Born to Die (Terminada)

By ScarlettGrant

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El anillo único había sido destruido, el heredero perdido de Gondor, Aragorn hijo de Arathror, había vuelto... More

Holaaa!
Así comienza todo...
CAPITULO 2
CAPITULO 3
CAPITULO 4
CAPITULO 5
CAPITULO 6
CAPITULO 7
CAPITULO 8
CAPITULO 9
CAPITULO 10
CAPITULO 11
Una disculpa :S
Capitulo 12
CAPITULO 13
CAPITULO 14
CAPITULO 15
CAPITULO 16
CAPITULO 17
CAPITULO 18
CAPITULO 19
CAPITULO 20
CAPITULO 21
CAPITULO 22
CAPITULO 23
CAPITULO 24
CAPITULO 25
CAPITULO 26
CAPITULO 27
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CAPITULO 29
CAPITULO 30
CAPITULO 31
CAPITULO 32
CAPITULO 33
CAPITULO 34
CAPITULO 35
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CAPITULO 69
CAPITULO 70
CAPITULO 71
CAPITULO 72
CAPITULO 73
CAPITULO 74
CAPITULO 75
CAPITULO 76
CAPITULO 77
CAPITULO 78
EL PRINCIPIO DEL FIN
CAPITULO 79: Blood in your lies
CAPITULO 80: How long? How low?
CAPITULO 81: Youngblood
... Di mi nombre
CAPITULO 82: Home is behind
CAPITULO 83: Infinity
CAPITULO 84: Life is still so beautiful
CAPITULO 85: Happier
CAPITULO 87: Poisoned Youth
CAPITULO 88: Elastic Heart
CAPITULO 89: So let the light guide your way
CAPITULO 90: We all knew
CAPITULO 91: Where it all began
CAPITULO 92: Maldición
CAPITULO 93: Nothing nothing gon' save us now
CAPITULO 94: Somewhere... Somehow
CAPITULO 95: I'm on the run
CAPITULO 96: Forever and aver and ever, the end
GRACIAS

CAPITULO 86: Black Beauty

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By ScarlettGrant

Thranduil caminaba entre los pasillos sin dirigirse a ningún sitio en particular, nunca lo admitiría pero comenzaba a ser tedioso el estar tan aislados del exterior. Y por más que lo fastidiara, con demasiada frecuencia se encontraba pensando en su hijo. Thranduil deseaba poder ignorar sus pensamientos pero todo estaba tan tranquilo y callado que le resultaba imposible, o al menos hasta que alcanzo a escuchar el sutil murmullo de una melodía, le pareció curioso y se detuvo para poder identificar de dónde provenía. Siguió el sonido hasta las puertas entre abiertas de la biblioteca, al asomarse apenas un poco pudo ver a Lindir tocando el arpa y cantando lo que leía de un cuaderno cuya desgastada cubierta de cuero dejaba ver lo usado que estaba.

"Voy a pintar el cielo de negro

Dices que si pudieras

Harías que la noche durara todo el día

Para que así se adaptara al humor de tu alma.

Pinto la casa de negro

Mí vestido de novia de cuero negro también

No hay espacio en ti para la luz, el amor se ha perdido en ti

Pero conservo mis labios rojos

Para que asemejen cerezas en la primavera

Cariño, no puedes dejar que todo sea tan triste y sombrío

Pero, oh ¿qué puedo hacer?

Para animarte o conseguir que te abras...

Oh, ¿Qué puedo hacer?

La vida es hermosa pero tú no lo entiendes

El sol y el océano azul...

Su magnificencia no tiene sentido para ti

Belleza oscura"

-¿Tu lo escribiste?- el corazón de Lindir casi se detuvo cuando escucho que le preguntaban de la nada. Nervioso y visiblemente sorprendido se puso de pie apenas noto que era el rey quien se encontraba en la puerta.

-No majestad- contesto con dificultad- solo añadí la música.

-¿Quién escribió la letra?

