Born to Die (Terminada)

By ScarlettGrant

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El anillo único había sido destruido, el heredero perdido de Gondor, Aragorn hijo de Arathror, había vuelto... More

Holaaa!
Así comienza todo...
CAPITULO 2
CAPITULO 3
CAPITULO 4
CAPITULO 5
CAPITULO 6
CAPITULO 7
CAPITULO 8
CAPITULO 9
CAPITULO 10
CAPITULO 11
Una disculpa :S
Capitulo 12
CAPITULO 13
CAPITULO 14
CAPITULO 15
CAPITULO 16
CAPITULO 17
CAPITULO 18
CAPITULO 19
CAPITULO 20
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CAPITULO 22
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CAPITULO 29
CAPITULO 30
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CAPITULO 69
CAPITULO 70
CAPITULO 71
CAPITULO 72
CAPITULO 73
CAPITULO 74
CAPITULO 75
CAPITULO 76
CAPITULO 77
CAPITULO 78
EL PRINCIPIO DEL FIN
CAPITULO 80: How long? How low?
CAPITULO 81: Youngblood
... Di mi nombre
CAPITULO 82: Home is behind
CAPITULO 83: Infinity
CAPITULO 84: Life is still so beautiful
CAPITULO 85: Happier
CAPITULO 86: Black Beauty
CAPITULO 87: Poisoned Youth
CAPITULO 88: Elastic Heart
CAPITULO 89: So let the light guide your way
CAPITULO 90: We all knew
CAPITULO 91: Where it all began
CAPITULO 92: Maldición
CAPITULO 93: Nothing nothing gon' save us now
CAPITULO 94: Somewhere... Somehow
CAPITULO 95: I'm on the run
CAPITULO 96: Forever and aver and ever, the end
GRACIAS

CAPITULO 79: Blood in your lies

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By ScarlettGrant

El poder es el único medio que tenemos para asegurar nuestra permanencia, dominarlo es la garantía de que nunca tendrás que someterte a nada ni a nadie; Beren lo sabía bien, también sabía lo frágil que era y que por lo tanto era tan esencial tenerlo como estar dispuesto a lo que fuera con tal de conservarlo.

-Les he pedido reunirnos aquí con tanta urgencia por que hay un asunto que debemos discutir, no me es fácil hablar al respecto pero lo haré y seré franco pues no creo que deba ser yo quien se avergüence. Hace algún tiempo llegó un grupo de extranjeros a mi reino y mi hogar, con las puertas abiertas de par en par fueron recibidos con amabilidad y cortesía, inconscientes de las malignas intenciones que albergaban estos individuos, pues uno de ellos me ha arrebatado algo invaluable. Estoy seguro de que saben que mi esposa ya no se encuentra a mi lado, mucho me temo que ha perdido por completo la cordura, la conozco bien desde que éramos pequeños, todo cambió después de él... Ya no era la misma, como si se encontrara bajo algún maleficio, algún encantamiento que la obligará a perder toda razón y entregarse a la locura y la traición. Era el amor de mi vida, y me lo arrebataron de la manera más cruel.

-¿Quién es este ser tan malévolo, Mi señor?- preguntó Breogan rey de Esgaroth perplejo por lo que Beren relataba.

-Un elfo- contestó con asco- llegó acompañando al rey Aragorn.

-Pero ¿cómo permite el rey Aragorn tal conducta?- exclamó escandalizado Cillian, rey del Reino del valle.

-No solo la permite- replicó Beren- sino que la condona, y creo saber porque... para cualquiera que haya prestado atención a la historia de este mundo sabe que el rey Aragorn vaciló a decidirse en ocupar el trono en Gondor, su indecisión permitió que los hombres se dispersaran haciéndose más vulnerables a los peligros que acechan a todo momento, sin embargo él nunca fue consciente de ello, lejos de las tierras de los hombres se crió y creció entre elfos... sabiendo esto, no me sorprendió enterarme de lo que hizo... sé que será difícil creerlo viniendo de mí cuando ya he hecho tan claro mi desdén por él y su gente más cercana.

Beren le hizo una seña a Gudmund quien aguardaba junto a la puerta, él de inmediato salió por la misma para volver después de unos instantes acompañado de dos hombres algo golpeados y con la mirada apesadumbrada, en el pecho de ambos podía verse el escudo de un árbol plateado.

