MI SANGRE EN SUS MANOS

By CamilaLeonCorrea

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Dicen que las personas en las que más confías son las primeras en darte la espalda y apuñalarte sin ningún ti... More

Prólogo
Capítulo 1: Llegada al Infierno
Capítulo 2: Segundo Augurio
Capítulo 3: Tengo sed
Capítulo 4: Tanteando al enemigo
Capitulo 5: La rosa marchita
Capítulo 6: Una mala jugada
Capítulo 7: Amnesia
Capítulo 8: La creación de los cinco demonios
Capítulo 9: Provocación letal
Capítulo 10: Un aventón inesperado
Capítulo 11: Salvando la dignidad
Capitulo 12: En el ojo del huracán
Capítulo 13: Un nuevo problema
Aviso
Capítulo 14: El llamado del salvador
Capítulo 15: Sensaciones agridulces
Capítulo 16: Cicatrices abiertas
Capítulo 17: Impulsos catastroficos
Capítulo 18: Destellos de confusión
Capítulo 19: Verdades perjudiciales
Capítulo 20: Secreto liberado
Capítulo 21: Tormenta peligrosa
Capítulo 22: Irreversibles consecuencias
Capítulo 23: El llanto del ángel
Capítulo 24: Pendiendo de un hilo
Capítulo 25: El charco del infierno
Capítulo 26: Jugando con fuego
Capítulo 27: La ley del Talión
Capítulo 28: Infestación
Capítulo 29: Minuto terminal
Capítulo 30: Atrápame, si puedes
Capítulo 32: Alma vendida, pacto sellado
Capítulo 33: Un pecado más
Capítulo 34: Corazón fragmentado
Capítulo 35: El comienzo del fin
Epílogo
Preguntas y respuestas

Capítulo 31: El cuervo de la asesina

10 10 3
By CamilaLeonCorrea

Schiltach, Alemania
28 de Septiembre del 2021
11:30 pm

Miykal Lawler

He perdido la noción del tiempo, la luna es mi fiel compañía en estos momentos de suspenso y tensión. A donde quiera que vaya siempre me encuentro gente follando, algunos son tan pervertidos que inclusive sonríen con gracia como si fuese lo más natural de este mundo terrenal y luego ofrecen con amabilidad que sea parte de su enfermizo juego.  En lo personal no considero al sexo un tipo de tabú que se deba evitar, al contrario, cada quien es libre de practicarlo como se le da la gana pero sí creo firmemente que deben existir ciertos límites. Por ejemplo respetar el espacio visual de los demás, nunca lograré superar el pene curvado y deforme de Ashton Pierce ni tampoco podré retirar aquellos gritos de orgasmo que Laurent Ottom ha liberado sin ninguna delicadeza como si fuera la penetración más gloriosa que ha recibido a lo largo de su aburrida vida. Las reglas son simples, si te encuentran, te devoran y no importa el género, todo se vale en esta cacería. Estoy viviendo las diferentes categorías de las páginas pornográficas que visito, la diferencia es que no me genera placer pues conozco a cada rostro de este lugar y sé que a la mañana siguiente cuando los vea en el instituto será una pesadilla de la cual no podré escapar.

¿Dónde te habéis metido, lobito Deustch?

Cansada de mi suerte, decido que es hora de volver a casa, la paciencia no es mi fuerte y claramente el frío ya me ha puesto de mal humor. No sé en qué dirección debo avanzar, solo estoy guiándome por las estrellas como si ellas pudiesen hablar e indicarme el camino a casa con seguridad. Si tan solo tuviese mi teléfono al menos podría llamar a mi padre, claramente que recibiría una gran reprimenda al haber aceptado participar en una orgía escolar pero después de eso estaría a salvo, él siempre me protegerá de los temibles depredadores de este bosque infernal. El viento se ha intensificado absurdamente, pierdo el equilibro debido a la rafaga que no ha dudado en envolverme con ferocidad, intento desatarme de aquel espectáculo sobrenatural, el nudo de la capa alrededor de mi cuello ejerce una presión indescriptible, inmediatamente llevo ambas manos a la zona para aliviar un poco la sensación de ahogo sin embargo es inútil, me estoy quedando sin aire. Siento como mis pulmones empiezan a hiperventilar, lágrimas de desesperación caen a pesar de que intento retenerlas, finalmente pierdo el equilibrio y termino en el suelo, es como si alguien estuviese orquestando este acto paranormal. Al no poder levantarme, ruedo descontroladamente hasta golpear un árbol deteriorado, abandonado, con una historia familiar que es difícil ignorar.

