A inicios del año un escándalo surgió en la empresa rival, para ser sincera, me alegré por ello. Lo celebre con el personal de mi empresa, al igual con el personal de mis hoteles, al darles un aumento de sueldo.
Me contaron que la empresa rival había tenido una fuerte caída en sus acciones y si tuviera otra, ya no existiría para el mes de enero.
Henry Puigvert, el culpable de todo este lío.
Una semana después de enterarme, mi madre me llamo y dijo que el señor Dylan, junto con Henry, vendrían por la tarde a mi oficina. No sé qué es lo que planea esta vez mi madre, sea lo que sea debo de estar atenta y no dejarme llevar por el pasado en la reunión.
—Eda, ya llego el señor Puigvert —advierte Adam, mi asistente y amigo desde hace medio año.
—Hazlo pasar a la sala de juntas, gracias
Me levanto de mi escritorio, respiro profundamente antes de entrar en la sala de reuniones. Una puerta corrediza separa mi oficina de la sala de juntas, abro la puerta y entro con serenidad
—Buenas tardes, Eda —expresó, el señor Dylan, él fue como un padre cuando lo necesite.
—Buenas tardes, señor Puigvert —respondí de manera amable
—Puedes llamarme por mi nombre querida, como puedes ver hoy viene conmigo Henry
Henry... de solo volver a ver esos ojos cafés hace que recuerde todo.
—Buenas tardes, Henry —lo saludo sin moverme de mi lugar.
—Hola —su tono frío no me sorprende.
—Pueden sentarse, dígame por qué vino. —tomamos asiento, ellos están frente a mí
—Como sabrás, mi empresa está a punto de quebrar por completo.
—Si estoy enterada de ello, ¿puedo saber el motivo?
—Por ahora no, vine porque quiero hacerte una oferta, puede que te interese.
—Mi empresa va muy bien al igual que mis hoteles en menos de cinco años, no creo que lo oferte que me dirá, me ayude —pronuncio mirándolo directamente
—Tu familia es igual a la mía excepto por nuestros hijos, tú hiciste tu propia empresa y no te importo las empresas de tus padres, en cambio, mi hijo es una decepción, en este momento para mí cometió un error que le está costando a toda la familia
—Todos no tenemos las mismas metas y no creo que Henry lo haya decepcionado o si no usted lo hubiera desheredado
—Le estoy dando una oportunidad, y tú eres esa oportunidad
—¿Disculpe? — al no entender su pregunta trato de pensar que quiere decir, pero siento una mirada intensa
—Tú has supero a las empresas de tus padres y las mías, tus hoteles son los mejores, eres la soltera más codiciada y necesitó de tu ayuda
—Señor Dylan, —me desespero ante tanta redundancia — dígame lo que tenga que decir rápido y pido disculpas si le parece atrevido de mi parte
—Tienes razón, me estoy demorando, quiero que nos ayude a mi familia para no quebrar, pero para eso necesitó que Henry y tú finjan una relación.
—Señor Dylan, con gusto lo ayudaría, pero yo no quiero fingir una relación y menos tener que decirles a los periodistas con quien estoy saliendo.
—Eda, tú has salido con millonarios famosos y los periodistas se enterraron, solo te estoy pidiendo esto.
—Señor Dylan, usted es una persona que respeto, pero no saldré con Henry, lo ayudaré a que sus empresas se recuperen.
—No entiendes, ayudarme a que él finja haber sentado cabeza, es lo que necesito. Henry provocó todo esto, los socios y los reporteros se están dando cuenta poco a poco, si ellos lo ven contigo, su imagen pública ya no será nombrado como el que destruyó el legado Puigvert por culpa de... —no culmina su oración y carraspea.
—Y si yo acepto, ¿qué gano?
—Eso tú lo decidirás.
—Entonces pediré que me dé su mejor restaurante.
—Te daré la propiedad y a los trabajadores, pero tienes que aceptar.
—Haré un contrato, pero tendrá mis reglas, cuando esté listo mi secretario lo llamará —lo que acabo de pedir sonara interesado de mi parte, pero todo es negocio.
—Prefecto, le diré a los socios que tú nos ayudaras.
—Me retiro, tengo otra reunión, espero verlo pronto —lo veo y él solo voltea su mirada rápida
—Gracias Eda. —salgo de ahí lo más rápido
—Esta es la última vez que arreglo tus errores —pronunció molesto
—Yo no te pedí que me buscaras una relación —alegó
—Y yo te pedí que te alegaras de esa traidora.
—No soporto a la señorita perfección, me alargo de aquí.
—Si fuero por mí, te quitaría todo, pero agradece a tu madre porque si no estarías en la calle.
—Me da igual, todos tarde o temprano sabrán que la empresa está así por la culpa de una mujer.
—Eda y tu hermano son mejores que tú, acaso no sabes pensar —recrimino
—Si Eda es mejor, entonces adóptala como hija y a mí quítame tu apellido, me largo de este lugar de perfección —cierro la puerta de golpe
•••
Algunos días después mi secretario llamo al señor Dylan, Henry, llegarían por la tarde para firmar el contrato.
—Buenos tardes, señor Dylan
—Buenas tardes, querida Eda,
—Hola perfectus —pronuncio con fastidio, no hago caso y me siento como la anterior vez
—El contrato ya está hecho, solo falta que nosotros dos lo firmemos
—Solo hay cinco reglas, esas deben de cumplirse o ya no los ayudaré —pronuncio con firmeza
—Entiendo quieres que Henry firme porque él mantendrá unidas a las empresas.
—Exacto señor, ¿firmarás?
—No lo haré
—Henry, es por el bien de tu familia
—Señor Dylan, se puede retirar y tú también Adam
—Claro Eda, señor, acompáñeme —se van
—Después de años no volvemos a hablar y ver, Henry
—No lo firmaré, señorita Sorni
—Tienes que firmarlo Henry, en el contrato es claro que solo fingiremos en público y unas cuantas reglas sencillas.
—No lo haré
—Todos tenemos un precio, Henry, ¿qué es lo que quieres?
—Lo que quiero es no firmar ese estúpido contrato.
—Quieres encontrarla ¿verdad?
—¿De qué hablas?
—Sahara, quieres saber dónde está, ¿no es así?
—¿Cómo sabes de ella?
—Mi secretario me contó que era una mujer quien arruino la familia y destruyo a la empresa, Sahara
—Los chismes corren rápido
—Te ayudaré a encontrarla si firmas
—No tienes influencia Eda, solo eres una empresaria novata
—Si no tengo influencia entonces porque tengo más dinero que tú y tengo mis hoteles —aclaro
—Solo porque te acostaste con hombres millonarios no significa que seas influyente
—Y tú solo porque te acuestes con una mujer prostituta y manipuladora que te promete todo, no significa que ella te ame —digo con frialdad
—No hables así de ella o te juro... —le interrumpo
—¿O qué Henry?... tus palabras no tienen peso
—...
—Si tú firmas te aseguro que la encontraré
—Tienes hasta octubre para encontrarla –toma el bolígrafo y firma — listo, espero que tus palabras se cumplan
—Tenlo por seguro —firmo y extiendo mi mano — nos vemos mañana —salgo de ahí — El contrato ya está firmado señor Dylan, desde hora su empresa está recibiendo mi ayuda.
—Gracias Eda, iré con Henry
—Claro, recuérdele que tiene que leer las reglas.