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"El inicio de Carter"
¿Qué tendrá el cielo de misterioso para recordar tus momentos trágicos?
El cielo me recuerda a mamá.
Y las grandes nubes a mi hermano mayor.
No sé qué clase de seres somos las personas, sin embargo me gustaría saber alguna explicación de cómo hasta las cosas más insignificantes... te hace recordar a las personas que no tienes presentes en tu vida.
Es como si quisieras mantener su recuerdo vivo en cada detalle que observas día a día.
Ellos fallecieron cuando yo era a penas un niño. Sin embargo recuerdo con claridad sus rostros, es extraño, ya que a veces con los años te olvidas de aquello.
¿Sus voces? Bueno, no las recuerdo. Pero me gusta pensar que eran melodías que me hacían sonreír por las mañanas.
Siempre pensé que éramos una familia funcional, mamá nos preparaba el desayuno y mi padre siempre nos levantaba con una sonrisa en su rostro. Mis padres siempre nos otorgaron todo el cariño que sentían por nosotros y nunca nos hicieron sentir insuficientes.
Éramos dos hermanos, yo el menor.
Evan me llevaba por algunos años, ocho con exactitud. Éramos unidos a pesar de la diferencia, yo era a penas un niño mientras que él ya estaba cruzando la línea de convertirse en un hombre.
Era lindo. Era un chico rubio con ojos oscuros, de contextura normal y estatura promedio, recuerdo que entre los pocos amigos que tenía era uno de los más bajos de altura, a veces me reía entre dientes cuando lo molestaban por ello.
Si él siguiera vivo, seguramente también me burlaria por ser más alto que mi hermano mayor.
Mamá era hermosa, joder, era la mujer más perfecta del puto universo. Podía conocer a cantidades de mujeres, pero ninguna alcanzaría su belleza. Ante mis ojos ella parecía un Ángel caído del cielo, y siempre me protegía de todo lo malo que podría ocurrirme a tan corta edad.
Recuerdo su perfume, tenía un olor particular a flores silvestres mezclado con vainilla, era una rara combinación pero a la vez hermosa.
También a veces siento el olor de sus pasteles que hacía cuando me encontraba de mal humor.
Mi padre lo ha intentado hacer desde que ella falleció, siempre le he dicho que su sabor era igual. Sin embargo era mentira, ya que no recuerdo haber probado algo tan exquisito como sus pasteles de chocolate que tanto me encantaban.
Era un estúpido niño que a penas estaba conociendo el mundo, ¿cómo iba a saber que a mis diez años de edad que tendría que haber apreciado más esos momentos? No lo sabía, no era consciente de lo privilegiado que era en aquel entonces.
Ocurrió un día como cualquier otro.
Llegué de la escuela, recuerdo que ese año había conocido a Kayden y su madre se encargaba de traerme a casa como un acuerdo que tenía con mis padres. Para ese entonces era lo mejor que me podía pasar, ya que tendría más tiempo de estar con mi nueva amiga.
Recuerdo que pasaron las horas y mi padre luego de estar encerrado por varias horas en su oficina, salió admitiendo que el tiempo se le había pasado volando por tantas hora de trabajo.
—¿Y tú madre y hermano? —preguntó.
Alcé los hombros.
—No sé —respondí—. Tendrían que haber llegado hace rato, ¿verdad, papá?
El mayor formó una línea en sus labios y procedió a llamar a mi madre.
Tres llamadas seguidas indicando el buzón de voz y entonces sus ojos verdes me observaron. Era bastante pequeño, pero me seguía acordando de cómo aquellos orbes transmitían bastante preocupación.
—Que extraño —admitió—. Tendrían que haber llegado hace dos horas.
Y así empezó todo.
Cinco. Seis. Siete. Un día... y denunciamos sus desapariciones al departamento de policía.
Sin embargo no hicieron demasiado, y mi padre no tenía bastante dinero entre sus manos para hacer mover a los oficiales.
La búsqueda de mamá y Evan duró dos semanas, luego de ello dejaron de buscarlos.
Recuerdo como mi padre se levantaba todas las noches a imprimir varios folletos con los rostros de ellos para pegarlos por todo el pueblo, a veces me hacía el dormido cuando me visitaba en mi habitación. Pero días después, decidí acompañarlo.
No quería estar solo en casa.
Y a la edad de diez años, me encontraba en altas horas de la noche pegando folletos con mi padre mientras nuestras manos temblaban por las bajas temperaturas.
Pasaron los años. Mi padre entró en una depresión que fue tratada con el tiempo y ahora vive a base de pastillas para tratarla, sin embargo esta mejor que antes, ahora pasamos más tiempo juntos.
Los folletos fueron tapados por marcas patrocinadas o anunciando nuevas películas que estarían disponibles pronto.
Y así sus desapariciones quedaron en el olvido.
Salvo en los corazones de mi padre y el mío.
Cumplí los catorce años, cuatro años después de sus desaparición y mi padre dio por hecho que aquel par se encontraban muertos. No habían encontrado ningún cuerpo y mucho menos algún indicio de un suicidio o asesinato.
