Sin City

By AceiteyAgua

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-Lo sé, ¡¡Por el amor de Dios!! Pero no podemos hacer tonterías -protesta Aziraphale, preocupado. -Tampoco no... More

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By AceiteyAgua

Pero vamos con Gabriel y Belcebú en lo que Azrael aaaaanda.

Ay, ese asunto peliagudo... sólo Belcebú se nos pone igual un poco nerviosa. Vamos desde que le salta encima.

Gabriel se separa un poco del beso después de devolvérselo. Belcebú sonríe un poco, colgada a él, pese a que se separe.

Gabriel la mira con cara de drama y ella le acaricia la cara, sonriendo un aún, aunque está preocupada

—¿Qué pasa?

—Vamos a acabar con esto.

—¿A acabar con qué?

—No quiero besos de Judas para hacerme el problema más fácil —la hace bajar, mirándola serio.

—¿Besos de Judas? ¿De qué hablas?

—De ti.

—Por Satán... ¿¡ahora qué?!

—Sé perfecto lo que pasa, pero mejor explícame y acabemos cuando antes.

Belcebú parpadea, porque para variar... no sabe de qué habla.

—No sabía yo siquiera que pasara algo.

Gabriel frunce más el ceño.

—No me pongas esa cara... ¿ahora por qué estás enfadado?

—Ni te creas que vas a poder jugar a dos bandas conmigo. Eso si que no.

—¿Jugar a dos... bandas?

—Basta ya, Belcebú, te he dicho que ya lo sé.

—Y yo te estoy diciendo que no sé qué es lo que sabes... pero por tus caras pareciera que no es nada especialmente bueno...

—Es que no te creo. Tienes que decidir. No... Voy a culparte por haber cambiado de idea, ni siquiera si... decides... bueno, pero no puedes quedarte con ambas cosas. ESO SÍ QUE NO.

—Decidir. Tengo que decidir. Pues... yo siempre decidí. ¿No te... traje una piedrota?

—Sí, bueno. Y también escribiste una carta.

—¿Una... carta?

—Sí.

—Hmmm... ¿A quién le escribí una carta? ¿Qué decía?

—Mira, ya supongo que no esperabas que me enterara, pero... ¿qué te crees? Soy el puto Arcángel del correo, Belcebú.

—¿¡Qué carta?! ¿¡Para quién?!

—No te sigas haciendo la tonta...

—Gabrieeeeeel, no me estoy haciendo ninguna tonta, llevo días llamándote... estás... ¿estás buscando pretextos para terminar conmigo e irte a liar con Lucy?

—¿Qué?

—Te he oído decir que te ibas a acostar con él —le mira, nerviosa.

—Sí me voy a ir con otro, pero no va a ser Lucifer.

—N-No... No te vas a ir con otro —le aprieta otra vez contra sí.

—Pues no creerás que tú puedes descartarme así y yo me voy a quedar esperándote. Ya le he pedido matrimonio y ha accedido.

What the hell! —le aprieta más, cerrando los ojos. Y es que si Belcebú durmiera, está seria una pesadilla continua—. No te he descartado, ¿de dónde sacas esa mierda? Eres MÍO.

—Ya no.

—Sí, ¡sí eres mío! Eres... eres mío. No eres de nadie más. ¡No vas a ser de nadie más! ¡Si no estás conmigo no eres de nadie! —así o un poco más enfermiza.

—Belcebú... basta —frunce el ceño.

Ella tiembla un poco y en un desesperado recurso se mueve un poco para darle un beso forzadamente, tragando saliva y... deja su cuerpo, en sus brazos, metiéndosele dentro. Por lo pronto... consciente. De hecho consciente y... silenciosa.

Vale... Gabriel se cae de la silla de espaldas con un gemido de la hostia.

Belcebú... creo que esto no lo había hecho. Igualmente pues su cuerpo se cae sobre Gabriel, del todo inconsciente

No, de hecho, Gabriel no sabe qué acaba de pasar, está aún respirando como si viniera de correr.

Ella le... siente, ahí dentro. Le... quiere. Le llena todos los huequitos disponibles.