Poco a poco intento una vez más ponerme de pie, siento como el nudo se ha aflojado dejando probablemente tatuada alguna cicatriz en cada fibra de piel alrededor del cuello, trato de gesticular algún sonido pero es extremadamente doloroso, las cuerdas vocales estan desgarradas, necesito encontrar una forma de regresar a casa, no puedo quedarme otro segundo en este infierno. Aquel trozo de madera no deja de atormentarme, este fue el lugar exacto en donde mi madre describió con detalle su juramento demoníaco, donde fue violada y atada de por vida al lado oscuro, donde se perdió un alma pura para que renaciera la criatura más temible de todos los tiempos, la reina de todos los demonios caminaba sobre la tierra, la víctima cazando a sus verdugos.

Bienvenida a casa, Miykal

La voz de mi progenitora surge del interior del árbol, quiero creer que ha sido producto de mi imaginación por lo tanto desecho aquella idea distorsionada y empiezo a caminar hacia otra dirección. No doy tres pasos cuando tres cuervos canturrean sin cesar como si demandarán que prestará atención al saludo que presencie hace unos segundos, esto no puede estar sucediendo, estoy perdiendo nuevamente la cabeza, nada de esto es real.

Pero si lo es hija y pronto serás una de nosotros

—¡Basta!—grito ocasionando más sufrimiento a mis cuerdas vocales.

Miykal pronto todo terminará, eres mi legado, te amo demasiado

—Madre—exclamo con nostalgia observando aquel árbol maldito y ahora seis cuervos se encuentran revoloteando por el lugar—Ya sé que sois vosotros, al menos dejad de fingir, es hora de que las máscaras caigan de una vez por todas.

¿Te asusta enfrentar la verdad? Eres un demonio como ellos ¿Por qué no aceptas tu naturaleza?

—Porque prefiero morir antes que convertirme en un monstruo—afirmo con seguridad mientras el viento vuelve a intensificarse a nuestro alrededor.

No puedes huir de tu legado, vais a convertirte por las buenas o por las malas

La impotencia viaja por cada vaso sanguíneo, no cederé ni tampoco aceptaré el destino que el infierno dictamina sin delicadeza. Agarro una piedra bastante grande y la lanzo hacia uno de los cuervos, esta cae con éxito sobre la criatura ocasionando que un sonido bastante perturbador se despliegue por todo el lugar. Unos aplausos se hacen presentes captando por completo mi atención, al dar media vuelta observo como Charlotte Müller sonríe maliciosamente mientras se va acercando lentamente a donde estoy.

—Vaya muy buena puntería tenéis ¿Serán los genes de policía o de asesina que habréis heredado?—cuestiona al ver como el cuervo se retuerce en el suelo.

—¿Qué hacéis aquí?—es lo primero que digo intentando entender esta situación extraña y poco razonable.

—Lo mismo que tú—contesta mientras recoge la piedra con la que golpee al animal—Debes terminar lo que empezaste, no puedes dejarlo agonizando.

—Te he hecho una pregunta—afirmo seriamente, intentando mantener la calma—No lo repetiré dos veces.

—Y yo te he respondido, fenómeno—suspira Charlotte Müller frustrada de que no realice lo que me ha pedido-No es mi culpa que las palabras que he dicho no satisfagan lo que esperáis escuchar.

—¿Por qué respondéis algo fuera de contexto?—cuestiono alterada al ver su falta de raciocinio—¿Qué creéis que estáis haciendo? ¡Dejad al puto cuervo en paz!

—Lo que tú no has podido terminar—responde ella mientras sostiene el cuello del animal—Eres tan débil para extinguir una vida, lo lastimas pero no lo ejecutas.

