<<Ships secundario>>
Douma x Kotoha
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Kotoha era una mujer frágil y delicada, de hermosos orbes verde esperalda, de piel nivea y un largo y sedoso cabello negro. Una mujer hermosa capaz de enamorar a más de uno con su mirada.
Con apenas 17 años, tuvo el infortunio de encontrarse a un hombre 10 años mayor que ella, que le prometía bajar la luna y las estrellas. La inocencia le hizo creerle, y abandonar a su familia con la creencia de aquella felicidad que el hombre le prometía.
Todo parecía dar a una vida tranquila y feliz, llena de amor y romanticismo.
Los primeros dos años para ella fueron felices, en su tercer año de matrimonio, la noticia de un embarazo le hizo la mujer más feliz del mundo, pero desde ese momento las cosas comenzaron a cambiar.
Fuyuhiko llegaba tarde a casa, y cuando llegaba lo hacia en estado etílico, dando a pie a discusiones que con el pasar de los días se tornaron en fuertes peleas donde ella era la que más perdía.
El punto de quiebre fue cuando el primer golpe impactó en ese delicado rostro, la sangre salía a borbotones de su labio roto. Lloró, claro que lo hizo, y no sólo por el intenso dolor, sino por ver a ese hombre del que se enamoró, convertirse en una bestia capaz de levantarle la mano, aún sabiendo su estado. Quiso irse, pero como toda mujer con poca autoestima, se rinde en los brazos de él cuando le pide perdón de rodillas y le jura que nunca más lo volvería hacer, se pierde en los delicados y suaves besos en su rostro, en las manos que recorren su cuerpo, y se deja llevar, pensando que todos merecen una segunda oportunidad.
Por unos meses la tranquilidad reinó, con sus 8 meses de embarazo ella sentía que todo volvería a estar bien una vez que su pequeño naciera, pero el dolor de ver esa marca de beso en el cuello de la camisa de su esposo le hizo querer confrontarlo, y tal vez ese fue su peor error.
El llegó del trabajo, cansado y fastidiado, y lo que menos deseaba era llegar a casa para ser recibido con cuestionamientos sobre lo que hace o deja de hacer, ¿Acaso no es él el que lleva el dinero a la casa?.
Entonces ¿De qué se queja?.
Totalmente enojado aventó el maletín al sofá de la sala, la cogió del cuello con fuerza y la azotó contra la pared provocando una mueca de dolor en ella, que instintivamente se tocó el vientre previendo algún golpe.
"Suficiente tengo con aguantar los regaños de mi jefe en el trabajo como para todavía aguantar los tuyos." dice mientras la acorrala con su cuerpo." Te mantengo, te doy de tragar, tienes ropa que vestir, y aún así te quejas.
Ella trata de separarse pero la toma de los hombros y la avienta contra la pared de nuevo. Llora mientras le lanza la prueba de su traición a la cara, y eso molesta más al hombre.
"¿P-por qué? ¿Por q-qué me haces es-esto?." hipea, sosteniendo su pancita, el bebé se mueve y le duele." Yo nunca te fallé.
Fuyuhiko frunce el ceño.
¿Qué se creé esa estúpida?.
"¿Y qué? Soy hombre y tengo necesidades, y tú por estar panzona no dejas que te toque, si no me complaces tú, tengo que buscar quien si." dice arrogante.
"¿Cómo puedes decirme eso?." Grita furiosa.
"Digo la verdad, y agradecida deberías de estar de la vida que te doy. Todavía que te mantengo y te quejas." le dice, caminando hacia la cocina para tomar el sake de la alacena.
"Eso no te da derecho a hacerme esto." le seguí mientras llora, sosteniendo su pancita, la espalda le duele y los pies hinchados no le ayudan.
"Ya cállate. Y ponte a hacer la maldita cena, que lo mínimo que espero después de trabajar es llegar del trabajo y encontrar la cena lista." le reclama, yendo al sofá a sentarse, destapando la botella de sake, dándole un trago.
"No, ya me cansé de esto." dice llorando." No te importa lastimarme, ni siquiera preguntas como va nuestro hijo, no me acompañas a las revisiones, y todavía tienes el descaro de decirme que te vas con otra mujer.
"Deja de joder y lárgate a la cocina de una maldita vez." le grita, pero la mujer está decidía.
