Almas de cristal

By leezluntz

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Cualquier acto atroz te condena a la destrucción, y enamorarse puede ser letal. Conoce el mundo donde mueren... More

|| Sinopsis y mundo
|| Guía de personajes + Nota de autora
Primera parte
Uno
Dos
Tres
Cuatro
Cinco
Seis
Siete
Ocho
Nueve
Diez
Once
Doce
Trece
Quince
Segunda parte
Dieciséis
Diecisiete
Dieciocho
Diecinueve
Veinte
Veintiuno
Veintidós
Veintitrés
Veinticuatro
Veinticinco
Veintiséis
Veintisiete
Veintiocho
Veintinueve
Treinta
Treinta y uno
Treinta y dos
Treinta y tres
Treinta y cuatro
Treinta y cinco
Treinta y seis
Treinta y siete
Treinta y ocho
Extra
Tercera parte
Treinta y nueve
Cuarenta
Cuarenta y uno
Cuarenta y dos
Cuarenta y tres
Cuarenta y cuatro
Cuarenta y cinco
Cuarenta y seis
Cuarenta y siete
Cuarenta y ocho
Cuarenta y nueve
Cincuenta
Epílogo
Nota de autora
Extra II
Extra III
¡Especial 100k! (Pt. 1)
Especial 100k (Pt. 2)
Especial 100k (Pt. 3)
Especial 100k (Pt. 4)
Especial 100k (Pt. FINAL)
Especial de San Valentín 2024

Catorce

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By leezluntz

Al principio, Zéphyrine no tenía ni idea de lo que significaba realmente ser una bruja.

Solo sabía que debía llevar un sombrero todo el tiempo, a diferencia del resto de personas que veía en Wölcenn, y que estaría bajo el cuidado de Ceres, su maestra.

Aunque no sabía qué era ser una bruja, estar con ella era su parte favorita. Amaba ser una bruja, incluso si por ratos, le parecía que el resto de niños que fueron seleccionados para ser los futuros guardianes se divertían mucho más.

No obstante, Ceres no la veía de la misma forma.

En el momento en que conoció de la existencia de una nueva bruja, no supo cómo reaccionar frente a la Reina Talith. Pidió un momento a solas, y lloró todo lo que jamás había llorado en toda su vida. Las experiencias más amargas e intensas, con ironía, serían las últimas que tendría.

Muchas preguntas se acumularon en su cabeza. ¿Era verdad? ¿Cómo podían estar la reina y los guardianes tan seguros? ¿Cuánto tiempo exacto le quedaba a ella? ¿Cómo se sentía morir? ¿Le dolería?

Todo ser de cristal podía elegir morir cuando quisiera. A veces, lo hacían porque ya había pasado demasiado tiempo, o simplemente, no encontraron lo que buscaban en aquella vida. Su elección no era cuestionada, y la cristalización del cuerpo ofrecía mayor energía a su respectivo reino, como una especie de agradecimiento por haber vivido allí. Y como tantas otras cosas que no le eran permitidas por ser una bruja, elegir su propia muerte era también una de ellas.

Pocas cosas se podían entender de aquel caótico mundo en el que ni siquiera la noche y el día tenían sentido, pero si algo era muy seguro, era que solo podían existir tres brujas al mismo tiempo, una en cada reino.

La llegada de Zéphyrine fue su sentencia de muerte. Esa niña pelirroja que no la soltaba ni por un instante, y no dejaba de hacerle preguntas, era un recordatorio constante de que su final se acercaba.

Tal vez, estaba siendo muy injusta, porque su maestra nunca fue cruel con ella, y la despidió con cariño, pero no podía aguantar más esa pesadilla, y el hecho de que tenía que pasar sus últimos momentos con ella. ¿Tan maldita estaba?

Odiaba a Zéphyrine. La odiaba en verdad. Detestaba esa falsa inocencia, como si no supiera que ella sería su asesina; le aterraba tenerla cerca, como si de una bomba de tiempo se tratara.

«Cualquier acto atroz te condena a la destrucción...». Sí, Ceres lo sabía bien, pero el miedo y el odio terminaron por carcomerla, y decidió que debía deshacerse de su alumna para obtener un poco más de tiempo.