Gabriel recupera el aliento poco a poco algunos de los presentes le ayudan, preguntándole si está bien y levantando el cuerpo de Belcebú, intentando reanimarla.

Ahí está ella, parece muerta la verdad

Eso dice alguien... asustando a Gabriel que aparta a la gente levantándola.

Belcebú se mira sí misma a través de los ojos de Gabriel, haciéndole tragar saliva, esperando que él... la guarde en algún sitio útil. Le trata de... querer un poco más.

—Belcebú, ¿qué haces? —protesta.

"No vas a dejarme."

Gabriel parpadea porque no ha movido los labios.

—Deja de hacer el tonto, estás asustando a todo el mundo.

"Te quiero" Ojos en blanco

—Belcebú, venga, despierta, no me obligues a cargarte.

Inerte del todo.

—Esto es tremendamente infantil de tu parte. Te voy a dejar aquí —la pone en el asiento.

"No me dejes... voy a acabar en una fosa común"

—Pues reacciona —se cruza de brazos, mirándola.

"No estoy ahí, idiota. Estoy aquí"

—No me importa dónde estés. Esto es una chiquillada.

"No es ninguna chiquillada"

Se da la vuelta para irse, dejándola ahí y ella hace que regrese.

Gabriel parpadea sin entender qué ocurre, resistiéndose pero ella pelea para que vuelva a su cuerpo.

Es que lo estás ASUSTANDO. No entiende porque no le responde el cuerpo, se va a hacer daño.

—¡Gabriel! —protesta

Levanta las cejs porque esa ha sido su propia voz, ¡él no ha dicho eso!

—Estoy aquí adentro, idiota.

Mira hacia dentro del bar en el que estaban.

—¡Adentro de ti!

—¿Qué?

—Estoy dentro de ti.

—D-Dentro...

—No vas a dejarme

—¿C-Cómo has...?

—¿Cómo que como? No vas a irte. Eres mío.

—¿Cómo has hecho... cómo...? —en serio se está ASUSTANDO

Va a tener que dejarle inconsciente...

Sí... aunque... no sé qué va a hacer con él inconsciente. Todos los ángeles acaban a merced de los demonios

Pues esconder su cuerpo y revivirle. Solo no quiere dejar su cuerpo ahí. Se lo llevará.

Vale... pero seguirá asustado porque no sabe lo que ha pasado.

Vamos a... revivirle y le explicamos. ¿Vale?

Belcebú le hace sonreír como... exageradamente y la toma en brazos, levantándola del suelo y chasqueando los dedos unas cuantas veces.

Vacila, con la idea de decirse a sí misma al oído que la quiere solo para escucharlo, nerviosa porque no entiende aún... por qué ha pasado todo esto.

No sé si se lo ha dicho alguna vez así con todas las letras, con todo ese asunto del afecto. Se aprieta contra sí misma, dejando que el mundo les mire y aprovechando que...

—Es mi mujer... solo se ha desmayado —define, sintiéndose un poco ridícula pero, saliendo de ahí, tratando de qué les miren lo menos posible a chasquidos.

Alguien iba a sugerir que la llevaran al hospital pero se le ha ocurrido algo más interesante que hacer.

Exactamente. Vacila sin saber muy bien qué hacer con su cuerpo, buscando un coche donde ponerlo... chasqueando los dedos al encontrar alguno con una buena cajuela. Va a maldecirlo para toda la vida para que nadie se le acerque.

Ugh, ¿porque no lo haces pequeñito y te lo guardas en el bolsillo? Opina el puto amo de... una bicicleta a partir de ahora, por lo visto.

Ya... ya. No es mala idea pero no es la que se le ocurre y... decide irse a un parque a ver si ahí las cosas le van mejor.

Antes... si, vale, se susurra "I love you, Belcebú" y casi se muere solo de oírselo

Aaay...

¡Nadie tiene porque saberlo!

Ya, ya...

Así que no me la critiquen. Va a sentarse a algún sitio en el suelo y a alejar a todo mundo de donde están con unos susurros... antes de... despertarle.

