Lexa POV
—¡CLARKE GRIFFIN! Necesito a Clarke Griffin. — Gritó Luna, desesperada y prácticamente hiperventilada al cruzar la puerta del hospital, sosteniendo todo mi peso sobre ella.
Apenas podía mantenerme en pie, porque sentía que los mellizos nacerían allí mismos, ante un movimiento mal efectuado. Las contracciones estaban siendo cada vez más constantes, y aún, no habíamos podido dar con Clarke.
—Traigan una maldita silla, y tú comunícate con Clarke, ahora mismo. —Ordenó Raven a la recepcionista de entrada, luego de llegar pocos segundos después de nosotras. Me sentaron en la silla de ruedas que un enfermero nos alcanzó, y enseguida ambas comenzaron a correr empujando Raven, la silla conmigo arriba a la par que intentaba comunicarse con mi obstetra. Cuando le notificaron a dónde debían llevarme, cambió el recorrido y terminamos en una habitación de internación; allí, adelantándose para ganar tiempo, me preparó para que me revisaran y así saber en qué momento del trabajo de parto estaba.
Las contracciones no me dejaban ni pensar, y solo deseaba que Clarke llegara. Sentía entre dolor, miedo y a causa de ambas unas ganas inmensas de llorar.
—Respira Lex. — Luna tomó mi mano y comenzó a hacer suaves respiraciones buscando que hiciera lo mismo para calmarme.
—Necesito a Clarke... ¡AYYY! — en toda la a habitación retumbó mi grito, y me aferré con fuerza a la mano de Luna.
— Enseguida regreso. — Raven salió a pasos acelerados de allí y no sé cuánto tiempo pasó, pero un rato después Clarke apareció junto a ella, con la respiración agitada y mirada preocupante.
—Aquí estoy. Lo siento, lo siento. — Se lanzó sobre mi con gran pesar, y me rodeó con sus brazos. Luna le dio espacio y ocupó su lugar.— De verdad lo siento por demorar tanto.
—Yo lo siento. Debí quedarme en casa. —Comencé a llorar, con una mezcla de sentimientos en mi pecho. — No debí irme... No quiero que les pase nada por mi culpa. ¡AYYYYY! —Tuve miedo, por primera vez en mucho tiempo, estaba aterrada.
—Shhh. —Tranquila y respira. Estará todo bien mi amor. Respira conmigo. — Busqué la mirada de Clarke y aferrada a ella, intenté controlar las respiraciones a medida que las contracciones disminuían por unos segundos.
Mis intentos para sobrellevar el dolor, no permitían que escuchara con detalle lo que Raven y Clarke hablaban. Escuché cómo Rae le gritaba a alguien en la puerta de mi habitación, pero no supe quién era. Luego de un rato de espera e incesantes contracciones que se incrementaban a cada minuto, la obstetra llegó. Clarke la puso al tanto con los detalles de mi situación, mientras me examinaba, y un par de minutos después nos dio la noticia de que los mellizos estaban listo para nacer, pero debía someterme a una cesárea de emergencia porque uno de ellos además de estar sentado en el canal de parto, tenía dos vueltas de cordón en su cuello, por lo que era muy arriesgado un parto natural en tales condiciones. Al escuchar aquello, la desesperación me venció y comencé a temblar en medio de un llanto lleno de angustia y temor. Pude percibir el miedo en los ojos de Clarke también, sin embargo, ocultó lo que pudo llegar a sentir y me contuvo.
—Mírame. — me ordenó con sus ojos cristalizados y la voz quebrada, pero mostrándome fortaleza. — Estará todo muy bien, estás en excelentes manos y yo no me iré de tu lado. Lograrás hacer esto, y pronto tendremos a Olivia y a Timothy con nosotras. — Asentí, conteniendo todo dolor.
Me prepararon para cirugía, me movieron a una camilla, y con la mirada puesta en las luces del techo del hospital, que se movían a medida que avanzamos, acaricié mi vientre ya no sintiendo dolor, ni miedo, no sé si por la epidural que minutos antes me habían aplicado o por la confianza que las palabras de Clarke me dieron.
—Pronto nos conoceremos, no tengan miedo, que mami está aquí con ustedes y los ama muchísimo. — Susurré de manera inaudible, con lágrimas cayendo por mis mejillas, con sentimientos diversos aferrados a mi pecho.
***
La luz de la sala de cirugía me encandilaba y podía escuchar a mis fuertes latidos retumbar en todo el lugar. Hacía frio allí y mi mente estaba aturdida. Escuchaba voces desconocidas hablando a la vez; mareaban y me hacían preguntar cómo podían comprenderse entre sí, si parecía que no se escuchaban. Sólo una de ellas resaltó y logró darme algo de calma. Clarke, se acercó, vestida con su cofia y barbijo, se aferró a mi mano e intentó tranquilizarme unos segundos.
—¿Estás lista? — preguntó emocionada aunque un tanto nerviosa, a lo que respondí un sí con gran esfuerzo; me sentía muy cansada.
Les dio el "ok "a sus colegas, y luego escuché como se organizaban para comenzar.
Pretendí que toda mi atención estuviera puesta en la cercanía de Clarke y la tranquilidad que intentaba brindarme, para no agobiarme con los nervios que sentía. Ignoré por completo al resto, escuchándola solo a ella que intercalaba entre detalles de lo que iban realizando y alientos para mantener en calma. Sinceramente nunca en mi vida creí sentirme tan asustada, nerviosa, angustiada, emocionada y ansiosa a la vez. Era torturante y agotador.
