6.- Hogwarts, escuela de magia y hechicería

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Harry y Severus retornaron al castillo una semana antes del inicio del curso; ya que aunque Albus había escrito numerosas cartas, intentando que Harry hiciese el viaje con los alumnos desde King Cross, alegando que era una experiencia vital crucial, Severus tras consultarlo con el joven, se había negado en rotundo. No había necesidad alguna de pasar medio día sentado inútilmente en un tren.

Los profesores o al menos la mayoría de ellos, se mostraron muy amables, algunos un poco descolocados por su extraordinaria madurez de carácter y les dieron un grato recibimiento en el Gran Comedor. Cuando Albus murmuró jovialmente que tenían que buscarle alojamiento, Severus alzó levemente una ceja y abandonando su tostada preguntó con cierta frialdad:

– ¿De que esta Ud. hablando Director? Está muy claro donde se va a alojar Evans. Conmigo.

Sin perder la sonrisa, Albus contestó:

– Pero hijo... eso puede crear infinidad de tensiones con sus compañeros para Harry y además, no es propio.

Alzando la mirada hacia los otros profesores, y después de recorrerles a todos con la vista, Harry murmuró con aire pensativo, girando el rostro levemente hacia Severus:

– ¿Hay algo entre tú y el resto del profesorado que hayas omitido mencionarme, Severus? No tenía ni idea de que un lugar en tus aposentos fuese tan... codiciado...

Minerva se atragantó explosivamente con su té, rociando la mesa; Filius dejó caer su bollito de pasas dando un gritito y a Pomona Sprout se le resbaló de los dedos la tetera. Quirrel farfulló algo incoherente, mientras se recolocaba el turbante. Hagrid se quedó con la boca abierta, parpadeando y mirando a unos y otros, confuso mientras la mermelada le chorreaba de la tostada, Poppy daba palmaditas en la espalda a una sofocada Minerva con la cara semi sumergida en una servilleta y Albus fruncía el ceño momentáneamente. Aurora y Vector contenían las risitas, Charity y Bathsheda miraban con ojos desbocados al jovencito y el profesor Kettleburn se daba un corte en uno de sus escasos dedos intactos con el cuchillo del pan.

– Severus... sin duda Harry estará más cómodo compartiendo cuarto con niños de su edad...

Insistió el tenaz anciano, sonriendo bobaliconamente de nuevo como siempre. Con aire aburrido, y casi desganado, Harry murmuró:

– Profesor Peverell o Evans, Director. Lo he dicho muchas veces, y si no va usar mi apellido legal, prefiero que me llamen Evans. Y en modo alguno pienso compartir cuarto con los alumnos. Eso sería ridículo, totalmente absurdo, teniendo en cuenta que soy su profesor. ¿O acaso es nueva política que el profesorado duerma con los pupilos?

Sinistra, la más joven profesora hasta el momento, exclamó desde su lugar, alzando rápidamente una mano:

– ¿Puedo pedirme el dormitorio de 7º en Slytherin?

Minerva, finalmente recobrada, aunque sus ojos aun estaban llorosos, se enderezó fulminándola con la mirada y masculló irritada:

– ¡Déjate de sandeces, Aurora!

Suspiró un instante y añadió a regañadientes:

– Aunque te pese Albus, Severus y... Evans tienen razón. Si bien la diferencia de edad es grande, lo lógico es que los eh... esposos se instalen en las mismas estancias... Hace mucho tiempo que no sucede pero en otras épocas era frecuente que bastantes de los alumnos de último curso estuviesen casados... y que se alojasen juntos, Albus.

Con cara de desconcierto, el hombre se mesó la barba y balbuceó, intentando encontrar argumentos a la desesperada:

– Pero... las mazmorras no me parecen un ámbito saludable para un niño...

Una Pareja ImposibleWhere stories live. Discover now