Gabriel se mete un susto y se agarra de la hierba del suelo sin saber dónde está o como ha llegado aquí.

"Gabriel?"

Es que mira alrededor buscándola, asustándose más.

"Estoy adentro de ti, es una posesión demoníaca"

—¿Es una QUÉ?

—Posesión demoniaca, no voy a hacerte daño.

Bueno, es que si no querías que se asustara... vas mal. De mal en peor.

—Cálmate, ¡cálmate! Respira... de verdad, soy yo... confía en mí.

—¡Sal de aquí!

Es que... ¿sabes eso de que Gabriel no tiene imaginación? Pues no es del todo cierto.

"No voy a salir, ¡no vas a deshacerte de mí!"

Todo el mundo necesita un poco de imaginación, aunque sea como método de supervivencia. Gabriel empieza a imaginarse las cosas peores.

"¡No te estoy haciendo daño!"

Belcebú tomando posesión de su identidad en el cielo sin el poder detenerla o actuar, viéndola hacerles daño a sus ángeles que confían en él y les quiere, destruyéndoles sin que él pueda hacer nada, ni pueda echarla de ahí dentro, pensando en exorcismos y pensando que ella va a detenerle cada vez que intente pedir ayuda a alguien que va a saber que planea hacerlo, ni siquiera podría escribir un mensaje sin que ella lo sepa, porque tampoco es como que vaya a quedarse dormida o algo.

—Gabriel... Gabrieeeeeel

Está asustado. MUY asustado

—Me estás oyendo o no... Se te va a salir el corazón. Y tienes miedo. ¡Lo percibo! ¡Cálmate!

Aprieta los ojos y sacude la cabeza intentando calmarse pero es que la idea de... no. NO. Cómo había podido ser tan tonto. El infierno. Iban a hacerles daño a todos, el apocalipsis, la guerra. Demonios infiltrándose en el cielo ASÍ, haciendo a los ángeles desconfiar unos de otros, mentirse. Pecar.

—¡No me estás oyendo, Gabriel! ¡Cálmate! ¡Voy a tener que salirme!

Es que debe pasarte lo mismo con los humanos, por eso los dejáis inconscientes.

Sí... mierda.

Porque el otro sigue y sigue, escenas kafkianas sobre la primera caída, sobre los juicios, las guerras... todo el mundo odiándole, él cayendo también, desde luego...

Por todos los infiernos. Va a tener que volver a dejarle KO... y a ir por su estúpido cuerpo... Y ahora a ver cuándo vuelve a quererle hablar...

Seguro nunca va a volver a hablarle, si ya no le quiere y va a casarse con otro. Todo un drama.

La verdad... puedes quedarte ahí, pero en silencio. Aunque no sé si lo primero que haga sea irse al cielo a sanación.

A ver... le intenta despertar una vez más... sin decir nada.

La reacción es muy parecida, vuelve a mirar alrededor agarrado del algo recreándose un poco más en las imágenes horribles. Bueno, tú no te gustas a ti mismo, pero yo creo que tienes tu punto como demonio.

Belcebú no dice nada esta vez, en silencio... tratando de ser decente y Gabriel parpadea un poco intentando calmar su respiración.

—¿B-Belcebú?

Nada.

—Estás... ¿Te has ido? —mira alrededor, aun con el corazón acelerado.

Nada de nada.

El ángel se pone de rodillas y empieza a rezar.

¡Ugh! ¡Gabriel!

Lo siento... aguanta un poco.

No dice nada, abrazándose de sus costillas.

Después de un par de Avemarias y un padre nuestro respira dejándose caer en el suelo, más tranquilo... pensando que debe haberla echado. De algún modo. Aún no sabe cuál, pero tampoco se lo pregunta porque de repente volvemos a no tener imaginación ni curiosidad por nada en este mundo.

Belcebú le hace suspirar sin notarlo, pero nada más, haciéndose bolita dentro de él. Asustada también, porque Gabriel...

Así que después del suspiro, se pone de pie de casi un salto y ahí vamos con el rayo al cielo.