-Estos dos hombres son soldados sobrevivientes del asalto que hubo a la ciudad de Minas Tirith hace unas semanas, llegaron aquí en busca de ayuda, y a traernos una terrible noticia- Beren explicó para luego dar la palabra a los hombres que aguardaban de pie a su derecha.

-La ciudad de Minas Tirith cayó con fuerza, en un ataque brutal y devastador, sin embargo su gente aún tenía la voluntad de ponerse en pie pero se encontraron sin líder que los guiara- comenzó a relatar uno de ellos- Nuestro rey nos ha abandonado, creemos que él y su familia han huido...

-¿A dónde podría huir?- preguntó uno de los reyes visiblemente escandalizado.

-Mirkwood, Mi señor- respondió el soldado.

-¿El bosque negro?- dijo el otro rey también perplejo- ¿Elfos?

-Así es Mi señor- contestó el soldado agachando la cabeza. Ambos reyes se encontraban conmocionados, sin saber qué decir o cómo proceder. Beren agradeció a los soldados y les indico que se retiraran. Una vez que estuvieron los tres reyes a solas Beren continuó con su discurso.

-Eso es por lo que los he llamado señores- los dos reyes aún parecían fuera de sí y tardaron un momento en hablar.

-No hay palabras que puedan expresar mi desconcierto- exclamo el rey Breogan.

-No imagino qué podría hacerse en una situación tan odiosa como esta- añadió el otro rey.

-Para mi no hay misterio, en realidad, es bastante simple- el tono de Beren se hizo más lúgubre a medida que pronunciaba aquellas palabras.

-¿Qué debemos hacer?- preguntó el rey del Reino del valle. Beren se quedó en silencio acrecentando la tensión de la situación dio una mirada a los dos hombres frente a él y finalmente dijo:

-Debemos destruir el bosque.

Sus palabras tomaron por sorpresa a ambos reyes quienes se sintieron escépticos a lo que Beren proponía.

-Tal vez crean que es una medida drástica- Beren comenzó a explicar su postura- Pero piénsenlo bien, esa gente ya ha tenido su tiempo en esta tierra, hace mucho que debieron partir, el fin de la guerra del anillo dio paso a la era del hombre ¡esta es nuestra era, nuestro tiempo! Es hora de que se marchen con sus conjuros y amuletos, son incapaces de controlar la magia que poseen y eso, quieran o no, es una amenaza para nosotros.

Las dudas de los reyes habían sido nubladas por las palabras de Beren que parecían sensatamente advertirles de un peligro que descuidadamente habían pasado por alto.

-¿Qué es lo que mi señor ordena?- Preguntó el rey de Esgaroth, recordando también que gracias a la alianza de los reinos ahora estaban condicionados a las órdenes de Beren.

-Reúnan a sus tropas- contestó, sus ojos destellaban con malicia pero con tal discreción que pasó inadvertido para los hombres que aguardaban por sus indicaciones.

-El Reino del Valle ofrece sus tropas.

-Esgaroth ofrece sus tropas, señor.

-Bien- dijo Beren con la mirada en alto- debo advertirles desde ahora que cuando la hora de la batalla se acerque es muy probable que sus hombres tengan que enfrentar al rey de Gondor, no tengo duda en que defenderá a su verdadera gente, así que asegúrense de que sepan bien en donde está su lealtad.

Ambos reyes asintieron, se pusieron de pie para luego hacer una reverencia y se marcharon dispuestos a llevar a cabo lo que se les había ordenado. Beren suspiro profundamente una vez que se encontró solo, su mente seguía analizando cada movimiento que había hecho y planeando el siguiente para que fuera tan preciso como el anterior.

-Mi señor- escuchó que lo llamaban desde la puerta donde ahora se encontraba Ethir- Gudmund dijo que me mandó llamar.

-Así es- le contestó, Ethir camino hasta él e hizo una reverencia- Quiero saber si ya te has encargado de lo que hablamos la noche del ataque a Minas Tirith.

-Lo hice, su majestad no tiene porqué preocuparse- le aseguro serio, sin rastro alguno de expresión en su rostro.