-Miriel, majestad- Lindir contesto esperando que el rey Thranduil perdiera el interés de inmediato, pero este solamente arqueo la ceja.

-Eso es lo que tienes ahí ¿canciones?- pregunto señalando con la mirada el cuaderno de Miriel sobre la mesa.

-Así es.

-No te importa si lo hojeo ¿verdad?

Lindir no supo que contestar, jamás hubiera creído que fuera algo que el rey considera siquiera prestar atención, y por otra parte no estaba seguro de que fuera algo con lo que Miriel se sintiera cómoda, la insistente mirada del rey no le dejo más remedio a Lindir que acceder.

-Por supuesto majestad- le dijo tendiéndole el cuaderno- lo dejare leer tranquilo, avíseme si necesita algo- Thranduil solo asintió, Lindir hizo una reverencia y salió de ahí.

Thranduil leyó por un rato en un principio por deshacerse del aburrimiento, no pensaba que lo que leía no eran más que simples palabras pero aunque no lo admitiría ni para sí mismo no pudo permanecer indiferente. Lo había evitado por mucho tiempo ya pero antes de que se diera cuenta vinieron a su mente las imágenes de la noche en que Miriel volvió a Mirkwood.

Estaba por retirarse a su alcoba cuando dos guardias vinieron a informarle que un hombre se había adentrado en el bosque pidiendo ayuda para su hermana quien se encontraba gravemente herida, fueron los mismos guardias que los encontraron quienes reconocieron a Miriel cuando los encontraron. Thranduil ordeno que encerraran al hombre y que ayudaran a la chica, no dijo nada más, se quedó sentado en su trono sin reaccionar. Después de un rato decidió que iría a verla, de pie en la puerta de la habitación se encontró con Glorfindel y Elrohir quien hacía lo mejor que podía por ayudarla, "Mi señor" dijeron ambos haciendo una reverencia cuando repararon en su presencia, Thranduil entro a la habitación, despacio se acercó hasta la cama y la vio. Recostada boca abajo y con la espalda descubierta su piel estaba abierta y sangraba, tenía heridas sobre heridas a cada centímetro como si la hubieran arrastrado sobre piedras.

-Salgan- dijo Thranduil, su expresión se mantenía imperturbable. Los elfos se miraron de reojo brevemente antes de obedecer lo que se les había ordenado.

Thranduil se sentó en la cama junto a ella y solo la miro, con delicadeza le quito algunos mechones de cabello de la cara donde pudo ver algunos rasguños y rastros de lágrimas, al sentirlo ella pareció reaccionar levemente entreabriendo los ojos.

-¿estoy muerta?- murmuro ella con apenas un hilo de voz.

-No- contesto él aliviado de verla reaccionar, pero una lágrima cayo de los ojos de Miriel mientras volvía a quedarse dormida, se veía tan cansada y deshecha como si se le hubieran acabado las fuerzas con las que se aferraba a la vida. El impasible gesto de Thranduil se quebró a medida que fruncía el ceño y sus ojos se llenaban de dolor, se revivían frente a él fugaces imágenes del peor día de su vida. Y pensó en su hijo, y lo devastador que era ver lo que amas desvanecerse... que equivocados estaban aquellos que creían que la inmortalidad significaba nunca morir. Thranduil puso las manos sobre la espalda de ella apenas tocándola para evitarle más dolor y cerrando los ojos comenzó a murmurar: "Menno o ni na hon i eliad annen annin, non leitho o ngurth"*. Paso toda la noche curándola y varios días más ocultando sus cicatrices.

***

Miriel camino por un largo rato siguiendo a Radagast quien ocasionalmente le dirigía una palabra o dos pero mayormente conversaba con los animales silvestres que se acercaban, caminaron la noche entera y para cuando comenzaba a amanecer Miriel comenzaba a tener la impresión de que caminaban en círculos pero el bosque era demasiado confuso para estar segura.

-Es por aquí- dijo señalando una parte del bosque particularmente densa y oscura- solo falta atravesar esto y llegaremos.