Belcebú... se asusta un poco más con esto sin saber si va a poder detenerle en caso necesario

Siempre lo puedes dejar inconsciente, querida. No es como que él pueda echarte.

xoOXOox

Él insiste que... hum... Miguel.

Ya, claro. Hay que sacarla de ahí. Sería la persona correcta para ayudarte.

Así que va a por Raguel que era quien estaba al cargo.

Raguel... está en el DRAMA en la tierra.

Ugh... no sabe nadie donde está.

Azrael dice que él te atiende.

Así que... Pues va a por Asmodeo. Que es quien le vio antes de que desapareciera.

Ojos en blanco. Belcebú mira por sus ojos sin saber a dónde van.

Si puede leer lo que piensa, debe saberlo.

¿Asmodeo? ¿¡Qué hace Asmodeo aquí?! Asmodeo v R.

No, hombre, no... Igualmente le abre la puertecita de la celda.

—¿Asmodeo?

—Ah, ¡al fin!

—¿Qué pasa?

—Que me han dejado aquí encerrado.

—¿Pero no iba Uriel a curarte para que pudieras salir?

—No me ha curado, se ha puesto histérica solo con las piernas y se fue.

Gabriel parpadea unas cuantas veces.

—Sácame de aquí.

—De todos modos... ¿necesitas algo más ahí dentro?

—Sí, salir... ¡estoy preso!

—No estás preso, pero esto es el cielo y... los ángeles van a ponerse nerviosos si un demonio va dando vueltas por aquí. Es mejor que no salgas de la celda. A no ser que quieras ir a la tierra.

—No, no quiero ir a la tierra, pero de menos podría ir a la oficina de alguien. Es aburrido estar aquí solo.

—Podemos... traerte algún humano o algo así.

—Ya... quizás puedas tú casarte con un humano...

—Venga, Asmodeo... intenta comprenderlo, la gente está trabajando aquí...

—He pedido algo de leer me ha dado una bloody biblia.

A Gabriel se le acelera el corazón con lo que ha dicho Asmodeo de casarse

—¿Y qué quieres?

—¡Pues algo divertido! Y algo que no sea vino de esta mierda...

Estás hablando con el ángel incorrecto para recomendaciones de libros y vinos.

Aziraphale está de acuerdo. Hasta Gabriel lo está.

Chasquea los dedos y le aparecen un libro de oras y otro de cánticos. Y un vino de misa distinto.

—¿Y tú no vas a pasarte por aquí nunca? Es que... esto no es lo que acordamos. ¡No me han quitado esto tampoco!

—Estoy aquí, pero tengo que sacar a Miguel del infierno... le diré a Uriel que vuelva a encargarse de eso.

—A Miguel... del infierno. ¿Está presa?

—Sí. ¿Te ha dicho algo Raguel de ello?

—Ehm... no. Raguel parecía un poco descompuesto.

—Raguel cree que eres... el novio de Aamón.

—Y tú... —Asmodeo levanta una ceja.

—¿Yo?

—¿L-Lo crees?

—Pues tú me dirás.

—Ugh... Es Aamón el que me puso esto al cuello a cambio de ayuda y sacarme de prisión. Así que tú dirás...

—¿O sea que sí?

—¿Cómo llegaste a esa conclusión? No.

—Pues si le estas ayudando...

—Para que me sacara de prisión.

Belcebú hace a Gabriel fruncir el ceño.

—¿Porque estabas en la prisión?

Asmodeo suspira.

—¿Vas a decirle a Lord Belcebú? Asumo que... no ya que ahora no están juntos —se pasa una mano por el pelo—. Le dije que había estado tentando a todo mundo con lujuria, lo cual no es mentira.

—¿Y? —parpadea un par de veces.

—Y que todas estas parejitas eran gracias a mí, que merecía... un premio y vacaciones. Como imaginas, no es el demonio más justo qué hay...

—Ninguno de vosotros sois muy justos.

—No... Pero cuando no eres el que manda, de un chasquido te mandan cuatro meses o dos años a una celda, sin que puedas chistar. Aunque aquí arriba no parece esto muy distinto... considerando mi estado.