-Eso espero- le advirtió con una mirada dura, que se sentía como una amenaza.

***

"¿Has visto a la joven que acompaña al príncipe Eldarion? Se les ha visto en la plaza en varias ocasiones"

"Dicen que llego junto con los jinetes de Rohan la han visto en compañía del capitán de los Rohirrim, dicen que va y viene del campamento de vez en cuando"

"Uno de los soldados que estaba presente la noche del ataque de los orcos cuenta que al terminar la batalla la vio encontrarse con Legolas"

"Llego en compañía de elfos, incluso se dirige a ellos en su lengua"

"¿Quién es esta joven?"

"Dicen que viene del norte... Dicen que está huyendo de algo, o de alguien"

Miriel no podía ignorar los murmullos de la gente de Minas Tirith a medida que caminaba por las calles, todos los ojos estaban puestos sobre ella y le asustaba que su presencia provocara tanta curiosidad, no quería que nadie supiera quién era ella que hacía ahí o con quien. En el fondo sentía que tenía algo de culpa por lo que había pasado, comenzaba a creer que de una u otra manera era ella la que había comenzado esto. Necesitaba ser más cuidadosa. Caminando de prisa regreso de inmediato al palacio sin voltear y sin detenerse ni siquiera cuando se topó con Eothain en la puerta a quien solo murmuro un breve saludo, camino sin pensar bien a donde se dirigía pero al final llego a una de las estancias del palacio, a solas al fin dejo salir un pesado suspiro parecía que por una razón u otra siempre era necesario que se quedara dentro de cuatro paredes, deseaba con todo su corazón ser libre... estaba cansada de esconderse. Pero no lo suficiente para salir huyendo, tal como había hecho su hermano Haleth, a veces Miriel pensaba en él y en cómo se había ido sin decir nada simplemente había desaparecido, se consolaba pensando que probablemente había sido lo mejor pero no podía evitar preocuparse por él.

-¿Cuánto más durara esto?- se preguntó a sí misma.

-No será eterno, te lo aseguro- Miriel se sobresaltó al escuchar que le respondían.

-Lady Eowyn- dijo encontrándose con ella al darse la vuelta.

-No quise asustarte- le dijo con una sonrisa

-No se preocupe- contesto Miriel- no sabía que había vuelto ya de Rohan

-Recién llegamos

-¿La encontraron?

-No hay señal alguna de mi sobrina o ese hombre- respondió decepcionada- probablemente siguen en el norte, espero.

-No sabe cuánto lo lamento, debimos haberla traído con nosotros.

-Arphen y Eothain me contaron cómo sucedieron las cosas, la conozco bien y sé que no había mucho que ustedes pudieran hacer para retenerla.

-Mi lady- Miriel comenzó a hablar titubeando nerviosa- no había tenido la oportunidad de dirigirme a usted y es que no sé de qué manera expresarle lo mucho que lamento lo que sucedió con...- Eowyn la interrumpió, con un gesto amable que intentaba esconder la tristeza tan grande que tenía.

-No hace falta que te disculpes, sé perfectamente que nadie pudo prever lo que pasaría.

-Es solo que- Miriel se detuvo a mitad de la frase, sin saber si al hablar estaría fuera de lugar.

-Puedes hablar sin cuidado- Eowyn la animo cuando la vio titubear, se sentía curiosa por ella, hasta ahora no habían tenido la oportunidad de conversar pero ya la habían puesto al tanto de su travesía y no lograba descifrar qué pero algo en Miriel le recordaba a alguien

-A veces siento que si me hubiera quedado en el reino al lado de Beren tal como todos querían nada de esto hubiera pasado- Miriel hablaba con pesar- Tome una decisión que le costó la vida a muchos.

-No puedes tomar responsabilidad por las acciones de otros-Eowyn le explico- Beren es un hombre perverso que decidió por si mismo cometer todas esas atrocidades, que te use a ti o a Legolas como excusa solo quiere decir que, en el fondo, sabe que lo que hizo esta mal.

-Yo... yo nunca lo había visto así- contesto Miriel.

-No te atormentes. No cuando eres otra de sus víctimas, la que más ha sufrido su perversión probablemente- Miriel pudo sentir las cicatrices de su espalda escocer al escuchar esas palabras- Eres muy valiente.

