36.- Y los segundos serán los primeros...

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Los jueces discutieron mucho rato, y acabaron por dar un cinco a cada uno de las escuelas y sus campeones, ya que sus segundos habían logrado coger los huevos por ellos. Y en función del nivel de daños sufrido, valoraron su desempeño personal. Tres puntos para Hermione Granger, dos para Isabeau Florit y dos para Ronald Weasley. También acordaron que los segundos tendrían acceso a un huevo, que deberían compartir entre ellos. Parecía que su intervención iba a ser más que necesaria...

Ignorando casi por completo a los campeones electos, la masase volcó con fervor casi religioso en alabar a los "triunfadores". Que declinaron cortésmente acudir a celebraciones, fiestas o banquetes en su honor. Salvo las celebradas en la estricta intimidad. Todo ello para el más completo furor de los tres participantes oficiales, que cada uno por sus propias razones, se sentían estafados de su merecido baño de gloria y fama.

Albus estaba encantado de la actuación de "Harry", aunque hubiera deseado ver un enfoque algo más belicoso. Desgraciadamente, con el uso de silenciadores y desilusionadores, no podía estar seguro de que más había sido ejecutado por él. Al menos parecía que pese a la influencia de Snape, el auténtico legado Gryffindor de los Potter vivía en él. Solo había que alejarle de esa nefasta influencia y guiarle al camino correcto... Albus dio un bocado a su soufle de limón y se preguntó como demonios iba a deshacerse de Severus... con un sonrisa, atacó con renovado vigor su postre, canturreando alegremente.

HP&SS

El maldito Torneo les privaba de sus anheladas vacaciones de Navidad, lejos del cada vez más liante y empalagoso Director... y algunos otros miembros de la plantilla. Con la terquedad de una mula y la presa de un bulterrier, Severus incordió y revolvió, implicando al ya exacerbado Consejo Escolar, hasta lograr que (al menos ese año) se les permitiera a él, a Evans y a los otros campeones "EXTRA", tener cuantos invitados quisieran. Para ser ecuánimes, el Consejo decreto que los otros campeones recibieron igual trato.

Pese a todo, Evans acogió con los brazos abiertos la idea del Baile de Navidad. Danzar con Severus era un placer, y el baile le daba la oportunidad para hacerlo una vez más... y de paso dejarle un par de cosas bien claritas a más de una. Ginevra Weasley aún albergaba estúpidas aspiraciones, empapadas de codicia y ambición. Pero por mucho que abanicara sus pestañas, Evans la había ignorado por completo. Por supuesto, se esperaba que los campeones abrieran el baile, y los patéticos intentos de Ron de atraer la atención de Fleur eran de chiste.

Cho Chang no paraba de sacudir su larga melena delante de Krum, haciéndole ojitos de cordera y espiando a reacción de Cedric, para disgusto de Millicent. Hermione estaba entre la espada y la pared. Tenía que llevar una pareja... pero nadie se lo había pedido aun.

Contemplándose por última vez ante el espejo, Evans se ajustó la pajarita blanca, comprobó el cierre del broche de camelias y enebro de cristal prendido en su solapa y salió al saloncito de estar, acompañado por un visiblemente emocionado Remus. Sirius y Severus aguardaban ya enfundados en sus respectivos trajes, pero Evans había secretamente optado por algo... ligeramente diferente.

Si bien la parte superior de su indumentaria era básicamente la misma, llevaba un kilt de tartán: sobre todo verde con discretas rayas azules y aún más pequeñas rojas. El diseño era idéntico al del Cornish tartán, pero en los colores básicos de su escudo familiar. Enrollado y sujeto sobre un hombro y costado, un largo Fullplaid de idéntico tejido, que creaba un dramático efecto de semicapa, la tela desplegándose de sus numerosos pliegues en el extremo libre y no cosido de la misma. Completaban el atuendo los tradicionales ghillies (calzado suave sujeto con cordones especialmente diseñado para la danza) y calcetines hasta la rodilla de igual diseño al tartán de su falda y FullPlaid. Bien visible sobre el pecho, la estrella de seis puntas recamada de piedras preciosas con un león en el centro. Evans llevaba el pelo cuidadosamente cepillado, un par de mechones sujetos asegurando que su rostro se mantuviera despejado pero sin sacrificar el efecto de su melena.

Una Pareja ImposibleWhere stories live. Discover now