24.- Fantásticas bestias y donde encontrarlas

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Firenze agradeció de nuevo con ojos relucientes el sencillo regalo de Draco y con reluctancia, la pareja se despidió bajo el dosel de los últimos árboles del bosque, ya muy cerca de la desierta en esos momentos cabaña de Hagrid. Evans aguardó con paciencia, y Draco montó detrás de él para recorrer el último trecho hasta los establos. Ni siquiera Fang ladró al oír el ruido de los cascos. Después, los dos entraron apresuradamente al castillo. Tenían que asearse y prepararse para la cena de bienvenida.

Los alumnos de Slytherin que habían pasado las fiestas en el castillo ya estaban terminando su propio aseo. Bandit había quedado a cargo de Flint durante su ausencia y el hurón chirrió con absoluto desespero al ver a su amo.

Trepando por la pernera del rubito aferrándose con afiladas uñas, Bandit dio un pequeño mordisco de reprimenda en la oreja a Draco y procedió a enroscarse en su cuello rezongando y chillando suavemente, visiblemente contento de verle. Con tal estola viva, Draco desapareció murmurando palabras tranquilizadoras a su mascota camino a la ducha. Montague inclinó la cabeza, y por la calma que emanaba, Evans supo que no había ninguna novedad.

En sus propias habitaciones, Evans se dio una vertiginosa ducha y se cambió en una de sus habituales túnicas en gris Payne, en la versión más clara del tono, con un fino jersey semicisne negro con el vivo de remate del cuello y las mangas en un oscuro color granate. Se apresuró por los corredores, Severus seguramente estaba en la sala de profesores o quizás en la enfermería... Evans alcanzó a Severus en su camino desde la enfermería hacia la sala de profesores anexa al Gran Comedor.

Murmurando sobre la estupidez de dar libre acceso indiscriminado a chucherías y golosinas a niños incapaces de la mas mínima contención. Poppy necesitaba (¡otra vez!) más pociones para la indigestión. Y Evans asintió juiciosamente cuando Severus masculló irritado que sería más fácil servir un menú más equilibrado.

Había una cara nueva en la mesa. Una joven de cara en forma de corazón y exuberante melena roja, con un aire de tensa aprensión en su actitud, se sentaba en el lugar que solía ocupar recientemente Lockhart. Por la incómoda y sorprendida reacción de Severus, Evans supo que conocía de antemano a la susodicha joven... y que no le hacía especialmente mucha gracia su presencia. Ocupando sus lugares en la mesa de profesores, los dos ignoraron concienzudamente al Director, trabando una fragmentada conversación con una somnolienta profesora de Astronomía.

Los nada sutiles intentos de captar su atención por parte de la reciente incorporación también fueron rebufados. La marabunta de alumnos pronto irrumpió por las puertas y cualquier intento de conversación fue ahogado por las risas y el barullo de los alumnos que parloteaban entre ellos alegremente, chismorreando sobre las pasadas fiestas.

El Director se levantó y después de las habituales salutaciones e intercambio de buenos deseos, se inclinó hacia la joven y exclamó alegremente, tan teatral como un director de circo en plena representación:

– Y ahora, recibamos de nuevo entre estos muros, aunque esta vez en calidad de profesora, a la Señorita Nymphadora Tonks. Demos una calurosa bienvenida a nuestra mas reciente Profesora; que muy amablemente ha accedido a hacer el tremendo esfuerzo de compaginar su fructuosa instrucción como auror para hacerse cargo temporalmente de las clases de Defensa contra las Artes Oscuras, mientras nuestro querido profesor Lockhart se recupera de su repentina enfermedad.

Jubilosos silbidos de apreciación y sentidos aplausos por parte de los alumnos mayores de la mesa de Hufflepuff recibieron el anuncio; rápidamente apoyados por todos sus compañeros y grupitos de alumnos en Ravenclaw y con algún que otro Gryffindor de los últimos cursos; haciendo que muchos otros leones se sumasen al alboroto.

Mientras los alumnos jaleaban, la mayoría de la mesa de profesores pudo escuchar claramente el mascullado "¡Tonks, es Tonks maldita sea!" de la irritada joven profesora provisional. Evans suspiró resignadamente ante la imposible ceguera selectiva del Director. Después de su "planchazo" con las clases; y al menos entre los habitantes de Hogwarts, Lockhart solo le caía bien al propio Lockhart.

Una Pareja ImposibleWhere stories live. Discover now