir la mínima posibilidad de algo.
Para Tanjirou aquello era una pequeña esperanza de poder por fin tener algo con su sensei.
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El día de la graduación había llegado.
Tomioka miró con orgullo a quienes fueran sus alumnos hasta hace unas horas, con sus trajes y vestidos, con sus diplomas en mano, mientras saludan alegres a sus familias que les acompañan en un día tan especial.
Todo el Instituto bellamente arreglado para darles la despedida a sus estudiantes y deseándoles suerte en su ida a la Universidad.
Cada profesor orgullosos de sus alumnos y deseosos porque todo lo enseñado por ellos les sea útiles a los jóvenes graduados.
Unos pasos a su espalda llamaron su atención. Cerró los ojos y una pequeña pero visible sonrisa se hizo presente en su siempre estoico rostro.
'ya se había tardado' pensó la mujer de cabellos negros y orbes azul.
Se giró para ver a un sonrojado pelirrojo sosteniendo un enorme ramo de rosas en sus manos.
"Kamado. ¿Qué haces aquí?, ¿No deberías estar con tus amigos?." cuestionó la pelinegro mirando hacia donde un grupo de chicos festejaba mientras se abrazan unos otros.
"No. Es aquí donde debo estar, junto a usted." dijo con las mejillas más rojas que su mismo cabello." Tome. Es para usted.
El menor le extendió el enorme ramo de rosas. Giyuu suspiró con una pequeña sonrisa antes de tomarlas.
"No debiste."
"Usted las merece, por favor aceptelas." suplicó haciendo una reverencia.
"Está bien. Gracias."
"Esto... Sensei." el menor habló nervioso, sus dedos entrelazados y mirada en el suelo.
"Si."
Kamado exhaló antes de sacar de su saco una pequeña caja de terciopelo.
Asintió con decisión y se hincó frente a la ojiazul quien permanecía estática.
Nunca se esperó que Kamado...
"Giyuu-San.. Usted se a convertido en lo más importante de mi vida. Desde que la conocí supe que quería pasar mi vida a su lado." mostró la cajita." Cada día junto a usted, cada que me permitía comer a su lado, cada historia junto a su familia que usted compartía conmigo, cada miedo o angustia, cada felicidad y sueño que me transmitía, toda la confianza que usted me dio, sólo me hacía querer permanecer junto a usted y ser su amigo, su confidente pero sobretodo... Quiero que me permitía ser su compañero de vida.
Giyuu permaneció en silencio, intercalando la mirada entre su alumno y esa cajita de terciopelo negro que se mostraba frente a ella.
"Giyuu-San. ¿Me daría la oportunidad de permanecer a su lado?." hizo aquella importante pregunta, abriendo por fin aquella pequeña caja donde reposaba un anillo bañando en oro blanco con un diamante incrustado.
Tomioka dio un paso hacia atrás, mientras sostenía el ramo frente a ella, usando las rosas para ocultar su rostro y que no se viera el fuerte sonrojo que atacó su rostro.
Aprovechando que el ramo cubría su cara, echó un vistazo a su alrededor y agradeció que no había nadie presente mirando.
"K-kamado.. yo-
"No le pido que se case conmigo mañana." interrumpió el menor." sólo le pido que me dé la oportunidad, que me permita ser su pareja, y entonces yo pondré de mi parte para hacer que usted sienta la mismo. Dedicaré todos mis días en enamorarla, en hacerle ver cuanto la amo y cuando deseo que usted sea mi esposa."
G
iyuu no sabía que decir, en un principio pensó que todo esto de Kamado sólo sería un tonto enamoramiento como lo tiene cualquier estudiante con algún profesor, y que tarde o temprano eso quedaría atrás y una chica o chico de su edad llegaría a su vida y lo de su enamoramiento hacia ella quedaría atrás.
Pero aquí estaba él, su ahora ex-alumno, ese que siempre era el primero en llegar, el primero en contestar correctamente en cada clase, el que terminaba primero un examen, el que se quedaba para ayudarle a recoger todo lo de la clase de Gimnasia, declarándosele abiertamente con anillo y el corazón en la mano. No negaba que ella también sentía atracción por el pelirrojo, sería ciega o hipócrita si dijera que no lo hacía. Además, con cada detalle que él tenía para con ella desde aquella primera vez que se le confesó, desde que empezó con su tonto cortejo, algo dentro de ella se removió y empezó a añorar su compañía en cada momento, todo parecía desaparecer cuando él estaba a su lado.
Dejó escapar un suspiro y bajó a la altura del chico frente a ella, quien mantenía su mirada clavada en ella, esperando por una respuesta.
"Yo.. Yo no sé si estoy a punto de hacer lo correcto o no, pero.." Cerró los ojos un momento y luego asintió más para si misma." Te daré una oportunidad.
Giyuu no sabía si podía ser posible que los ojos carmín del menor tuvieran más brillo que el de costumbre, pero estos resplandecieron más que los primeros rayos del sol por la mañana.
El menor sonrió antes de tomar el anillo dentro de la cajita.
Giyuu alzó su mano derecha para que el pelirrojo colocara el anillo, pero se sorprendió cuando el menor bajó su mano, sonriendo y negando.
En su lugar, saco una pequeña cadena de ora escondida debajo de la pequeña almohadilla de esponja donde reposaba el anillo.
El pelirrojo sonrio antes de insertar una de las orillas de la cadena en el anillo y extenderlo a la pelinegra.
"Quiero que use el anillo hasta que usted sienta que es momento, cuando sus sentimientos correspondan a los míos de la misma forma. Hasta entonces, puede llevarlo en esta cadena. Cuando vea que usted usa el anillo en su dedo, sabré entonces que usted está lista, y yo sabré esperar.
Giyuu sonrió, asintió al menor y recogió su cabello hacia un lado inclinando su cabeza.
"¿Podrías...
El menor entendió y le ayudó.
La ojiazul tomó el anillo mirándolo por un momento antes de volver su vista al joven frente a ella, regalandole una sonrisa que hizo latir el corazón del pelirrojo.
Todo mientras un par de ojos miraban la escena con dolor y celos.
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Hey... Nueva Historia, que creo será corta. Espero
*susurro*(no hay inspiración para Las Cosas Que Haces Por Los Que Amas) lo siento.