Belcebú está intentando no hacer más caras con Gabriel... pero Gabriel pone los ojos en blanco.

—Te he dado todo lo que puedo darte aquí arriba.

—Oye, Uriel... Es... reacciona, ehm... con mucho... bueno, ehm... es muy nerviosa

—Lo sé, lo sé... lo siento. ¿Quieres que le pida a otro que esté por ti?

—No. Ella me cae bien... solo quisiera saber un poco mejor como manejar la situación. ¿Tiene algún trauma o algo?

—¿Ella te... cae bien? —levanta las cejas sin esperarse eso.

—De hecho, ojalá viniera más a menudo aquí...

—¿Por?

—No lo sé... me intriga un poco.

—Mmmm... —funce el ceño.

—No te pongas celoso...

Belcebú le hace fruncir MÁS el ceño... porque lo está, un poco.

—Pero ella... no se lleva bien con demonios en general.

—No, no... Si no se lleva bien conmigo.

—¿Eso es lo que te va? ¿Qué te traten mal?

—DEFINITIVAMENTE NO —sentencia mirándole y frunciendo el ceño—. Pero ella... reacciona bien. En general.

"Ella le gusta" susurra Belcebú dentro de la cabeza de Gabriel intentando plantarle la idea en la mente sin que se entere.

—¿Con insultos? Ella te gusta —suelta cuando el pensamiento cruza su mente

—No me ha insultado... —Asmodeo hace los ojos en blanco y suelta en automático...—. Claro que no me gusta, me gustas tú.

Gabriel parpadea.

—No, te gusta ella. Ugh —aprieta los ojos—. Que puta mierda.

Y no sé si sientas los CELOS de Belcebú, seguidos del descoloque... con esa declaración

¿Ha dicho puta y mierda?

Sí.

¿¡Qué te está pasando, Gabrielito?! Entre los flecos...

¡Gabriel sí dice palabrotas!

No tantas.

Cuando está frustrado, sí.

Igualmente, Belcebú trata de... hacerle cariñitos de alguna forma, ni siquiera sabe cual. "Belcebú si te quiere a ti" susurra otra vez.

"Ojalá" protesta interiormente apretando los ojos

Belcebú es que... no tiene idea de cómo hacérselo entender.

—No, no... no he dicho que me guste ella. De hecho solo me cae bien. Todo el mundo tiene siempre este problema —ojos en blanco—. Mi trato es contigo, ¿vale?

—Es que... Asmodeo... no puedes entenderlo.

—¿Qué es lo que no puedo entender?

—Tu... energía. Alma. A tu alrededor... cambia cuando hablas de ella.

—¿¡Que yo... qué?!

—No es mucho, pero es suficiente. Fuck.

—¿De qué hablas? No

—Oye...

—¿Qué?

—¿Alguna vez has... poseído un ángel?

—A un... ángel. Hmmm... ¿Quieres que posea a Uriel?

—¡No! Pregunto si lo has hecho.

—¿Qué vas a hacerme si te digo que sí?

—Preguntarte, ¡estamos hablando!

—Puede que... a algún ángel menor —carraspea un poco.

—¿Y cómo es? —Gabriel abre la celda y entra.

—Puedo hacértelo si quieres... —Asmodeo levanta una ceja.

"Noledejes" Belcebú le hace dar un paso atrás de golpe y Gabriel se tensa un montón con eso porque él no ha hecho eso.

—No, no, no... Como sabes... como puedo saber si... lo estoy.

—Pues... si tú estuvieras poseído... estarías inconsciente.

—Mmmm...

—Nadie deja consciente al poseído o se ponen histéricos y se asustan. Más aún si es un ángel.

—Pero... se puede. ¿Qué puedes hacer cuando estás poseyendo a alguien?

—Hmm... Cualquier cosa.

"Dice mentiras" Belcebú... quiere que esta conversación termine.

—¿Cómo sé que no mientes?

—¿Exactamente como para qué querría mentirte?

—¿Cómo puedo echar a un demonio si me está poseyendo? ¿Con un exorcismo?

—¿Quién crees que te está poseyendo? —Asmodeo se humedece los labios.