"¡NO!, ¡YA NO!." dice en voz alta y decidida.
Fuyuhiko la mira, su paciencia está al límite y la mujer no es consciente de cuán lejos está llegando todo.
"ME LARGO, NO SOPORTO MÁS TODO ESTO. YA NO." se gira sobre sus pasos, se dirige a la habitación que comparte con él, dispuesta a hacer su maleta. ¿A dónde irá? No lo sabe, pero cualquier lugar es mejor que seguir con esto.
"¿A donde crees que vas? Tú, maldita jodida" le alcanza antes de que cierre la puerta de la habitación, la coge de los cabellos y la arrastra devuelta a la sala.
La mujer está asustada, le duele la cabeza, ni siquiera puede coordinar sus pasos, cae al suelo y al hombre no le importa, aún así la arrastra. Ella suplica y él la ignora.
Kotoha como puede se levanta pero es aventada de nuevo al piso, cubre como puede a su bebé dentro de su vientre, tiene miedo, mucho miedo, y no sabe que hacer.
"¿A dónde vergas crees que vas?." le escupe a la mujer en la cara." ¿Quién crees que te va a recibir? ¿Tus padres? Tus padres no te quieren, no tienes a nadie, necesitas de mi porque eres una inútil, no sabes hacer nada, eres una buena para nada, una estúpida inservible, quién fregados va a querer a una puta como tú."
La mujer llora, se arrastra por el suelo hasta quedar de espaldas contra la pared. Le duelen las palabra del hombre a quien le entregó su corazón. Aquel que le prometió felicidad y ahora convierte su vida en un infierno.
Fuyuhiko se acerca a ella, mientras sonríe burlón al ver la cara de terror de la mujer.
"No tienes a nadie" se pone en cuclillas y acerca su rostro al de la mujer, el aliento a alcohol le hace querer vomitar." me necesitas a mi porque sin mi no eres nada, sólo una idiota buena para nada. De que te vas a mantener, de que vas a tragar, donde vas a vivir, piensas parir en la calle como la perra que er-
La sonrisa burlona desaparece de la cara del hombre, en su lugar hay una mueca de incredulidad. Kotoha no soportó más los insultos y le golpeó, una cachetada que marcó su sentencia.
Fuyuhiko vira lentamente su rostro, la única emoción que se aprecia en él es la de ira, está furioso, nunca, ninguna mujer le había puesto una mano encima. Coge con fuerza el cabello de Kotoha y la aleja de la pared, ella se queja e intenta zafarse del agarre pero recibe una fuerte cachetada que le deja desorientada unos segundos.
"Maldita perra, quién te crees para levantarme la mano." otra cachetada impacta contra el rostro de la joven, está vez su labio se parte y la sangre aparece.
"S-sueltame." gime de dolor, mientras intenta quitar las fuertes manos del hombre sobre su cabello.
"Cállate maldita. Te voy a enseñar a respetarme." la lanza contra el suelo y se posiciona encima de ella." Me voy a cobrar todas las veces que te negabas a hacerlo conmigo, al fin y al cabo es para lo único que sirves.
Ella llora de impotencia, el hombre le arranca la ropa sin ningún cuidado, paseando sus asquerosas manos por el frágil cuerpo donde una nueva vida espera por ver la luz. Su tacto es violento, besa y chupa el delgado cuello de la mujer, y ella se retuerce no sólo por dolor, también de asco.
Cuando siente que el está a punto de bajar sus bragas ella con la poca fuerza que no sabe de donde sacó, golpea con su rodilla la entrepierna del hombre quien se va para atrás, mientras se agarra con fuerza ante el dolor que lo embarga.
Kotoha arregla lo más que puede su desgarrada ropa, se levanta con dificultad, ayudada de la pequeña mesa central de la sala. Cojeando debido a una pequeña torcedura suscitada cuando a arrastras la sacó de la habitación.
Se apresura con velocidad hacia la salida pero no lo suficientemente rápido, pues Fuyuhiko aún con una mueca de dolor corre hacia ella.
Kotoha grita de miedo, él la jala hacía atrás y la azota contra el suelo.
"Maldita." importandole poco que la mujer lleve en su vientre a su hijo, empieza a golpearla en el suelo, con los puños fuertemente cerrados, comienza a golpearla en el rostro, uno tras otro.