Lo que para Zéphyrine había sido solo un accidente con una de las aves de Wölcenn, terminó por costarle a Ceres la vida que tanto quería proteger, mucho antes de que tuviera que irse en realidad.

Lo último que vio, fueron esos malditos ojos verdes fingiendo llorar por su partida. Como una profecía certera, fue su alumna quien acabó con ella.

Luego de aquello, Zéphyrine tampoco podía entender qué era la muerte, y por qué Ceres se fue de esa manera. Tenía demasiadas preguntas que la Reina Talith no podía responder, y fue así como conoció a Moirean.

Por coincidencia, ella acababa de perder a su alumna en un accidente, y no se negó ante el pedido de Talith. Creía que lo que había pasado con Zéphyrine era demasiado penoso; una bruja jamás debía causar lástima y perder los estribos como lo había hecho Ceres. Por más difícil o injusto que pareciera, tenía que sobrellevar su situación con dignidad.

¿Pero, qué era ser una bruja?

Al parecer, debía empezar de cero con esa niña impulsiva que no podía mantener la concentración por mucho tiempo, como si saltara de un tema a otro completamente distinto y sin terminar ninguno, y que tenía la necesidad de tocar todo lo que le parecía curioso. Aun así, se aseguraría de ser la maestra que se merecía tener.

Cuando Talith la dejó con ella y se dispuso a regresar a su reino, empezaron las primeras preguntas. Zéphyrine jamás lo olvidaría:

—¿Cuándo regresaré a mi hogar? —inquirió, avergonzándose por el temblor de su voz al ver que su reina se iba con su ave. Salir de Wölcenn por primera vez había sido asombroso, y moría de ganas de contarle a Lyn sobre su viaje, pero empezaba a tener un mal presentimiento.

Sin dejar de escrutarla con la mirada, como si se preguntara qué iba a hacer en verdad con ella, Moirean soltó un suspiro, y supo por dónde debía empezar.

—Primera lección, Zéphyrine: no tienes un hogar. De hecho, yo tampoco lo tengo.

—¿Esta no es tu casa?

Moirean rio.

—Sí, vivo aquí, pero si en algún momento su Majestad, el Rey Silas, decide que no le agrado, debo decirle adiós a este lugar y buscar otro dónde sea aceptada. Es así como funciona.

Aunque le parecía horrible lo que Moirean contó, no sabía qué tenía que ver con ella.

—¿Sabes por qué mi reina me ha dejado sola? —preguntó, mirando a la ventana de nuevo. Ya no veía nada más que nubes, y el miedo empezaba a invadirla.

¿Acaso había hecho algo malo?

—Mi querida alumna, siempre vas a estar sola —sonrió, sirviéndose una taza de la infusión de flores que acababa de preparar—. Naciste, y vivirás sola para siempre.

Zéphyrine llevó su mano para cubrir su sonrisa, como si su nueva maestra acabara de decir algo muy tonto.

—Claro que no, ¡yo nací junto a Lyn! Es mi hermano, y se prepara para estar en la Primera Guardia, nunca nos separaremos.

Moirean bebió un sorbo, y al dejar su taza sobre su plato, asintió en silencio. No rompería su burbuja en aquel momento, y tal vez, muy pronto se daría cuenta de lo equivocada que estaba.

***

Con un pequeño remolino de viento, Zéphyrine arrasó con algunas de las plantas que Moirean cuidaba dentro de su casa. Aunque el desastre fue evidente, no era suficiente para ella, y tampoco la ayudaba a desahogar su rabia.

Se acercó a la pequeña mesa, y con su mano tiró todos los platos de encima. Se deshizo de cada adorno que veía, haciéndolo añicos contra el suelo, y fue también a la cocina para ir por la preciada e intocable tetera doble de porcelana de su maestra.

—Detente allí.

Aquella orden fue más que suficiente para paralizar su cuerpo entero, y por un instante, creyó haber perdido incluso la capacidad de respirar.