—Y... aquí está la niña. — Escuché, antes de que su llanto me conmoviera hasta las lágrimas nuevamente y me golpearan miles de sensaciones lindas.
—¿Está bien? — quise saber para sentir alivio por completo.
—Está perfecta— dijo Clarke y pude sentir su mano temblar. —Es hermosa. — Sus lágrimas se mezclaron con las mías teniendo el llanto de Olivia de fondo. Me besó la frente y apretó fuerte mi mano.
Pasaron un par de minutos más hasta que otro llanto inundo la sala de cirugía, y allí estaba él, más pequeño que su hermana, pero con la misma fortaleza en sus pulmones.
—Ambos están perfectos, pero los dejaremos un par de horas en la incubadora porque se adelantaron en llegar. Prometo que pronto podrán verlos. —Aquello fue como un puñal en mi alma.
—¡Nooo! — Me quejé sin fuerzas. — ¡Clarke! Por favor no. — el llanto se volvió doloroso y lleno de súplica.
—Tranquila mi amor. Sólo son un par de horas, tu aprovecharás a descansar, que lo mereces. — Contuvo mi crisis de llanto, mientras acaban la cirugía. No sé en qué momento me entregué al cansancio; la voz de Clarke diciéndome que me amaba y que cerrara los ojos, fue lo último que oí antes de dormirme de manera profunda.
***
Mis ojos se abrieron, reconociendo la habitación que estaba en penumbras y silenciosa. No sentía frio ya, pero el cuerpo aún me dolía. Giré mi cabeza y distinguí a Clarke. Dormía a mi lado en una silla; pegado a ella había dos cunitas. Nuevamente el llanto se deslizó por mis mejillas, pero esta vez de felicidad y mucho alivio. Mis sollozos la despertaron y sonriente se acercó a mis labios para besarme.
—Hola. —susurró sobre ellos. —Un par de personitas quieren conocerte, pero no queríamos despertarte. — susurró nuevamente, poniéndose de pie. El llanto no me permitía hablar, sólo deseaba verlos, sostenerlos, sentirlos y comprobar que estaban bien.
Clarke, me ayudó a acomodarme en la cama para que quedara medianamente sentada, y luego de a uno lo fue levantando de su cuna y los apoyó sobre mis brazos.
—Son tan chiquitos. — susurré entre sollozos. — ¡Hola! Somos sus mamás y no saben lo felices que nos hicieron desde que supimos que llegarían. — acaricié sus frentes hasta sus pequeñas narices, con la yema de uno de mis dedos de manera muy delicada y suave. Olivia se movió sobre mis brazos ante el contacto, pero siguió durmiendo. Timothy seguía siendo el más tranquilo como cuando estaba dentro mío, porque se mantuvo durmiendo en la misma posición con una paz enorme.
—Son hermosos, Clarke. — Se me hizo imposible dejar de ver cada detalle de ellos. Eran tan pequeños y frágiles, con una pureza inigualable. No alcanzaban las palabras para describirlos, porque ante mis ojos eran perfectos.
—Hermosos como tú. — sonrió y me dejó un beso cálido, antes de agarrar a la niña y recostarse a mi lado.
—Siento que no puedo ser más feliz. — Durante ocho meses habían crecido dentro de mi vientre, y ahora estaban allí, en nuestros brazos. Era maravilloso poder sentirlos al fin; Estar los cuatro así.
—Yo siento que te debo toda esta felicidad a ti. — susurró, acurrucándose bien pegada a mi cuerpo.
—Juntas llegamos hasta aquí, no me debes nada, porque me amas lo suficiente como para ser parte importante de esta felicidad que sentimos. Eres especial Clarke y haces que me sienta afortunada desde hace años.
—Entonces somos dos las afortunadas. — se acomodó mejor, escondiéndose en mi cuello, como si buscara refugiarse en mí, mientras sostenía a Olivia en sus brazos.
¿Qué más podía pedirle a la vida? Si todo lo que podría necesitar lo encontraría en ellos.
Nuestra vida emprendía un nuevo capítulo, con nuevos retos, nuevos aprendizajes y nuevas experiencias que lo transitaríamos juntas, para demostrarle a Olivia y Timothy que, aunque la vida resultase complicada en algunas circunstancias, el amor incondicional de las personas que llamamos familia, nos ayudará y alentará a ser un poco más valientes para enfrentar lo que sea, con la sola intención de que descubramos lo mejor de nosotros mismos y de esa forma podamos sentirnos siempre afortunados de lo que somos y de lo que tenemos; de la misma manera que me sentía en aquel instante, acurrucada en una cama de hospital con esas tres personas que se habían vuelto mi mundo entero.
**************************************************************************************
Buenas buenas!!! Y aquí el capítulo previo al final. Lamento decirles que sólo queda un sólo capítulo y el epilogo y esta historia se acaba.😭😭😭 perooooo no me pondré nostálgica ahora jajaja me estoy guardando eso para el final.
Así que por hoy sólo diré: Espero les haya gustado el capítulo y que tengan un lindo domingo! nos leemos el miércoles!!! Abrazo enorme 😘😘😘
Sofi