—En realidad... creo que la he expulsado —Gabriel vacila.

—¿A quién?

—Belcebú.

Vale... Asmodeo palidece y Gabriel le mira

—¿¡N-No la sientes ahí dentro?!

—¿Sentirla cómo?

—Pues no sé, tú eres el que trae al príncipe del infierno dentro de ti

—No creo... ella es... ella se siente... tiene mucha presencia, no siento nada. O sea, nada diferente.

Belcebú se entristece un poco porque... es un drama yendo a acostarse en la base de su cráneo... y preguntándose qué ocurriría si le da un poco de lujuria ahora... que no esté con Asmodeo. Vale. Luego lo probará.

Cariño, no queremos que te sienta.

Ya, ya... ya. No hace nada, no hace nada... Asmodeo traga saliva.

—Más vale... Eso. Sinceramente. Pero yo también creo que Lord Belcebú... se sentiría

—Bueno pero ¿Cómo hago para echarla si vuelve?

—Pues como la echaste esta vez...

—No sé cómo lo hice.

—Pues... no me parece que puedas echarla fácilmente.

—¿No? ?A ti no te ha pasado?

—No acostumbro poseer ángeles.

—Bueno —suspira.

—Lo que podría ofrecerte sería... poseerte

—No, no... No vayas ahora poseyendo a ángeles, ¿vale?

—Oye, Gabriel... de lo que has dicho antes... sobre tú y yo... ¿De verdad nuestro trato sigue en pie?

—No... —suspira—. Mejor declárate a Uriel.

—No, pero... no. ¿¡Ahora tú qué?!

—Buscaré a alguien más.

—Pero te estás inventando eso con ella... tú me pareces más... Es que esa chica no va a caer, si sale corriendo histérica cada vez solo con acercarme.

—Bueno, ya veremos.

—Ahora no te me vas a echar atrás en el trato tú a mí...

—Asmodeo...

—¿Qué?

—Bueno, ya veremos.

—Mmmmm... Bueno —Ojos en blanco... Porque ya se está repitiendo.

—¿Necesitas alguna otra cosa aquí entonces? —se va hacia la puerta.

El demonio se le acerca un poco, frunciendo levemente el ceño y medio encerrándole. Si, así cortándole el paso hacia la puerta. Gabriel levanta una ceja.

—Hablo en serio. Ella podría dejarme aquí para siempre en un arranque.

—Ella sabe qué situación tienes y no tiene potestad decidir eso.

—Hmmm... Ella también se pone histérica. No. Necesitamos tu y yo conservar nuestro acuerdo.

Gabriel suspira, cerrando los ojos y él le toca un poco el pecho con la mano.

—Prefiero acabar esto antes de que tú también decidas que prefieres a alguien más.

—Es decir, tú sí que puedes descartarme cuando se te dé la gana...

"Rómpele el corazón" susurra Belcebú.

—No te estoy descartando yo, me estoy preparando para cuando tú me lo hagas a mí.

Asmodeo levanta una mano y le acaricia un poquito la mejilla

Gabriel cierra los ojos, suspirando, pensando más en Belcebú que en Asmodeo. Belcebú está intentando no MORDER a Asmodeo.

—Eres dulce, Arcángel Gabriel. Más de lo que pensé.

Le mira.

En serio, en serio. BELCEBU ESTÁ HACIENDO UN ENORME ESFUERZO. Asmodeo le sonríe

Gabriel le mira todo desconsolado.

—Oye, ¿estás seguro de que lo de Belcebú es definitivo? Estás aún muy enamorado, ¿no crees que pudieras... pelear un poquito por ella?

—¿Y qué quieres que haga? —suspira—. No estoy muy enamorado, no quiero que crea que tiene... poder sobre mí.

"Y tú tienes sobre ella... todo el que quieres" susurra Belcebú dentro de su cabeza

"No, si puede hacerme esto." Discute según él consigo mismo.

"Tú no sabes lo que le haces a ella cada vez."

"Nadie lo sabe más que ella."

—Ya, lo entiendo —le acaricia el pecho—, es un riesgo que lo sepa, pero... ¿no vale la pena?