-Mi lady me siento profundamente halagada, pero siéndole franca, no creo tener gran valor... Tal vez si fuera un poco más como usted, sabría con certeza que podre afrontar la guerra que se acerca.

-Has llegado tan lejos que yo no dudaría que fueras capaz- contesto extrañada por su inseguridad.

-Es el miedo el que me ha traído hasta aquí- admitió.

-¿A que le temes?

-¿En este momento? A todo

-Hay una razón por la que no te quedaste en el Reino de las montañas grises, es lo que te trajo hasta aquí ¿no es así?

-Cuando Beren me pidió que fuera su esposa significaba que renunciaría para siempre a salir de ahí, eso sería todo, mi mundo se reduciría a los muros de ese castillo que repentinamente parecía tan diminuto que me sofocaba, estaba tan asustada que sentí ganas de salir corriendo tan rápido que nadie pudiera detenerme- Eowyn escucho las palabras de Miriel que de pronto hicieron sentido y supo que había en ella que le resultaba tan familiar.

-Estas describiendo una jaula- le dijo disimulando una sonrisa- eso es lo que temes. Y déjame decirte que esa clase de miedo puede hundirte, o llevarte a lugares maravillosos e inimaginables, depende solamente de ti.

-Creo que seguiré trabando en ello- Miriel sonrió

-Me parece que lo has hecho bien hasta ahora.

-Es porque no me ha visto en el campo de batalla- admitió riendo a lo que Eowyn sonrió.

-Eso puede arreglarse.

Eowyn y Miriel se encontraban a las afueras de la ciudad, acompañadas de Eothain quien supervisaba un grupo de jinetes que practicaban sus habilidades en el amplio espacio abierto que ahí había.

-¿Qué tal son tus habilidades como jinetes?- preguntó Eothain a Miriel, lo primero que vino a la mente de Miriel fue aquella vez que termino en una zanja montando a caballo, el recuerdo la hizo hacer una mueca.

-Muy pobres diría yo.

Eothain rió para luego pedirle que lo acompañara. Eowyn y Eothain pasaron el día entero enseñando a Miriel a cabalgar y como dirigir un grupo de jinetes, y aunque en un principio no parecía poder lograrlo con mucha dedicación y esfuerzo –y una que otra caída- finalmente comenzó a dominarlo.

Al atardecer, Legolas Gimli Arphen Aragorn y Faramir volvían a Minas Tirith de una excursión de las fronteras cercanas con Mordor. Al acercarse a las puertas de la ciudad se encontraron con Eothain y un par de sus hombres que los recibieron con agrado, Legolas sabía que esperaban las noticias que traían, pero sus pensamientos estaba ocupados por algo más, así que disimulando su impaciencia se dirigió a Eothain para preguntarle por Miriel, a lo que Eothain sonrió y le indico que mirara detrás de él, donde unos metros más delante Miriel cabalgaba con facilidad acompañada de Eowyn y un grupo de los rohirrim. Sin darse cuenta una sonrisa se había formado en el rostro de Legolas, hacía mucho tiempo que no la veía reír tan despreocupadamente, sin miedo, feliz. Eowyn noto que habían vuelto y le indico a Miriel que se acercaran. Miriel llego hasta Legolas sonriéndole, estaba feliz de que al fin regresara.

-Lo haces muy bien- la felicito con sus ojos destellando puestos sobre ella.

-Gracias, me alegar que hayas vuelto- dijo ella ampliando su sonrisa para luego bajar del caballo.

Se miraron por un momento sonriéndose, antes de acercarse al resto que escuchaba con atención como Aragorn relataba que por semanas habían vigilado los alrededores para no ser sorprendidos por una emboscada por segunda vez, afortunadamente parecía que todo se mantenía tranquilo. Miriel escucho lo que hablaban por un rato hasta que se dio cuenta que su caballo se había alejado demasiado, así que sin decir nada se escabullo hasta donde se encontraba el animal pastando, estaba por traerlo de vuelta cuando escucho un ruido extraño, al principio creyó que se lo imaginaba pero cuando volvió a escucharlo se dio cuenta que se trataba de un quejido. Buscando de donde provenía el sonido logro ver una figura recostada entre la hierba un poco más delante de donde se encontraba, parecía tratarse de un viejo vagabundo, herido probablemente pensó, estaba recostado de lado con su espalda hacía ella. Miriel camino hasta él esperando poder ayudarlo.