-¿Estás seguro?- pregunto Miriel, él solo le dio una mirada divertida para luego comenzar a avanzar- ¡Espera!

Miriel lo siguió, lo mejor que podía ya que era bastante complicado abrirse paso entre las ramas y raíces que parecían brazos tratando de retenerte atorándose en su ropa y cabello y que le rasguñaban la cara y los brazos. A tropezones logro salir de aquel enmarañado boscoso donde fue recibida por la cálida sensación de rayos de luz, y al levantar la cabeza se dio cuenta que al fin había llegado, una sonrisa apareció en su rostro mientras avanzaba y podía ver las plataformas en los árboles, estaba adentrándose en el pueblo. Conforme Miriel se acercaba a las puertas del rey Thranduil los elfos que se encontraban en el pueblo dejaban de hacer lo que hacían intrigados por su presencia, curiosos se acercaban hasta ella. Naturalmente Miriel se sintió abrumada por toda la atención que atraía pero no inquieta, todos parecían de hecho felices de verla.

-¿Es usted Miriel?- alguien le pregunto.

-Si- respondió ella algo extrañada de que conocieran su nombre.

-Entonces usted nos salvó- dijo otro elfo- de los hombres del norte

-Pero ellos la lastimaron ¿no es así?- una consternada mirada acompañaba la pregunta.

-Si- contesto Miriel- Me temo que no pude hacer mucho... Lo siento

Todos parecían querer saber más de ella y de lo que había pasado, entendía su curiosidad pues sabía que el rey jamás les contaría lo que paso. Miriel recibió más preguntas que no sabía cómo responder o siquiera comenzar a explicar hasta que en medio de todas ella se escuchó que alguien preguntaba:

-¿Usted y el príncipe Legolas están enamorados?

Todos se quedaron en silencio sus ojos atentos en ella parecían brillar anticipando la respuesta, sorprendida Miriel bajo la mirada suavemente sus labios formaron una sonrisa que hacían obvia la respuesta, sin embargo Miriel estaba más que dispuesta a admitirlo en voz alta pero justo en ese momento el sonido de un cuerno que anunciaba la presencia del rey llamo la atención de todos. Miriel camino hasta las escaleras al pie de las puertas reales que se abrían para darle paso al rey Thranduil, sus gélidos ojos azules se posaron sobre ella mostrando algo de sorpresa al comprobar su presencia.

-¿Dónde está mi hijo?- Thranduil pregunto antes de que Miriel pudiera decir algo, tal como lo recordaba la presencia del rey era terriblemente imponente, pero las circunstancias le recordaban que no había tiempo para sentirse intimidada, así que haciendo una reverencia se dirigió a él.

-Majestad, hay algo urgente que debo comunicarle... por favor concédame un poco de su tiempo- Él la miro por algunos instantes, su rostro no deja ver ni por accidente lo que pensaba hasta que finalmente asintió.

Sentado en su trono el rey Thranduil escucho como Miriel le relataba con horror todo lo que había pasado desde que se habían marchado.

-...Me enviaron para prevenirlos, aún pueden marcharse sin peligro pero no tienen mucho tiempo- explico Miriel- lo lamento majestad.

-Que efímera es la paz- Thranduil murmuro para sí mismo.

-Lo sé- contesto Miriel apesadumbrada- parecía que el mal que amenazaba a los hombres había desaparecido junto con el anillo de poder.

-Los hombres nunca necesitaron del anillo de poder para destruirse, con su ambición basta para sumir el mundo en oscuridad y miseria.

Esas palabras le parecieron duras a Miriel pero en el fondo sabía que el rey Thranduil no estaba equivocado.

-Hay algo más que debo decirle majestad- Miriel hizo una pausa esforzándose por tragarse su dolor- por la forma en que me entere puedo adivinar que era algo que Legolas no quería que supiera ninguno de los dos pero todo parece que la batalla a la que se dirigen...- no lo pudo evitar y su voz comenzó a temblar sus ojos se llenaron de miedo, no podía ni siquiera decirlo en voz alta, pero no hizo falta Thranduil pudo comprenderlo con solo mirarla.