"Ella quería decírtelo, pero no la has dejado"

—No, no la vale. No lo tiene —empieza a tensarse.

—Entonces déjame a mí, yo puedo hacer realidad todas tus fantasías.

—Ya hemos hablado de esto antes —levanta una mano y le detiene.

—¿Quieres que haga realidad las fantasías de Uriel? No son pocas...

Gabriel me mira con curiosidad con eso.

—Exuda...

—¿Qué?

—Claramente tú estás más satisfecho que ella —Asmodeo se encoge de hombros.

—¿A qué te refieres? —parpadea varias veces.

—¿No lo sientes? ¡No le digas que te he dicho!

—¿Sentir qué?

—Ella... tiene una... se siente algo MUY fuerte a su alrededor.

—Eso es algo bueno, Asmodeo. Poténcialo —suspira.

—Podría potenciarlo alguien más... —se encoge de hombros—. Creo que piensa en alguien específico cuando lo siente.

—Tal vez solo necesita que la reenfoquen —Gabriel piensa que lo que siente Asmodeo es el amor.

—O tal vez ella necesite ir con esa persona que le causa eso... y saciarse de ello. No es conmigo, Gabriel... creo que estás precipitándote al echarme.

"Ugh... vámonos. Tienes mucho trabajo"

—No te estoy echando, pero tengo mucho trabajo, Asmodeo...

Asmodeo se acerca a él y... le da un beso en la mejilla.

Belcebú... se quita, le hace girar la cara, pero Gabriel iba a hacer eso también así que...

Que coordinados. Asmodeo le mira y Gabriel le mira de reojo.

—Mmmm... —con eso, Asmodeo sí que parece nervioso.

—Ya te he dicho que no voy a...

—Cumplir el trato... —termina él la frase—. ¿Me has engañado para apresarme aquí?

—No estás preso, puedes marcharte si es tu deseo.

Asmodeo suspira, pasándose una mano por el pelo ahora sin estar seguro de qué hacer. Porque si Gabriel pretendía casarse con él tenía protección absoluta garantizada, pero con esto...

—Veremos cómo avanza todo.

—He arriesgado bastante viniendo aquí... —murmura sentándose en el piso de nube y recargándose en la pared—. Vale, veamos cómo avanza todo.

—Aun no te he dicho que no, pero sé que serás tú quien me lo dirá a mí.

—Ya, claro... —ojos en blanco.

Gabriel suspira "Tienes trabajo" le recuerda Belcebú otra vez.

—¿Entonces qué? ¿Va a venir ella a... quitarme esto? tú o... ¿nos vemos en tres meses? —pregunta señalándose la cadena del cuello, un poco fastidiado ahora con el cielo también

—Vamos, vamos ahora a que te lo quiten...

"¡Manda a Uriel a que lo lleve!"

Gabriel frunce el ceño y se detiene porque ese no es un pensamiento... no.

Belcebú es que... se desespera. Gabriel parpadea sin entender qué ha sido eso pero hay silencio en su cabeza.

—Hum...

—¿Vamos entonces? —Asmodeo presiona, de pie otra vez atrás de él

—Sí.

—¡Bien! —Asmodeo asiente sonriendo un poco otra vez. Belcebú no entiende por qué ha de llevarle éeeeel

Gabriel hace un gesto para que pase delante y ahí va, adelante de él.

Tiene que llevarle él porque Asmodeo se siente mal porque cree que Gabriel le está traicionando, pero no y Gabriel no quiere que se siente mal y abandonado, porque él se lo está sintiendo ahora.

Belcebú se enrolla en su corazón, porque no quiere que se sienta abandonadoooo

—¿Y a donde me llevas exactamente?

—A purificación, tiene que quitarle la maldición al grillete, entonces podremos quitártelo.

—Y en purificación no van a... matarme, ¿verdad? —pregunta un poco preocupado, mirándole de reojo y pensando otra vez que... todo esto podría ser un truco del cielo para matarle de una vez. Quizás incluso Gabriel lo ha acordado con Belcebú. Traga saliva.

—Claro que no, ¿por qué iban a hacer eso?