Ella grita, trata inútilmente de pararlo con sus manos, aquellas delicadas y frágiles manos que no están echas para defenderse de golpes, mucho menos si son de un hombre.
El bello rostro de la mujer se deforma conforme los golpes que recibe, la sangre cubre la mayor parte, y no se sabe de donde, si de los labios totalmente hinchados y partidos, si de los ojos sangrantes que parecen salirse de su órbita o de la nariz rota.
Fuyuhiko está furioso, parece un animal y no se compadece con los gritos de ella. Se levanta pero no se detiene, continúa con la tortura de aquella pobre mujer que creyó en las promesas de ese hombre que pensó su príncipe azul. La patea en el rostro, en los costados, pero la parte que más se lleva aquellos golpes es el vientre abultado, patada tras patada y la sangre comienza a hacerse visible bajo la falda de Kotoha.
Ella ya no grita, no tiene voz para hacerlo, ahora el único sonido que sale de su garganta desgarrada son gimoteos roncos, ella se atraganta con la sangre que regurgita y ya no es consciente de nada. Queda tendida sobre el suelo, en un enorme charco de sangre que brota de sus heridas en el rostro y de ahí, donde más preocupante es.
La bestia se detiene, la furia dentro de él se disipa, se a descargado completamente y la conciencia le vuelve, mira su desastre y se sujeta la cabeza con ambas manos.
Su mujer yace sobre el suelo, una enorme cantidad de sangre la rodea y el miedo lo recorre de pies a cabeza.
Mira a su alrededor, como asegurándose de que nadie lo hubiese visto. Como el cobarde que es sale de esa casa sin mirar atrás, teniendo ser detenido y encarcelado. Ni siquiera revisa si ella sigue con vida, ni se toma la molestia de llamar a una ambulancia, la deja a su suerte, esperando que muera y no lo acuse.
Kotoha siente sus párpados hinchados, ya no siente dolor porque éste viene de todas partes de su cuerpo que le es difícil concentrarse en uno. Antes de caer en la inconsciencia, escucha el fuerte azote de la puerta, piensa que el animal se ha ido creyendola muerta y ella agradece, aunque no espera salir de esta. Las lágrimas salen de su rostro, no quiere perder a su bebé, ella desea que su pequeño salga al mundo.
Sus ojos se cierran, sabe que es lo último, y antes de caer inconciente, escucha el sonido de la puerta ser abierta. Desea con todo el alma que no sea Fuyuhiko que haya regresado y quiera terminar con lo que pasó.
Unos manos la tocan y ella impotente desea que se alejen, no quiere que la lastimen más. Pero entonces siente como estos la cargan con tanta delicadeza que la hace querer llorar.
El contacto dura unos segundos pues siente que es colocada con extremo cuidado sobre algo acolchonado.
No sabe que es lo que es pero su espalda adolorida lo agradece.
Hace el intento de abrir sus ojos, quiere saber que es lo que pasa, y por suerte logra abrir aquellos orbes antes de un hermoso verde, ahora amoratados y llenos de sangre.
Vislumbra el cielo estrellado, siente el movimiento bajo ella, es llevada en una camilla hacia una ambulancia.
La suben con cuidado y las puertas traseras son cerradas después de que otro paramédicos de suba junto a ella y a otro. Ellos la revisan de arriba a abajo, tratando con extrema delicadeza casa herida en su cuerpo, notando el enojo en el rostro del paramédico, pero no hacia ella, sino al bastardo que la dejó a si aún y en su condición.
Una calida mano sostiene la suya y por extraño que parezca le hace sentir mejor, como si todo estuviera bien. Eleva su mirada hacia el segundo paramédico, un rubio de mechas rojas, cejas pobladas y unos ojos que brillan intensamente.
Se pierde en ellos por unos momentos, y el hombre le sonríe calidamente, haciendo su lastimado y roto corazón latir.
"Tranquila, ya todo va a estar bien." le consuela, si voz dulce le da seguridad y se permite cerrar los ojos, sabiendo que ya no corre peligro.
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No eh tenido noticias de Soledad y su fic Fragilidad, podéis estar tranquilas.
P.D. Si la autora está en desacuerdo, comente aquí o por privado y la historia será dada de baja. :)