45.- Nueva vida

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Pese a que sabían que probablemente no cumpliría las 40 semanas de gestación, la súbita llegada de las gemelas justo después de la última noche de luna llena, trastocó parcialmente los planes de Severus y Evans. Sus pequeñas vacaciones para Samhain se convirtieron inesperadamente en permiso por paternidad con el adelanto del parto de Yoshimi, aunque de momento no oficialmente, por supuesto.

Las gemelas hicieron su triunfal entrada en el mundo el alba del día 9, para gran alborozo de todos en Prince Hall. Pequeñitas, pero perfectamente proporcionadas, con una pelusilla oscura que aún no podía ser llamada pelo. Tras una larga noche, acabaron en brazos de sus papás, que las miraban como si fueran el mayor tesoro del mundo, envueltas en suaves mantillas. Mientras Esme y Carlisle se ocupaba de atender a la cansadísima parturienta; en otra habitación los embelesados y flamantes padres les daban un pequeño biberón, ignorando por completo la cunita, incapaces de dejarlas ir.

Fawkes (como aun prefería ser llamado el renacido y renovado fénix) fue el encargado de difundir en exclusiva primicia la nueva noticia. Sirius apuntó casi a ciegas su varita, creando un potente escudo y lanzando un aturdidor en la dirección del fogonazo de luz que acababa de interrumpir su merecido sueño; mientras rodaba hacia el otro lado del futon cubierto de pieles empujando al suelo de su gruta a Remus. La letanía de improperios que brotó de los labios del irritado y sobresaltado licántropo, maldiciendo a su pareja, se interrumpió bruscamente al ver la pose defensiva y la varita en la mano de Sirius.

Las protecciones en torno a la cueva semi-artificial que usaban como refugio en luna llena mantenían fuera de ella a cualquier animal, y solo permitían el acceso de un reducidísimo número de personas pero aun así... la casi paranoia por la seguridad desarrollada en la guerra y su larga post-guerra les hacían desconfiar incluso en la más segura de las circunstancias. El sonido de algo rascando la madera del rústico mobiliario hizo que los músculos de Remus se tensaran... para relajarse al oír el melódico y suave trino musical del multicolor fénix.

Aun cauto, Sirius asomó la cabeza lo justo para ver a la elegante ave dedicándole una traviesa mirada, posada encima del armario donde guardaban algunas prendas y otras cosas necesarias para las noches de luna llena. Rascándose la desordenada melena, resoplando de indignación por la súbita interrupción de su descanso; Sirius se incorporó, desperezándose y estirándose, haciendo flexionarse los músculos de su espalda y ondular los exóticos, mágicos tatuajes que lo cubrían.

Los ojos de Remus relucieron ante la inesperada exhibición del cuerpo desnudo de su pareja, el ramalazo de deseo sobreponiéndose al cansancio físico residual, pero lo ignoró en favor de levantarse. Fawkes trinó suavemente, y ofreció con el pico un elegante rollo de pergamino cerrado por una cinta y sello de lacre.

Sirius abrió el pergamino rezongando aun por la interrupción, y bostezó levemente mientras comenzaba a leerlo. Remus se acercó con curiosidad sobre el contenido del mensaje (su fino olfato ya había identificado al autor de la misiva) mientras Sirius se tensaba de nuevo, ignorando el fogonazo y destello de partida del fénix y ojeó desde un lado. Los ojos dorados de Remus se dilataron, y una oleada de intensa emoción le recorrió. Con un leve codazo para sacar a Sirius de su estupor, Remus le cogió el pergamino. Mientras Remus terminaba de leer completamente la carta, Sirius empezó a revolver frenético en el armario, sacando ropa y empezando a vestirse mientras exclamaba:

– ¡Ya han nacido!

Cuando el licántropo alzó la vista encontró a Sirius saltando a la pata coja mientras intentaba meter una pierna en la pernera del pantalón, que se estaba poniendo del revés y hacia atrás. La camisa solo la llevaba puesta sobre los hombros y abrochada al cuello como una capa... y el resto estaba desperdigado en el suelo junto al armario. Conteniendo una risa cuando Sirius cayó al suelo con un nada masculino ¡Ouch!, Remus le tendió la mano, desenredándole de la trampa mortal de sus ropas.

Una Pareja ImposibleWhere stories live. Discover now