—No te atrevas—susurro al ver como comienza a asfixiar a la criatura—Solo quería herirlo, fue un accidente.

—¿Un accidente?—cuestiona divertida por lo que he dicho—¡Joder! Si te he visto coger la piedra y calcular la dirección, no te preocupes fenómeno, yo si tengo lo necesario para terminar con una vida.

—Charlotte dejadlo, por favor—imploro cuando soy testigo de cómo el cuervo intenta liberarse—Lo llevare a la veterinaria, solo le he herido el ala, puede salvarse.

—¿Ahora te crees salvadora?—su tono de voz se ha vuelto grave y escalofriante—Defínete, tus acciones deben coincidir con lo que dices.

—Me equivoque, la ira cegó la razón—explico mientras me voy acercando lentamente hacia ella—Devolvedme al puto cuervo.

—O sino ¿Qué? Sois tan inútil como tu asquerosa madre—escupe sin repudio en mi cara—Ni siquiera pudo dar la cara—dobla el ala sana del animal ocasionando que este suelte un quejido bastante perturbante—Dime ¿Qué se siente?

—¿Disculpa? Lo estáis lastimando ¿Qué queréis demostrar con todo esto, eh?—lágrimas empiezan a desbordarse humedeciendo mis mejillas—Habéis perdido completamente la cabeza.

—Acaso ¿Me estáis diciendo demente?—cuestiona en modo de confusión—¡Puta madre! ¿Cómo te atreves a llamarme de esa manera? Si aquí la única con un legado de trastornos mentales eres tú.

—Pues yo no soy la que está maltratando a un animal indefenso solo por diversión—respondo contratacando, estoy al límite y dudo que pueda seguir controlándome.

—Es un insignificante cuervo nada más, nadie lo extrañará—Charlotte Müller arranca pluma por pluma sin importarle los alaridos que la criatura esboza desesperadamente—A diferencia de mi cruel acto, tu madre arrebato vidas de seres humanos, quienes si tenían familia y un futuro por delante.

—No te atrevas hablar de ella—empuño ambas manos logrando que las uñas lastimen la piel para disipar poco a poco las ganas de querer golpearla—Entregadme al cuervo.

—Como gustéis—responde Charlotte Müller mientras tuerce por completo el cuello de la criatura, exterminando por completo cualquier rastro de vitalidad—Aquí lo tenéis, de nada.

Un segundo basto para que liberara por completo la ira, el rencor, el odio y la venganza que estuve acumulando durante todo este tiempo. La empujo fuertemente contra el árbol sin importar sus gritos ni los rasguños que ocasionan alguna lesión en mis brazos. Los cuervos graznan salvajemente por la ejecución de su amigo, el viento ruge como nunca antes lo había presenciado y aunque me cueste aceptarlo siento satisfacción de herirla sin ningún tipo de remordimiento. Sangre surge como cascada cubriéndonos por completo, empiezo a revisarme desesperadamente para hallar algún indicio de trauma en cualquier zona de mi cuerpo, tal vez la adrenalina ha apaciguado el dolor que debería estar sintiendo sin embargo no soy yo la fuente de esta discordia, la victima yace inmóvil e inconsciente frente a mis ojos, Charlotte Müller ha sido atravesada por una de las ramas ocasionando una gran y profunda perforación en su pectoral izquierdo.

—No, no, no—susurro agitada ante la escena que estoy viviendo—¡Vamos, despierta!—grito con autoridad como si la muerte pudiese obedecerme.

Intento retirar con delicadeza su cuerpo del arma homicida, no sé ningún tipo de primeros auxilios pero la lógica me indica que debo llevarla rápido a un hospital, aún siento su pulso, débil pero presente. Las pupilas completamente dilatadas no dejan de observarme, tratan de ver por última vez a la persona que les ha arrebatado la vida.

—Por favor, aguanta un poco—imploro intentando no perder la calma—Lo siento tanto, Charlotte.

—Sois igual que tu madre-dice lentamente mientras la sangre empieza a escaparse por su boca—El infierno te manda saludos.

