Camino por la casa recordando los únicos momentos felices en mi familia, me veo a mí misma de pequeña llorando en mi habitación, me gustaría abrazarte pequeña Eda y decirte que tendrás un futuro mejor.
Llamo hacer los preparativos para el funeral, al ver las fotos sobre el escritorio empiezo a llorar, sigo haciendo las llamadas, en menos de 5 horas todo está listo.
—¿Listo hermano?
—Sí, toma póntelos —me da lentes de sol.
—Gracias —alguien llama a la puerta, abro y veo al abogado.
—Mi más sentido pésame.
—Pase señor Taylor.
—Hoy solo vine a darles las cartas que dejó su madre, el testamento lo leeré en otra ocasión.
—Gracias —le da una carta a mi hermano y otra a mí.
—Me paso a retirar.
—Si adelante —dice Eren.
Vemos los sobres, pero los guardamos para poder subir a la camioneta.
Abrimos nuestros sobres y empezamos a leer.
《 Eda, te escribo sabiendo que estos son mis últimas horas de vida, sé que lo más seguro es que estés con tu hermano.
Escribí esta carta para decirte que lo lamento, lamento no haber hecho algo para que no pasarás por lo que ahora pasas, sé que lo que has visto y vivido todos esos años en casa te volvieron fuerte y ahora eres una mujer reconocida por tus propios logros y no solo por el apellido que llevas, sigue así, siendo como eres y no cambies por nadie.
Me voy sabiendo que mi hija está rodeada de personas que la aman y la aprecian.
Solo recuerda buscar tu felicidad con alguien que te valore porque tú vales mucho más que el apellido que llevas y no olvides que no estarás sola, ha ese pozo que tanto le temes, ten por seguro que no volverás a caer en él.
Nunca olvides quien eres, sé más fuerte que yo, sé mejor que yo y no comentas los mismos errores que yo.
Con cariño mamá.》
—Llegamos —bajo de la camioneta y veo a todos los conocidos de mamá y veo a Elizabeth.
Durante el funeral se escuchó un silencio lleno de tristeza, al terminar todos se van, estoy por irme, pero veo a los periodistas y fotógrafos, doy media vuelta y voy hasta él.
—Hola cariño, ha pasado mucho desde que vine, te traje tus flores favoritas, crisantemo y azalea. Mi madre murió y solo me queda mi hermano, desearía desaparecer de este mundo.
Veo su lápida y siento ese hueco en mí.
—Te contaré todo lo que ha sucedido, estoy en una relación con Henry y es como lo esperaba, distante, a veces se acercara a mí y me trata bien como cuando éramos cercanos, pero antes de volver al país tuvimos una discusión, fue así como vi que no tenía sentimientos.
—Todos tenemos sentimientos Eda —volteo y lo veo— y tú mejor que nadie lo sabe, todos actuamos de distintas maneras.
—Sí, todos solemos hacerlo.
—Tú lo has hecho desde que te rompieron el corazón por primera vez, desde entonces no volviste hacer la alegre, dulce y amorosa Eda, quien siempre tenía una sonrisa. La segunda vez fue cuando yo te deje sola.
—Leonard, no era momento para que te murieras en mis brazos.
—Cuando salimos de casa no sabemos si volveremos, eso pasa por las mentes de todos.
—Solo faltaba poco para casarnos.
—¿Te acuerdas de mis últimas palabras?
—Nunca las olvidaré.
—Sé feliz y encuentra a alguien que te ame...
—te amo, esas fueron tus palabras.
—Siempre he deseado tu felicidad con otra persona que te valore y ame.
—Eres él que tomo todo de mí, siento que no puedo amar a nadie más.
—Claro que puedes amar a más personas, es momento que abras tu corazón y dejes que entren en él.
—¿Y si lo rompen más?
—Siempre romperán nuestro corazón, eso es inevitable.
—Han pasado dos años, es hora que te elijas a ti y tomes tu propio camino.
—Un camino trazado por mí tal vez sea peligroso.
—El peligro es lo que te gusta, siempre me lo decías.
—Sí, siempre me ha gustado.
—Entonces no importa cuánto peligro tenga ese camino, siempre habrá alguien para apoyarte.
—...
—Mariposita se libre, feliz y fuerte, te amo.
Una voz me hace abrir los ojos, todo al mi alrededor se ve tan gris. Observo por última vez la tumba de Leonard.
—Eda es hora de irnos —dice Eren.
—Si ya voy —dejo las flores en la lápida y me voy con lágrimas.
—¿Estás bien?
—Sí.
Esas últimas palabras resuenan en mi cabeza y duelen, gracias cariño siempre te estaré agradecida por estar a mi lado y ser la cura de mi tristeza.
Llego a la empresa y todos me esperan en la entrada, lo cual es muy extraño.
—Buenas tardes, señorita Eda.
—Buenas tardes, señor Robert.
—Mi más sentido pésame.
—Gracias, debemos continuar con el trabajo.
—Claro como usted diga —entro y todos bajan sus cabezas
—¿Por qué hacen eso? —llego a mi oficina.