-¿Se encuentra bien?- le pregunto tocando su brazo.

Lo siguiente que Miriel sintió fue su cabeza y espalda golpear el suelo, el extraño se había abalanzado sobre ella revelando no un anciano sino a un hombre andrajoso con mirada maliciosa que con una pierna a cada costado de ella la había inmovilizado, estaba tan asustada como sorprendida y no parecía poder reaccionar.

-Hola Miriel- la saludo con una voz áspera y una sonrisa torcida- tu padre manda saludos, y dice que a es hora de que vuelvas a casa.

Al escuchar lo que el extraño decía Miriel forcejeo con más fuerza y gritaba que se quitara de encima, pero todos sus esfuerzos eran inútiles.

-Quédate quieta- la grito el hombre empujándola con fuerza contra el piso, pero Miriel hizo caso omiso por lo que el hombre bufo fastidiado- Hubiera preferido llevarte con vida, pero si no tengo más opción...- el hombre saco de entre sus ropas una daga y la alzo, los ojos de Miriel se llenaron de terror al ver la afilada daga ir hacia ella y en un rápido movimiento consiguió esquivarla casi por completo pues la cuchilla logro rozar un costado de su cara y parte de su cuello haciéndole un corte, el dolor de su carne abriéndose la hicieron gritar con todas su fuerzas.

Aragorn terminaba de dar los detalles de su excursión cuando un grito desgarrador los hizo ponerse en alerta, fue entonces cuando Legolas al buscar a su alrededor se dio cuenta de que Miriel ya no estaba junto a ellos, con un mal presentimiento camino por el lugar agudizando cada uno de sus sentidos tratando de encontrarla. Y entonces lo vio, su corazón se detuvo por un instante cuando vio a ese hombre sobre Miriel, sosteniéndola por el cuello con una mano y la otra alzada sosteniendo una daga. Su pecho se hincho de irá y su mirada se torno oscura al tiempo que levantaba su arco y disparaba una flecha que voló directa a la mano de aquel hombre, este grito para después desplomarse sobre el piso retorciéndose de dolor, dejando libre a Miriel quien se levantó asustada tratando de recuperar la respiración. En un abrir y cerrar de ojos Legolas había llegado hasta ellos, Miriel lo vio desenfundar una de sus dagas mirando al hombre con puro y sincero odio ardiendo en sus ojos, sin duda alguna iba a matarlo.

-¡Espera!- grito Miriel con el poco aliento que tenía deteniendo a Legolas cuando estaba a punto de darle muerte a aquel hombre. Legolas se detuvo con el filo de su daga presionada contra la garganta del hombre, escucho lo que Miriel le pidió pero no podía bajar su daga, el no habría dudado en matar a Miriel ¿Por qué debería dudar él? La sola idea de dejarlo vivir después de lo que había intentado le hacía hervir la sangre, la ira que sentía lo hacía temblar.

-Legolas no lo hagas- la voz de Miriel lo hizo calmar lo suficiente para saber que debía tener una buena razón para quererlo con vida. Lentamente fue disminuyendo la fuerza con que lo sostenía, se percato que Eothain Aragorn y el resto ya habían llegado hasta ellos, así que dedicándole una última mirada de odio al hombre se puso de pie y se dirigió a Aragorn y Eothain.

-Hay que llevarlo al palacio- Aragorn asintió, luego Eothain tomo al sujeto con fuerza hasta ponerlo de pie, y le ordeno que caminara advirtiéndole que no se atreviera a intentar escapar.

Legolas se dirigió a Miriel- Te lastimo- le dijo mirando los cortes que tenía.

-Fui demasiado lenta- Miriel se reprocho agachando la cabeza decepcionada.

****

Espero que les haya gustado el capitulo... tuve un montón de contratiempos estos últimos meses pero al fin puedo volver a hacer esto que me encanta

Gracias a todas las personas que me han esperado, tienen una paciencia enorme

Sería genial si pudieran seguirme, cuando por algo no puedo actualizar lo aviso en mi perfil... muchas gracias por leer

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