—Cierra la puta boca—digo intentando ejercer presión sobre la herida, debo detener la hemorragia—¿Por qué tenías que venir a este lugar? ¿Por qué?—exploto ante la impotencia que siento-¡Maldición!

—Porque él me lo ordeno-responde e inmediatamente empieza a convulsionar—Dile a mis padres cuanto los amo y que siempre estaré cuidándolos.

—¿Charlotte?—cuestiono al ver como la rubia ha cerrado los ojos entregándose voluntariamente a los brazos de la muerte, no hay pulso ni ninguna respiración, he hecho mi primera ejecución.

Comienzo a temblar ante la idea de que ahora soy lo que tanto temí convertirme, pensé que podría escapar del pasado, tener una vida normal, superar los obstáculos y las críticas de los demás sin embargo he caído, nadie me ha empujado, fui yo quien salto del barranco sin paracaídas. Algo se mueve detrás de los arbustos, espero que sea un animal salvaje y nos devore a ambas, prefiero mil veces morir que ir a la cárcel, ya nada tiene sentido.

—¿Pequeña?—la voz ronca y preocupada de Damian Deustch eriza cada fibra de mi piel—Te he estado buscando como loco-explica mientras se acerca a donde estoy—Pero ¿Qué?

—No des otro paso, contaminaras la escena—susurro intentando no colapsar—La he asesinado.

—¿Qué has hecho que?—cuestiona alterado y confundido—¿Lo hiciste en defensa personal? ¿Estáis herida? ¿Segura que ha fallecido?

—¡No lo sé! ¡Joder!—grito desesperada—Estábamos discutiendo, ella empezó a decir cosas que no debía—respondo aturdida porque sé que nada justifica el acto de violencia que he ocasionado—Debes llamar a la policía.

—¿Es lo que realmente queréis? Jamás volverás a ver la luz del día—afirma como si conociese muy bien las leyes del pueblo—¿Alguien os ha visto?

—No—contesto inmediatamente intentando recordar si hay algún cabo suelto—Creo que no.

—¿Crees? ¡Maldición, Miykal!—exclama desesperado al ver el problema que he provocado—Quiero protegerte pero es imposible hacerlo sino me das los detalles exactos de este lamentable suceso.

—Solo el viento y los cuervos—respondo e inmediatamente giro la cabeza en busca del animal muerto—Charlotte Müller asesino brutalmente a uno de ellos, intente salvarlo pero al final ella cumplió su cometido.

—¿Dónde está el cuerpo de la criatura?—cuestiona intentando entender lo que he dicho—¿Te habéis golpeado la cabeza?

—¡No estoy loca!—grito alterada por lo que ha insinuado—Te demostrare que todo es verdad—afirmo mientras empiezo a buscar con desesperación al cuervo muerto.

Después de varios segundos sin éxito, caigo rendida al suelo. No hay huella o pista del animal, mi único testigo ha desaparecido como si la tierra se hubiese partido en dos, tragándose lo único que probaría la historia que he confesado. Damian Deustch no deja de observarme con fascinación, sus dos esferas grises advierten peligro y discordia aunque trate de disimularlo, en el poco tiempo que llevo conociéndolo he adquirido la capacidad de reconocer aquel hoyuelo que se ha formado en su mejilla izquierda, acaso ¿Le da placer mi dolor? ¿Cómo puede sentir diversión ante esta escena de abominación?

Nuevamente los arbustos se mueven bruscamente y de ellos cinco demonios salen como si estuviesen esperando el momento oportuno para hacer su gran entrada infernal. Al principio no había reparado en sus actitudes pero cuando Azriel Aller empezó a caminar de manera extraña, retorciéndose del dolor, fue como si me hubiesen arrojado un valde de agua fría.

El cuervo nunca desapareció, todo fue un acto de ilusión

—Cerilla pero ¿Qué habéis hecho?—cuestiona impactado y emocionado la criatura que debía estar bajo tierra.











Hey colegas aquí os subo un nuevo capítulo, espero que lo disfrutéis tanto como yo. No olvidéis votar si te ha gustado y comentad que realmente para un escritor es vital saber lo que piensan sus lectores.

Saludos.

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