Nada.
Creé en mi cabeza una realidad donde ellos decidieron escapar de este lugar y vivir en otro país bajo otra identidad. Que idiota, cualquier estúpida idea me parecía la más acertada que creer en lo que estaba sucediendo.
Quince años, lloré por primera vez por sus muertes. Había dado por hecho que ellos no seguían con vida.
Diecisiete años, encuentro una extraña fotografía de mi hermano mayor en su habitación, en ella salían junto con mi madre y una mujer bastante extraña llamada Addarla Crowley.
Busqué su nombre por todas partes pero no daba indicios de nada, no tenía registros, antecedentes... nada. Sin embargo cuando había observado su rostro plasmado en aquella imagen supe de inmediato que algo extraño había en aquello.
Sin embargo no quería que aquellas esperanzas invadieran nuevamente mi cuerpo. Tenía que aceptar que estaban muertos. Y entonces guardé la fotografía en el mismo lugar y seguí con mi vida, con aquella sensación de vacío en mi pecho.
Dieciocho años, estaba cerca de la fecha de mi cumpleaños. Con mi padre decidimos mudarnos al otro lado del pueblo y entonces conocí a Freya. Al principio solo estábamos interesados en el sexo, nada más.
Pero con el tiempo nos volvimos buenos amigos, y entre tantas conversaciones entretenidas, ambos tuvimos la valentía de contar aquellos pasados que nos atormentaban.
Tenía un hermano muerto y en su habitación habían unas extrañas fotografías.
Y ambos llegamos a la misma conclusión: aquellas desapariciones tenían... alguna extraña similitud.
Ahora con diecinueve años había descubierto demasiados secretos que mi madre y hermano mayor habían llevado a la tumba.
Mi madre trabajaba para los hermanos Crowley, quiénes habían fundado No Stanger y quiénes habían hecho cosas macabras con sus pasantes.
Y sabía con certeza que No Stranger tenía algo que ver con la muerte de ellos.
—¿Estás seguro que no nos estará mintiendo ese idiota? —preguntó Freya a mi lado quién se encontraba con unos enormes shorts y un brasier arriba.
Terminé rodando los ojos.
—Debemos de creerle —respondí—, es la única manera en la que podremos avanzar.
—¿Y si nos está engañando?
—El padre de Luke fue el conducto de mi madre —dije tratando de convencerla—. Mi madre antes de morir le encargó encontrarme para decirme todo lo que supiese de No Stranger a cambio de que Luke no fuese un miembro más de la asociación. Su padre se lo debía como favor —intenté explicar.
Freya frunció el ceño.
—¿Y por qué no nos entregó él mismo el pendrive?
Suspire.
—El padre de Luke lleva muerto dos años.
—Oh —dijo a lo bajo la menor, arrepintiendose de sus palabras.
Coloqué mi mano alrededor de su cintura para acercarla hacia mi y sentarla arriba de mis piernas. La castaña sonrió mientras colocaba su brazo derecho alrededor de mi cuello para sostenerse.
Hablé nuevamente:
—No te preocupes por ellos —indiqué—. Tenemos esto —dije sosteniendo el pendrive blanco entre mis dedos.
Freya formó una línea en sus labios.
Acerqué mi rostro hacia el suyo y le di un pequeño beso en su mejilla izquierda.
Una vez que habíamos colocado el pendrive en la laptop de la castaña, en la pantalla de repente se abrieron bastantes archivos llenos de imágenes y bastantes documentos.
—¿Qué demonios es esto? —preguntó la menor frunciendo el ceño.
—Es la misma lista —indiqué leyendo algunos nombres que habían en un documento, eran las mismas personas que salían en las hojas que me había otorgado Mir el día de ayer—. También están los pasantes antiguos.
—Buscaré el nombre de Trevor y Evan.
Asenti.
La pantalla empezó a moverse mientras leíamos varios nombres, luego de haber leído varias páginas terminamos encontrando el nombre de nuestros hermanos mayores bajo el mismo subordinado.
Nevs.
—¿Quién demonios es este tipo y qué hizo con Trevor? —preguntó Freya enfadada.
—Abre ese documento —ordené cuando en uno de ellos decía "CONTRATOS".
La castaña inconscientemente terminó entrelazando su mano izquierda con la mía, sonreí de lado ante aquella acción ya que no me molestaba. La observé y sus ojos oscuros leían atentamente la información.
En aquel documento explicaba la funcionalidad de los contratos de No Stranger, como todos los pasantes tenían distintos tipos de acuerdos con su subordinado dependiendo de su categoría y del tiempo que llevaban en la asociación.
Por lo que pude leer entre líneas, ningún pasante pudo ser libre de No Stranger.
—¿Qué demonios es Nocivo? —pregunté.
—No me preguntes, no tengo cara de diccionario.
—Luke dijo que tu hermano trabajó para Nevs y tenían un contrato entre medio —indicó Freya.