-Esa es la razón por la que dejo que te fueras ¿no es así?

-Él quiere que me vaya lejos- dijo ella al recordar la carta con el rostro desencajado-... pero no puedo, es por eso que tengo que marcharme ya.

Se quedaron en silencio, el rostro de Thranduil no mostraba expresión alguna mientras meditaba lo que acababa de escuchar.

-Has hecho un viaje largo y estas demasiado cansada para tomar una decisión ahora- le contesto dándole una mirada más detenida- Mañana por la mañana tomare una decisión, te sugiero que hagas lo mismo... eres bienvenida a quedarte hasta entonces si lo deseas.

-Se lo agradezco majestad- dijo ella haciendo una reverencia para luego retirarse.

Miriel se sintió feliz de rencontrarse con varios elfos de la guardia que consideraba amigos y quienes también se alegraban de verla, entonces escucho que una voz familiar a sus espaldas la llamaba, sonriendo al reconocerla se dio la vuelta.

-¡Lindir!- dijo ella abrazándolo con fuerza, el elfo sonreía radiante abrazándola también.

-Me da tanto gusto verte- dijo él-¿Te parece si tomamos una taza de té?- le pregunto cuando se separaron, sabiendo que había demasiado sobre lo que debían hablar.

Lindir y Miriel se acomodaron en uno de los jardines donde ella al fin pudo descansar tranquila sabiendo que estaba segura, hablaron por algunas horas sobre todo lo que habían vivido e incluso sobre la difícil decisión que Miriel debía tomar.

-Ni siquiera pudo imaginármelo- dijo Miriel soltando un suspiro- pero a la vez recuerdo la manera en que me rogo que me fuera, y en realidad entiendo lo que significa para él...

-¿Pero?

-No quiero que termine así.

-No creo que este sea el final- Lindir trato de consolarla.

-...Hablemos de algo más- dijo Miriel tratando de mostrar una sonrisa y queriendo despejar su mente un poco.

-Como desees- contesto Lindir con una pequeña sonrisa.

-¿Puedo decirte algo?- él asintió y le pareció que Miriel se había sonrojado levemente- los elfos del pueblo me preguntaron sobre Legolas, parecían muy interesados en saber si él y yo...

-Sí, me imagino- dijo él riendo- Los elfos aquí son jóvenes aún, no se sienten listos para dejar esta tierra, pero aprecian a su rey y saben que él desea partir, la mayoría comenzaba a resignarse cuando repentinamente Legolas volvió a Mirkwood. Sé que mi señor Thranduil quiso ocultarlo pero pronto se convirtió en un secreto a voces que el príncipe no había llegado solo, para cuando te marchaste para detener la amenaza de Beren todo fue demasiado obvio.

-¿No les importa que sea humana?

-No lo creo- dijo encogiéndose de hombros sonriendo- Me parece que tienen la esperanza de que en un futuro haya una familia que continúe reinando

-Estas bromeando ¿verdad?- Miriel no creía ni una palabra de lo que decía.

-No, el luto aquí a durado una eternidad... desean algo que poder celebrar.

***

¿Lo vas a olvidar?

¿Puedes dejarlo ir?

¿Puedes darte la vuelta y no mirar atrás?

¿Puedes pretender que nada nunca paso?

¿Lo vas olvidar?

Estas preguntas se repetían si cesar en la cabeza de Miriel y la estaban volviendo loca. Para cuando la mañana llego ella no había sido capaz de dormir ni un poco, así que resignada se levanto y comenzó a organizar sus cosas. Un agudo dolor atravesó su corazón con sus ojos clavados en las palabras que Legolas había escrito. Fue interrumpida por un par de golpes en la puerta de su habitación, le extraño por lo temprano que era pero igualmente dejo a un lado la carta que sostenía en sus manos y atendió el llamado.

