Cuarenta y cuatro

1K 152 229
                                    

Ops! Esta imagem não segue as nossas directrizes de conteúdo. Para continuares a publicar, por favor, remova-a ou carrega uma imagem diferente.


—¡Bajen las velas ahora mismo!, iremos a babor a toda velocidad —ordenó Rygel a su tripulación, corriendo hacia el timón de su nave, luego de haber recibido un mensaje a través del don de Nashi que le indicaba de la partida de una segunda flota enemiga que comandaba Cælum de Gewër.

Quería estar allí cuanto antes, y no debía perder más tiempo, pero recordó también todas las vidas que estaban en sus manos —en especial, la de Andrómeda—, por lo se obligó a guardar la calma. Al menos, hasta que su paso al timón se vio obstruido por el guardián de Wölcenn que lo observaba con curiosidad.

Elyon se sobresaltó al verlo más molesto que nunca, y se apartó con un largo paso.

—Lo siento, ¿quieres el timón?

—No, solo estaba aquí para hacerte sombra. ¡Por supuesto que quiero el timón!

Resopló en cuanto lo tuvo entre sus manos, y giró a la dirección que había indicado.

—Preparen los cañones y manténganse seguros —pidió, muy consciente de que necesitaría mucha suerte para mantener a todos a salvo.

—¿Atacaremos? —inquirió Elyon a su lado, más confundido, pero expectante.

—Tú qué crees, chico listo...

Elyon no sabía cómo conseguir del cartógrafo una sola respuesta que no fuera sarcástica, pero si era todo lo que tenía para probar su lealtad a la alianza, no iba a rendirse.

—¿Hay algo en lo que pueda ayudar?

«Tírate al agua, y hazme el favor de no intentar salir de allí...», fue el primer pensamiento del rubio, cada vez más molesto.

—Claro que sí, aléjate de mi vista y mantén la boca cerrada para que no pierda la poca paciencia que me sobra.

Como supuso, Elyon seguía en su puesto, esperando una orden real, y pensó que no podía despreciar la ayuda que ofrecía como su aliado, incluso si la sola palabra le asqueaba.

Soltó el timón un momento, y se dirigió a él.

—Un abordaje sería muy peligroso para nosotros y la nave, pero si tengo la oportunidad de atrapar a Cælum de Gewër y destruirlo yo mismo, me ayudarías, ¿no es así? —pidió con firmeza, mirándolo de frente para que supiera cuán en serio iba. Se dio cuenta de que el guardián lucía un poco más sorprendido de lo normal ante la petición, y tal vez, asustado—. ¿Sabes de quién hablo...?

Elyon no respondió, pero su reacción le había dejado en claro que sí. Soltó una risa muy seca, se regresó a tomar el timón.

—No te obligaré a enfrentarte a él entonces, pero debes saber lo que te espera si estás en una guerra...

—No he dicho que no —declaró el pelinegro en alto—. ¿Qué te hace pensar que tengo miedo, y no deseos de obtener una revancha y vencerlo esta vez?

Almas de cristalOnde as histórias ganham vida. Descobre agora