—Lo sé —respondí.
Sin embargo el nombre de Evan no salía en aquella larga lista, al lado de cada nombre y seudónimo del pasante salían los tipos de contratos que tenían. La mayoría de ellos eran macabros, desde asesinatos, secuestros, torturas y más. Pero entre más leíamos y quedábamos espantados, ningún nombre conocido nos resultaba familiar.
Hasta que encontramos el de Trevor. Quién mantenía un contrato de asesinar a veintiséis personas y secuestrar a quince niños.
Al lado de su seudónimo "Levi" salía en una letra negra bastante llamativa...
CONTRATO SIN CUMPLIR.
Eso solo significaba una cosa.
A Trevor lo habían asesinado las personas de No Stranger.
Después de tantos años, Freya había descubierto los causantes de su muerte. Ella había confirmado quiénes lo asesinaron.
Giré mi cabeza para observar a la castaña quién tenía sus ojos llenos de lágrimas, acto seguido llevó ambas manos a su rostro para ocultarse detrás de sus palmas y no poder observar como se desmoronaba frente a mi mirada.
La acerqué a mi cuerpo y la envolvi entre mis brazos, Freya acababa de descubrir que su hermano mayor había sido un asesino y también asesinado por los mismo que le pidieron esa cantidad de personas muertas.
Era un sentimiento agridulce.
El pecho de la castaña subía y bajaba y su respiración se había vuelto irregular, a penas podía respirar y sorbia su nariz mientras empapaba mi sudadera con sus lágrimas. Yo me dediqué a consolarla, ya que aquella noticia me había chocado de la misma manera que a ella.
—Lo lamento —dijo de repente apartándose de mi cuerpo—. Soy una ridícula, solo necesito un momento, ¿está bien? —respondió poniéndose de pie.
La miré preocupado.
—¿Segura?
Asintió.
—Estaré bien, solo necesito estar sola.
—Podemos estar solos juntos —indiqué.
Ella sonrió de lado.
—No te preocupes, estaré bien —dejó en claro mientras salía de la habitación y cerraba la puerta detrás suyo.
Me quedé solo bajo la compañía de un silencio rotundo bastante escalofriante.
El nombre de Evan ni su seudónimo salían en aquella larga lista de pasantes que mantenían un contrato con Nevs. Por lo tanto me dediqué a abrir los demás archivos.
La mayoría eran fotografías de los hermanos Crowley y algunas parecidas a las que encontramos en la habitación de Ttevor, habían bastantes personas con cabellos blancos, brazos negros y ojos extraños.
Desvíe mi mirada por un momento al móvil cuando me di cuenta que ningún mensaje le había llegado a Luke, ¿qué le había sucedido a ese idiota? Siempre respondía a tiempo y en forma.
Cerré mis ojos cuando recordé el momento en que le había ordenado a Luke tratar de convencerle a la pelinegra de que dejase No Stranger.
Si eso significaba tener que amenazarla para que se alejara, entonces no tenía otra opción. No era idiota, sabía que Kayden estaba metida en la misma mierda que yo.
Pero... ¿por qué lo hacía? ¿por qué estaba metida en esto? Yo no tenía opción.
Yo estaba buscando la verdad de las muertes de mi madre y hermano.
Ella no tenía ninguna intención, no tenía nada. ¿Por qué involucrarse en algo tan atroz y oscuro como No Stranger? ¿Qué busca ganar con todo esto? Solo quería mantenerla lejos, porque esto era más peligroso de lo que aparentaba ser.
Por eso la amenace.
Había quedado como el maldito de la historia. Y si Kayden era lo suficientemente inteligente para haber acabado con Luke y deducir lo que había ocurrido, entonces ya habrá caído en la realidad de lo que hice.
De lo que traté hacer.
De que intenté... amenazarla a través de una persona que se alejara de todo esto.
Mis ojos se llenaron de lágrimas. No quería esto.
Quería... solamente protegerla.
Mis ojos verdes se desviaron a un archivo que me llamó bastante la atención, en ella salía el nombre de...
"CUERPOS INICIALES DE NO STRANGER"
Y entonces le di click.
Mis ojos empezaron a leer línea por línea donde explicaba con exactitud lo que significaba, como en No Stranger había empezado con tres pobres víctimas inducidos por un tipo de sangre donde le cambiaban su cuerpo y reacciones.
Eran como conejillos de indias.
Debajo de aquello había un enorme árbol genealógico, los tres primeros eran los cuerpos iniciales formando una cadena donde se dividía en tres grupos.
Obsesivos.
Nocivos.
Osados.
Abrí mis ojos sorprendido.
—Maldita sea —dije en voz alta—, esto no puede estar pasando.
Evan era uno de los cuerpos iniciales.
Dando vida a esa tal jerarquía llamado "Osados".
Debajo suyo, habían una persona más, sin embargo su espacio estaba vacío.
No había nombre ni seudónimo.
Pero la fotografía de Evan... salía tachado con una cruz.