—No lo sé... quizás es un trato que hiciste con el infierno... —le mira de reojo y Belcebú se lo piensa: dejar a a Gabriel inconsciente, pedir que maten a Asmodeo de una buena vez para siempre y luego nadie sabe, nadie supo.

—Creéis que tenemos muchos más tratos con el infierno de los que actualmente existen. Al infierno le gusta llevarse el mérito de las cosas —suspira.

—Supongo que el infierno se lleva el mérito en el infierno y el cielo se lo lleva en el cielo.

—Y no nos van a regalar oportunidades.

—Yo parezco estar regalándote una de oro...

—Asmodeo, tú eres quien me está pidiendo que te quite eso, si no quieres que te lo quite porque no te fías de nosotros, puedes volver a tu cuarto. Si no quieres volver a tu cuarto, puedes volver a la tierra. O al infierno, o a donde quieras. Pero no puedes pedirme cosas y luego desconfiar de que las haga.

—Es que no es una de las cosas que haría el infierno, definitivamente... las cosas ahí son mucho menos sutiles... pero si tú ya no me encuentras un uso...

—¿Un uso?

—Todo ese rollo de la boda... antes no ibas a querer matarme por eso, pero...

—¿Crees que es una broma?

Asmodeo vacila porque cree todo menos que es una broma.

—No, creo que ahora no te soy útil ya... de hecho te represento un problema.

—¿Por qué un problema?

Asmodeo, tú y tu gran boca.

—Ehm... olvídalo —se sonroja un poco—. Vamos a que me quites esto.

Gabriel frunce el ceño.

—Bueno, no lo sé, ¿vale? Belcebú igual va a enfadarse porque me tengas aquí y me preocupa que tú consideres que voy a salirme del trato y, por tanto, ¡dejo de serte útil!

—¿Crees que quiero matarla a ella?

Asmodeo parpadea.

—¿Qué? No. Bueno yo qué sé qué quieras hacer con ella. Chico, por quien estoy preocupado es por mí.

—No, sí, ya lo sé —empieza a andar—. Pero si aplicas esa misma lógica a ella, debería yo querer matarla, porque lo que ha hecho ella es mucho peor que lo que has hecho tú.

—No soy idiota. A ella la quieres, Gabriel. A mí no.

—Por ello eso es mucho más cruel.

—Pero la quieres, por tanto no es desechable.

Gabriel le detiene y le mira. Asmodeo traga saliva dando un pasito atrás.

—Ven.

El demonio levanta las cejas, vacilando.

—Vamos, ven.

Da un pasito hacia él. Gabriel cierra los ojos y emana una oleada de afecto hacia él.

Asmodeo da dos pasitos atrás, planchándose contra una pared.

Belcebú histérica, sin saber que acaba de hacer. Temiendo lo peor.

Cuando acaba abre los ojos y sonríe.

Y Gabriel, tú debes sentir a Asmodeo, sin querer, cómo si acabarás de encenderle una velita pequeña dentro, emanar un poco de amor hacia ti.

—Esto no es el infierno, Asmodeo, aunque no seas para mí, eres para una persona a quien quiero. No necesitas serme útil A MI.

Varios parpadeos de Asmodeo... que maldita sea, es uno de los que volvería al cielo si se lo permitieran. Traga saliva.

—Vamos —vuelve a empezar a andar otra vez.

Asmodeo le sigue como un corderito, incómodo. Así que le lleva hasta purificación con Belcebú PROTESTANDO internamente.

Gabriel siente una especie de acidez. Tal vez debería ir a... tomarse algo.

Sí, eso nos parece bien.

Les indica a los ángeles en purificación lo que tienen que hacer con el grillete y que se aseguren de tratar bien a Asmodeo, que es su invitado y que luego lo escolten a su cuarto.

Asmodeo... Ugh... le sonríe, sintiendo afecto por él otra vez. A la primera de cambio que salga del cielo va a arrepentirse de la mitad de estas cosas.

Gabriel se vuelve a su despacho y en cuanto se sienta en su silla... Belcebú lo deja inconsciente.

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