—Porque le están dando el pésame.
—Entiendo, señor Robert, como usted sabe, tengo dos carreras.
—Sí, la primera es negocios internacionales y...
—Y la segunda carrera es derecho.
—Sí.
—He estado pensando en ser socia de un bufete de abogados.
—Fue en diciembre cuando le propusieron ser socia.
—Sí, pero estamos por acabar enero, aún les debo una respuesta.
—Yo que sepa usted aún no tiene experiencia en ese campo.
—Claro que lo tengo, se acuerda cuando le deje la empresa por dos años a su cargo.
—Sí, pensé que me dejo la empresa para hacerse cargo de las otras empresas.
—Pues no, esos dos años tuve algunos casos importantes, solo que dije que no dieran mi nombre.
—Entiendo, entonces trabajara para el bufete de abogados.
—Como le acabo de decir seré socia y si ellos quieren que participe en algunos de los casos, entonces lo tomaré y dejaré la empresa en sus manos.
—Confía en mi Eda, sabes que he trabajo en tu familia desde hace años.
—Es por eso que confío en usted, aunque a veces tiene que respetar mis decisiones.
—Tú sabes que siempre digo la verdad.
—Ese es otro motivo por el que confió en usted.
—Gracias, quería hablar con usted sobre el tema de la familia Puigvert.
—¿Qué paso?
—Le está yendo bastante bien, para dentro de 9 meses ya no necesitarán nuestra ayuda.
—Eso es bueno.
—Solo que ellos estarán en el top uno de las mejores empresas del país, nosotros bajaremos al tercer puesto.
—Ya veremos como solucionar eso, por ahora debemos de preocuparnos de la llegada de los socios.
—Solo falta seis meses para que ellos vengan.
—Si y en julio vendrán los socios de Japón.
—Ellos están emocionados.
—Espero que su emoción no se les quite cuando hablemos de cifras.
—Le pediré a mi asistente que haga las reservas antes que lleguen.
—Si gracias.
—Bueno, la dejo para que continúe con su trabajo.
—Gracias, puede retirarse —abre la puerta y entra Henry.
—Hablemos.
—No puedes entrar e interrumpir con mis labores.
—Me paso a retirar.
—Adelante —se va y cierra la puerta— no voy a soportar tu mala educación o acaso no te han enseñado a saludar primero.
—Disculpe señorita Eda Sorni, buenas tardes, será que puedo hablar con mi novia —lo dice en un tono irónico.
—Siéntate quieres.
—Gracias.
—¿A qué viniste?
—Quería saber como estabas por lo de tu madre y darte mi pésame.
—Estoy bien.
—Deja de hacerlo Eda.
—¿Hacer qué?
—De no mostrar tus sentimientos.
—No los estoy ocultando como vez esto bien, solo para eso viniste.
—No, vine para pedirte disculpas por hacerte llorar en el hotel.
—Crees que lloré por ti, pensé que eras más listo.
—... —arquea la ceja.
—Déjame te lo explico —me levanto de la silla, voy hasta él y pongo delante de él— yo sé que lo que paso esa noche fue por diversión y placer de cada uno.
—Eda...
—Déjame terminar, yo no lloraría solo porque alguien como tú me dice ciertas cosas, no, señor, llore por mi madre, recuerda solo fue placer, ¿acaso no lo disfrutaste?
—¿Como sé que me estás diciendo la verdad.?
—Fácil, es como un patrón primero fue Sahara que lo hizo por placer y ambición, y después yo que lo hice por ver tus celos y obtener placer.
—Deja de hablar de ella.
—Hay cariño, eres patético, siempre es Sahara, ella no es capaz, ella no haría eso, ella no esto, no el otro.
—...
—Pese a que eras más listo, ella te utilizo y tiene un romance con su mejor amigo. —se acerca y me pone contra el estante de libros.
—La conozco muy bien y sé qué haría.
—Eres patético, tonto e ingenuo.
—No lo soy.
—Entonces eres ciego por el amor que le tienes.
—Escúchame bien Eda, si quieres que esta farsa sea tranquila entonces no hables de ella o será capaz hacerte daño.
—Ya me han hecho mucho daño en la vida, así que me da igual lo que hagas, yo digo la verdad para que los demás se den cuenta.
—Será mejor que te comportes o esto se termina.
—Se terminará para ti porque si este contrato se termina yo seré la que gana.
—Entonces terminemos con el contrato.
—Por mi genial, pero ya pensaste en Sahara, si el contrato se termina no sobras nada de ella para siempre.
—Tratas de poner todo de tu lado, pero yo también puedo buscarla por mi cuenta.
—Para nada, solo te estoy diciendo de lo que perderás, recuerda que rompimos la regla 5 y sobre encontrarla por tu cuenta te será difícil.
—Que quieres lograr con esto.
—Nada.
—Eda, la periodista y fotógrafa llego. —veo hacia la puerta, entran y nos toman una foto.
—No pensé que ustedes dos lo hicieran en la oficina.
—¡Que! —dice Henry.
—No...