-Majestad- dijo haciendo una reverencia cuando vio al rey Thranduil al abrir la puerta

-Acompáñame- Miriel siguió a Thranduil caminando junto a él por los pasillos, su cabeza daba vueltas nerviosa tratando de adivinar de que podrían hablar, en algún momento Miriel estuvo tentada a comenzar a implorar perdón por haber enredado a su hijo en este letal conflicto pero al final decidió no precipitarse, y después de un rato de silencio Thranduil dijo- ¿Cómo te encuentras?

-Estoy bien- Miriel no comprendía de donde había salido esta repentina cordialidad y sinceramente era alarmante, y antes de que lo pensara el desconcierto la hizo agregar-No es mi intención ser insolente majestad pero creí que yo no le agradaba.

-Y estas en lo correcto- contesto mirándola, Miriel de nuevo se sentía como un intruso- pero sería demasiado ingrato de mi parte no reconocer todo lo que sacrificaste por salvar a mi pueblo... y a mi hijo.

-Usted no cree que salve a Legolas en realidad ¿no es así?- contesto ella bajando la mirada

-Nunca quise que se enamorara de ti, trate de impedirlo por todos los medios que tenía... Pero ahora sé que no hay nada que pueda hacer, te ama y lo hará por toda la eternidad. Voy a respetar eso- Miriel se había quedado sin palabras, se sentía como el fin de una larga guerra.

-Se lo agradezco majestad- dijo ella con una mirada radiante.

-En fin, la razón por la que te pedí que me acompañaras es porque antes de que tomes una decisión definitiva hay algo que debes tomar en cuenta.

Antes de que pudieran continuar atravesaron el umbral al final del pasillo que llevaba al exterior, Miriel se quedó inmóvil completamente sorprendida cuando vio las interminables hileras de elfos soldados frente a ella quienes al ver entrar al rey Thranduil cambiaron de posición reverenciando. Miriel dio unos pasos atrás mostrando pleitesía también, pero al notarlo el rey Thranduil se giró hacia ella y mirándola fijamente dijo:

-Se inclinan por ti.

-Pero ¿por qué?- murmuro Miriel confundida, a él parecía divertirle un poco su desconcierto y en lugar de contestar le extendió una mano invitándola a acercarse, Miriel la tomo dudosa y solo entonces Thranduil dijo:

-Cuándo pensabas informarme que te casaste con mi hijo- preguntó y los ojos de Miriel se abrieron mientras con la mirada Thranduil le señalaba la argolla que llevaba y que centellaba con la luz.

-¿Cómo...?- Miriel apenas se las arreglaba para articular la pregunta cuando el rey Thranduil ya tenía la respuesta.

-El grabado en la argolla es el símbolo de la unión de este reino- le explico-... yo solía llevar una igual.

Miriel se quedó viendo a su alrededor, nada le parecía real, a pesar de todo lo que había vivido seguía siendo solo ella. Realmente no se daba cuenta de lo lejos que había llegado desde el momento que había decidido dejar el Reino de las Montañas grises.

-Si los diriges están dispuestos a seguirte, hacia las costas o hacia la batalla... la decisión es tuya- Thranduil le dijo. Entonces Miriel vio como Feren, el capitán de la guardia, se acercaba hasta ella y haciendo una breve reverencia le decía:

-Esperamos sus órdenes, majestad.

"Las olas del mar son mi vestido

Y el sol en mi cabeza es mi corona

Hice este reino yo sola

Y todas las montañas son mi trono"*

****

Holaa!

Espero les haya gustado este capítulo, en especial las partes de Thranduil porque me cuesta un buen escribir su personaje... Estuvo algo largo pero si mal no recuerdo a partir de este momento se acabo la tranquilidad, así que prepárense

Recuerden que me ayudan un buen cuando votan y comentan, amooo leerlas

*Black Beauty, Lana del rey

*Queendom, Aurora

Si alguna vez tienen dudas o curiosidad sobre las canciones o cualquier cosa que pongo pueden preguntarme en los comentarios o por mensaje

VOTEN Y COMENTEN ❤ 

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