—Regresa la tetera a su lugar —dijo Moirean con voz tranquila, y Zéphyrine la depositó con cuidado en la alacena donde reposaba.

Solo al terminar de cumplir su orden, sus dedos temblaron, y la rabia volvió a consumirla. Y esta era mucho más fuerte que el miedo a lo que podría sucederle, al fin y al cabo, ya tenía una fisura.

Con cierta gracia, Moirean levantó la punta de su vestido para empujar con su pie el desastre del suelo, y sentarse frente a la mesa.

—Supongo que ya lo sabes...

—¡Eres una maldita hipócrita! —exclamó la bruja más joven, acercándose a pasos largos y muy rápidos, para tomar parte del vestido de su maestra y jalarla hacia ella—. ¡Todo lo que haces es mentir y manipular para que todo salga como quieras!

—¿Y qué harás al respecto? ¿Matarme? —sonrió la mayor, bastante serena para la situación en la que se encontraba. Incluso la mirada afilada y enfurecida de Zéphyrine le daba ternura. Qué rápido crecían.

—¡Podría hacerlo!, ya he matado a alguien, y me dan muchas ganas de acabar contigo ahora mismo. —La soltó, casi empujándola contra la pared.

—¿Todavía sientes dolor? Por la fisura, digo. Cælum me dijo que podías tener una por lo sucedido en Wölcenn, lo que me recuerda que no he tenido tiempo para felicitarte. No creí que fueras capaz de hacerlo. O de lograrlo...

Zéphyrine soltó una carcajada de ironía.

—Tú misma me dijiste que si quería sobrevivir, debía ganarme mi lugar como sea.

—Así es —sonrió su maestra.

—Porque nací sola, y viviría sola por el resto de mi vida... —continuó, repitiendo todo lo que ella le había enseñado. Moirean asintió una vez más, sin ver el punto de aquella conversación—. Entonces, ¿¡por qué llamaste a la tercera bruja sin que yo estuviera de acuerdo!? ¡No la conozco, no podría confiar jamás en ella! ¿Por qué la invitaste como si la necesitáramos? ¿¡Como si yo no hubiera demostrado que podría dejarlo todo atrás para resolver este problema!? ¡Como si yo no fuera suficiente...!

La rabia se convirtió en desilusión, incluso si Zéphyrine luchaba por no demostrarlo, e ignoraba el escozor de sus ojos al lagrimear. Apretó sus labios, y dio vuelta para limpiarse; no iba a dar lástima cuando quería ser intimidante.

Moirean pensó por un instante en levantarse para consolar a su alumna, pero permaneció en su lugar, y suspiró.

—Queramos o no, va a ser un trabajo difícil, y necesitaremos toda la ayuda que sea posible. ¿Y quién mejor que una de nosotras?

—¿Sí te escuchas? ¡Somos las tres únicas personas en todo el mundo que no pueden vincularse con el cristal núcleo! —Zéphyrine volteó a ella, reclamando.

—¿Intentaste vincularte con el cristal de Wölcenn? —inquirió la mayor, curiosa.

La pelirroja asintió, frunciendo los labios. Tal vez, podría ser regañada por ello.

—¿Antes o después de la fisura?

—¡Por supuesto que antes! No soy tan estúpida —bufó. Aunque no pudiera vincularse jamás con un cristal núcleo, este podía absorber el daño de cualquier persona y sanarla; Cælum ya se lo había dicho, y era justo lo que estaba llevando a la extinción a Gewër.

Moirean se levantó al fin, sacó su tetera y se acercó a la cocina a calentar agua. Zéphyrine sintió odiarla más porque nunca le daría las respuestas que quería. Solo la hacía perder el tiempo, y cumplir con todo lo que ella deseaba.

Sabía que ya no necesitaba de una maestra, pero volver a Wölcenn era de lo más solitario, así que siempre terminaba regresando junto a Moirean. Tal como se lo había dicho cuando era una niña, no pertenecía a ningún lugar, pero si tenía la oportunidad de elegir uno, debía salvarlo primero.

En silencio, la bruja mayor recogió del suelo una de las flores destrozadas por su alumna. Para su suerte, aquella todavía no estaba arruinada, pero debía usarla pronto.

—¿Sabías que tu reina me la había regalado a cambio de que te instruyera? Pensé en lo gracioso que es que ahora la deba usar contigo. La primera vez me sirvió bastante para salvar a su Majestad...

Por encima del rabillo del ojo, Zéphyrine alcanzó a ver que se trataba de una dalia blanca, con la cual preparaba una infusión. Maldijo en su mente al recordar que en Wölcenn había cientos de esas, y que se le había podido ocurrir un poco antes llevarse unas.

Sabía también lo de Ahree, pero nunca entendía por qué Moirean y Cælum hablaban de este hecho con tanta tranquilidad, sin el menor rastro de duda de que él había asesinado al Rey Silas. Lo veía totalmente imposible, si para ella, Ahree de Gewër era la persona más dulce en los tres reinos. No lo imaginaba ni siquiera alzándole la voz a un camello. Más increíble aún, era romper la más alta ley, y poder vivir para contarlo.

No era como si ella no hubiera hecho lo mismo, pero la situación era muy distinta. La más alta ley tenía ciertas fallas que podían permitir lastimar a una persona y salir ileso, pero cuando se hablaba de la muerte del Rey Silas, se describía un asesinato a sangre fría; un acto de lo más cruel e inhumano que debía arrebatarle la vida a Ahree al instante.

—Puedo saber: la persona que has matado, ¿ha sido tu hermano? ¿El mismo del que nunca te separarías? —preguntó Moirean al entregarle su taza.

Zéphyrine sonrió al reconocer el cinismo en su tono, y aunque todavía le provocaba muchísimas ganas de matarla, estaba en gran desventaja, y no sería tan fácil.

—No ha sido él. Fue una guardiana —respondió con voz seca, y probó su té.

Quería agregar que por muy distante que fuera su relación con Lyn, no le haría daño... pero bien sabía que Galathéia tampoco se merecía lo sucedido en la playa de Gewër.

—Hiciste lo que tenías que hacer...

—¡Ahórrate el discurso, que Cælum ya me lo dio! —exclamó molesta.

La mayor asintió en silencio.

—Ahora que lo pienso, tal vez te quedes sin alumna pronto... —sonrió la pelirroja, antes de beber el último sorbo, y tomar la flor muerta entre sus dedos, observándola fijamente. Volteó por un instante a Moirean, que la miraba con duda, aunque no se atrevía a preguntar—. Ella era muy querida por sus compañeros, pero más aún, por Elyon de Wölcenn —explicó con un bostezo. No sabía si era efecto de la infusión, o de la fisura hiriéndola, pero empezaba a morir del sueño—. Es uno de los guardianes más fuertes allá arriba, y no creo que se quede tranquilo ahora que maté a su noviecita... —Siguió acariciando la flor que ya ni siquiera se veía blanca, y sus pétalos se destrozaban con cada roce de sus dedos. Aun así, le seguía pareciendo tan linda, tan pura...

» Como sea, ya no me importa —suspiró, cerrando sus ojos—. Salva tú sola el cristal, Moirean, te juro que ya no me importa...

La bruja de cabello oscuro miró cómo su alumna se había quedado profundamente dormida sobre la mesa, y le habría dado lo mismo, si no fuera porque aún quedaba el desastre que había hecho en su hogar.

—En lo que despiertes, no creas que te vas a salvar de arreglar todo —murmuró, acercándose a ella para cubrir su cuerpo con su chal, como si fuera una manta. 

*

*

*

¡Holi, Leezie al habla de nuevo!✨✨✨

Creo que para ser un capítulo relativamente corto, es uno de los que más he editado y revisado. Tengo la sensación de que estoy haciendo infodumping (aka, dar exceso de información en la narración), y la verdad, es que todo lo relacionado con Zéphyrine y Gewër es muy denso, e intento pensar hasta qué punto debo explicar unas cosas, y guardarme otras para más adelante. Pero si en serio lo ven como infodumping, o tienen otras dudas, pueden decirme, no me molesto 🥺

¡Cuídense mucho! 💖

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